Re: Los "chascos" de la secta adventista
Estimado maldiciente billi. Saludos cordiales.
Si analizas la historia del movimiento adventísta, verás que hubo un gran chasco. El del 22 de octubre de 1844.
"Desde comienzos del siglo XIX, e incluso antes, hubo un gran reavivamiento espiritual y social en la mayoría de los países europeos y también de América, especialmente los Estados Unidos.
Estamos hablando de momentos convulsionados, política, económica y socialmente hablando. Era de esperar entonces que también esto sucediera en el ámbito religioso.
Muchos comenzaron a sentir la necesidad de reformas espirituales y por ello, comenzó una búsqueda más ferviente de los valores que la Biblia presenta. Es muy importante destacar aquí que este movimiento religioso, no sólo se verificaba dentro de los Estados Unidos sino en otros países.
Una de las verdades que salió a la luz en este tiempo, fue lo referente a la Segunda Venida de Jesucristo a esta tierra en gloria y majestad.
Muchos comenzaron a proclamarlo con un entusiasmo sin igual. Ejemplo de ello tenemos en un jesuita y escritor chileno llamado Manuel Lacunza quién a finales del siglo XVIII escribió un libro que señalaba que la piedra lanzada hacia la estatua de Daniel 2 representaba a la Segunda Venida de Cristo, a principios del siglo XIX, este libro tuvo un impacto profundo y alimentó, los ya exaltados ánimos de la época.
Otros en Europa también propagaban y predicaban las mismas enseñanzas sobre la inminencia de la venida de Jesús. Leamos esta cita extraída del Comentario Bíblico Adventista....
"En Gran Bretaña hubo muchos prominentes expositores -anglicanos, presbiterianos, bautistas y otros no conformistas- que propagaron la misma enseñanza entre 1805 y 1822, haciendo destacar los mismos cuatro poderes mundiales y los pies y sus dedos de hierro y de barro de la Europa dividida -no pocos de ellos los presentaron por nombre-, y la piedra como el reino venidero de Cristo, de Dios o del Mesías. Además, el obispo Daniel Wilson, de la India, François Samuel Robert Louis Gaussen, de Suiza y J. H. Richter, de Alemania, difundieron la misma enseñanza." (Comentario Bíblico Adventista T.4 p.51)
Como podemos notar, este movimiento no sólo era de los Estados Unidos, sino mundial, ahora bien, en Norteamérica, fué mucho más poderoso que en cualquier otro lugar.
Aquí, el mayor exponente de la verdad acerca de la segunda venida de Cristo en forma inminente, fue Guillermo Miller, a las personas que seguían sus enseñanzas se les llamó "milleritas" debido al apellido de este señor.
Guillermo Miller, no sólo estudió la profecía de Daniel 2, como se hacía en otras partes del mundo, sino que también comenzó a investigar las profecías de Daniel 8 y 9, éstas referentes al "Santuario".
Y es aquí donde el tema del santuario y del chasco de 1844 entran en relación.
Para Miller la profecía de Daniel 8 y 9 , donde se veía una sucesión de reinos así como en Daniel 2 y 7, culminaba con la purificación del Santuario.
Esto lo puso en la convicción de que, al no existir un santuario israelita como en el pasado, este lugar llamado "santuario" sería el planeta tierra, que sería purificado poniendo fin de esa manera a los reinos de este mundo, o sea, que la purificación del santuario expresada en Daniel 8:14 sería la purificación de la tierra a través de la segunda venida de Jesús. Convencido de esta enseñanza comenzó a predicarla con sumo poder... Lea esta cita que nos habla de la forma en que fue proclamado este asunto...
"Tal fue también el caso de los centenares de heraldos milleritas que escribieron y predicaron ampliamente en los comienzos de la década de 1840. Las conclusiones que en términos generales los milleritas aceptaron en cuanto a la profecía, fueron definidas principalmente mediante una serie de unas 18 asambleas generales de clérigos y otros dirigentes que propiciaban la causa millerita. Provenían de todos los grupos religiosos: bautistas, congregacionalistas, presbiterianos, metodistas, episcopales, cristianos, reformados holandeses y otros. En esas asambleas llegaron a conclusiones que después proclamaron al mundo mediante opúsculos, folletos y libros, y a través de su cadena de periódicos que iban desde los Estados de Maine a Ohio, y desde Montreal, Canadá, hasta Baltimore y Washington D.C. Entre ellos había más de 30 publicaciones periódicas, nacionales y locales, permanentes y temporales, con una circulación extraordinariamente grande para esa época. Su pronunciamiento fue virtualmente unánime, pues concordaban en todo lo esencial respecto a los grandes bosquejos proféticos de Daniel y sus correspondientes períodos cronológicos." (Comentario Bíblico Adventista T.4 p.52)
Hasta aquí todo marchaba bien, ahora, Daniel 8:14 plantea una cuestión de tiempo, pues dice:
"Y él me dijo: Hasta dos mil trescientos días de tarde y mañana; y el santuario será purificado." (Daniel 8:14)
¿Cómo contar estos días?, ¿Dónde y cuándo comenzar a contar?. Estas y otras preguntas fueron contestadas por Guillermo Miller de la siguiente manera...
Como para Miller, Daniel 8 y 9 están íntimamente relacionados, debido a que Daniel 9, es claramente una explicación detallada de la profecía de Daniel 8. En Daniel 8 vemos que el profeta está quebrantado al no entender la visión, él mismo expresa: "Y yo Daniel fui quebrantado, y estuve enfermo algunos días; y cuando convalecí, hice el negocio del rey; mas estaba espantado acerca de la visión, y no había quien la entendiese." (Daniel 8:27) Ahora, en Daniel 9 el ángel viene a explicar la "visión", leamos....
"Y me hizo entender, y habló conmigo, y dijo: Daniel, ahora he salido para hacerte entender la declaración. Al principio de tus ruegos salió la palabra, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres varón de deseos. Entiende, pues, la palabra, y entiende la visión." (Daniel 9:22-23)
La única visión que necesitaba ser enseñada y aclarada, y por la cual, Daniel estaba quebrantado de espíritu, es la visión de Daniel 8. Ahora, en Daniel 9 se fija una fecha de comienzo para esta visión... leamos....
"Sepas, pues, y entiendas, que desde la salida de la palabra para hacer volver el pueblo y edificar a Jerusalén, hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas y sesenta y dos semanas, entre tanto se tornará a edificar la plaza y el muro en angustia de tiempos." (Daniel 9:25)
Mientras el ángel comienza a explicar la visión a Daniel, se le fija un comienzo a la misma, esto es, la orden de restauración de Jerusalén y su templo. Aquí, Guillermo Miller, encontró el dato que necesitaba para comenzar a armar el rompecabezas profético. Si Daniel 9 es la explicación de Daniel 8 y en Daniel 8 se habla de un período total de 2300 días, entonces éste período profético comienza donde Daniel 9 dice que comienza, o sea, en el año en que se da la orden para restaurar y edificar a Jerusalén. Según la Historia, el edicto más completo al respecto fue en el año 457 A.C. Miller, tomando esta fecha como inicio de los 2300 días y usando el sistema de día = año que se usa en profecía (Ejemplo: Números 14:34, Ezequiel 4:6), entonces concluyó, que existiría un período profético general de 2300 años, que incluiría los grandes imperios mundiales de Daniel 7, que además comenzaría a ser contado a partir de la orden de restauración de Jerusalén en el 457 A.C.
No olvidemos a esta altura, que para Miller, la purificación del santuario al final de los 2300 años era la Segunda Venida de Cristo, por lo tanto el concluyó todo de la siguiente manera:
a) En el 457 Antes de Cristo, comienza un período profético de 2300 años.
b) Este período concluye 2300 años despues del 457, o sea en el año 1844.
c) Al concluir este período profético "el santuario será purificado", conclusión final, Cristo vendría en el año 1844.
Ahora bien, el año ya estaba claramente descubierto, 1844 se convirtió en el foco de atención de los predicadores milleritas de la época, no obstante, un paso más le daría más fuerza aún al mensaje de la Segunda Venida de Jesús en ese año, esto es, el día y el mes. Y fue mucho más simple, pues sacando cálculos de la época, coincidieron que en ese año, el día de expiación o purificación del santuario, de celebrarse, sería el 22 de octubre.
Completando así la idea de que el 22 de octubre del 1844 sería la Segunda Venida de Cristo. Pero, ese día llegó y Cristo no vino. A esto, se le denomina dentro de la historia Adventista como el "chasco de octubre del 1844".
Muchos quedaron desilusionados y no quisieron saber más acerca de las enseñanzas adventistas. No obstante, un grupo de fieles estudiosos de la Biblia, después que pasó esta fecha, se esforzaron aún más por comprender, en qué habían fallado, qué era lo que realmente había sucedido esa fecha, etc.
¿Qué sucedió realmente?. En realidad estos primeros adventistas no fueron muy diferentes de los discípulos de Jesús, pues ellos "esperaban" que Jesús "había de redimir a Israel" (Luc. 24:21), pero Jesús había muerto, y ahora ellos no se explicaban, qué era lo que no habían comprendido bien. Los pioneros adventistas, que así se les comenzó a llamar, estudiaron fuertemente las profecías de Daniel que les había hecho llegar a sus conclusiones, y comenzaron a descubrir ciertas cosas que antes no habían visto. Los discípulos de Jesús también, una vez que Cristo se manifestó a ellos después de la resurreción, comenzaron a comprender muchas de las cosas que hasta ese momento, a pesar de estar delante de sus ojos, no habían entendido plenamente.
Comenzaron a percatarse, de que a pesar de no existir un santuario para "ser purificado" aquí en la tierra, existe toda la evidencia bíblica para mostrar que hay un santuario en el cielo. (Ej. Hebreos 9:1 - 28, Hebreos 10:19, Apoc. 11:19, etc) y que Jesús comenzaría a realizar una función de juicio, así como sucedía en el Antiguo Israel, en el día de expiación. En una de las descripciones de la época sobre esta fecha, leemos lo siguiente:
"Nuestras expectativas iban en aumento mientras esperábamos la llegada de nuestro Señor, hasta que el reloj marcó las doce a medianoche. El día había pasado, y el chasco que experimentamos fue terrible. Nuestras más caras esperanzas y expectativas fueron barridas, y nos sobrevino un deseo de llorar como nunca antes. La pérdida de todos los amigos terrenales no se hubiera comparado con lo que sentimos entonces. Lloramos y lloramos hasta que el día amaneció.
"Me decía a mí mismo: 'Mi experiencia adventista ha sido la más brillante de toda mi vida cristiana... ¿Ha fallado la Biblia? ¿No hay Dios, ni cielo, ni ciudad de oro, ni paraíso? ¿Es todo nada más que una fábula astutamente inventada? ¿No hay realidad detrás de nuestras más caras esperanzas y expectativas?. . .'
"Comencé a sentir que podría haber luz y ayuda para nosotros en nuestro dolor. Dije a algunos de los hermanos: 'Vayamos al granero'. Entramos en éste, cerramos las puertas y nos arrodillamos delante del Señor. Oramos fervientemente porque sentíamos nuestra necesidad. Continuamos en ferviente oración hasta que recibimos del Espíritu la certeza de que nuestras oraciones habían sido aceptadas, y que se nos daría luz. La razón de nuestro chasco sería explicada en forma clara y satisfactoria.
"Después del desayuno dije a uno de mis hermanos: 'Vayamos para ver y animar a algunos de nuestros hermanos'. Salimos, y mientras pasábamos por un gran campo, me sentí detenido en medio de él. El cielo pareció abrirse ante mi vista, y vi definida y claramente que en vez de que nuestro Sumo Sacerdote hubiera salido del lugar santísimo del santuario celestial para venir a esta tierra en el décimo día del mes séptimo, al fin de los 2.300 días, había entrado por primera vez, en ese día, en el segundo departamento de aquel santuario, y que tenía una obra que realizar en el lugar santísimo antes de venir a la tierra, que había venido a las bodas, o en otras palabras, al Anciano de días, para recibir el reino, el dominio y la gloria; y que debíamos esperar su retorno de las bodas. Mi mente fue entonces dirigida al capítulo diez de Apocalipsis donde pude ver que la visión había hablado y no había mentido" (Manuscrito inédito publicado parcialmente en la Review and Herald del 23 de junio de 1921).
El capítulo 10 de Apocalipsis nos habla de un pequeño libro que se le dio a comer al profeta Juan, era dulce en su boca, pero amargo en su vientre, interpretado por los pioneros adventistas como el mensaje de Daniel, dulce en un principio, pero amargo, una vez que sus espectativas no se cumplieron." (extraido de Preguntanos)
En consecuencia "El Gran Chasco fue el 22 de octubre de 1844"
Bendicones.
Luego todo Israel será salvo.
