Re: El Magisterio de la Iglesia
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Introducción
Hay quien piensa que la Teología es una ciencia por si sola que no tiene aplicabilidad a la vida de la Iglesia y que lo que hace es complicar la fe de los creyentes. Sin embargo el propósito de este trabajo es presentar de forma sencilla la relación que existe entre la Teología, la Iglesia y sus diversos Magisterios
No obstante, cabe mencionar que la Teología no es otra cosa que el estudio (logos) de Dios (Theos). Siendo entonces la Teología Cristiana el estudio de Dios y de su Logos y la palabra cual encontramos en las Sagradas Escrituras. Es la ciencia que nos ayuda a entender la revelación divina y natural consumada en Cristo, Señor de la Iglesia. La teología no solo nos hablará de ese Dios al que servimos sino que ayudará a comprender nuestra historia y doctrina como Iglesia. También tiene la función de criticar la vida de la Iglesia, para que podamos evaluar constantemente nuestra visión y misión de forma tal que podamos renovarlas y atemperarlas.
Entonces, si la Iglesia está tan estrechamente vinculada a la teología es importante que la definamos. El término Iglesia proviene del griego “ekklesia” cuyo significado es el de asamblea, convocación o congregación. Ésta es lugar reunión de los santos redimidos del Cordero, donde el dialogo impera y se lleva a cabo la adoración comunitaria y el partimiento del pan. El lugar donde todos tenemos igualdad, donde vamos a ser restaurados, donde va el necesitado para ser saciado. La Iglesia tiene, por ser compuesta por miembros, una obligación con los seres humanos que la componen y todo lo que es parte del mundo creado por Dios, del cual somos mayordomos. Por eso la vida de la Iglesia es dinámica y activa. La Teología Cristiana, al estar al servicio de la Iglesia, no puede ser mero amor al conocimiento, como lo es la filosofía sino que es conocimiento llevado a la práctica de la fe. Afirmamos entonces que la teología cristiana es eclesial. Por tal razón existen los Magisterios[1].
Aun cuando el término “magisterio” es uno que no se usa comúnmente en la Iglesia Protestante, es uno muy importante que promueve la enseñanza de la doctrina de la Iglesia.
Teología, Iglesia y Magisterio
Como teólogos tenemos que comprender que “la teología no es una actividad meramente privada, sino esencialmente eclesial[2]”. La Iglesia es el lugar donde se aplica esa teología o verdad de fe, revelada por Dios a los hombres y mujeres. Por tal razón la misión de la iglesia es, “esencialmente un servicio de inspiración y de Educación de las conciencias de los creyentes, para ayudarles a percibir las responsabilidades de su fe, en su vida personal y en su vida social.[3]” En este sentido de educar y de guiar en la fe a los creyentes que se desarrolla lo que es el Magisterio General de la Iglesia. Este está compuesto principalmente por magisterios complementarios, con funciones diversas, que nos llevan a entender mejor el mensaje revelado por Dios.
Debido a su labor de testimoniar la verdad del Evangelio a través de su vida y sus acciones, Clodovis Boff se refiere a la Iglesia como “magisterial”[4],. Acciones que tanto la interpelan a ella como institución y al mundo, pues siendo el evangelio “fuerza de Dios para la salvación de los que creen”[5] y siendo la Iglesia custodia y propulsora del evangelio, tiene como obligación el iluminar con la luz del Kerigma los signos de los tiempos y la vida del mundo. Esto se evidencia en las palabras de Jesús[6] cuando nos envía de la misma forma que el fue enviado por el Padre con la misión de rescatar lo perdido e inundar este mundo con gracia y amor.
Otra razón por la cual la Iglesia debe ser considerada toda Magisterial es el hecho de que la revelación de Dios nunca tuvo ni tendrá la intención de ser de índole privada. Es decir, la interpretación del texto bíblico y su revelación han de ser vistos desde el colectivo y jamás en lo privado. La Palabra es pues para todos por igual y no para unos sí y otros no. Por esto la Iglesia, que en esencia es una sola, y por legado histórico tiene un mismo punto de partida, ha desarrollado magisterios que a lo largo de sus casi dos siglos de existencia han logrado mantener una cierta cohesión y se ha mantenido el mensaje de nuestro Redentor.
Por último, me parece pertinente unir dos conceptos sobre la Iglesia que son importantes para el estudio del tema. Primero, “la Iglesia es un organismo vivo”,[7] es decir, que está en constante evolución por lo que su mensaje debe reinterpretarse siempre a la luz de los tiempos, sin poner en juego lo esencial de su mensaje. Segundo, “la Iglesia no esta llamada a tener un programa educativo, sino a ser un organismo Educativo”[8]. Por ende, si somos un organismo vivo y educativo, nuestra vida tiene que estar centrada en la enseñanza de la sana doctrina y la correcta interpretación de las Sagradas Escrituras. De esta forma no seremos otro ente educativo estático más, sino que realmente haremos cambios en nuestro entorno social y eclesial.
Los Diversos Magisterios de la Iglesia
a. El Primer Magisterio: El de la Palabra de Dios
Al hablar de Magisterios en la Iglesia tenemos que por obligación que hablar del principal Magisterio que tenemos como pueblo de Dios, Su Palabra. Las Sagradas Escrituras son en principio la principal fuente de doctrina, enseñanza[9] y el filtro por el cual alcanzamos a comprender verdaderamente la revelación plena de Dios para el hombre, Jesucristo[10]. Por eso lo que encontramos en las Sagradas Escrituras tiene un valor innegable para nosotros y es sin duda el lugar donde buscar y conocer la voluntad de Dios para con la humanidad. No sólo esto, sino que como fuente inagotable de sabiduría y de vida, la Escritura nos habla y nos interpela de forma tal, que siguiéndola y aplicándola podemos alcanzar una mejor vida y emprender un proceso, que junto al Paráclito, nos llevará a nuestra santificación y encuentro con Jesús.
En la Convención de 2006 de la Iglesia Cristiana Discípulos de Cristo declaramos lo siguiente: “Nosotros los cristianos en un sentido somos un pueblo del libro. La Biblia es el libro de la Iglesia. Desafortunadamente, para muchos cristianos, el libro ha sido abierto de forma muy limitada lo que hace que estos estén vagamente conscientes de lo que está dentro y detrás de estas páginas.”[11] La razón principal para la vasta proliferación de sectas y movimientos contrarios a la escritura, es sin duda, que nosotros no conocemos lo que ésta contiene. En muchas ocasiones al desconocer lo que verdaderamente dice el texto bíblico, aceptamos invenciones humanas como auténtica Palabra o Revelación divina. Decía San Jerónimo, uno de los Maestros de la Iglesia: “el desconocimiento de las escrituras es desconocimiento de Cristo.”[12] Esta frase, acuñada por este hombre hace siglos atrás, hoy día cobra mayor relevancia por el reto grande que tiene la Iglesia de hoy.
“Donde la biblia habla nosotros hablamos y donde la biblia calla nosotros callamos.” Esta célebre frase, que forma parte de los ideales y pensamientos de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) exhorta al Magisterio a ejercer su labor didáctica y su practica de educar al pueblo con responsabilidad.
b. El Segundo Magisterio: El Magisterio del Pueblo
La Iglesia como ser magisterial tiene un deber pedagógico y una responsabilidad primeramente con su Señor y luego con la sociedad donde ésta se encuentra. “La Iglesia, dice Pío XII, no se arroga ningún derecho de intervenir en la faz técnica de los problemas; solamente donde lo social toca el campo moral, allí es donde interviene el Magisterio de la Iglesia, con pleno derecho, porque la Iglesia es intérprete y guardiana de todo el orden moral.”[13]
Es aquí donde la iglesia se ve viviendo y ejecutando su magisterio común, donde ésta da testimonio y evangeliza con la verdad. Todo cuanto es moral y correcto yace delineado en el texto bíblico, de donde emana el razonamiento y la base de vida del comportamiento de la Iglesia. La iglesia por su testimonio magisterial ayuda a reconocer lo que es cierto.
Este Magisterio común de la Iglesia se divide a si mismo en varios grupos o magisterios entre los que se encuentran el Magisterio Pastoral, el Magisterio Teológico y el Magisterio local. Este último es el que está compuesto por los laicos que son luz y sal de la tierra, “maestros de la fe para el mundo” según C. Boff.
Es aquí donde nosotros, los Discípulos de Cristo, por cuanto nuestra comunidad está girada en torno a la asamblea y los laicos, ponemos mucho énfasis como institución. En que sea el testimonio de la Iglesia y sus laicos el que hable principalmente y no un grupo jerárquico como en otras iglesias cristianas.
La Iglesia no pretende ser "magíster et magistra" de la sociedad sino que espera dar testimonio de la verdad y de cambio siendo este quien hable principalmente. Esto se ha visto en días recientes donde la Iglesia ha dejado su constante testimonio silente para levantar su voz profética sobre temas que nos afectan moralmente como lo ha sido la situación de la resolución 99 y temas de bioética (p.e. aborto, clonación), etc.
c. El Tercer Magisterio: El Magisterio Pastoral
Este Magisterio es sumamente importante para la vida de la Iglesia universal y aún cuando el término se ha usado y atado a la vida de la Iglesia Católica Romana, todas las demás denominaciones cristianas tenemos parte de este Magisterio Pastoral de la única iglesia.
Éste se caracteriza por poseer un “carisma[14]” especial para poder interpretar, enseñar y transmitir esas verdades del evangelio. Bien dijo el Apóstol Pablo, refiriéndose a los dones y ministerios de la iglesia, en I Corintios 12: 28, “Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros”. Esta capacidad de educar en la fe es y será siempre don de Dios, transmitido a su Iglesia por el Paráclito quien gobierna la vida de la Iglesia.
Esta labor pastoral-magisterial surge a base del principio de que los pastores, existen pues hay ovejas que pastorear, pues no se es primero pastor para luego buscar ovejas. Como las ovejas que necesitan un pastor que las guíe, así también el Pueblo de Dios necesita dirección en la forma de ejercitar y conocer su fe.
Este tipo de magisterio se ha visto a lo largo de la historia bíblica con personajes importantes para la vida del pueblo hebreo, Moisés sin duda fue parte del gran magisterio pastoral de Israel y casi podríamos afirmar que su magisterio incluso tenía características pontíficias. Otros que participaron de este don en la vida de Israel fueron los jueces, entre los cuales destacamos a Samuel, quien ejerció un papel importantísimo en la vida del pueblo como guía. A este Magisterio podemos, luego del comienzo de la monarquía en Israel, incluir a los profetas y los sacerdotes que ciertamente apelaron a la vida del pueblo y le educaron en la fe, destacando la participación de Esdras como escriba en la reforma y renovación del pacto de Dios con el Pueblo.
Siendo parte de la Iglesia docente no significa que no se pueda aprender, pues siempre debemos tener los oídos prestos para “lo que el Espíritu dice a la Iglesia”[15]. Por esta razón entendemos que no se posee un total conocimiento. Este Magisterio se ve ligado al Magisterio de la Iglesia pues opera y vive en la Iglesia, y es a ésta a quien responde. El magisterio pastoral y el del laicado de la iglesia van de la mano para poder llevar un mensaje de unidad, además ambos provienen y sirven a un mismo Señor.
Este Magisterio también tiene a su cargo el pronunciamiento sobre las verdades de fe, y la visión de Dios para su pueblo. Para poder comprender los pronunciamientos de este magisterio, hay que tener en cuenta ciertas cosas que nos darán luz para entender mejor el mensaje y la enseñanza, llevándola de una reflexión quizás retórica, a la práctica activa y viva. Entre estas reglas está el contexto histórico, cultural y polémico de los tiempos, el núcleo intencionado y la intencionalidad espiritual, pastoral y ecuménica.[16]
Erasmo de Rotterdam en su carta a Carondelet, hace claro que la labor del Magisterio Pastoral no es de retórica filosófica, ni tampoco debe hacer de su función hacer que la gente conozca toda la teología, pues como muy bien dice él “Nadie será condenado por desconocer si el principio del Espíritu Santo es único o doble. Pero no evitaremos la condenación si no nos esforzamos por tener los frutos del Espíritu….” Es decir, la labor pastoral es ante todo la de llevar a los fieles a comprender su fe, y creer en ese Dios trino de forma tal que alcancen la salvación. Además de procurar que la enseñanza del magisterio teológico sea acorde con la vida de la Iglesia y reinterpretarla para que cumpla con este propósito.
d. El Magisterio Teológico
Existe una relación de colaboración entre el Magisterio Pastoral y el Teológico. Esto dado que la labor pastoral está en anunciar la palabra de Dios y velar por la permanencia de la verdad Evangélica[17], mientras que la labor del teólogo será y es profundizar racionalmente en esa Palabra de Dios. C. Boff utiliza una imagen muy interesante donde afirma, “los pastores son como la boca que expone la verdad salvífica y los teólogos son como la cabeza que la explica.” Esta afirmación tiene la intención de expresar esa unidad que existe entre ambos magisterios y a la vez darnos luz de las diferentes labores que tendrán cada uno para con la vida de la iglesia.
El teólogo en ejercicio de su magisterio se debe principalmente a la comunidad eclesial, de la cual será delegado y ayudador. Aún con libertad de investigación, el teólogo no puede desvincularse de la vida de la Iglesia, de sus verdades de fe y del amor por el prójimo, pues nunca será aceptable que la crítica que hace la teología o los hallazgos que se obtengan de la investigación teológica mitiguen o hagan daño a la vida del creyente y su relación con Dios.
Es por esta razón que Pablo VI en uno de sus discursos a los seminaristas les dice: “No queremos que se albergue en vuestros corazones el dilema entre dos primados, el primado de la ciencia y el primado de la Autoridad, cuando en la entrada de la doctrina divina no existe más que un solo primado, el de la verdad revelada, el de la fe, a la que tanto la teología como el magisterio quieren dar diverso pero convergente asentimiento” en otras palabras, a quien ambos magisterios le deben responsabilidad es a Dios y a su verdad revelada.
Según dijera el Dr. Joaquín Lozada: “Hay que reencontrar el sano equilibrio de ministerios y funciones, que refleje el vigor de una Iglesia renovada en la totalidad de su cuerpo. Hay que preocuparse eficazmente por la credibilidad de nuestro testimonio ante los hombres de nuestro tiempo”. [18]
e. Otros Magisterios
Ciertamente por cuestión de espacio y al sobrepasar el límite establecido para este trabajo mencionaremos sólo varios de los otros Magisterios que existen en la Iglesia y algunas de sus características.
Magisterio Pontificio: es el Magisterio que le reconoce la Iglesia Católica al Papa. Este Magisterio según su creencia, goza del carisma de la infalibilidad y es parte del magisterio pastoral de la Iglesia.
El Magisterio Social: es el área del Magisterio que se encarga del desarrollo de la doctrina social de la Iglesia. Este magisterio ha sido fuertemente criticado en tiempos recientes especialmente frente a la teología de la liberación por varios de sus promotores. José Diez en su discurso y análisis sobre el tema “Revolución y Magisterio” dice que los movimientos que ha hecho la iglesia sobre actividad social han sido ciertamente progresistas y reformadores, sin embargo no han sido revolucionarios. Según su tésis esto se ha traducido en un estancamiento social y la necesidad de nuevos modelos de eclesiología, de los cuales yo destaco la Eclesiogénesis de Leonardo Boff.
Ciertamente entre todos los Magisterios tiene que haber un dialogo constante y un deseo verdadero de lograr cambios y acuerdos. La historia y vida son dinámicas y por ende la labor y la visión de los Magisterios deben, por no decir tiene, que renovarse y mantenerse al día. Los designios de la Iglesia toda Magisterial deben siempre reinterpretarse a los tiempos, siempre a la luz del Espíritu Santo, Señor de la Iglesia.
La visión de una Iglesia toda Magisterial trae consigo la idea de que como comunidad todos somos responsables los unos por los otros de las situaciones y vida, de lo que pasa en nuestra iglesia local como lo que sucede en la IGLESIA UNIVERSAL. Por esta razón, como creyentes debemos siempre estar y tener presente la imperiosa necesidad de hacer teología práctica, de conocer y criticar la vida de la Iglesia que no será otra cosa que criticarnos a nosotros mismos y velar que nuestra vida esté cónsona con la prédica que sale de nuestra boca.
Conclusión
Como Discípulo de Cristo, afirmo lo que dijera nuestro “Magisterio” en nuestra convención del 2006 sobre la Educación Cristiana Transformadora, con cierta libertad para aplicarlo al tema del Magisterio que sería en cierto modo su equivalente protestante: “Un Magisterio que transforma cambia el conflicto en nueva vida, nuevas oportunidades, en un nuevo entendimiento que nos conduce a la madurez de comprender la voluntad de Dios”- Barbosa p. 16
El trabajo del Magisterio en la iglesia es ciertamente como diría San Anselmo de Canterbury, explicar y transmitir “la fe que busca comprender. Es por esto que la vida en la Iglesia es un constante quehacer teológico. Es en la actividad teológica seria que nosotros como iglesia nos hacemos partícipes de forma creativa y fecunda de la misión profética de Cristo.[19]
Ahora bien, me pregunto, ¿hasta qué punto el organismo educativo que debe ser la Iglesia, se ha convertido (para tragedia de todos) en el mayor ente de ignorancia, manifestando la misma en intolerante desinformación? Esta pregunta es importante hacerla para ver dónde dentro del paradigma educativo nos encontramos cimentados. Es por esto que nuestras congregaciones tienen que comenzar a conocer más, a desaprender para aprender; nuestros pastores, sacerdotes y líderes tienen que ejercer ese “carisma” especial de la enseñanza sana y objetiva que nos provee la teología.
Relata la Escritura el reclamo de Dios a su pueblo donde afirma que “mi pueblo perece por falta de conocimiento”. Es por esto que la Iglesia está obligada a no ser un ente de ignorancia sino a un ente de conocimiento y sus miembros tienen que amar, buscar y anhelar ese conocimiento que se origina totalmente de Dios.
Tenemos que comenzar a ejercitar más y mejor la fe, que no es una experiencia místico-emocional sino que es parte fundamental de la teología, pues nuestra fe, la fe en general, busca comprenderse a si misma. Por ende si todos tenemos fe, y esta fe es inmensurable y tiene un deseo infinito de conocimiento, todos y cada uno seremos responsables de buscar su comprensión a cabalidad y llevarla a su maduración.
De esta manera podremos siempre sentir el gozo y la responsabilidad eclesial de dar auténtica doctrina de Cristo a quienes la han de comunicar a los demás. Para que seamos de veras servidores de quien es luz, verdad, salvación[20]. Si el magisterio fuera algo de la Iglesia Católica solamente entonces en vano creemos en la Palabra y en el carisma del Maestro. Además siempre andaríamos en Cristología baja hablando de lo que hizo Jesús, quien es el Maestro, en vez de revelar al mundo al Maestro del Magisterio: Jesús.
Opinión personal
Con la elección de este tema jamás pensé que lo disfrutaría tanto. Que me serviría de forma exagerada para mi vida y comprender mejor cual es mi misión dentro de la Iglesia. Fue como un oasis en medio del desierto del descubrir cual es mi propósito en el plan de Dios.
Conocer que tengo un “carisma” especial de Dios es innegablemente una sensación de mucho gozo y alegría, además de tremenda responsabilidad. En adición a esto ver un desarrollo en la forma de pensar y en la capacidad de desaprender para aprender me pareció, quizá, el mas grande de los logros con este trabajo.
Ahora solo me queda poner en practica lo aprendido de forma tal que la Iglesia de Jesucristo pueda crecer y convertirse en un mejor organismo educativo, donde la tolerancia y la vida sean dos virtudes que imperen en el dialogo.
También veo que este será el comienzo del camino que Dios a trazado para mi en el mundo de la teología, ya no para que aprenda y crezca a nivel personal e intelectual sino para que con este conocimiento ayude a su Iglesia a Crecer. De cierto de cierto digo que ya de este barco no nos podremos bajar jamás, así nos ayude Dios.
Bibliografía
González Justo, Maldonado Zaida, 2003 Introducción a la Teología Cristiana
Boff Clodovis, Introducción al Método Teológico
Ioannis Pauli PP. II Redemptor Hominis, 19
Barbosa Fernando, 2006 p.16, Convención 2006 sobre la Educación Cristiana Transformadora
Boff Leonardo, Eclesiogénesis: nuevas formas de Iglesia
Losada Joaquín, TEOLOGÍA Y MAGISTERIO EN LA IGLESIA, UNAS RELACIONES DIFÍCILES descargado de http//quehacerteologico.blogspot.com
Concilio Vaticano II 1965, 44 Constitución Dogmática Dei Verbum, y Documentos de Trabajo del Concilio
Ettone Asina, José Diez Enrico Chiavacci, Revolución: Magisterio, Teología y Mundo Moderno.
Michael Doménech, Una Iglesia Vocacionada para Ejercer sus Ministerios, ICDCPR 2004 p.28
Aldo J Bunting: Hechos doctrinas sociales y Liberación- Editorial Guadalupe Cap. 13 y 14
Biblia de Jerusalén revisada y aumentada 1998, Desclee de Brouwer Bilbao
Concilio de Medellín, Justicia N.6
Wikipedia.org
[1] Se entiende habitualmente en español la acción que lleva a cabo un maestro, pudiendo entenderse, por extensión, este último término en sentido muy amplio. Además, es el ministerio educativo de la Iglesia.
[2] Clodovis Boff, Teoría del Método Teológico Capitulo 14 pagina 83.
[3] Concilio de Medellín, Justicia N.6
[4] Clodovis Boff, Teoría del Método Teológico
[5] Cf. Romanos 1:16 Biblia de Jerusalén, Desclee de Brouwer Bilbao
[6] Juan 20:21 Despedida de Jesús; según Aldo J Bunting: Hechos doctrinas sociales y Liberación- Editorial Guadalupe Cap. 13 y 14
[7] Justo Gonzáles y Zaida Maldonado; Introducción a la Teología Cristiana 2003
[8] Michael Domenech, Una Iglesia Vocacionada para Ejercer sus Ministerios, ICDCPR 2004 p.28
[9] 2 Timoteo 3: 16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redarguir, para corregir, para instruir en justicia RV60
[10] Juan 5:39 Examináis las Escrituras porque vosotros pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí
[11] Michael Domenech, Una Iglesia que promueve una Educación Cristiana Transformadora, 2006 p.25
[12] Constitución Dogmática Dei Verbum
[13] Ettone Asina, José Diez Enrico Chiavacci, Revolución: Magisterio, Teología y Mundo Moderno.
[14] Hans Kung: Concilio Vaticano II 1965, 44; Carisma es el llamamiento que Dios dirige a cada uno para un determinado servicio en la comunidad haciéndolo simultáneamente apto para ese mismo servicio.
[15] Cf. Apocalipsis 2: 7, 11, 17 etc.
[16] Clodovis Boff, Teoría del Método Teológico, Cap 14 p.85
[17] Evangélica en el sentido de la verdad del evangelio, no refiriéndonos a una Iglesia o grupo de Iglesias. Pues toda Iglesia que predica el Evangelio de Cristo es una Iglesia Evangélica.
[18] Tomado de:TEOLOGÍA Y MAGISTERIO EN LA IGLESIA, UNAS RELACIONES DIFÍCILES
JOAQUÍN LOSADA Prof. de Eclesiología. Univ. Comillas. Madrid
[19] Ioannis Pauli PP. II Redemptor Hominis, 19 Cf. y discurso del Papa a los profesores de teología en Salamanca.
[20] Cf. Juan Pablo II Discurso a los profesores de teología de Salamanca.