Re: ¿Por qué irse de la Iglesia Adventista?.RAZONES
Estimados hermanos. Saludos cordiales.
Originalmente enviado por elg
¡Falso!
No existe evidencia sólida que demuestre que "la salida de la orden para restaurar y reconstruir a Jerusalén" fue en el 10mo día del 7mo mes del 8vo año de Artajerjes. Esos son puros inventos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Respondo: La evidencia es sólida, ya que se basa en la Palabra de Dios y en la historia.
a) El relato de la partida. El relato de Esdras es más completo. Nos informa que llegaron de Babilonia junto al río que conducía a Ahava, donde permanecieron tres días (Esd 8:15). El día 12 del primer mes reiniciaron la marcha hacia Jerusalén. Si se hubiese tratado del año 458 AC, astronómicamente esa información que nos da Esdras nos llevaría a fechar el momento de su partida de Ahava para el 7/8 de abril (de la puesta del sol del viernes a la puesta del sol del sábado). Esto es inverosímil, porque significaría que habrían reiniciado el viaje en sábado. Esdras era conocido como siendo celoso por la ley (Esd 7:6,10). Nehemías también, poco más tarde, iba a tomar medidas severas contra los que llevasen cargas en sábado (Neh 13:15ss). A menos que se hubiese tratado del año 457 AC, Esdras hubiera aparecido con un relato que violaba el sábado, ya que fueron cargados de plata y oro, además de otros utensilios que llevaron (Esd 8:33-34).
Si requerimos la información astronómica para el año 457 AC, suponiendo que en ese año agregaron un décimotercer mes, encontramos que Nisán 1 que marca el punto de partida de Babilonia corresponde a Abril 25/26, un viernes de puesta de sol del jueves a puesta de sol del viernes. El relato dice que luego de llegar reposaron por tres días, lo que concuerda con el día en que habrían llegado (véase Juan 2:19; Mat 12:40; Luc 11:30; cf. Jon 2:1). Al llegar a las márgenes del río ese mismo viernes, descansaron el sábado en un proceso que involucraba al día de preparación para el sábado (Juan 19:31), el sábado mismo y la mañana del domingo (véase también Lev 25:21, en relación con el impacto del año sabático que se extendía por tres años).
b) El relato de la llegada a Jerusalén
¿Por qué debemos suponer que en el año 457 AC debió agregarse, al concluir el invierno, un décimotercer mes, haciendo que en ese año, el primer mes de primavera cayese en abril, y el séptimo de otoño en octubre? Porque de lo contrario, astronómicamente hablando, hubieran tenido que pesar la plata, el oro y los demás utensilios en Jerusalén el 27 de julio, en un día de sábado (Esd 8:32-34).
En este respecto, nuestro hermano brasileño corrige a Horn y al Comentario Bíblico Adventista como adoptando una fecha ligeramente diferente que no puede mantenerse desde la perspectiva astronómica. Astronómicamente también, afirma Juarez Rodríguez de Oliveira, el año 1844 es compatible con el año 457 AC, lo que supone también el requerimiento de un mes adicional para la conclusión de los 2300 días-años. Igualmente compatible es ese año con el 31 DC, fecha de la pasión, el que por el relato de los evangelios mismos y por confirmación astronómica, requiere un mes adicional también. El cuadro sería octubre (457 AC), abril (31 DC) y octubre (1844 DC).
Los documentos babilónicos y los de los judíos de Elefantina que registran un segundo Adar prueban también que, en años compatibles metónicamente con el 457 AC (por ciclos de 19 años en donde la posición de la luna en torno a la tierra y la tierra en torno al sol recobran su lugar o tiempo original), debieron agregar un décimotercer mes. Aunque los años 457 AC y 31 AC se corresponden metódicamente, debemos recordar que dentro de los 19 años había varios años que requerían otro décimotercer mes. Esto es lo que ocurre, según los datos astronómicos, con el año 1844 que requería un mes adicional. Este aspecto será conveniente guardar en mente para cuando lleguemos a la discusión de la última fecha, el fin de los 2300 días-años. (Para los que quieran encontrar referencias astronómicas de los años y sus relaciones con la luna, la tierra y el sol, pueden verificar no solamente los cuadros que ofrece de Oliveira en su libro, sino también las páginas de Internet que refiere).
Conclusión
Dan 9:25 suministra los datos históricos que debían darse para comenzar a fechar los 2300 días-años y las 70 semanas de años de las profecías de Dan 8 y 9. “Desde que salga la orden [entre en vigencia el decreto] de restaurar y reedificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe...” Esd 7:13 refiere el “decreto” u orden que emitió el rey. Esdras fue comisionado por el rey para promulgar su decreto, razón por la cual tal decreto no se registró o no quedó referencia al mismo en la corte persa. Ese decreto lo “entregó” o hizo oficialmente público Esdras luego de llegar a Jerusalén y celebrar la fiesta de las trompetas al comenzar el otoño (Tishri 1), o luego del Día de la Expiación (Tishri 10) (Esd 8:35-36). Fue entonces que el decreto correspondiente a la restauración y reconstrucción de Jerusalén entró en vigencia.
¿En qué año ocurrió todo esto? En el séptimo año del rey Artajerjes, esto es, en el año 457 AC. ¿Cómo podemos estar seguros de esa fecha? Porque todos los años del reinado de Artajerjes están claramente confirmados por las tabletas babilónicas y persas que se han encontrado, de acuerdo al calendario de primavera que usaron esos dos reinos. Siendo que la referencia al séptimo año de ese rey persa la dio Esdras, debemos convertir esas fechas al calendario judío. Tanto los testimonios bíblicos anteriores al cautiverio babilónico como los posteriores son unánimes en contabilizar los años de los reyes judíos y paganos según un calendario otoñal. Fuentes extrabíblicas como los papiros de Elefantina confirman esa datación bíblica mantenida por los judíos que vivían aún en medio de una cultura egipcia y persa.
Fuera de este punto que no puede ponerse más en discusión está el saber en qué momento murió Jerjes, el padre de Artajerjes. Según el calendario egipcio usado en los papiros de Elefantina, Jerjes murió antes del 17 de diciembre (Toth 1) del año 465 AC, de lo contrario, los egipcios hubieran comenzado a fechar sus documentos en su año 22, lo que no ocurrió (en este punto, de Oliveira corrige a W. Shea). Si Jerjes hubiera muerto antes de Tishri 1 (18 de octubre), los escribas de Elefantina no hubieran comenzado a contabilizar desde entonces su año 21, como realmente lo hicieron.
El papiro AP 6, fechado en el 2/3 de Enero del 464 AC, dice claramente “año 21” de Jerjes y “comienzo de reino (o año ascensional)” de Artajerjes. La frase r’s mlkwt’, “comienzo de reino”, es el equivalente arameo exacto de la fórmula de año ascensional acadia res sarruti, que designa el tiempo que precede al comienzo del primer año entero de reinado. Para el año primero el arameo usa otra fórmula, según se ve en los mismos papiros de Elefantina (véase documentación en S. Horn, Chronology of Ezra 7, 137). De manera que los papiros de Elefantina nos confirman que luego de la muerte de su padre Jerjes, los judíos contaron un año ascensional de Artajerjes que debía llegar hasta el otoño (Tishri 1) del año 464 AC para comenzar a contar los años de su reinado.
Las demás referencias históricas fechadas por Esdras pueden ser rastreadas también astronómicamente. De acuerdo a tales referencias, los judíos deben haber agregado en ese año un décimotercer mes antes de comenzar la primavera. De no escoger el año 457 AC como el punto de partida y de llegada del viaje de Esdras de Babilonia a Jerusalén, y preferir como lo hacen muchos críticos el año 458, Esdras y sus acompañantes hubieran transgredido el sábado. De manera que histórica, arqueológica, bíblica y astronómicamente, la fecha de octubre del año 457 AC para el comienzo de las dos profecías que estamos estudiando de Dan 8 y 9, no puede ser negada.
Aunque podemos agradecerle a nuestro hermano brasileño de Oliveira por la información mejor documentada que nos ofrece en algunos respectos, y su aguda crítica a algunas posturas historicistas y no historicistas más recientes, su esfuerzo por relativizar esa fecha desde la perspectiva histórica con la idea de que es mejor defendible desde la perspectiva de la llegada (la pasión de Cristo en el año 31 en la mitad de la última semana profética), es exagerado e innecesario. Las evidencias son sólidas, bien documentadas e irrefutables. El lenguaje científico usado por Siegfried Horn no debe ser interpretado como revelando falta de seguridad, o cierta incertidumbre referente a los datos que tenemos. Sólo alguien no acostumbrado a ese lenguaje científico que usa la duda metódica como medio de llegar a certidumbres o, en el lenguaje de Descartes, a conclusiones “indubitables”, puede deducir de tales expresiones cierta relatividad en los argumentos presentados.
También estoy de acuerdo con de Oliveira en que el comienzo de las 70 semanas y los 2300 días de la profecía no se dio al partir Esdras de Babilonia, ni apenas llegado a Palestina como algunos teólogos nuestros lo sugieren, sino luego que festejaron una de las dos primeras fiestas de otoño. Esdras dio a conocer el decreto a los gobernadores del otro lado del río después que celebraron la primera fiesta de otoño, la de las trompetas, o a lo sumo, luego de concluido el Día de la Expiación diez días más tarde. No fue antes de ese momento que los gobernadores de alrededor se dispusieron a obedecer el decreto. Por consiguiente, el lenguaje utilizado por E. de White es más apropiado. La puesta en marcha del decreto que autorizase la restauración y reconstrucción de Jerusalén debe datárselo en el otoño del año 457 AC, lo que en términos históricos corresponde al octavo año del rey Artajerjes.
Si la exposición de la cronología bíblica e histórica que ofrecieron los milleritas en la primera mitad del S. XIX no pudo ser rebatida desde la perspectiva científica por el mundo sapiente de entonces, ¿cuánto menos podrán destruir hoy la fecha a la que ellos legaron, sin duda guiados por Dios, con toda la documentación adicional y más precisa que tenemos nosotros?
El texto del rey Artajerjes es significativo, porque invita a ir con Esdras a todos los que quisieran cumplir con la ley del Dios de Israel (Esd 7:11-26). En otras palabras, la misión de Esdras tenía que ver con la restauración de la ley del Eterno que por desobedecerla—según la oración intercesora de Daniel—el pueblo de Israel había sido deportado y su templo y su ciudad destruidos (Dan 9:4-19). La respuesta del ángel Gabriel a Daniel sobre la restauración de Jerusalén, tiene que ver con la puesta en marcha de su aparato legal o jurídico que había sido destruido por la rebelión de su pueblo. Se ha hecho notar también que luego del decreto arameo del rey Artajerjes, Esdras comienza a escribir en Hebreo, dando a entender que la restauración comenzó." (Alberto Treiyer).
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.
Estimados hermanos. Saludos cordiales.
Originalmente enviado por elg
¡Falso!
No existe evidencia sólida que demuestre que "la salida de la orden para restaurar y reconstruir a Jerusalén" fue en el 10mo día del 7mo mes del 8vo año de Artajerjes. Esos son puros inventos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Respondo: La evidencia es sólida, ya que se basa en la Palabra de Dios y en la historia.
a) El relato de la partida. El relato de Esdras es más completo. Nos informa que llegaron de Babilonia junto al río que conducía a Ahava, donde permanecieron tres días (Esd 8:15). El día 12 del primer mes reiniciaron la marcha hacia Jerusalén. Si se hubiese tratado del año 458 AC, astronómicamente esa información que nos da Esdras nos llevaría a fechar el momento de su partida de Ahava para el 7/8 de abril (de la puesta del sol del viernes a la puesta del sol del sábado). Esto es inverosímil, porque significaría que habrían reiniciado el viaje en sábado. Esdras era conocido como siendo celoso por la ley (Esd 7:6,10). Nehemías también, poco más tarde, iba a tomar medidas severas contra los que llevasen cargas en sábado (Neh 13:15ss). A menos que se hubiese tratado del año 457 AC, Esdras hubiera aparecido con un relato que violaba el sábado, ya que fueron cargados de plata y oro, además de otros utensilios que llevaron (Esd 8:33-34).
Si requerimos la información astronómica para el año 457 AC, suponiendo que en ese año agregaron un décimotercer mes, encontramos que Nisán 1 que marca el punto de partida de Babilonia corresponde a Abril 25/26, un viernes de puesta de sol del jueves a puesta de sol del viernes. El relato dice que luego de llegar reposaron por tres días, lo que concuerda con el día en que habrían llegado (véase Juan 2:19; Mat 12:40; Luc 11:30; cf. Jon 2:1). Al llegar a las márgenes del río ese mismo viernes, descansaron el sábado en un proceso que involucraba al día de preparación para el sábado (Juan 19:31), el sábado mismo y la mañana del domingo (véase también Lev 25:21, en relación con el impacto del año sabático que se extendía por tres años).
b) El relato de la llegada a Jerusalén
¿Por qué debemos suponer que en el año 457 AC debió agregarse, al concluir el invierno, un décimotercer mes, haciendo que en ese año, el primer mes de primavera cayese en abril, y el séptimo de otoño en octubre? Porque de lo contrario, astronómicamente hablando, hubieran tenido que pesar la plata, el oro y los demás utensilios en Jerusalén el 27 de julio, en un día de sábado (Esd 8:32-34).
En este respecto, nuestro hermano brasileño corrige a Horn y al Comentario Bíblico Adventista como adoptando una fecha ligeramente diferente que no puede mantenerse desde la perspectiva astronómica. Astronómicamente también, afirma Juarez Rodríguez de Oliveira, el año 1844 es compatible con el año 457 AC, lo que supone también el requerimiento de un mes adicional para la conclusión de los 2300 días-años. Igualmente compatible es ese año con el 31 DC, fecha de la pasión, el que por el relato de los evangelios mismos y por confirmación astronómica, requiere un mes adicional también. El cuadro sería octubre (457 AC), abril (31 DC) y octubre (1844 DC).
Los documentos babilónicos y los de los judíos de Elefantina que registran un segundo Adar prueban también que, en años compatibles metónicamente con el 457 AC (por ciclos de 19 años en donde la posición de la luna en torno a la tierra y la tierra en torno al sol recobran su lugar o tiempo original), debieron agregar un décimotercer mes. Aunque los años 457 AC y 31 AC se corresponden metódicamente, debemos recordar que dentro de los 19 años había varios años que requerían otro décimotercer mes. Esto es lo que ocurre, según los datos astronómicos, con el año 1844 que requería un mes adicional. Este aspecto será conveniente guardar en mente para cuando lleguemos a la discusión de la última fecha, el fin de los 2300 días-años. (Para los que quieran encontrar referencias astronómicas de los años y sus relaciones con la luna, la tierra y el sol, pueden verificar no solamente los cuadros que ofrece de Oliveira en su libro, sino también las páginas de Internet que refiere).
Conclusión
Dan 9:25 suministra los datos históricos que debían darse para comenzar a fechar los 2300 días-años y las 70 semanas de años de las profecías de Dan 8 y 9. “Desde que salga la orden [entre en vigencia el decreto] de restaurar y reedificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe...” Esd 7:13 refiere el “decreto” u orden que emitió el rey. Esdras fue comisionado por el rey para promulgar su decreto, razón por la cual tal decreto no se registró o no quedó referencia al mismo en la corte persa. Ese decreto lo “entregó” o hizo oficialmente público Esdras luego de llegar a Jerusalén y celebrar la fiesta de las trompetas al comenzar el otoño (Tishri 1), o luego del Día de la Expiación (Tishri 10) (Esd 8:35-36). Fue entonces que el decreto correspondiente a la restauración y reconstrucción de Jerusalén entró en vigencia.
¿En qué año ocurrió todo esto? En el séptimo año del rey Artajerjes, esto es, en el año 457 AC. ¿Cómo podemos estar seguros de esa fecha? Porque todos los años del reinado de Artajerjes están claramente confirmados por las tabletas babilónicas y persas que se han encontrado, de acuerdo al calendario de primavera que usaron esos dos reinos. Siendo que la referencia al séptimo año de ese rey persa la dio Esdras, debemos convertir esas fechas al calendario judío. Tanto los testimonios bíblicos anteriores al cautiverio babilónico como los posteriores son unánimes en contabilizar los años de los reyes judíos y paganos según un calendario otoñal. Fuentes extrabíblicas como los papiros de Elefantina confirman esa datación bíblica mantenida por los judíos que vivían aún en medio de una cultura egipcia y persa.
Fuera de este punto que no puede ponerse más en discusión está el saber en qué momento murió Jerjes, el padre de Artajerjes. Según el calendario egipcio usado en los papiros de Elefantina, Jerjes murió antes del 17 de diciembre (Toth 1) del año 465 AC, de lo contrario, los egipcios hubieran comenzado a fechar sus documentos en su año 22, lo que no ocurrió (en este punto, de Oliveira corrige a W. Shea). Si Jerjes hubiera muerto antes de Tishri 1 (18 de octubre), los escribas de Elefantina no hubieran comenzado a contabilizar desde entonces su año 21, como realmente lo hicieron.
El papiro AP 6, fechado en el 2/3 de Enero del 464 AC, dice claramente “año 21” de Jerjes y “comienzo de reino (o año ascensional)” de Artajerjes. La frase r’s mlkwt’, “comienzo de reino”, es el equivalente arameo exacto de la fórmula de año ascensional acadia res sarruti, que designa el tiempo que precede al comienzo del primer año entero de reinado. Para el año primero el arameo usa otra fórmula, según se ve en los mismos papiros de Elefantina (véase documentación en S. Horn, Chronology of Ezra 7, 137). De manera que los papiros de Elefantina nos confirman que luego de la muerte de su padre Jerjes, los judíos contaron un año ascensional de Artajerjes que debía llegar hasta el otoño (Tishri 1) del año 464 AC para comenzar a contar los años de su reinado.
Las demás referencias históricas fechadas por Esdras pueden ser rastreadas también astronómicamente. De acuerdo a tales referencias, los judíos deben haber agregado en ese año un décimotercer mes antes de comenzar la primavera. De no escoger el año 457 AC como el punto de partida y de llegada del viaje de Esdras de Babilonia a Jerusalén, y preferir como lo hacen muchos críticos el año 458, Esdras y sus acompañantes hubieran transgredido el sábado. De manera que histórica, arqueológica, bíblica y astronómicamente, la fecha de octubre del año 457 AC para el comienzo de las dos profecías que estamos estudiando de Dan 8 y 9, no puede ser negada.
Aunque podemos agradecerle a nuestro hermano brasileño de Oliveira por la información mejor documentada que nos ofrece en algunos respectos, y su aguda crítica a algunas posturas historicistas y no historicistas más recientes, su esfuerzo por relativizar esa fecha desde la perspectiva histórica con la idea de que es mejor defendible desde la perspectiva de la llegada (la pasión de Cristo en el año 31 en la mitad de la última semana profética), es exagerado e innecesario. Las evidencias son sólidas, bien documentadas e irrefutables. El lenguaje científico usado por Siegfried Horn no debe ser interpretado como revelando falta de seguridad, o cierta incertidumbre referente a los datos que tenemos. Sólo alguien no acostumbrado a ese lenguaje científico que usa la duda metódica como medio de llegar a certidumbres o, en el lenguaje de Descartes, a conclusiones “indubitables”, puede deducir de tales expresiones cierta relatividad en los argumentos presentados.
También estoy de acuerdo con de Oliveira en que el comienzo de las 70 semanas y los 2300 días de la profecía no se dio al partir Esdras de Babilonia, ni apenas llegado a Palestina como algunos teólogos nuestros lo sugieren, sino luego que festejaron una de las dos primeras fiestas de otoño. Esdras dio a conocer el decreto a los gobernadores del otro lado del río después que celebraron la primera fiesta de otoño, la de las trompetas, o a lo sumo, luego de concluido el Día de la Expiación diez días más tarde. No fue antes de ese momento que los gobernadores de alrededor se dispusieron a obedecer el decreto. Por consiguiente, el lenguaje utilizado por E. de White es más apropiado. La puesta en marcha del decreto que autorizase la restauración y reconstrucción de Jerusalén debe datárselo en el otoño del año 457 AC, lo que en términos históricos corresponde al octavo año del rey Artajerjes.
Si la exposición de la cronología bíblica e histórica que ofrecieron los milleritas en la primera mitad del S. XIX no pudo ser rebatida desde la perspectiva científica por el mundo sapiente de entonces, ¿cuánto menos podrán destruir hoy la fecha a la que ellos legaron, sin duda guiados por Dios, con toda la documentación adicional y más precisa que tenemos nosotros?
El texto del rey Artajerjes es significativo, porque invita a ir con Esdras a todos los que quisieran cumplir con la ley del Dios de Israel (Esd 7:11-26). En otras palabras, la misión de Esdras tenía que ver con la restauración de la ley del Eterno que por desobedecerla—según la oración intercesora de Daniel—el pueblo de Israel había sido deportado y su templo y su ciudad destruidos (Dan 9:4-19). La respuesta del ángel Gabriel a Daniel sobre la restauración de Jerusalén, tiene que ver con la puesta en marcha de su aparato legal o jurídico que había sido destruido por la rebelión de su pueblo. Se ha hecho notar también que luego del decreto arameo del rey Artajerjes, Esdras comienza a escribir en Hebreo, dando a entender que la restauración comenzó." (Alberto Treiyer).
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.