Re: El rincòn de los ex-adventistas
Testimonio de pastor Douglas José Gaitán Miranda :
"¡Hola a todos!. Dios les bendiga. Mi nombre es Douglas José Gaitán Miranda.
Nací un 15 de marzo del año 1971 en Masaya, Nicaragua. Mis padres pertenecían a la iglesia Católica y lo poco que conocían de Dios me lo enseñaron. Siempre fui inclinado a las cosas religiosas, de ahí, que desde pequeño deseaba ser un sacerdote.
A la edad de 16 años conocí a un compañero de clase cuya forma de ser era diferente a la de mis otros compañeros, e incluso a la de mí mismo. Poco a poco me fui haciendo amigo de él, y fue así que a través de él conocí el mensaje de la iglesia Adventista del séptimo día a finales del año 1987.
Abracé y creí en este mensaje excepto en una cosa “El Espíritu de profecía”.
Por alguna razón yo no creí en el cuentito ese que ella era “profeta del Señor”. Pero estaba de acuerdo con el resto de la doctrina que me enseño aquel amigo mío. Un 11 de julio del año de 1988 me bauticé en la iglesia Adventista del séptimo día, del reparto Schik en Managua, Nicaragua.
Hasta el año 2002 trabajé como miembro de iglesia ocupando diferentes cargos dentro de la misma. Fui director de diáconos, diácono, maestro de escuela sabática, director de escuela sabática, anciano, director de jóvenes, líder de pequeña congregación, director de actividades laicas, y obrero bíblico.
Un 25 de agosto del año 2002 fui llamado para el ministerio, y es aquí donde comienzo a conocer cosas que yo desconocía, pues como miembro de la organización uno sólo ve el lado “santo” de la organización. Fui ubicado en la ciudad de Jinotega (esto es a 165 kilómetros de la capital Managua) en el norte de Nicaragua.
Lo primero que encontré fue un templo bonito pero con tan solo 14 miembros. Trabajé mano a mano con mis hermanos a tal grado que un año después aquel templo vacío
estaba lleno a reventar.
Además de que consolidamos obra en otros lugares del departamento, como: El Llano de la Cruz, Wiwilí, la Concordia y La Pavona. Nunca antes Jinotega había tenido este tipo de despertar. Una de mis primeras lecciones que aprendí en esta ciudad es que dentro de la organización hay hombres que se les llama pastores y lo menos que hacen es la obra de un verdadero pastor, pues lo que son es un montón de asalariados, que están en la organización por eso precisamente por un “salario.” Luego me llamó la atención el manejo que se le da al diezmo dentro de la organización pues de todo el diezmo que los hermanos llevan al templo ni un centavo queda en la iglesia local; todo se va para las oficinas centrales conocidas como “misión” y es así como una iglesia que da sus ofrendas y sus diezmos, vive en la miseria porque todo se lo llevan a las arcas de la misión.
En mi primer año fui nombrado como el “mejor pastor” del año 2003 de toda Nicaragua; pues para las autoridades Adventistas un buen pastor es aquel que cumple básicamente con tres cosas:
1. Bautiza más personas
2. Recoge más diezmos, y
3. Recolecta más dinero (la recolección es un blanco de dinero que la misión le pone a cada pastor y éste con las iglesias que dirige tienen que salir a pedirlo a las calles hasta alcanzarlo ya que si no lo alcanza se le deduce de su salario).
Como “premio” fui llevado como invitado a Panamá, a una reunión de secretarios de campo. En el año 2004 nuevamente fui escogido como uno de los mejores pastores de Nicaragua y nuevamente fui “premiado” con otro viaje a la ciudad de Panamá.
A mediados del año 2005 fui nombrado “Secretario de Campo” de la zona más grande de la Misión nor-Occidental de Nicaragua, y aquí aprendí que a los dirigentes de la organización les importa poco la opinión de los miembros de iglesia, pues no se les consulta a la hora de trasladar a un pastor y no miden el daño que se le hará a la congregación. Cuando fui notificado que sería trasladado, mis queridos hermanos de Jinotega hicieron de todo para que los dirigentes cambiaran de opinión y estos no quisieron escuchar a la membresía.
Segunda parte
El 25 de junio del año 2005 tome posesión de mi cargo como secretario de campo.
Lo primero que hice fue realizar una encuesta dentro de la membresía sobre el trabajo pastoral, cosa que a algunos pastores no gustó pues nunca se les había evaluado de esta manera.
Pues con esto descubrí que la mayoría de los pastores no salían a visitar, llegaban tarde a los cultos, otros pasaban meses sin visitar a sus iglesias y otros se creían los amos y señores de las iglesias.
Habiendo hecho esto, sin quererlo me comencé a distanciar de la dirigencia Adventista. Luego comencé a visitar a todas las iglesias y grupos de mi campo unas 30 en total, iglesias en su mayoría fieles diezmadoras, que mes a mes mandan sus diezmos a la misión, pero que viven en situaciones precarias.
Entonces en una reunión con un grupo de hermanos y el presidente de la misión cometí el “error” de solicitarle al presidente que se les dejara una parte del diezmo a las iglesias, el presidente sintiéndose sorprendido por mi petición dijo que lo consultaría con sus superiores. Pero esto sólo era una mentira pues era la única manera que encontró para salir de aquel aprieto.
Al siguiente día a eso de las 6 de la mañana tenía una visita de mi presidente y de otro pastor reclamándome del por qué le había hecho aquella propuesta delante de mis hermanos, y me recomendó leer los libros de la hermana Elena G. de White que hablaran sobre mayordomía cristiana. Yo como ya lo dije antes no era muy creyente en Elena, así que, no me preocupé por la opinión de esta mujer, sino que me preocupé sobre lo que decía la Biblia sobre este tema, y comencé a investigar.
Fue así que el Espíritu Santo me condujo a esta página de internet (
www.exadventista.com) y poco a poco mi ojos se fueron abriendo a una verdad que mi corazón presentía pero que ahora confirmaba, el fraude de Elena G. de White, 1844, el diezmo y otras verdades que aún sigo descubriendo.
Poco a poco la brecha entre la dirigencia adventista y yo se iba abriendo más y más. En este periodo de investigación yo pedía a la dirigencia que hubieran cambios en favor de la hermandad. Por ejemplo:
1) Que se supervisara el trabajo pastoral
2) Que se eliminara la recolección
3) Que se fomentara la visitación a las cárceles, hospitales, etc.
4) Que se quitara la presión de bautizar (pues en la iglesia adventista a cada pastor se le pone un “blanco” de bautismos que tiene que cumplir cada año) y a través de esta presión se bautiza y rebautiza a los mismos miembros.
A la par de esto la obra se volvió a caer en Jinotega. Los hermanos me llamaban por teléfono o me escribían pidiéndome que les ayudara hablando con el presidente para que les mandara un pastor. Pero por más que lo intenté y los hermanos lo intentaron no hubo respuesta.
La obra seguía cayendo. En agosto del año2006 fui trasladado a Chinandega a pesar que los hermanos de San Ramón le pidieron al presidente que no me trasladara. Éste no hizo caso pues me consideraba una amenaza, para sus intereses y para los intereses de la organización.
Llegué a Chinandega sin darme cuenta que los mismos que me habían nombrado como pastor de ese distrito llegaron días antes a hablar mal de mi. Le dijeron a mis hermanos de Chinandega que tuvieran cuidado por que yo dividía las iglesias que dirigía. Solo por el hecho que de donde iba saliendo, los hermanos pedían que no me cambiaran.
Un mes después reunidos como junta de iglesia los hermanos me confesaron que los mismos pastores habían hablado mal de mí delante de ellos, pero que ahora ellos estaban convencidos por mi trabajo; que todo lo que les habían dicho era pura mentira. Los administradores estaban sorprendidos de ver como con la ayuda de Dios llegué a ganarme el cariño de los hermanos de Chinandega, ya que estos hermanos nunca se habían llevado bien con ningún pastor anterior.
Entonces buscaron la manera de cómo trasladarme a otro lugar, ante lo cual también estos hermanos protestaron. Ante esta situación hice contacto con los hermanos de Jinotega, les compartí lo que había descubierto en
www.exadventista.com, y ellos al igual que yo, abrazamos estas verdades. Fue así que el 31 de diciembre del año 2006 me separé definitivamente de la organización adventista.
Tercera parte
El día 11 de enero del año 2007 me reuní con la dirigencia de la iglesia Adventista central de Jinotega y juntos tomamos la decisión de adorar al Señor en libertad.
Cuando los dirigentes de la organización se dan cuenta de esta decisión, mandaron emisarios a platicar conmigo, tratando de hacerme desistir de la decisión tomada. A cambio de esto me ofrecieron un nuevo puesto dentro de la organización y un mejor salario. Lo que se les olvidó a estos señores es que yo entre al ministerio por amor a Dios y a las almas, y no por amor al dinero o a puesto alguno.
Cuando estos “ministros” se dieron cuenta que mi decisión era firme entonces usaron un plan “B”. fueron a las iglesias que yo había dirigido y donde se me tiene un gran aprecio, y comenzaron a decir un sin número de calumnias en contra mía. Entre las cosas que dijeron de mi, están estas: 1) que me robe los diezmos de una iglesia llamada La Perla. 2) Que tenía una mujer embarazada en Jinotega y que esta mujer no era mi esposa. 3) Que me robé todas las cosas que habían en el templo de Jinotega. 4) Que la policía me andaba siguiendo. 5) Que lo que yo quería es hacerme rico con el diezmo de mis hermanos.
Todas estas cosas una a una se repitieron en los templos donde se me conocía y aún donde no se me conocía. Fue así que hastiado de tanta mentira fui a hablar con los dirigentes de la organización Adventista y tuve que advertirles que si yo escuchaba una vez más de esas mentiras en contra mía, los iba a demandar por injurias y calumnias ante las autoridades civiles. Uno de ellos me pidió disculpas y así se detuvieron un poco.
En lo que respecta a mis hermanos se comenzó una presión psicológica diciéndoles que lo que estábamos haciendo no iba a funcionar, que iban hacer borrados de los libros de la iglesia y que si pasaba esto también iban hacer borrados de los libros del cielo. Los visitaban uno por uno y con cada hermano usaban tácticas distintas, a algunas de mis hermanas las hicieron hasta llorar con las palabras que les decían. Hoy ya han pasado 7 meses desde que tomamos la decisión de separarnos de la organización Adventista.
Comenzamos un grupo de 25 hermanos en Jinotega y hasta hoy miércoles 8 de agosto somos para la gloria de Dios 40 hermanos. Tenemos también un campo nuevo en un lugar conocido como la Pavona dónde se congregan 18 hermanos ex-adventistas. He realizado contactos con otros hermanos que aún están dentro de la organización pero que se identifican con nuestro sentir.
Apreciados hermanos y amigos, sinceramente no ha sido fácil el haber tomado esta decisión, en lo económico he pasado momentos difíciles junto con mi familia, pero sé que el Dios que me llamó a esta obra es el Dios que me sostendrá".