Historias

Re: Historias

Obstinación
Por Max Lucado

"El obstinado caerá en la desgracia" (Proverbios 28:14)

Mi asistente, Karen Hill, vio ilustrada esta verdad bíblica en un potrero de vacas. Una de las vacas había metido las narices en un bote de pintura y no se lo podía quitar. Las vacas con nariz enlatada no pueden respirar bien, ni ingerir agua, y comida ni se diga. Tanto la vaca como su ternero estaban en peligro.

La familia de Karen se dispuso a ayudar, pero cuando la vaca vio venir al equipo de rescate, se dio a la fuga. ¡Les tocó perseguir tres días a las famosa vaca enlatada! cada vez que se acercaban, la vaca salía corriendo. Al final tuvieron que arrinconarla con una camioneta y lazarla para sacarla de su miserable aprieto.

¿Ha visto últimamente gente enlatada? ¿Almas desnutridas? ¿Corazones deshidratados? ¿Gente que no puede respirar hondo? Todo porque metieron sus narices donde no debían, y cuando Dios acudió al rescate se dieron a la fuga.

Cuando somos miles de millones los que imitamos a la vaca, el resultado es caos total. Nacions repletas de gente terca como esta vaca que huyen de Dios se estrellan unos contra otros en estampida. Nos escondemos, nos hambreamos y luchamos por sobrevivir.

La locura en pasta; enlatada. ¿No es así el mundo que vemos a diario? Es el mismo mundo que Dios ve.

Sí, este es el mundo que Dios ama. "Porque tanto amó Dios al mundo...". Este mundo con el corazón endurecido y cerviz erguida. Nos inclinamos ante vacas doradas como lo hicieron los hebreos en el exodo y aún Él nos ama. Metemos las narices donde no debemos y Él sigue en pos de nosotros. Huimos del único que puede ayudarnos y Él no se da por venciod. Él ama. Él persigue. Él persite. Pero, sobre todo, Él en verdad salva.

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios á su Hijo al mundo, para que condene al mundo, mas para que el mundo sea salvo por Él" (Juan 3:16, 17)


Atte.
Joaco <><
 
Re: Historias

...Sí, este es el mundo que Dios ama. "Porque tanto amó Dios al mundo...". Este mundo con el corazón endurecido y cerviz erguida. Nos inclinamos ante vacas doradas como lo hicieron los hebreos en el exodo y aún Él nos ama. Metemos las narices donde no debemos y Él sigue en pos de nosotros. Huimos del único que puede ayudarnos y Él no se da por venciod. Él ama. Él persigue. Él persite. Pero, sobre todo, Él en verdad salva.

Que tremenda verdad en tan sencillas palabras, que poderoso mensaje cuando Jesús nos dice en Jn.4:14

- el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna. -

Y cuando leemos que el sigue en pos de nosotros, que El no se da por vencido, que nos ama, que nos persigue, que persiste, pero que por sobre todas las cosas en verdad El nos da salvación, simplemente no podemos sino postrarnos delante de su presencia agradecidos y arrepentidos por ser como ésa vaca, necios, obstinados, ciegos y sordos a su bendita voluntad.

Dios te bendiga super abundantemente querido hemano,
 
Re: Historias

Que tremenda verdad en tan sencillas palabras, que poderoso mensaje cuando Jesús nos dice en Jn.4:14

- el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna. -

Y cuando leemos que el sigue en pos de nosotros, que El no se da por vencido, que nos ama, que nos persigue, que persiste, pero que por sobre todas las cosas en verdad El nos da salvación, simplemente no podemos sino postrarnos delante de su presencia agradecidos y arrepentidos por ser como ésa vaca, necios, obstinados, ciegos y sordos a su bendita voluntad.
Así es mi hermana, así es, no podemos sino postrarnos a Él en adoración, con corazón agradecido.

Mi amada hermana, un gusto saludarte en estos foros, sabes que el deseo de bendición es recíproco, y que ellas se extiendan a nuestras familias, a nuestras comunidades, para que podamos ser canal del amor de Dios a donde quiera que Él nos lleve y anunciar así las buenas nuevas de Salvación en Cristo Jesús.

Un fuerte abrazo en el Señor Lulis.

Atte
Joaco <><

PD. Ya respondí a tu correo, aunque, por lo que ví, me tardé unas semanas. espero que ya hayas visto mi respuesta pues dejame decirte que los planes que están haciendo son tremendos y nos han inspirado acá en la congre para hacer algo similar. Dios le siga bediciendo y prosperando por allá.
 
Re: Historias

EL AUTOBUS
Por Max Lucado

Recuerdo que cuando tenía siete años fui a visitar a mis abuelos por una semana. Mis padres me compraron un boleto, me dieron algo de dinero para gastar, me pusieron en un autobús de la Greyhound, y me dijeron que no hablara con nadie ni me bajara del autobús hasta que viera el rostro de mi abuela por la ventana. Me dijeron muy claramente que mi destino era Ralls, Texas.

Dios ha hecho lo mismo contigo. Te ha puesto en un viaje. Y tiene un destino para tu vida. (Te alegrará saber que no es Ralls, Texas, precisamente).

«Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo» ( 1 Tesalonicenses 5:9 )

Según la Biblia, el destino de Dios para tu vida es la salvación. Tu destino propuesto es el cielo. Dios ha hecho exactamente lo que hicieron mis padres. Ha comprado nuestro boleto. Nos ha equipado para el viaje. Dios te ama tanto que quiere que estés con Él para siempre.

Sin embargo, la decisión tienes que tomarla tú. Aunque Él está a la puerta con el boleto pagado y dinero para el viaje, muchos deciden ir en una dirección diferente a la que Dios tiene. Ese es nuestro problema.


NUESTRO PROBLEMA: EL PECADO (ESTAMOS EN EL AUTOBÚS EQUIVOCADO)

Cuando mis padres me dieron el boleto y me dijeron cuál autobús abordar, yo les creí e hice lo que me dijeron. Confié en ellos. Yo sabía que me amaban y que sabían más que yo… así que me subí.

Ser cristiano es subir a bordo con Cristo. Jesús está a la puerta del autobús y dice: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí» ( Juan 14:6). Desafortunadamente, no todos aceptan esta invitación. Yo mismo no lo hice la primera vez que me invitó. Pasé algún tiempo en el autobús equivocado.

Hay muchos autobuses, cada uno de los cuales promete llevarte a la felicidad. Están los autobuses del placer, de las posesiones, del poder, de la pasión. Yo vi un autobús que se llamaba fiesta y me subí. Estaba lleno de gente riéndose y en jarana. Era como un festejo interminable. Me tomó tiempo darme cuenta que tanto escándalo era para cubrir su dolor interno.
La palabra para subirse al autobús equivocado es pecado. Pecado es cuando decimos: Iré por mi camino y no por el camino de Dios . En el centro del pecado está el Yo . Pecado es cuando decimos: Haré lo yo quiera, no importa lo que Dios diga . Solo Dios puede satisfacer nuestras necesidades. Pecado es el acto de buscar en los sitios equivocados lo que solo Dios nos puede dar. ¿Soy yo el único que ha pasado tiempo en el autobús equivocado? No. Algunos autobuses son más violentos que otros. Algunas jornadas son más largas que otras, pero:

«Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en Él pecado de todos nosotros» (Isaías 53:6)

«Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros» (1 Juan 1:8)

«Somos pecadores, y cada uno de nosotros está hundiéndose en el mismo bote» (Romanos 3.20)

Subirnos al autobús equivocado es un error muy serio. El pecado rompe nuestra relación con Dios. Se suponía que viajaríamos con Él. Pero cuando vamos en el autobús equivocado en dirección contraria, nos sentimos lejos de Dios. Por eso es que la vida puede ser tan dura. No estamos cumpliendo nuestro destino.

El pecado no solo rompe nuestra relación con Dios; sino que daña nuestra relación con los demás. ¿Te imaginas yendo en un largo viaje al lugar equivocado en un autobús lleno de gente? Con el tiempo todo el mundo se pone maniático. A nadie le gusta el viaje. La jornada se hace insoportable.
Tratamos de aguantar los problemas con terapia, o recreación, o medicinas. Pero nada ayuda.

La Biblia dice: «Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte» (Proverbios 16:25)

El resultado final del pecado es la muerte… muerte espiritual. «La paga del pecado», dice Pablo, «es muerte» (Romanos 6:23).

Pasarte la vida en el autobús equivocado, yendo al lugar equivocado te llevará al sitio equivocado. Terminarás en el infierno. No porque Dios te quiera en el infierno. Su plan para ti es el cielo. Su destino es el cielo. Él hará lo que sea para que llegues ahí, excepto por una cosa. Hay algo que Él no hará. No te forzará. La decisión es tuya. Ya Él ha hecho lo demás. Déjame explicarte.


LA SOLUCIÓN: LA GRACIA (IR EN EL AUTOBÚS CORRECTO)

Si el problema es pecado y todos hemos pecado, ¿qué puedo hacer? Bien, puedes ir a la iglesia, pero eso no te hace cristiano. Así como ir a un rodeo no lo hace a uno vaquero, ir a la iglesia no te hace un cristiano. Puedes trabajar duro para complacer a Dios. Puedes hacer muchas obras buenas, regalar muchas cosas… el único problema con eso es que no sabes cuántas cosas buenas debes hacer. O puedes compararte con otros. «Puedo ser malo, pero por lo menos soy mejor que Hitler». El problema con las comparaciones es que los demás no son la norma. ¡Dios sí lo es!

Entonces, ¿qué vas hacer? Si no eres salvo por ir a la iglesia o por hacer buenas obras o por compararte con los demás, ¿cómo te puedes salvar? La respuesta es simple: súbete al autobús correcto.

«Porque de tal manera amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16).

Fíjate en lo que hizo Dios: «Dio a su único Hijo». Así es como Dios trató con tu pecado. Imagínate: Fuiste hallado culpable por un crimen. Estás en el tribunal en frente del juez y él te sentencia a muerte. Su sentencia es justa. Eres culpable y el castigo por tu pecado es la muerte. Pero supón que el juez es tu padre. Él conoce la ley, sabe que tu crimen demanda la muerte. Pero también sabe amar; sabe que te ama tanto que no va a permitir que mueras. Entonces en un acto maravilloso de amor desciende del estrado, se quita su toga y se para a tu lado y dice: «Yo voy a morir en tu lugar».

Eso fue lo que Dios hizo por ti. La paga del pecado es muerte. La justicia divina reclama la muerte por tu pecado. Sin embargo, el amor del cielo no puede verte morir. Así que esto fue lo que Dios hizo. Se despojó de su toga divina y vino a la tierra para decirnos que moriría por nosotros. Que sería nuestro Salvador. Y eso fue lo que hizo.

«Dios puso a cuentas al mundo a través del Mesías, dándole un nuevo comienzo, ofreciéndole perdón de pecados … Dios puso sobre Él todo el castigo sin merecerlo para que pudiéramos estar a cuentas con Dios» (2 Corintios 5:21)


LA RESPUESTA: CONFIAR (SUBIRSE AL AUTOBÚS CORRECTO)

¿Qué quiere Dios que hagas? Él quiere que te subas en su autobús. ¿Cómo puedes hacerlo? Dando tres pasos sencillos: admitir, reconocer y aceptar.
  1. Admite que Dios no ha ocupado el primer lugar en tu vida y pídele que te perdone por tus pecados.
    «Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad» (1 Juan 1:9)

  2. Reconoce que Jesús murió para pagar por tus pecados y que se levantó de los muertos y está vivo.
    «Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Romanos 10:9)
    «Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos» ( Hechos 4:12).

  3. Acepta el regalo de la salvación que Dios te hace. No trates de ganártelo.
    «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe» (Efesios 2:8,9)

    «Mas a todos lo que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios» (Juan 1:12,13)

    «He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo» ( Apocalipsis 3:20)
Con todo mi corazón, te ruego que aceptes el destino de Dios para tu vida. Te ruego que subas a bordo con Cristo. De acuerdo con la Biblia: «Jesús es el único que puede salvar a la humanidad. Su nombre es el único que ha sido dado para salvar. Debemos ser salvos por medio de Él» (Hechos 4:12)

¿Permitirás que te salve? Esta es la decisión más importante que habrás tomado jamás. ¿Por qué no darle tu corazón ahora? Admite tu necesidad. Reconoce su obra. Acepta su regalo. Ve a Dios en oración y dile: Soy un pecador y necesito de tu gracia. Creo que Jesús murió por mí en la cruz. Acepto tu oferta de salvación. Es una oración sencilla con resultados eternos.


Atte.
Joaco <><
 
Re: Historias

Darle nuestras manos a Dios
(Desconozco al autor)

En una obra del escritor brasileño Pedro Bloch hay un diálogo con un niño que me deja literalmente conmovido.

— ¿Oras a Dios? —pregunta Bloch.

— Sí, cada noche —contesta el pequeño.

— ¿Y que le pides?

— Nada. Le pregunto si puedo ayudarle en algo.

Y ahora soy yo quien me pregunto a mí mismo qué sentirá Dios al oír a este chiquillo que no va a Él, como la mayoría de los mayores, pidiéndole dinero, salud, amor o abrumándole de quejas, de protestas por lo mal que marcha el mundo, y que, en cambio, lo que hace es simplemente ofrecerse a echarle una mano, si es que la necesita para algo.

A lo mejor alguien hasta piensa que la cosa teológicamente no es muy correcta. Porque, ¿qué va a necesitar Dios, el Omnipotente? Y, en todo caso, ¿qué puede tener que dar este niño que, para darle algo a Dios, precisaría ser mayor que El?

Y, sin embargo, qué profunda es la intuición del chiquillo. Porque lo que verdaderamente quiere Dios es nuestra voluntad, que nos sometamos a Sus designios, pues indudablemente Sus planes son perfectos e infinitamente mejores que los nuestros.

El Plan que Él tiene para nuestra vida es perfecto y muchas veces nos desviamos de este por hacer nuestra voluntad. Así que lo mejor que podemos hacer es poner nuestra vida, nuestros actos y nuestra confianza en nuestro Padre Celestial.

Por eso es tan desconcertante ver que la mayoría de los humanos, en vez de pedirle a Dios el poder colaborar en Su obra, haciendo Su Voluntad, se pasan la vida mirando hacia el cielo para pedirle que venga a resolver personalmente lo que ellos mismo se han encargado de desarreglar.

Yo entiendo, claro, la oración de súplica: el hombre es tan menesteroso que es muy comprensible que se vuelva a Dios tendiéndole la mano como un mendigo. Pero me parece a mi que, si la mayoría de las veces que los creyentes lo hicieran no para pedir cosas para ellos, sino para entregarle sus manos a Dios para el arreglo de los problemas de este mundo, tendríamos ya una tierra mucho más habitable.

«Dios —ha escrito Bernardino M. Hernando— comparte con nosotros su grandeza y nuestras debilidades». El coge nuestras debilidades y nos da Su grandeza.

"Mi amor es todo lo que necesitas; pues mi poder se muestra plenamente en la debilidad" (2 Corintios 12:9)


Atte.
Joaco <><
 
Re: Historias

La parábola del río
Por Max Lucado

Había una vez cinco hijos que vivían con su padre en un palacio en las montañas. El mayor era un hijo obediente, pero sus cuatro hermanos menores eran rebeldes. Su padre les advertía respecto al río, pero no escuchaban. Les suplicaba que se mantuvieran lejos de las orillas para que la corriente no los arrastrara, pero el encanto del río era demasiado fuerte.
Cada día los cuatro hermanos rebeldes se acercaban aún más hasta que uno de ellos se atrevió a tocar y a sentir las aguas. "Sosténganme de la mano para no caerme", dijo, y sus hermanos así lo hicieron. Pero en cuanto tocó el agua, con un tirón la corriente lo arrastró junto con los otros tres hermanos y se los llevó río abajo.

Dieron tumbos contra las rocas, a través del cauce rugiente, arrastrados por el oleaje. Sus gritos pidiendo auxilio se perdieron en la furia del río. Aunque luchaban por recobrar el equilibrio, no podían hacer nada contra la fuerza de la corriente. Después de horas de lucha, se abandonaron al impulso del río. Las aguas finalmente los arrojaron en la orilla de una tierra extraña, en un país lejano y en un lugar desolado.

Había salvajes en esa tierra. No existía seguridad como en la suya.

Vientos fríos azotaban la tierra. No era cálida como la suya.

Montañas escabrosas cubrían la tierra. No era acogedora como la suya.

Aunque no sabían dónde estaban, de una cosa estaban seguros: no los hicieron para ese lugar. Por largo tiempo los cuatro jóvenes se quedaron exhaustos en la orilla, estupefactos por su caída y sin saber a dónde acudir. Después de un tiempo hicieron acopio de su valor y se volvieron a meter al agua esperando poder caminar río arriba. Pero la corriente era demasiado fuerte. Intentaron caminar por la orilla del río, pero el terreno era demasiado escabroso. Consideraron trepar las montañas, pero los picos eran demasiado altos. Además, no conocían el camino.

Finalmente, hicieron una fogata y se sentaron.
-No debimos haber desobedecido a nuestro padre -admitieron-. Estamos muy lejos de casa.
Con el paso del tiempo los hijos aprendieron a sobrevivir en la tierra extraña. Hallaron nueces para comer y mataron animales para aprovechar las pieles. Determinaron no olvidarse de su tierra ni abandonar las esperanzas de regresar. Cada día se dedicaban a la tarea de hallar comida y construir refugio. Cada noche encendían una fogata y contaban historias acerca de su padre y su hermano mayor. Los cuatro hermanos anhelaban verlos de nuevo.
Entonces, una noche, uno de ellos no apareció junto al fuego. Los otros lo hallaron a la mañana siguiente en el valle con los salvajes. Estaba construyendo una enorme choza de paja y lodo.

-Ya me cansé de nuestras charlas -les dijo-. ¿De qué sirve recordar? Además, esta tierra no es tan mala. Voy a construir una gran casa y me estableceré aquí.
-Pero esta no es nuestra casa -objetaron los otros.
-No, pero lo es si no piensan en la verdadera.
-Pero, ¿qué de nuestro Padre?
-¿Y qué de él? No está aquí. No está cerca. ¿Debo quedarme para siempre esperando su llegada? Estoy haciendo nuevos amigos; estoy aprendiendo nuevas cosas. Si viene, que venga, pero no voy a quedarme sentado esperándolo.

Y así, los otros tres dejaron a su hermano con la choza de lodo que estaba construyendo y se alejaron. Continuaron reuniéndose alrededor del ruego, hablando de su casa y soñando con regresar.

Algunos días más tarde un segundo hermano no apareció en el campamento. A la mañana siguiente los hermanos lo hallaron en la falda de una colina contemplando la choza de su hermano.

-¡Qué atrocidad! -les dijo mientras se acercaban-. Nuestro hermano es un completo fracaso. Un insulto a nuestro apellido. ¿Pueden imaginar una acción más detestable? ¿Construir una choza y olvidarse de nuestro padre?
-Lo que hace no está bien -convino el menor-, pero lo que nosotros hicimos tampoco estuvo bien. Desobedecimos. Tocamos el río. Pasamos por alto las advertencias de nuestro padre.
-Pues bien, tal vez cometimos una o dos faltas, pero comparado con el majadero de la choza somos santos. Nuestro padre se olvidará de nuestro pecado y lo castigará a él.
-Ven -instaron los dos hermanos-, regresa a la fogata con nosotros.
-No, pienso que me quedaré aquí para vigilar a nuestro hermano. Alguien tiene que anotar sus errores para mostrárselas a nuestro padre.
Y así los dos regresaron, dejaron a un hermano construyendo y al otro juzgando.

Los dos hijos restantes se quedaron cerca al fuego, animándose mutuamente y hablando de su hogar. Entonces, al despertar una mañana, el hijo menor descubrió que estaba solo. Buscó a su hermano y le halló cerca del río apilando piedras.
-Es inútil -explicó mientras el hermano que apilaba piedras trabajaba-. Papá no vendrá a buscarme. Debo ir a él. Lo ofendí. Lo insulté. Le fallé. Solo hay una alternativa. Construiré un sendero junto al río, para regresar e ir hasta la presencia de nuestro padre. Apilaré piedra sobre piedra hasta que tenga suficientes como para recorrer el camino río arriba hasta el palacio. Cuando él vea lo duro que he trabajado y lo diligente que he sido, no tendrá otra alternativa que abrirme la puerta y permitirme entrar a casa.

El último hermano no supo qué decir. Regresó a sentarse junto al fuego, solo. Una mañana oyó una voz familiar detrás de él.
-Papá me ha mandado a que te lleve a casa.
El hijo más joven levantó sus ojos para ver la cara de su hermano mayor.
-¡Viniste a buscarnos! -exclamó. Por largo rato los dos se abrazaron.
-¿Y tus hermanos? -finalmente preguntó el mayor.
-Uno construyó una casa aquí. Otro lo está vigilando. El tercero está haciendo un sendero río arriba.
Y así el primogénito se dispuso a buscar a sus hermanos. Primero fue a la choza de techo de paja en el valle.
-¡Fuera de aquí, extraño! -gritó el hermano por la ventana-. ¡Tu presencia no es grata aquí!
-He venido para llevarte a casa.
-No es cierto. Has venido para quitarme mi mansión.
-Esto no es ninguna mansión -replicó el primogénito-. Es una choza.
-¡Es una mansión! La mejor de todo el valle. La hice con mis propias manos. Ahora, fuera de aquí. No puedes apoderarte de mi mansión.
-¿No te acuerdas de la casa de tu padre?
-No tengo padre.
-Naciste en un palacio en una tierra distante, donde el aire es cálido y los frutos abundantes. Desobedeciste a tu padre y acabaste en esta tierra extraña. He venido para llevarte a tu hogar.

El hermano miró por la ventana al primogénito como si reconociera una cara que recordara haber visto en un sueño. Pero la pausa fue breve porque rápidamente los salvajes que estaban en la casa cubrieron la ventana.
-¡Fuera de aquí, intruso! -exigieron-. Esta no es tu casa.
-Tienen razón -respondió el primogénito-, pero tampoco es la de él.
Los ojos de los dos hermanos se encontraron de nuevo. Una vez más el hermano constructor de la choza sintió un tirón en su corazón, pero los salvajes habían ganado su confianza.
-Todo lo que quiere es tu mansión -exclamaron-. ¡Dile que se vaya!
Y así lo hizo.

El primogénito buscó al siguiente hermano. No tuvo que andar mucho. En la colina cerca de la choza y al alcance de la vista de los salvajes estaba el hijo buscador de faltas. Cuando vio que el primogénito se acercaba, le gritó:
-¡Qué bueno que viniste para observar los pecados de nuestro hermano! ¿Te das cuenta de que le ha vuelto la espalda al palacio? ¿Te das cuenta de que nunca habla de casa? Sabía que vendrías. He guardado un registro cuidadoso de sus obras. ¡Castígale! Aplaudiré tu cólera. ¡Se lo merece! Enfrenta los pecados de nuestro hermano.
-Tenemos que enfrentar primero los tuyos -dijo el primogénito con dulzura.
-¿Mis pecados!
-Sí, desobedeciste al Padre.
El hijo se retorció y dio una palmada al aire.
-Mis pecados son nada. Allí está el pecador -exclamó señalando la choza-. Déjame contarte de los salvajes que se quedan allí…
-Prefiero que me hables de ti.
-No te preocupes por mí. Déjame mostrarte quién necesita ayuda -dijo corriendo hacia la choza-. Ven, miraremos por las ventanas. Él nunca me ve. Vamos juntos.
El hijo llegó a la choza antes de percatarse de que el primogénito no lo había seguido. Luego, el hijo mayor se dirigió al río. Allí, halló al último hermano que estaba metido hasta las rodillas en el agua apilando piedras.
-Papá me ha enviado para que te lleve a casa.
-No puedo hablar ahora. Tengo que trabajar -dijo el hermano sin siquiera levantar la vista.
-Papá sabe que has caído. Pero él te perdonará…
-Tal vez -interrumpió el hermano luchando por conservar el equilibrio contra la corriente-, pero tengo antes que llegar al palacio. Tengo que construir un sendero río arriba. Primero le mostraré que valgo la pena. Luego le pediré su misericordia.
-Él ya te ha dado su misericordia. Te llevaré río arriba. Nunca podrás construir un sendero. El río es demasiado largo. La tarea es mucha para tus manos. Papá me ha mandado para que te lleve a tu hogar. Yo soy más fuerte.
Por primera vez el hermano que apilaba piedras levantó la vista.
-¡Cómo te atreves a hablar con tanta irreverencia! Mi padre no va a perdonar con tanta facilidad. He pecado. ¡He pecado grandemente! Él nos dijo que evitáramos el río y desobedecimos. Soy un gran pecador. Necesito trabajar mucho.
-No, hermano mío, no necesitas trabajar mucho. Necesitas mucha gracia. La distancia entre tú y la casa de nuestro padre es demasiado grande. No tienes suficiente fuerza ni piedras para construir el camino. Es por eso que nuestro padre me envió. Él quiere que te lleve a casa.
-¿Estás diciendo que no puedo hacerlo? ¿Estás diciendo que no soy lo bastante fuerte? Mira mi trabajo. Mira las piedras. ¡Ya puedo dar cinco pasos!
-¡Pero tienes que dar cinco millones más!
El hermano más joven miró al primogénito con enojo.
-Sé quién eres. Eres la voz del mal. Tratas de seducirme y alejarme de mi trabajo sagrado. ¡Aléjate de mí, víbora! -respondió y le lanzó al primogénito la piedra que estaba a punto de colocar en el río.
-¡Hereje! -gritó el constructor de caminos-. Sal de esta tierra. ¡No puedes detenerme! Voy a construir este camino y llegaré hasta mi padre y él tendrá que perdonarme. Me ganaré su favor. Me ganaré su misericordia.
El primogénito sacudió su cabeza.
-Favor ganado no es favor. Misericordia ganada no es misericordia. Te imploro, déjame llevarte cargado río arriba.
La respuesta fue otra piedra. De modo que el primogénito se dio vuelta y se alejó. El hermano menor lo estaba esperando junto a la fogata cuando el primogénito regresó.
-¿Los otros no vinieron?
-No. Uno decidió divertirse, el otro juzgar y el tercero trabajar. Ninguno escogió a nuestro padre.
-¿De modo que se quedarán aquí?
El hermano mayor asintió lentamente.
-Por ahora.
-¿Y nosotros regresaremos al Padre? -preguntó el hermano.
-Sí.
-¿Me perdonará?
-¿Me hubiera enviado si así no fuera?
Y así el hermano más joven se subió a la espalda del primogénito y emprendió el camino hacia el hogar.

Los cuatro hermanos oyeron la misma invitación. Cada uno tuvo la oportunidad de que el hermano mayor lo llevara a casa. El primero dijo que no escogiendo una choza de lodo en vez de la casa de su padre. El segundo dijo que no optando por analizar las faltas de su hermano antes que admitir las suyas. El tercero dijo que no pensando que es más sabio dar una buena impresión antes que una sincera confesión. Y el cuarto dijo que sí escogiendo la gratitud antes que la culpa.
-Me divertiré -resuelve un hijo.
-Me compararé -opta otro.
-Me salvaré yo mismo -determina el tercero.
-Me entregaré confiado a ti -decide el cuarto.

¿Puedo hacerte una pregunta vital? Al leer acera de los hermanos, ¿Cuál de ellos describe tu relación con Dios? ¿Has reconocido, como el cuarto hermano, tu imposibilidad de emprender solo el regreso al hogar? ¿Estás atrapado en manos de la gracia? ¿O eres como uno de los otros tres hijos?

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16)


Atte
Joaco <><
 
Re: Historias

El le propone matrimonio en un arrebato de pasión y tal vez verdadero amor. Alguien decide que finalmente se dedicará a su verdadera carrera y vocación: la medicina.

Ella deja sus distracciones atrás, e ingresa al Instituto Bíblico con el propósito de prepararse para misionar en algún remoto lugar del mundo. Un adolescente toma la decisión de ser el mejor en el fútbol, y a partir de ahora, trabajará muy duro para lograrlo.

Los dos esposos finalmente concuerdan en que ella no debe abortar, y tendrán a ese hijo. Todos tienen un denominador común: decisiones fundamentales que ahora parecen sencillas, pero afectarán su propio futuro e inconscientemente, el de los demás.

El primero dejará de ser un soltero sin preocuparse por cuál jean usará el sábado, para transformarse en el eje de una familia. Otro salvará cientos de vidas en un hospital, desde una sala de emergencias. La chica que una vez decidió prepararse en el Instituto, ahora predica en un rincón de Nueva Guinea.

El otro es un reconocido futbolista y acaba de firmar un contrato millonario para jugar en Italia. La pareja que una vez decidió no abortar, hoy escucha a su hijo dar su discurso presidencial desde la Casa Blanca. Decisiones que causan un golpe cósmico en algún lugar. Decisiones que afectarán generacionalmente a otros.

Pequeñas decisiones que pasarán desapercibidas para cualquier escritor de grandes acontecimientos, pero que con el correr del tiempo, se transformarán en historia grande.

Yo tengo una historia, que habla de esas “sencillas” decisiones:

La Historia del Viejo Carpintero
Por Dante Gebel

Era una fría mañana de mayo, y el hombre pasaba el cumpleaños más triste de toda su existencia. Cumplía sus primeras cinco décadas de vida y el saldo no era favorable. Su esposa había enfermado hacía unos cuantos años. No importaba cuántos, habían sido eternos.

El hombre, de oficio carpintero, había visto cómo gradualmente el cáncer se llevaba lentamente a la compañera de casi toda una vida. Era una enfermedad humillante. ¿Cuándo fue la última vez que éste hombre de manos rústicas había dormido toda la noche? Casi no lo recordaba. Todo se había transformado en gris desde que el maldito cáncer llegó a casa. Su esposa no tenía el menor parecido con la foto del viejo retrato matrimonial que colgaba sobre la cama. Ahora solo era un rostro cadavérico, níveo, sin color y por debajo del peso normal de cualquier ser humano.

“-Usted es una señora adulta- había dicho el médico-, váyase a casa, y… espere.”.

El hombre, temperamental y de manos rudas, sabía lo que había de esperar. Lo inevitable. Aquello que le arrebataría su esposa y madre de sus cuatro hijos. Sin piedad, sin otorgarle unos años más de gracia. El putrefacto aliento de la muerte parecía llenar la atmósfera con el pasar de los días.

La bebida era como una anestesia para el viejo carpintero. Por lo menos, por unas horas no estaba obligado a pensar. Por el tiempo que durara la borrachera, tendría un entretiempo en medio de una vida que no le daba tregua. Había cualquier tipo de alcohol diseminado por toda la casa; en el armario, la heladera, el garage, el galpón, y hasta una botella en el aserrín de un viejo y enmohecido barril. Este era su cumpleaños. El hombre festejaba un año más de vida y un año menos junto a su esposa.

El gemido de su esposa lo despertó del letargo.”-Recuerda- dijo suavemente la mujer- que hoy estamos invitados a ir a esa iglesia…”

El hombre hizo un gesto de disgusto. El había sido luterano desde su niñez y hacía años que no pisaba una iglesia. Apenas recordaba algunas canciones religiosas en idioma alemán que se entonaban en su Entre Ríos natal. Pero el pedido de su mujer no era una opción, era un ruego desesperado.

Tal vez el último deseo de quien lucha cuerpo a cuerpo con el tumor que se empecinó en invadirlo todo. Un último intento por acercarse a Dios antes de partir para siempre. El carpintero de las manos rudas y aliento a bebida blanca, asintió con la cabeza. Irán a esa iglesia que su hijo mayor les había hablado. Estaba un poco lejos, pero cuando el cáncer se instala en un hogar, a nadie le importa el tiempo. Ya nadie duerme en la casa del carpintero.

Esa noche, la del cumpleaños, el matrimonio llegó con sus dos hijos menores a la remota iglesia evangélica de algún barrio de Del Viso, Buenos Aires. El se apoyó en la pared del fondo y oyó el sermón.

“-Linda manera de festejar el cumpleaños” - habrá pensado.

Pero continuó allí con profundo respeto, viendo como su esposa lloraba frente al altar.

El casi no oyó el mensaje, pero si lo importante, de Jesucristo y Su poder transformador y, junto a su mujer, el hombre que escondía botellas de alcohol en el aserrín, pasó al frente. Los dos tomaron una decisión. Aceptaron a Cristo como su suficiente Salvador y el único Señor de sus vidas. Una sencilla decisión que no pareció demasiado histórica, y estoy seguro que muy pocos, esa noche, se percataron del carpintero y su enferma esposa. Pero a ellos le cambió la vida para siempre.

Ella observó cómo el cáncer retrocedía lentamente hasta transformarse milagrosamente en un mal recuerdo. El hombre se deshizo de todas las botellas de alcohol y jamás volvió a tomar. Lo que comenzó como un mal día, terminó con una decisión que afectan el futuro para siempre.

A propósito, la historia es real y ocurrió un primero de mayo de 1975. El carpintero de las manos rudas jamás se hubiese imaginado que debido a su buena decisión, no sólo se sanaría su esposa, sino también, algún día afectaría a sus hijos. Su hijo menor, que por aquel tiempo tenía siete añitos, hoy le predica a cientos de jóvenes y entre otras cosas, escribe esta nota.

Eso es a lo que yo llamo una decisión generacional. Miles son afectados por un sencillo paso al frente. Cuando decidas a qué te vas a dedicar, con quién te vas a casar, o sencillamente pases al frente de algún altar a tomar un nuevo compromiso con el Señor, recuerda que estás escribiendo la historia. La tuya y la de los demás.

Hace poco les dije a mis padres que estaba profundamente agradecido por aquel gris primero de mayo en el que tomaron la decisión más radical de sus vidas. Les dije que cada joven que llegaba a oír mis mensajes, también le estaban agradecidos.

Y les dije, además, que siento una tremenda responsabilidad, cuando tomo una de esas “sencillas” decisiones como por ejemplo, el escribir esta nota. Porque nunca sé a quiénes y a cuántos estoy afectando. Aunque de algo estoy completamente seguro: a cada minuto de nuestras vidas, escribimos la historia.


¿Y tú amigo lector? ¿Qué decisión estás por tomar hoy? Espero que en ella esté involucrado Tu Hacedor, el que te dió la vida, y que manifieste que le reconoces como Señor y como Salvador.

"He aquí, yo [Jesús] estoy á la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré á él, y cenaré con él, y él conmigo" (Apocalipsis 3:20)

"Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas. Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal. Porque yo te mando hoy que ames á Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos y sus estatutos y sus derechos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra á la cual entras para poseerla" (Deuteronomio 30:14-16)


Atte.
Joaco <><
 
Re: Historias

DIOS TE BENDICE HERMANO.

Bendita la perseverancia que Dios ha puesto en tí.

Abrazos.
 
Re: Historias

DIOS TE BENDICE HERMANO.

Bendita la perseverancia que Dios ha puesto en tí.

Abrazos.
Amada hermana Teresita,
Muchas gracias por tus palabras, me bendicen y me animan mi hermana, y no sabes cuanto. Y toda la gloria y toda la honra sean para nuestro maravilloso y hermoso Papá, porque sin duda, si algo bueno tenemos, procede de Él.

Que nuestro Dios esté derramando abundantemente de Su gracia y de su paz en tu vida y la de tus seres queridos, y que en estas fechas podamos seguir compartiendo y hablando de las buenas nuevas que Dios tiene para todos los hombres: Que nos ama.

Un fuerte fraternal abrazo para tí y tu hija, la que te ayuda con esto del foro.

Atte.
Joaco <><
 
Re: Historias

La mas maravillosa historia
Por Tony Hancock

El evangelista Billy Graham cuenta la historia de algo que le sucedió hacia el principio de su largo ministerio. Llegó a un pueblo para realizar una serie de reuniones evangelísticas. Deseando enviar una carta, le preguntó a un niño en la calle cómo llegar a la oficina de correos.

Después de que el niño le había explicado cómo llegar, el reverendo Graham le dio las gracias, y luego le dijo: 'Si vienes esta noche a la iglesia, te diré cómo llegar al cielo'. El niño respondió: 'No lo creo. ¡Usted ni siquiera sabe cómo llegar a la oficina de correos!'

Era un niño listo, ¿verdad? Ahora observemos dos cosas en esta historia. En primer lugar, demuestra el interés que tenemos todos en oír una historia. Cuando oímos las palabras: "Quiero contarte una historia", empezamos a prestar atención. Es con buena razón que la mayor parte de la Biblia consiste en historias, no en discursos o explicaciones.

En segundo lugar, ilustra un problema que enfrentamos todos. ¿Cómo podemos llegar al cielo? ¿Quién sabe cómo llegar a ese lugar? Hay una historia que nos puede dar la respuesta. Es una historia antigua, pero jamás trillada. Veámosla.

"E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria"
(1 Timoteo 3:16)


Alguien comentó una vez que los versos 3:16 de la Biblia suelen ser muy significativos. Podemos pensar en Juan 3:16, con su resumen del evangelio; en 2 Timoteo 3:16, con sus verdades tan preciosas acerca de la Palabra de Dios; y muchos otros ejemplos.

Este verso es otra muestra. Aquí encontramos, en un verso, un gran resumen de aquella gran historia, la historia de Cristo. Vemos, en primer lugar, que


I. La historia de Cristo es la revelación de la fe verdadera

La Palabra dice: "Grande es el misterio de nuestra fe". La Reina Valera lo traduce así: "Grande es el misterio de la piedad". ¿En qué sentido es un misterio? Cuando oímos la palabra misterio, solemos pensar en algún crimen que sólo un gran detective puede resolver, o en algún suceso que nadie puede explicar.

En la Biblia, sin embargo, la palabra misterio generalmente significa lo siguiente: verdad antes velada pero ahora revelada. Habla de verdades que antes eran desconocidas, pero que Dios ahora ha revelado en Su sabiduría y bondad.

Este misterio consiste en la historia de Cristo, que había sido profetizada en el Antiguo Testamento, pero que nadie realmente conoció o entendió hasta que Jesús vino a este mundo. Este es el misterio de la piedad: la historia de Cristo, lo que El vino a hacer por nosotros. Es más, ese misterio es la verdadera religión. La palabra que se traduce piedad en la Reina Valera y fe en la Nueva Versión Internacional tiene que ver con la religión. En otras palabras, podríamos decir que en Cristo, se ha revelado la verdadera religión. Lo que Dios realmente desea de las personas se ve en Cristo, lo que realmente nos reconcilia con Dios está en Cristo.

El mismo lo dijo. Cuando le preguntaron: "'¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras que Dios exige?' Jesús respondió: 'Esta es la obra de Dios: que crean en aquel a quien Él envió" (Juan 6:28-29). En Cristo está la revelación de lo que Dios realmente desea de nosotros, esto es, que creamos en El como Señor y Salvador.

Hay muchas religiones, que el hombre ha inventado, pero aquí vemos lo que Dios desea de nosotros. Las religiones humanas son formas en que el hombre trata de llegar a Dios. Son como la torre de Babel; mediante ellas, el hombre pretende construir - por sus buenas obras, por sus costumbres religiosas - una forma de subir hasta llegar a Dios.

En Cristo, en cambio, Dios ha bajado hasta nosotros. Es por esto que la historia de Cristo es la revelación de un misterio. Por El, Dios nos ha mostrado lo que El quiere de nosotros. Cuando vienes a Cristo, tienes que dejar atrás la religión humana y reconocer que sólo Dios te puede salvar. Sólo Dios puede rescatarte y traerte a la victoria.


II. La historia de Cristo es una historia de sacrificio y victoria

Observen conmigo las tres frases que describen el sacrificio y la victoria de Cristo. Leemos: "El se manifestó como hombre, fue vindicado por el Espíritu, visto por los ángeles". ¿A quién se refiere con el pronombre El? Los versos anteriores nos dan como antecedente Dios.

Esto nos lleva al primer sacrificio. Jesús, siendo por naturaleza Dios y poseyendo todos los atributos de la divinidad, se hizo hombre. Compartió nuestra carne. ¿Cómo podemos nosotros comprender la profundidad de este sacrificio? Pongamos un ejemplo.

¿Alguna vez has tenido que dejar atrás una comodidad a la que te habías acostumbrado? Recuerdo algunos meses que pasé durante mis años de estudio universitario en los que se me había descompuesto el carro. No era esencial para mí tener carro, así que no lo compuse; pero ¡qué frustración no sentir la libertad de salir cuando yo quisiera!

Si nunca hubiera tenido carro, no me habría dolido; pero al haber tenido carro y luego perder esa comodidad, se produjo una desilusión y una sensación de pérdida en mí. Quizás tú has tenido una sensación similar cuando se ha descompuesto la televisión, o el teléfono.

Bueno, a comparación con lo que hizo Jesucristo, esas cosas son pequeñeces totalmente insignificantes. Si multiplicamos nuestros sentimientos al perder aquello que valorábamos, entonces, podemos empezar a comprender en pequeña medida lo que le significó a Cristo dejar atrás el cielo y manifestarse en carne humana.

Como Dios, El tenía miles de ángeles para cumplir cualquier deseo suyo. Como hombre, tuvo que sufrir como súbdito de un imperio cruel y humillante. Como Dios, jamás conoció el hambre, la sed, el cansancio; como hombre, experimentó todas estas cosas.

Y sin embargo, allí no se acaba el asunto. Su sacrificio llegó mucho más allá de eso; no sólo se hizo hombre, sino que sufrió una muerte humillante y dolorosa. Todo esto lo hizo por ti - y por mí. Su muerte fue lo que nosotros merecíamos. El tomó nuestro lugar, como substituto.

Pero no se quedó en la tumba; el poder del Espíritu Santo lo resucitó, mostrando así que El es quien dijo ser. Cualquiera podría decir lo que Jesús dijo, pero el hecho de que resucitó es la muestra de que era verdad; que El realmente es el Hijo de Dios y Salvador del mundo.

Luego regresó al cielo, siendo adorado por los ángeles, habiendo ganado la victoria sobre las fuerzas de la muerte y del mal. ¡Qué gloriosa victoria! Vino a través de su sacrificio. Por medio del sacrificio de Cristo, cualquiera de nosotros puede compartir esa victoria. Por eso,


III. La historia de Cristo es una historia que se debe compartir

En vista de la victoria que ha ganado Cristo mediante su sacrificio, tenemos algo para proclamar al mundo. Por esto dicen las últimas tres frases de nuestro verso: "proclamado entre las naciones, creído en el mundo, recibido en la gloria".

Hay un orden de eventos en estas frases. Primero, se proclama el mensaje. Jesús nos dejó como encargo: "Vayan y hagan discípulos a todas las naciones" (Mateo 28:19). Como resultado, muchos creerán en El de entre las naciones del mundo. Un día, El volverá de la gloria a donde subió, y nos llevará a estar con El.

Si tenemos esa esperanza, la debemos de compartir. Esta es nuestra misión. Si descubrieras un remedio para el cáncer, ¿no lo compartirías con todo el mundo para que se pudieran salvar muchas vidas? ¡Sería cruel no hacerlo!

Dios nos ha encomendado a nosotros un mensaje aun más importante que un remedio para el cáncer. Es un mensaje que tiene poder para transformar vidas, para cambiar al pecador más endurecido y dar esperanza al alma más abatida.

Se cuenta la siguiente historia de Guillermo Booth, el fundador del Ejército de Salvación. El caminaba en Londres con su hijo de 12 ó 13 años. Para sorpresa del hijo, repentinamente lo metió a un bar. El lugar estaba lleno de hombres y mujeres marcados por el vicio y el crimen, muchos de ellos embriagados. Los humos de tabaco y el olor a alcohol envenenaban el ambiente.

"Hijo", dijo Booth, "ésta es nuestra gente". "Quiero que vivas para ellos, y que los traigas a Cristo". El hijo de Booth recordó ese momento toda su vida; años después escribió, "la impresión nunca me dejó".

¿Qué vemos cuando miramos a nuestro alrededor? ¿Vemos "chusma"? ¿O vemos nuestra gente, las personas que Dios nos está llamando a evangelizar? Cuando miramos hacia otros países, ¿vemos extranjeros con costumbres extrañas? ¿O vemos nuestra gente, las personas a quienes Dios nos llama a enviar misioneros?


Conclusión

A un misionero en Africa se le preguntó si realmente le gustaba el trabajo que hacía. Su respuesta fue sorpresiva. "¿Me gusta el trabajo? No, no me gusta. A mi esposa y a mí no nos gusta la mugre. Nos gustan la limpieza y el orden. No nos gusta entrar de rodillas a asquerosas chozas rodeados por desechos de cabra. Pero... ¿será que no haremos nada para Cristo que no nos guste? Que Dios tenga misericordia de nosotros, si es así. Que nos guste o no nos guste no tiene nada que ver. Hemos recibido órdenes de 'ir', y vamos. El amor nos impulsa".

Nosotros hemos recibido órdenes también - órdenes de ir y contar la historia de Cristo. Según la Junta de Misiones Internacionales, existen 11.362 grupos étnicos en este mundo, y 6.494 de ellos, unos 3.600 millones de personas, no han sido alcanzados. Ciertamente, en las palabras de nuestro Señor, "la mies es mucha, y los obreros pocos" (Mateo 9:37).

¿Qué haremos para que más obreros puedan ir a la mies? ¿Oraremos? ¿Ofrendaremos? ¿Iremos? Tenemos una historia que contar, una historia de salvación y de transformación. Si esa historia nos ha transformado, ahora nos corresponde llevarla a otros.

En esta Navidad, ¿qué harás para que más personas puedan oír la historia de Cristo?



Ministerios Bethel
Oficina: Calle Martires del Rio Blanco # 38
Col. Loma Linda
Ensenada, BC Mexico
Tel. (646) 178-0254 E-mail: betheldelomalinda@ yahoo.com. mx
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Antorcha Biblica


Atte.
Joaco <><
 
Re: Historias

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Atte.
Joaco <><
 
Re: Historias

¿ERES TU JESUS?

Un grupo de vendedores fue a una convención de ventas. Todos le habían prometido a sus esposas que llegarían a tiempo para cenar el viernes por la noche.

Sin embargo, la convención terminó un poco tarde, y llegaron retrasados al aeropuerto. Entraron todos con sus boletos y portafolios, corriendo por los pasillos.

De repente, y sin quererlo, uno de los vendedores tropezó con una mesa que tenía una canasta de manzanas. Las manzanas salieron volando por todas partes. Sin detenerse, ni voltear para atrás, los vendedores siguieron corriendo, y apenas alcanzaron a subirse al avión.

Todos menos uno. Este se detuvo, respiró hondo, y experimentó un sentimiento de compasión por la dueña del puesto de manzanas. Le dijo a sus amigos que siguieran sin él y le pidió a uno de ellos que al llegar llamaraa su esposa y le explicara que iba a llegar en un vuelo más tarde. Luego,,se regresó a la terminal y se encontró con todas las manzanas tiradas por el suelo.

Su sorpresa fue enorme, al darse cuenta de que la dueña del puesto era una niña ciega. La encontró llorando, con enormes lágrimas corriendo por sus mejillas. Tanteaba el piso, tratando, en vano, de recoger las manzanas, mientras la multitud pasaba, vertiginosa, sin detenerse; sin importarle su desdicha.

El hombre se arrodilló con ella, juntó las manzanas, las metió a la canasta y le ayudó a montar el puesto nuevamente. Mientras lo hacía, se dio cuenta de que muchas se habían golpeado y estaban magulladas. Las tomó y las puso en otra canasta.

Cuando terminó, sacó su cartera y le dijo a la niña: "Toma, por favor, estos cien pesos por el daño de las manzanas. ¿Estás bien?"

Ella, llorando, asintió con la cabeza.

El continuó, diciéndole, "Espero no haber arruinado tu día".

Conforme el vendedor empezó a alejarse, la niña le gritó: "Señor..." Él se detuvo y volteó a mirar esos ojos ciegos. Ella continuó: "¿Es usted Jesús...?"

Él se paró en seco y dio varias vueltas, antes de dirigirse a abordar otro vuelo, con esa pregunta quemándole y vibrando en su alma: "¿Es usted Jesús?"


Y a ti, ¿la gente te confunde con Jesús? Porque ese es nuestro destino, ¿no es así? Parecernos tanto a Jesús, que la gente no pueda distinguir la diferencia. Parecernos tanto a Jesús, conforme vivimos en un mundo que está ciego a su Amor, su Vida y su Gracia.

Si decimos que conocemos a Jesús, deberíamos vivir y actuar como lo haría Él. Conocerlo es mucho más que citar los Evangelios, e ir a la iglesia. Es en realidad, vivir Su palabra cada día.

Tú eres la niña de sus ojos, aún cuando hayas sido golpeado por las caídas.

Él dejó todo y nos recogió a ti y a mí en el Calvario; y pagó por nuestra fruta dañada.

¡Empecemos a vivir como si valiéramos el precio que Él pagó!

¡Empecemos hoy!

Oración:
QUERIDO PADRE, DERRAMA TU SANTO ESPÍRITU PARA QUE ME AYUDE A IMITAR A TU SANTO HIJO JESÚS, TU COMPLACENCIA, ALEGRÍA Y GOZO.

EN SU PODEROSO NOMBRE TE LO PIDO.

AMÉN.


Atte.
Joaco <><
 
Re: Historias

Olor fragante para Dios
Por Erwin y Rebecca Lutzer (Tomado de su libro "Jesús, quien ama el alma de la mujer"´- capítulo 8, Jesús, quien ama a la mujer extravagante

"Y Jesús, seis días antes de la Pascua, vino a Bethania, donde estaba Lázaro, que había sido muerto, al cual había resucitado de los muertos. E hiciéronle allí una cena y Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa juntamente con Él. Entonces María tomó una libra de ungüento de nardo líquido de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y limpió Sus pies con sus cabellos, y la casa se llenó del olor del ungüento. Y dijo uno de Sus discípulos, Judas Iscariote, hijo de Simón, el que le había de entregar. ¿Por qué no se ha vendido este ungüento por trescientos dineros, y se dió a los pobres? Mas dijo esto, no por el cuidado que él tenía de los pobres sino porque era ladrón, y tenía la bolsa, y traía lo que se echaba en ella. Entonces Jesús dijo: 'Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto; Porque á los pobres siempre los tenéis con vosotros, mas á mí no siempre me tenéis" (Juan 12:1-8)

No sé si alguno conoce la historia de Dorie Vanston, ella es autora de dos libros: "Dorie, la joven a la que nadie amaba" y "Sin lugar para llorar". Ella está, sin lugar a dudas, completamente enamorada de Jesús. Como María de Bataníia, Dorie es generosa, compasiva y está totalmente dedicada al Señor. No escatima nada de lo que sea para el bien de Jesús o para Su gloria.

Conocimos a Dorie en 1971, cuando nos encontramos con ella y su marido Llloyd, en una conferencia. Ella había compartido de su infancia con tal entusiasmo y gracia que nos hizo llorar. Fueron lágrimas de dolor por lo que ella había sufrido cuando era niña, pero también fueron lágrimas de gratitud por el hecho de que Dios tomó a alguien que no era nadie y la transformó en una persona que lo habría de glorificar.

Dorie fue concebida fuera del matrimonio y nació en un hogar en el que ni su madre ni su padre la querían. Cuando tenía seis años, fue dejada en un orfanato de Okland, California. Su madre prometió visitarla, pero durante los siete años siguientes fue a verla sólo dos veces. Allí, un miembro del personal del orfanato abusó física y sexualmente de ella; una historia que ha sido confirmada por otros que estaban en ese lugar durante aquel tiempo.

Cuando un grupo de alumnos de la universidad bíblica de la ciudad visitó el orfanato, Dorie, que siempre era la niña mala, se sentó en el suelo mientras pensaba en hacer alguna travesura. Cuando los estudiantes terminaron su presentanción del evangelio y se estaban preparando para irse, uno de ellos se dio vuelta y dijo: "Niños, aunque se olviden de todo lo que les hemos dicho, recuerden esto: '¡Dios los ama'!".

Dorie, con la cabeza inclinada, dijo en su corazón: Dios, ninguno me ha amado jamás, pero si tú me amas, puedes tenerme. Aquella noche, como cada noche, lloró antes de dormirse, pero esta vez fue con lágrimas de alegría. dentro de ella había sucedido algo, y estaba segura de que había encontrado a Dios, mejor dicho, de que Dio la había encontrado a ella.

Cuando salió del orfanato, Dorie pasó por una serie de hogares adoptivos donde continuó siendo maltratada. pero se relacionó con una iglesia en la que le dieron un Nuevo Testamento y comenzó a seguir al Señor a plenitud. Asistió a una universidad bíblica, se casó con un hombre piadoso, y jusntos trabajaron como misioneros entre los cazadores de cabezas de Nueva Guinea.

Lloyd, el amado esposo de Dorie, murió repentinamente en 1085, y durante todos estos años de soledad, Dorie ha viajado por los Estados Unidos y por el mundo compartiendo lo que el amor de Dios puede hacer dando esperanzas a los maltratados, a los que son abandonados y a los no deseados de este mundo.

Si Dorie hubiera estado presente en la cena registrada en Juan 12, como María de Betania, ella habría sido la primera en abrir su costoso frasco de perfume para ungir los pies de Jesús. Hoy en día, la vida de Dorie se caracteriza por su extravagancia. Sostiene misioneros con sus magros ingresos y ministra incansablemente a los no deseados y a los rechazados. "Yo estaba tan desesperada que me arrojé sobre el Señor", suele comentar. "Y por eso he dedicado el resto de mi vida a servirle". Con total abandono, le entregó su vida al único que la aceptó cuando ningún otro lo hubiera hecho.

No resitamos la trituración que Dios trae a nuestras vidas. Si las flores no hubiesen sido trituradas, maría no había tenido el perfume con el que ungió a Jesús. De la misma manera, el Señor nos tritura para que podamos convertirnos en su fragancia en nuestra adoración y nuestro servicio. Somos quebrantados por Él para que podamos ganarle al mundo que ha sido quebrantado por el pecado. Entonces, nuestra invesrión más sabia es perder nuestra vida para que podamos ganarla para la causa del reino.

"El que hallare su vida, la perderá; y el que perdiere su vida por causa de mí, la hallará" (Mateo 10:39)

Jesús nos demanda esa clase de devoción para que podamos ganarle a un mundo quebrantado. Todo lo que guardamos para nosotros mismos se pierde; todo lo que le entregamos a Jesús permanece. Deberíamos poner nuestrs posesiones más valiosas y nuestros tesoros más preciosos a los pies de Jesús.

Oración:
Padre Celestial, dame un corazón como el de María, para que esté dispuesto a amarte sacrificadamente y hasta la extravagancia. Enseñame el valor de adorate a cualquier precio. Muéstrame aquellas cosas que no estoy poniendo bajo tu control y tu propósito. Con Tu ayuda, estoy dispuesto a ser triturado por Tu amorosa mano. Solamente deseo una cosa: Agradarte y producir para Ti una fragancia que permanezca por toda la eternidad. Por favor, indícame qué quieres que haga para tí.

En el nombre de Jesús,
Amén.


Atte.
Joaco <><
 
Re: Historias

Impactante historia de la vida real - Brian Boyle
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Mi nombre es Brian Boyle, y soy la prueba de que los milagros suceden.

Un mes después de que me gradué de escuela secundaria en 2004, yo llegaba a casa de la práctica de natación y me ví
Involucrado en un accidente fatal con un Camión e Basura.

El impacto de la violenta colisión destrozó mi corazón en mi pecho, destrozó mis costillas, la clavícula, la pelvis, colapsarón mis pulmones, causando daños a cada órgano, mis riñones e hígado dejaron de funcionar, mi bazo y vesícula biliar tuvieron que ser removidas, resultando en la pérdida de El 60% de mi sangre, graves daños a los nervios de mi hombro izquierdo, dejandome en coma siendo sostenido por equipos electronicos y medicos durante más de dos meses en el Prince Georges Hospital Center en Cheverly, MD.

No tengo una memoria del accidente, o de los pocos días antes de la fecha del accidente. Lo primero que recuerdo después de la colisión y que aún está vivo en mi mente hasta el día de hoy, era estar en un gran tubo de color blanco. En este tubo había un muchacho sentado a mi izquierda, y muchos otros muchachos y muchachas sobre mi lado derecho (uso el término muchachos porque parecían ser de mi edad). Yo no sabía por qué yo estaba allí o incluso cómo llegue allí, en primer lugar. Cuanto más tiempo pasaba allí, más podía visualizar mi entorno. El muchacho a mi izquierda tenía un teléfono celular, y me preguntó si lo necesitaba para llamar a alguna persona por mi. Le dije "sí, puedes llamar a mis padres y decirles que los amo."

La siguiente cosa que recuerdo es despertar en una cama de hospital, químicamente paralizado y conectado con todas esas máquinas. En medio de todos los pitidos y zumbidos que emitián los equipos médico que estaban salvando mi vida en ese instante, he podido oír a mi mamá y papá diciendome entre pausas dramáticas y llorando histéricamente, que "todo iba a estar bien".

Sólo momentos antes creo que estaba esperando en línea para conocer mi juicio definitivo, pero ese no debe haber sido mi tiempo. Momentos después, tuve volver a la vida. Esto fue sólo el comienzo de mi sufrimiento.

me cuentan que morí ocho veces mientras estaba en la unidad de cuidados intensivos, e incluso, cuando me desperté de mi coma, no podía hablar ni comunicarme. No se sabía con seguridad si quisiera saldría de mi habitación en una silla de ruedas o una bolsa de morgue. En lo que respecta a mi futuro, no existía.

Caminar de nuevo nunca sucedería por todas las graves lesiones y a causa de la pelvis destrozada. El pensar de nuevo en la natación, era sólo eso, sólo un pensamiento. Al igual que mi cuerpo, mis sueños se hicieron añicos. Pero, ¿no me dí por vencido porque sabía que Dios tenía un plan para mí.


Después de pasar dos meses en estado de coma, 14 operaciones, 36 transfusiones de sangre, 13 tratamientos de plasma , perdí un total de 100 libras y tuve que ir a un centro de rehabilitación en Baltimore. Tuve que aprender a hablar, comer, caminar, ducharme, y vivir de forma independiente. Después de esa experiencia agonizante, tuve que ir a terapia ambulatoria en Waldorf, Maryland.

Después de pasar unos meses en una silla de ruedas, tomé la desición de trabajar duro para volver a caminar, asi que comencé a pasos de bebé para caminar por mi cuenta. Fue un milagro, despues de mucho esfuerzo, pude caminar de nuevo, pero quería probarle los médicos que no sólo podría caminar, sino también correr. Después de que lo había logrado, decidí que era momento de trabajar duro para volver de nuevo en la piscina. Después de unas cuantas pruebas de pulmón, pude ir a la piscina un poco cada semana.

Antes del accidente yo tenía tres objetivos: ir a la universidad, nadar en el equipo, y competir en un triatlón ironman (hombre de hierro) algún día. Después de unos meses de unas cuantas vueltas de natación aquí y allá con mi pareja y la buena formación de amigos, Sam Fleming, decidí que yo no iba a permitir que mis lesiones me impidieran vivir mi sueño. Seis meses después de que empecé mi primer año en el St Mary's College de Maryland - y me convirtí en un orgulloso miembro del equipo de natación.

Es muy fácil leer o escuhar estos hechos de la lista y hacer que se vea como si todo fue un logro facily que todo se dió de una manera que todo encajó perfectamente, pero la verdad es que no. No fue fácil, no entonces, y no ahora. El dolor y la agonía fue real y existió a través de todo el camino - en los buenos tiempos y los muy malos.

No fue una situación fácil estar en una cama, mirando al techo, a sabiendas de que su vida se acaba mientras estás viendo a un sacerdote leyendote los últimos derechos. Pensé dentro de mí mismo una y otra vez, ¿por qué me pasó esto a mí. Siempre fui un buen chico, recibí buenas calificaciones en la escuela, e asistía la iglesia. ¿Por qué algo tan horrible como esto a mí? ¿Por qué Dios permite esto? pasé día tras día preguntandome por qué? Y, entonces me di cuenta. Todo mi esfuerzo de pensar y pensar lo estaba gastando en las preguntas equivocadas, (los Porque a mi? si yo esto... y aquello..) - así que cambié mi manera de pensar a una sola pregunta y esa era la única ... ¿por qué estaba aún con vida?, después de eso ya no tenía más preguntas . Finalmente entendí mi propósito en la vida.

Con los 50 años la esperanza de vida se me dio de los médicos, ahora estoy tratando de vivir cada día al máximo y esperamos inspirar y motivar a otras personas en su vida y su fe. Algunas personas dicen que soy como 'Lázaro' porque Dios me trajo de vuelta a la vida. Todo lo que sé es que quiero aprovechar al máximo el precioso tiempo que se dan.

Mi historia es acerca de la recuperación y el regreso, pero quiero hacer mucho más que eso. Quiero hacer un impacto positivo en el mundo. Quiero motivar espero inspirar a otras personas a través de mis esfuerzos a nunca renunciar a sus sueños y para no dejar nunca de creer y su fe en Dios, no importa cuán malo pueda parecer una situación.

Marcos 9:23
“Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.”
Mateo 19:26
Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.
Josué 1:9
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque el Señor tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.”
Filipenses 4:13
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. ”
Romanos 8:37
“Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. ”
Isaías.26:3
“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en Ti persevera; porque en Ti ha confiado”


Actualizado: Brian completó recientemente la media-carrera Steelhead 70,3 ironman en Michigan y se le dió también un espacio en los medios de comunicación de inspiración a los atletas competir en el 2007 Ford Ironman World Championship, su historia apareció en la NBC 'Ironman' como la principal.

Puedes ver el Video del reportaje (en ingles) Aquí en este enlace

http://www.renuevodeplenitud.com/ref...ian-boyle.html

(copia la linea en tu internet browser)
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Re: Historias

DULCES HISTORIAS, Algo debemos de aprender de los razonamientos de estos niños y es el hecho de siempre ver las cosas con un enfoque positivo para que nada nos detenga y de esta manera poder alcanzar nuestras metas y objetivos.


Al autor y orador Leo Buscaglia, se le solicitó que fuera parte del jurado de un concurso. El propósito del concurso, era encontrar al niño más cariñoso.

El ganador fue un niño de 4 años cuyo vecino era un anciano a quien recientemente se le había muerto la esposa. El niño, al ver al hombre sentado en una banca del patio y llorando, se metió al patio del anciano, se subió a su regazo y se sentó.

Cuando su mamá le preguntó que le había dicho al vecino el pequeño niño le contestó:

"Nada, sólo le ayudé a llorar".

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Debbie Moons, maestra de primer grado, estaba discutiendo con su grupo la pintura de una familia. En la pintura había un niño que tenía el cabello de diferente color al resto de los miembros de la familia.

Uno de los niños del grupo sugirió que el niño de la pintura era adoptado y una niña compañera de él le dijo: "Yo sé todo acerca de las adopciones, porque yo soy adoptada".

"¿Qué significa ser adoptada?" preguntó el niño y la niña le contestó:

"Significa que uno no crece en el vientre de su mamá sino que crece en su corazón".

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Una niña de 4 años estaba con su pediatra; mientras el doctor le revisaba los oídos con el otoscopio, le pregunta:
"¿Crees que adentro me encontraré al Pájaro Abelardo?"....La niña permaneció en silencio.

Enseguida el doctor tomó el abate lenguas y mientras revisaba su garganta le preguntó:
"¿Crees que ahí dentro me encontraré al monstruo galletero?"... y de nuevo la niña no contestó nada.

El doctor puso el estetoscopio en el pecho de la niña y mientras escuchaba su corazón le preguntó:
- "¿Crees que escucharé a Barney ahí adentro?"

"Oh, no"- contestó la niña, "Barney está pintado en mis zapatos, en mi corazón está Dios".

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Una vez que conducía mi automóvil desde mi trabajo hacia mi casa, me detuve para ver un juego de béisbol de las pequeñas ligas que se estaba jugando en un parque cercano a mi casa.
Cuando me estaba sentando en la banca de la línea de la primera base le pregunté a uno de los niños cual era el marcador:

"Estamos abajo 14 a 0" me contestó con una sonrisa.

"¿en serio?- Le pregunté; - tengo que admitir que no pareces estar muy desanimado".

"¿Desanimado?" dijo el niño con una cara de confusión, -"¿Por qué debo estar desanimado?.

Aún no hemos tenido turno al bate."

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Siempre que estoy decepcionado de mi vida, me detengo a pensar en el pequeño Jaime Scout. Jaime estaba intentando conseguir una parte en una obra de la escuela. Su mamá me dijo que había puesto su corazón en ello pero aún así temía que no fuera elegido.

El día que fueron repartidas las partes de la obra, yo estuve en la escuela.

Jaime salió corriendo con los ojos brillantes de orgullo y una gran emoción.

"Adivina qué mamá" y me dijo gritando las palabras que permanecerán como una lección para mi:

"He sido elegido para aplaudir y animar".

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Una lección para el corazón es mi hija Sara de 10 años, quien nació sin un músculo de uno de sus pies, por lo que usa un aparato todo el tiempo que le permite caminar.

Un hermoso día de primavera llegó de la escuela y me dijo que había competido en las Varreras de los eventos deportivos de la escuela.

Debido al soporte de su pierna, empecé rápidamente a pensar en algo que decirle para darle valor y animar a mi Sara, acerca de que no dejara que esto la desanimara, pero antes de que
yo pudiera decir algo ella dijo: -"Papi, gané dos de las carreras.

Yo no podía creerlo. Después dijo: "Tuve ventaja".

Ah, ya lo sabía, pensé que la dejaron correr antes que a los demás. Pero una vez más antes de que yo pudiera decir una palabra, ella dijo:

"Papi no me dejaron correr antes que a los demás.

Mi ventaja fue tener que tratar más fuerte que los demás".

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En Nueva York un niño de 10 años estaba parado, descalzo,frente a una tienda de zapatos apuntando a través de la ventana y temblando de frío.

Una señora se acercó al niño y le dijo: "Mi pequeño amigo ¿qué estás mirando con tanto interés en esa ventana?".

La respuesta fue: - "Le estaba pidiendo a Dios que me diera un par de zapatos".

La señora lo tomó de la mano y lo llevó adentro de la tienda, le pidió al empleado que le diera media docena de pares de calcetines para el niño.

Preguntó si podría prestarle una palangana con agua y una toalla.

El empleado rápidamente le trajo lo que pidió. La señora se llevó al niño a la parte trasera de la tienda, se quitó los guantes, le lavó los pies al niño y se los secó con la toalla. Para entonces el empleado llegó con los calcetines, la señora le puso un par de ellos al niño y le compró un par de zapatos. Juntó el resto de los calcetines y se los dió al niño.

Ella acarició al niño en la cabeza y le dijo: - "¡No hay duda pequeño amigo que te sientes más cómodo ahora!"

Mientras ella daba la vuelta para marcharse, el niño la alcanzó, la tomó de la mano y mirándola con lágrimas en los ojos le preguntó: - "¿Es usted la esposa de Dios?"

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Si hacemos llegar este mensaje a la gente que conocemos, contribuiremos a hacer de este mundo un mejor lugar para vivir y recuerda decir:
"Gracias."

Gracias por la oportunidad que tengo de compartirlo contigo y sobre todo...

Por tener amigos tan especiales.

"Quien no comprende una mirada tampoco comprenderá una larga explicación

 
Re: Historias

No había prestado aun atención a estas historias :)
 
Re: Historias

Mi nombre es Eduardo. Soy nacido en el estado de Veracruz, Mexico.

La razón por la que emigré a los Estados Unidos es que en la región donde yo vivía la vida para mi familia era difícil. No me pagaban como pagan en este país; y lo que me pagaban después de trabajarles casi todo el día apenas nos alcanzaba para medio comer.

Al llegar a la frontera de Matamoros con Brownsville, Texas, llegué a la central de autobuses de Matamoros a las 5:30 a.m. Esperé que amaneciera por completo como eso de las 9:00 a.m. Se me acercó una persona a la cual le confié las intenciones mías; y él me confió que él podía ayudarme, ya que él se dedicaba a pasar gente para Estados Unidos. Pasamos un buen rato, y para mí esa persona me llegó a inspirar confianza tanto que acepté el trato con él para que me cruzara.

Alrededor de las 6:30 de la tarde ya fueramos ambos hacia el Río. Me pidió todo lo que trajera de dinero, para que, según él, no me lo fueran a robar, ya que habían asaltantes. Y me dejó escondido entre unos árboles, que porque él se iba a ir a checar la pasada para que no hubieran problemas con la Migra. El iba a ver también de las autoridades policíacas de México, llámense preventivos, estatales y judiciales, ya que ellos abundan por los márgenes del Río Bravo, según esa persona.

Alrededor de las 9:30 ya al mirar que no regresó por mí, me desesperé bastante y opté por salirme y acercarme al río y así tratar de cruzarlo solo con la ayuda de Dios nuestro Señor.
Me animé y lo empecé a cruzar caminando. Pero al ir llegando poco más de la mitad, sentí que me hundía y tragué agua; que en ese momento lo primero que pensé es Dios Mío, voy a ahogarme. Nadie había en ese lugar. De pronto del lado americano, de Brownsville, entró una persona al Río, por un milagro de Dios, y logró sacarme del agua. Gracias, Dios Mío, pensé, por este gran milagro. ¡Que maravilla de Dios recibí.! En ese momento lloraba de la emoción.

Logré conseguir un rayd de una buena persona que sin cobrarme peso alguno, me llevó a la ciudad de Raymondville, Texas, antes de la garita de migración. Desde ahí me dediqué a caminar para lograr cruzarla, llevando un poco de comida y agua que la misma persona me había pro-porcionado.

No saben lo agradecido que estaba con Dios por todas las maravillas que está haciendo conmigo. Pero, a los dos días de camino desgraciadamente ya no llevaba ni comida ni agua, y ni un rancho, nada ahí alrededor. Ahí ocurrió otro milagro. Al ir caminando encontré una lata grande de frijoles, gracias a Dios; cuando ya casi estaba por vencerme. Dios me ayudó, dándome mucha paciencia para que no me desesperara. Así llegué a esta ciudad de Houston y encontré a una casa de migrante que me ayudó. Gracias de mi parte; quiero darles a la personas que hacen posible que todo migrante sea bienvenido a esta Casa Juan Diego.

Trabajador Católico de Houston, Vol. 21, No. 5, septiembre-octubre, 2001
 
Re: Historias

La aventura de colaborar con Dios -1ra. parte
Por Bill Hybels (Tomado de su libro "Simplemente acercate a ellos")

Hace dos veranos experimenté un inesperado chque de circusntancias mientras navegaba por las aguas del lago Michigan alejándome de la costa de Wisconsin. Estaba solo, con mi corazón en una actitud de adoración, y contaba con algo de tiempo libre. Atraqué en un pequeño muelle, amarré el bote, y me puse a ordenar un poco el lugar antes de disponerme a descansar el resto de la tarde. Luego de estudiar mis cartas de navegación para definir hacia dónde me dirigiría el día siguiente, noté que estaba tan solo a unos quince kilómetros del campamento donde había aceptado a Cristo en mi vida siendo adolescente.

Había visitado aquel sitio varias veces con el paso de los años, pero por alguna razón divina aquel día en particular me sentí impulsado a detenerme en aquella colina donde tuve mi encuentro con Cristo. Cuanto más pensaba en ello, más me entusiasmaba la idea, así que decidí conseguir un modo de transportarme hasta allá. Después de encontrar una cabina telefónica, llamé a la única empresa de taxis de la ciudad. Seguro no tendrían inconveniente en llevarme los treinta kilómetros entre ida y vuelta.

La persona que me atendió no estaba dispuesta a ceder. "Señor, es un viaje demasiado largo", se lamentaba. "Sencillamente, no lo hacemos". Intenté regatear con ella e incluso le ofrecí más dinero, pero a medida que pasaban los minutos se hizo evidente que no me estaba acercando a mi significativo recorrido por el lugar de mis recuerdos.

"¿Sabe de alguien que estaría dispuesto a hacer el viaje?", le rogué.

Entonces, con renovado optimismo, me dijo que sí. Conocía a alguien, un joven desafortunado que probablemente haría cualquier cosa por dinero. (Esa debió habr sido mi primera pista). Si yo estaba dispuesto a correr el riesgo con él, ella me daría su número.

Nunca me opuse a correr riesgos razonables, de manera que a los venticinco minutos un desvencijado Ford Explorer ingresó al estacionameinto del puerto deportivo. El dueño lucía igual de desgreñado, lo cual no me sorprendía, ya que mi llamado lo había despertado de un profundo sueño a las cuatro de la tarde.

Subí al auto, y al iniciar la marcha, noté que todas las cosas que estaban supuestas a permanecer quietas en un automóvil en movimiento, en este se movían, vibraban, se sacudía y amenazaban con caer en cualquier momento. De modo irónico, las cosas que se suponía que debían moverse no lo hacían, como la ventanilla del acompañante. No obestante, era un joven agradable y, para ser sincero, estaba contento de estar ya en camino.

El tanque de combustible estaba casi vacío, y cualdo le sugerí que nos detuvieramos a cargar gasolina y que yo la pagaría, el hombre dijo con incredulidad:
-¿En serio? No... no puedo permitirlo.
-Vamos, insisto - le dije-. Me estás haciendo de gran ayuda y quisiera devolverte el favor.​
Nos detuvimos en la estación de servicio y él se bajó a llenar el tanque de combustible.
-Dos dólares. Eso es lo que le voy a echar- me dijo como solicitando mi permiso.
-Pero vamos, hombre- le increpé-. ¡Échale diez!​
Cuando bromeo diciendo que en los seis meses que tenía el vehículo nunca le había llenado el tanque, acordamos hacerlo por primera vez.

Al porseguir nuestro camino, comentó con una sonrisa:
-¡Se siente distinto con el tanque lleno!
-Tu ocupate de mantenerlo en la calzada, amigo- agregué con una carcajada​
Pocos minutos después llegamos a la entrada del campamento y él me preguntó qué se suponía que hiciera miesntras yo hacía mis cosas. Me di cuenta que él estaba un tantoinseguro acerca del por qué yo había contratado a un extraño para que me llevara hasta un campamento desierto.
Necesito adelantarme por unos minutos para ocuparme de algo -le expliqué-. ¿Por qué no me esperas en el auto? Me llevará alrededor de quince minutos y luego regresamos.​
Esto le pareció razonable porque asintió de forma breve mientras yo abría la puerta para salir del automóvil.

Apenas apoyé los pies sobre el piso me alejé trotando del vehículo, cubriendo con rápidez los trescientos metros que me separaban del lugar preciso donde hallé gracia por primera vez. Y mientras llegaba hasta aquella colina, con el sol dándome de lleno en el rostro, los recuerdo viniero a mi mente a gran velocidad. ¡Este era el lugar preciso!

continuará....


Atte.
Joaco <><
 
Re: Historias

La aventura de colaborar con Dios -2da. parte
Por Bill Hybels (Tomado de su libro "Simplemente acercate a ellos")

A los diecisiete ya había acumulado muchas experiencias en mi vida. Incluso entonces sabía lo suficiente como para reconocer que la acumulación de más juguetes, la búsqueda desesperada de aprobación, y el incesante esfuerzo por alcanzar el éxito, no estaban consiguiendo nada. Mi experiencia espiritual aquella noche en el campamento no había sido inducida por alguien que diera un conmovedor mensaje o que me formulara tres preguntas profundas. me encontré con Cristo porque mientras caminaba esa noche desde el ruidoso salón de regreso a mi cabaña, de pronto vino a mi mente un solo versículo que había memorizado de niño:
"Él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por Su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo" (Tito 3:5)
Él nos salvó. Él... nos... salvó.

Poco después de las nueve aquella noche, las palabras que había leído tantas veces me impactaron de una manera renovada. ¿Podría ser cierto q1ue Dios se preocupara tanto por mí como para proveerme la salvación? ¿Aún para mí?

Por primera vez en mi vida me enfernté a la más grande de las dudas: No puede ser que yo le importe tanto a Dios como para que Él me ofrezca la salvación como un regalo, sinque me cueste nada. A esas alturas, toda mi existencia había girado en torno a una palabra: "Gánatelo". Mi padre me había infundido una ética de trabajo monstruosa y había reforzado mi mantra de "Gánatelo" todos los días.
"Tienes que ganarte cada centavo"- me decía-. Tienes que ganarte tu puesto en el equipo de baloncesto. Tienes que ganarte las buenas calificaciones. Tienes que ganártelo todo. ¡Nada es gratis!"
.Durante toda mi vida he intentado impresionar a Dios, recuerdo haber pensado. centré todo mi esfuerzo en presentarle con orgullo mis buenas obras: mi rectitud, mi arduo trabajo, mis esfuerzos. Sin embargo, todo el tiempo me sentía escéptico, ¿Alguna vez sería suficiente? En verdad, me preguntaba si alguna vez conseguiría alcanzar la norma de Dios para que Él me considerara aceptable.

Aquella noche al este de Wisconsin, el Espíritu Santo iluminó mi mente para que pudiera comprender Tito 3:5 y me encontrara con Jesucristo de una forma auténtica. Recuerdo haberle abierto las puertas de mi corazón en aquel momento en lo que entonces sentí como una gran oleada de gracia admirable. No conozco tu camino de fe, pero yo sentí el impacto de mi experiencia de salvación de forma física.

Corrí enseguida a mi cabaña para encontrarme con mis amigos, eufórico por mi descubrimiento y preparado con una serie de preguntas del tipo: "Muchachos, ¿sabían...?", relacionadas con la gracia que había hallado. Como se había encendido una luz para mí, estaba seguro de que mis amigos seguían en la misma obscuridad.
"Sí, sí, Bill... ya sabemos eso", me dijeron. "Acuéstate de una vez".​
En la obscuridad y el silencio que reinaba en la cabaña, pensé para mí: No lo había comprendido hasta ahora. Y desde aquella noche hasta el día de hoy no dejo de asombrarme del poder de la gracia.

continuará....


Atte.
Joaco <><
 
Re: Historias

EL LIMOSNERO

Hubo una vez un limosnero que estaba tendido al lado de la calle. Vio a lo lejos venir al Rey con su corona y capa.

"Le voy a pedir, de seguro me dará bastante" pensó el limosnero y cuando el Rey pasó cerca le dijo: "Su majestad, ¿me podría por favor regalar una moneda?" aunque en su interior pensaba que el Rey le iba a dar mucho.

El rey le miró y le dijo: "¿Por qué no me das algo tú? ¿Acaso no soy yo tu Rey?"

El mendigo no sabía que responder a la pregunta y dijo: "Pero su majestad...yo no tengo nada!".

El Rey respondió: "Algo debes de tener... busca!"

Entre su asombro y enojo el mendigo buscó entre sus cosas y supo que tenía una naranja, un bollo de pan y unos granos de arroz. Pensó que el pan y la naranja eran mucho para darle, así que en medio de su molestia tomó 5 granos de arroz y se los dio al Rey.

Complacido el rey dijo: "Ves como sí tenías!" Y le dio 5 monedas de oro, una por cada grano de arroz.

El mendigo dijo entonces: "Su majestad...creo que acá tengo otras cosas", pero el rey no hizo caso y dijo: "Solamente de lo que me has dado de corazón te puedo yo dar"


Es fácil en esta historia reconocer como el Rey representa a Dios, y el limosnero a nosotros. Notemos que el limosnero aún en su pobreza es egoísta y no se desprende de lo que tiene aún cuando su Rey se lo pide.

A veces, Dios nos pide que le demos algo para así demostrarle que Él es el más importante, muchas veces nos pide ser humildes, otras ser sinceros o no ser mentirosos. Nos negamos a darle a Dios lo que nos pide, pues creemos que no recibiremos nada a cambio sin pensar en que ¡Dios devuelve el 100 por 1!

No sé que te pida Dios en este momento... ¿confianza?, ¿sencillez?, ¿humildad?, ¿abandono en su voluntad? ¿arrepentimiento?... no lo sé, solamente sé que por lo que le des te devolverá mucho más... y recuerda no darle solamente unos pocos granos...dale todo lo que tengas pues, sinceramente, VALE LA PENA.........

"Entonces Jesús dijo á sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese á sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque cualquiera que quisiere salvar su vida, la perderá, y cualquiera que perdiere su vida por causa de mí, la hallará" (Mateo 16:24-25)

Atte.
Joaco <><
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