La vestimenta y otras cosas

18 Septiembre 2007
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Hermanos católicos perdonen que cuestione tanto muchas cosas del catolicismo, soy católico y quiero sacarme las dudas.
Pregunto: ¿Por qué tanto ritualismo? ¿Por qué tan sistematizada la misa? ¿Por qué el tipo de túnica y ropa del sacerdote, Jesús dijo que no nos fijáramos en la vestimenta, entonces por que los sacerdotes se ponen una túnica de color de acuerdo a la ocasión, no es fetichismo?
 
Re: La vestimenta y otras cosas

Hermanos católicos perdonen que cuestione tanto muchas cosas del catolicismo, soy católico y quiero sacarme las dudas.
Pregunto: ¿Por qué tanto ritualismo? ¿Por qué tan sistematizada la misa? ¿Por qué el tipo de túnica y ropa del sacerdote, Jesús dijo que no nos fijáramos en la vestimenta, entonces por que los sacerdotes se ponen una túnica de color de acuerdo a la ocasión, no es fetichismo?

Son "Doctrinas" que estan fuera de la palabra de Dios.. al igual que el no carsarce, etc.

recuerdas a Jesus Retando a los fariseos quie lipian el vaso por fuera.. y no por dentro??

el sepulcro blanco por fuera pero por dentro.. inmundo?

Es aparentar algo externo, pero a la verdad por dentro esta podrido.

Dios le bendiga
 
Re: La vestimenta y otras cosas

Son "Doctrinas" que estan fuera de la palabra de Dios.. al igual que el no carsarce, etc.

recuerdas a Jesus Retando a los fariseos quie lipian el vaso por fuera.. y no por dentro??

el sepulcro blanco por fuera pero por dentro.. inmundo?

Es aparentar algo externo, pero a la verdad por dentro esta podrido.

Dios le bendiga
Bueno, en algunas Iglesia Evangélicas, no se puede predicar sin estar vestido de traje completo.

Estube en una Iglesia donde prohibían predicar a los pastores que usaran "tangas" como ropa interior. Lo que no averigué era si tenían que desvestirse para mostrar que no llevaban puesta la "tanga".

Los hombres siempre la ha puesto demás al culto a Dios, el cual sabe que la mayoría le alaba de labios, pero su corazón está lejos de él.

Dios los bendice!

Greivin.
 
Re: La vestimenta y otras cosas

El problema no es la vestimenta ni el ritualismo, porque si lees en el antiguo testamento, habia vestimenta y ritualismo, el problema es de donde proviene el mensaje y que lugar ocupa el mensajero: Jesucristo.
 
Re: La vestimenta y otras cosas

Bueno, en algunas Iglesia Evangélicas, no se puede predicar sin estar vestido de traje completo.

Estube en una Iglesia donde prohibían predicar a los pastores que usaran "tangas" como ropa interior. Lo que no averigué era si tenían que desvestirse para mostrar que no llevaban puesta la "tanga".

Los hombres siempre la ha puesto demás al culto a Dios, el cual sabe que la mayoría le alaba de labios, pero su corazón está lejos de él.

Dios los bendice!

Greivin.

si se da cuenta no quice ponerle apellido a mi mensaje, a la verdad esas doctrinas demoniacas de prohibicion estan dentro del pueblo de Dios, y en todas partes en general.

pero como decia.. aparentan Santidad... pero a la verdad, estan lejos de ella.
 
Re: La vestimenta y otras cosas

El problema no es la vestimenta ni el ritualismo, porque si lees en el antiguo testamento, habia vestimenta y ritualismo, el problema es de donde proviene el mensaje y que lugar ocupa el mensajero: Jesucristo.

Claro que hay problema en ello, no creo ud qe jesus haya tomado por ejemplo a salomon en vano?

y sobre los rituales... hay rituales paganos que se podrian ver en determinadas "congregaciones" o "iglesias"

por eso siempre hay que seguir la palabra de Dios como manual de vida para no desviarnos a falsas doctrinas
 
Re: La vestimenta y otras cosas

Dios no juzga la vestimenta, juzga lo que hay dentro de ella. En pasajes del Evangelio el mismo nos enseña que no nos fijemos en superficialidades, pone de ejemplo a Salomón, y dice que ni él se viste como Dios viste las flores del campo.
Esto de la vestimenta es pura superficialidad.
 
Re: La vestimenta y otras cosas

No eso es mentira

No es solo la superficie

SInceramente yo no quiero contener
porque yo no soy quien para juzgar
muchos dicen tener la verdad
pero la verdad es el Señor Jesucristo

La cosa es que en la biblia dice

La mujer no vista hábito de hombre
y el hombre hábito de mujer

que se entiende?...

Y la mujer no vista indecorosomante
vista recatadamente..

El Señor le da a cada persona
su luz, es mejor orar y que El Señor
muestre lo correcto...

Dios les bendiga..

=)
 
Re: La vestimenta y otras cosas

No eso es mentira

No es solo la superficie

SInceramente yo no quiero contener
porque yo no soy quien para juzgar
muchos dicen tener la verdad
pero la verdad es el Señor Jesucristo

La cosa es que en la biblia dice

La mujer no vista hábito de hombre
y el hombre hábito de mujer

que se entiende?...

Y la mujer no vista indecorosomante
vista recatadamente..

El Señor le da a cada persona
su luz, es mejor orar y que El Señor
muestre lo correcto...

Dios les bendiga..

=)

Hermano, una cosa es una vestimenta inmoral, y la otra es vestirse con todo lujo..
El Señor pide humildad, que no nos fijemos en la vestimenta, pero sin que esto implique pecar con la vestimenta, por ejemplo seducir sexualmente..
 
Re: La vestimenta y otras cosas

Claro que hay problema en ello, no creo ud qe jesus haya tomado por ejemplo a salomon en vano?

y sobre los rituales... hay rituales paganos que se podrian ver en determinadas "congregaciones" o "iglesias"

por eso siempre hay que seguir la palabra de Dios como manual de vida para no desviarnos a falsas doctrinas

La razon por la cual Jesus hablo de la vestimenta de Salomon no lo hizo por la razon que tu apuntas, la exegesis que tu haces esta incorrecta, nunca critico a Salomon por su vestimenta, es mas Dios lo habia bendecido asi.

Respecto a los rituales, quiero decirte, que la iglesia cristiana tiene aproximadamente 450 aÑos de leer biblia, y aun hay cosas que hay que corregir, pero no es criticando como se hace, sino ayudando, porque para eso Dios te ha levantado para que seas luz, y cuando empiezes hacerlo y te persiguan y digan toda clase de maldades. recuerda esto que bienaventurados seres porque fue asi como persiguieron a los antiguos.

Y por ultimo tienes razon cuando hablas de seguir las Escrituras, esa garantia le dio a Josue cuando se le dijo: no temas ni desmajes sino esfuerzate y se valiente y nunca apartes este libro de ti para que hagas conforme a lo que esta escrito y todo te saldra bien.
 
Re: La vestimenta y otras cosas

Harás llegar delante de ti a Aarón tu hermano, y a sus hijos consigo, de entre los hijos de Israel, para que sean mis sacerdotes; a Aarón y a Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar hijos de Aarón. Y harás vestiduras sagradas a Aarón tu hermano, para honra y hermosura. Y tú hablarás a todos los sabios de corazón, a quienes yo he llenado de espíritu de sabiduría, para que hagan las vestiduras de Aarón, para consagrarle para que sea mi sacerdote.
Las vestiduras que harán son estas: el pectoral, el efod, el manto, la túnica bordada, la mitra y el cinturón. Hagan, pues, las vestiduras sagradas para Aarón tu hermano, y para sus hijos, para que sean mis sacerdotes. Tomarán oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido, y harán el efod de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido, de obra primorosa. Tendrá dos hombreras que se junten a sus dos extremos, y así se juntará. Y su cinto de obra primorosa que estará sobre él, será de la misma obra, parte del mismo; de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido. Y tomarás dos piedras de ónice, y grabarás en ellas los nombres de los hijos de Israel; seis de sus nombres en una piedra, y los otros seis nombres en la otra piedra, conforme al orden de nacimiento de ellos. De obra de grabador en piedra, como grabaduras de sello, harás grabar las dos piedras con los nombres de los hijos de Israel; les harás alrededor engastes de oro. Y pondrás las dos piedras sobre las hombreras del efod, para piedras memoriales a los hijos de Israel; y Aarón llevará los nombres de ellos delante de Jehová sobre sus dos hombros por memorial. Harás, pues, los engastes de oro, y dos cordones de oro fino, los cuales harás en forma de trenza; y fijarás los cordones de forma de trenza en los engastes.
Harás asimismo el pectoral del juicio de obra primorosa, lo harás conforme a la obra del efod, de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido. Será cuadrado y doble, de un palmo de largo y un palmo de ancho; y lo llenarás de pedrería en cuatro hileras de piedras; una hilera de una piedra sárdica, un topacio y un carbunclo; la segunda hilera, una esmeralda, un zafiro y un diamante; la tercera hilera, un jacinto, una ágata y una amatista; la cuarta hilera, un berilo, un ónice y un jaspe. Todas estarán montadas en engastes de oro. Y las piedras serán según los nombres de los hijos de Israel, doce según sus nombres; como grabaduras de sello cada una con su nombre, serán según las doce tribus. Harás también en el pectoral cordones de hechura de trenzas de oro fino.
Y harás en el pectoral dos anillos de oro, los cuales pondrás a los dos extremos del pectoral. Y fijarás los dos cordones de oro en los dos anillos a los dos extremos del pectoral; y pondrás los dos extremos de los dos cordones sobre los dos engastes, y los fijarás a las hombreras del efod en su parte delantera. Harás también dos anillos de oro, los cuales pondrás a los dos extremos del pectoral, en su orilla que está al lado del efod hacia adentro. Harás asimismo los dos anillos de oro, los cuales fijarás en la parte delantera de las dos hombreras del efod, hacia abajo, delante de su juntura sobre el cinto del efod. Y juntarán el pectoral por sus anillos a los dos anillos del efod con un cordón de azul, para que esté sobre el cinto del efod, y no se separe el pectoral del efod. Y llevará Aarón los nombres de los hijos de Israel en el pectoral del juicio sobre su corazón, cuando entre en el santuario, por memorial delante de Jehová continuamente. Y pondrás en el pectoral del juicio Urim y Tumim, para que estén sobre el corazón de Aarón cuando entre delante de Jehová; y llevará siempre Aarón el juicio de los hijos de Israel sobre su corazón delante de Jehová.
Harás el manto del efod todo de azul; y en medio de él por arriba habrá una abertura, la cual tendrá un borde alrededor de obra tejida, como el cuello de un coselete, para que no se rompa. Y en sus orlas harás granadas de azul, púrpura y carmesí alrededor, y entre ellas campanillas de oro alrededor. Una campanilla de oro y una granada, otra campanilla de oro y otra granada, en toda la orla del manto alrededor. Y estará sobre Aarón cuando ministre; y se oirá su sonido cuando él entre en el santuario delante de Jehová y cuando salga, para que no muera.
Harás además una lámina de oro fino, y grabarás en ella como grabadura de sello, SANTIDAD A JEHOVÁ. Y la pondrás con un cordón de azul, y estará sobre la mitra; por la parte delantera de la mitra estará. Y estará sobre la frente de Aarón, y llevará Aarón las faltas cometidas en todas las cosas santas, que los hijos de Israel hubieren consagrado en todas sus santas ofrendas; y sobre su frente estará continuamente, para que obtengan gracia delante de Jehová. Y bordarás una túnica de lino, y harás una mitra de lino; harás también un cinto de obra de recamador. Y para los hijos de Aarón harás túnicas; también les harás cintos, y les harás tiaras para honra y hermosura.
Y con ellos vestirás a Aarón tu hermano, y a sus hijos con él; y los ungirás, y los consagrarás y santificarás, para que sean mis sacerdotes.
Y les harás calzoncillos de lino para cubrir su desnudez; serán desde los lomos hasta los muslos.
Y estarán sobre Aarón y sobre sus hijos cuando entren en el tabernáculo de reunión, o cuando se acerquen al altar para servir en el santuario, para que no lleven pecado y mueran. Es estatuto perpetuo para él, y para su descendencia después de él.

(Exodo 28: 4-43)

Túnica bordada, mitra, tiara, anillo, pectoral... Y Dios ordena que el sacerdote lleve puestos los ornamentos sagrados cuando se acerque servir al altar.

Y dice que es ESTATUTO PERPETUO.
 
Re: La vestimenta y otras cosas

Los nuevos sacerdotes son los discipulos de Jesús, no los consagrados por la Ley mosaica. Se ha renovado el mandato divino, no hay que tomar lo del Antiguo Testamento sin antes revisarlo con lo del Nuevo.

Mateo 6:27-30
Y ¿por que se preocupan tanto por la ropa? Miren como crecen las flores del campo, y no trabajan y ni tejen. Pero yo les digo que ni Salomón, con tudo su lujo, se pudo vestir como una de ellas. Y si Dios viste así el pasto del campo, que hoy brota y mañana se echa al fuego, ¿no hará mucho más por ustedes? ¡Que poca fe tienen!

El punto no está en preocuparse por la vestimenta, el punto está en buscar primero el Reino y la Justicia de Dios, como dice más adelante de esta cita. Y esta cita no es solo para la gente común que asiste a las Iglesias, sino que están incluidos los sacerdotes, sino diríamos que la Palabra del Evangelio es para algunos y para otros no.
 
Re: La vestimenta y otras cosas

¿Yo pregunto si Jesús estaba con tantos atuendos cuando celebró la última cena?
 
Re: La vestimenta y otras cosas

¿Yo pregunto si Jesús estaba con tantos atuendos cuando celebró la última cena?
Hola mapzero. Seguramente Jesús y los apostoles sí tenían atuendos, pues los judios se vestían de una manera especial para esta celebración, se cenían la túnica, etc, porque volvían a vivir esa noche de liberación de Egipto entonces se vestían como si estuviesen listos para empezar un viaje.

Bueno, pero el tema es otro. Cuando tu comprendas el sentido de los ornamentos liturgicos, ya no preguntarás eso.

En forma muy resumida, el sacerdote usa ornamentos liturgicos, alba, amito, estola, casulla, principalmente porque se reviste de Cristo. En la liturgia él no actúa como Juan Perez, sino que actúa in persona Christi. Esa es la razón más profunda de por qué el sacerdote se viste de modo diferente de su vestimenta cotidiana. Es porque simboliza que en la Misa actúa in persona Christi, es Cristo el que actúa en él. El sacerdote debe revestirse de Cristo.

Entonces, en la ultima Cena, ¿Jesús necesitaba ornamentos liturgicos? No, porque él era Cristo y la acción de consagrar el Pan y el Vino la hacía por su propia autoridad. El es Cristo, y es Cristo quien consagra. El no actuaba en representación de otra persona, sino que actuaba con su propia autoridad.

Ese es el motivo más de fondo de por qué el sacerdote se reviste para celebrar la Misa. Hay otros motivos pedagógicos pero son secundarios.
 
Re: La vestimenta y otras cosas

Te copio esta estupenda homilía de Benedicto XVI acerca del sentido de los ornamentos sacerdotales en la Misa. Creo que iluminará mucho tu pregunta inicial.


SANTA MISA CRISMAL

HOMILÍA DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI

Basílica Vaticana
Jueves Santo 5 de abril de 2007​


Queridos hermanos y hermanas:

El escritor ruso León Tolstoi, en un breve relato, narra que había un rey severo que pidió a sus sacerdotes y sabios que le mostraran a Dios para poder verlo. Los sabios no fueron capaces de cumplir ese deseo. Entonces un pastor, que volvía del campo, se ofreció para realizar la tarea de los sacerdotes y los sabios. El pastor dijo al rey que sus ojos no bastaban para ver a Dios. Entonces el rey quiso saber al menos qué es lo que hacía Dios. "Para responder a esta pregunta —dijo el pastor al rey— debemos intercambiarnos nuestros vestidos". Con cierto recelo, pero impulsado por la curiosidad para conocer la información esperada, el rey accedió y entregó sus vestiduras reales al pastor y él se vistió con la ropa sencilla de ese pobre hombre. En ese momento recibió como respuesta: "Esto es lo que hace Dios".

En efecto, el Hijo de Dios, Dios verdadero de Dios verdadero, renunció a su esplendor divino: "Se despojó de su rango, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte" (Flp 2, 6 ss). Como dicen los santos Padres, Dios realizó el sacrum commercium, el sagrado intercambio: asumió lo que era nuestro, para que nosotros pudiéramos recibir lo que era suyo, ser semejantes a Dios.

San Pablo, refiriéndose a lo que acontece en el bautismo, usa explícitamente la imagen del vestido: "Todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo" (Ga 3, 27). Eso es precisamente lo que sucede en el bautismo: nos revestimos de Cristo; él nos da sus vestidos, que no son algo externo. Significa que entramos en una comunión existencial con él, que su ser y el nuestro confluyen, se compenetran mutuamente. "Ya no soy yo quien vivo, sino que es Cristo quien vive en mí": así describe san Pablo en la carta a los Gálatas (Ga 2, 20) el acontecimiento de su bautismo.

Cristo se ha puesto nuestros vestidos: el dolor y la alegría de ser hombre, el hambre, la sed, el cansancio, las esperanzas y las desilusiones, el miedo a la muerte, todas nuestras angustias hasta la muerte. Y nos ha dado sus "vestidos". Lo que expone en la carta a los Gálatas como simple "hecho" del bautismo —el don del nuevo ser—, san Pablo nos lo presenta en la carta a los Efesios como un compromiso permanente: "Debéis despojaros, en cuanto a vuestra vida anterior, del hombre viejo. (...) y revestiros del hombre nuevo, creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad. Por tanto, desechando la mentira, hablad con verdad cada cual con su prójimo, pues somos miembros los unos de los otros. Si os airáis, no pequéis" (Ef 4, 22-26).

Esta teología del bautismo se repite de modo nuevo y con nueva insistencia en la ordenación sacerdotal. De la misma manera que en el bautismo se produce un "intercambio de vestidos", un intercambio de destinos, una nueva comunión existencial con Cristo, así también en el sacerdocio se da un intercambio: en la administración de los sacramentos el sacerdote actúa y habla ya "in persona Christi".

En los sagrados misterios el sacerdote no se representa a sí mismo y no habla expresándose a sí mismo, sino que habla en la persona de Otro, de Cristo. Así, en los sacramentos se hace visible de modo dramático lo que significa en general ser sacerdote; lo que expresamos con nuestro "Adsum" —"Presente"— durante la consagración sacerdotal: estoy aquí, presente, para que tú puedas disponer de mí. Nos ponemos a disposición de Aquel "que murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí" (2 Co 5, 15). Ponernos a disposición de Cristo significa identificarnos con su entrega "por todos": estando a su disposición podemos entregarnos de verdad "por todos".

In persona Christi: en el momento de la ordenación sacerdotal, la Iglesia nos hace visible y palpable, incluso externamente, esta realidad de los "vestidos nuevos" al revestirnos con los ornamentos litúrgicos. Con ese gesto externo quiere poner de manifiesto el acontecimiento interior y la tarea que de él deriva: revestirnos de Cristo, entregarnos a él como él se entregó a nosotros.
Este acontecimiento, el "revestirnos de Cristo", se renueva continuamente en cada misa cuando nos revestimos de los ornamentos litúrgicos. Para nosotros, revestirnos de los ornamentos debe ser algo más que un hecho externo; implica renovar el "sí" de nuestra misión, el "ya no soy yo" del bautismo que la ordenación sacerdotal de modo nuevo nos da y a la vez nos pide.

El hecho de acercarnos al altar vestidos con los ornamentos litúrgicos debe hacer claramente visible a los presentes, y a nosotros mismos, que estamos allí "en la persona de Otro". Los ornamentos sacerdotales, tal como se han desarrollado a lo largo del tiempo, son una profunda expresión simbólica de lo que significa el sacerdocio. Por eso, queridos hermanos, en este Jueves santo quisiera explicar la esencia del ministerio sacerdotal interpretando los ornamentos litúrgicos, que quieren ilustrar precisamente lo que significa "revestirse de Cristo", hablar y actuar in persona Christi.

En otros tiempos, al revestirse de los ornamentos sacerdotales se rezaban oraciones que ayudaban a comprender mejor cada uno de los elementos del ministerio sacerdotal. Comencemos por el amito. En el pasado —y todavía hoy en las órdenes monásticas— se colocaba primero sobre la cabeza, como una especie de capucha, simbolizando así la disciplina de los sentidos y del pensamiento, necesaria para una digna celebración de la santa misa. Nuestros pensamientos no deben divagar por las preocupaciones y las expectativas de nuestra vida diaria; los sentidos no deben verse atraídos hacia lo que allí, en el interior de la iglesia, casualmente quisiera secuestrar los ojos y los oídos. Nuestro corazón debe abrirse dócilmente a la palabra de Dios y recogerse en la oración de la Iglesia, para que nuestro pensamiento reciba su orientación de las palabras del anuncio y de la oración. Y la mirada del corazón se debe dirigir hacia el Señor, que está en medio de nosotros: eso es lo que significa ars celebrandi, el modo correcto de celebrar. Si estoy con el Señor, entonces al escuchar, hablar y actuar, atraigo también a la gente hacia la comunión con él.

Los textos de la oración que interpretan el alba y la estola van en la misma dirección. Evocan el vestido festivo que el padre dio al hijo pródigo al volver a casa andrajoso y sucio. Cuando nos disponemos a celebrar la liturgia para actuar en la persona de Cristo, todos caemos en la cuenta de cuán lejos estamos de él, de cuánta suciedad hay en nuestra vida. Sólo él puede darnos un traje de fiesta, hacernos dignos de presidir su mesa, de estar a su servicio.

Así, las oraciones recuerdan también las palabras del Apocalipsis, según las cuales las vestiduras de los ciento cuarenta y cuatro mil elegidos eran dignas de Dios no por mérito de ellos. El Apocalipsis comenta que habían lavado sus vestiduras en la sangre del Cordero y que de ese modo habían quedado tan blancas como la luz (cf. Ap 7, 14).

Cuando yo era niño me decía: pero algo que se lava en la sangre no queda blanco como la luz. La respuesta es: la "sangre del Cordero" es el amor de Cristo crucificado. Este amor es lo que blanquea nuestros vestidos sucios, lo que hace veraz e ilumina nuestra alma obscurecida; lo que, a pesar de todas nuestras tinieblas, nos transforma a nosotros mismos en "luz en el Señor". Al revestirnos del alba deberíamos recordar: él sufrió también por mí; y sólo porque su amor es más grande que todos mis pecados, puedo representarlo y ser testigo de su luz.

Pero además de pensar en el vestido de luz que el Señor nos ha dado en el bautismo y, de modo nuevo, en la ordenación sacerdotal, podemos considerar también el vestido nupcial, del que habla la parábola del banquete de Dios. En las homilías de san Gregorio Magno he encontrado a este respecto una reflexión digna de tenerse en cuenta. San Gregorio distingue entre la versión de la parábola que nos ofrece san Lucas y la de san Mateo. Está convencido de que la parábola de san Lucas habla del banquete nupcial escatológico, mientras que, según él, la versión que nos transmite san Mateo trataría de la anticipación de este banquete nupcial en la liturgia y en la vida de la Iglesia.

En efecto, en san Mateo, y sólo en san Mateo, el rey acude a la sala llena para ver a sus huéspedes. Y entre esa multitud encuentra también un huésped sin vestido nupcial, que luego es arrojado fuera a las tinieblas. Entonces san Gregorio se pregunta: "pero, ¿qué clase de vestido le faltaba? Todos los fieles congregados en la Iglesia han recibido el vestido nuevo del bautismo y de la fe; de lo contrario no estarían en la Iglesia. Entonces, ¿qué les falta aún? ¿Qué vestido nupcial debe añadirse aún?".

El Papa responde: "El vestido del amor". Y, por desgracia, entre sus huéspedes, a los que había dado el vestido nuevo, el vestido blanco del nuevo nacimiento, el rey encuentra algunos que no llevaban el vestido color púrpura del amor a Dios y al prójimo. "¿En qué condición queremos entrar en la fiesta del cielo —se pregunta el Papa—, si no llevamos puesto el vestido nupcial, es decir, el amor, lo único que nos puede embellecer?". En el interior de una persona sin amor reina la oscuridad. Las tinieblas exteriores, de las que habla el Evangelio, son sólo el reflejo de la ceguera interna del corazón (cf. Homilía XXXVIII, 8-13).

Ahora, al disponernos a celebrar la santa misa, deberíamos preguntarnos si llevamos puesto este vestido del amor. Pidamos al Señor que aleje toda hostilidad de nuestro interior, que nos libre de todo sentimiento de autosuficiencia, y que de verdad nos revista con el vestido del amor, para que seamos personas luminosas y no pertenezcamos a las tinieblas.

Por último, me referiré brevemente a la casulla. La oración tradicional cuando el sacerdote reviste la casulla ve representado en ella el yugo del Señor, que se nos impone a los sacerdotes. Y recuerda las palabras de Jesús, que nos invita a llevar su yugo y a aprender de él, que es "manso y humilde de corazón" (Mt 11, 29). Llevar el yugo del Señor significa ante todo aprender de él. Estar siempre dispuestos a seguir su ejemplo. De él debemos aprender la mansedumbre y la humildad, la humildad de Dios que se manifiesta al hacerse hombre.

San Gregorio Nacianceno, en cierta ocasión, se preguntó por qué Dios quiso hacerse hombre. La parte más importante, y para mí más conmovedora, de su respuesta es: "Dios quería darse cuenta de lo que significa para nosotros la obediencia y quería medirlo todo según su propio sufrimiento, esta invención de su amor por nosotros. De este modo, puede conocer directamente en sí mismo lo que nosotros experimentamos, lo que se nos exige, la indulgencia que merecemos, calculando nuestra debilidad según su sufrimiento" (Discurso 30; Disc. Teol. IV, 6).

A veces quisiéramos decir a Jesús: "Señor, para mí tu yugo no es ligero; más aún, es muy pesado en este mundo". Pero luego, mirándolo a él que lo soportó todo, que experimentó en sí la obediencia, la debilidad, el dolor, toda la oscuridad, entonces dejamos de lamentarnos. Su yugo consiste en amar como él. Y cuanto más lo amamos a él y cuanto más amamos como él, tanto más ligero nos resulta su yugo, en apariencia pesado.

Pidámosle que nos ayude a amar como él, para experimentar cada vez más cuán hermoso es llevar su yugo. Amén.

© Copyright 2007 - Libreria Editrice Vaticana
 
Re: La vestimenta y otras cosas

Escritos de San Francisco de Asis:

REGLA NO BULADA [Rnb-1R] - Cap. II: De la admisión y vestidos de los hermanos

Mas los otros hermanos, los que ya prometieron obediencia, tengan una túnica con capilla y otra sin capilla, si fuera necesario, y cordón y paños menores. Y todos los hermanos vístanse de ropas viles, y puedan reforzarlas de sayal y otros retazos con la bendición de Dios; porque dice el Señor en el Evangelio: Los que visten de ropa preciosa y viven en delicias y los que se visten con vestidos muelles, en las casas de los reyes están (Lc 7,25; Mt 11,8). Y aunque se les llame hipócritas, no cesen, sin embargo, de obrar bien, y no busquen vestidos caros en este siglo, para que puedan tener un vestido en el reino de los cielos.


Hay que tomar de ejemplo al hermano San Francisco, que siempre apuntó a la humildad hasta en el vestir, siguiendo al pie de la letra las enseñanzas de nuestro Maestro Jesucristo. También debemos tomar de ejemplo a Juan el Bautista, sus ropajes eran de lo más humilde, se vestía cubierto con simples pieles de camello ¿Y díganme si no fueron personas ejemplares? Juan el Bautista elogiado por Jesús, y San Francisco de Asís estigmatizado con las heridas de la Cruz.
 
Re: La vestimenta y otras cosas

Escritos de San Francisco de Asis:

REGLA NO BULADA [Rnb-1R] - Cap. II: De la admisión y vestidos de los hermanos

Mas los otros hermanos, los que ya prometieron obediencia, tengan una túnica con capilla y otra sin capilla, si fuera necesario, y cordón y paños menores. Y todos los hermanos vístanse de ropas viles, y puedan reforzarlas de sayal y otros retazos con la bendición de Dios; porque dice el Señor en el Evangelio: Los que visten de ropa preciosa y viven en delicias y los que se visten con vestidos muelles, en las casas de los reyes están (Lc 7,25; Mt 11,8). Y aunque se les llame hipócritas, no cesen, sin embargo, de obrar bien, y no busquen vestidos caros en este siglo, para que puedan tener un vestido en el reino de los cielos.


Hay que tomar de ejemplo al hermano San Francisco, que siempre apuntó a la humildad hasta en el vestir, siguiendo al pie de la letra las enseñanzas de nuestro Maestro Jesucristo. También debemos tomar de ejemplo a Juan el Bautista, sus ropajes eran de lo más humilde, se vestía cubierto con simples pieles de camello ¿Y díganme si no fueron personas ejemplares? Juan el Bautista elogiado por Jesús, y San Francisco de Asís estigmatizado con las heridas de la Cruz.
Por supuesto, de acuerdo con todo lo que dices. Hay que vestir de forma austera.

Ahora no veo la relación entre esto que dices con el tema del epigrafe. El alba, el amito, la estola, el roquete, la casulla, el paño humeral, la capa pluvial, no son vestimentas. Son ornamentos litúrgicos. Ningún sacerdote anda durante el dia con roquete y casulla. Tienes que distinguir entre la ropa que uno viste, y los ornamentos liturgicos. Estos se usan solo para oficiar la Misa.

Dios ordenó que Aarón y los sacerdotes usaran túnicas, estola, cinturón, etc., todo adornado finamente con oro, lino, telas de color púrpura, todo esto por orden de Dios, para acercarse a servir el altar en el Templo. Y el mismo Dios en el evangelio nos manda vestir con sencillez.

¿Contradicción? Si no se entiende la diferencia entre ornamentos litúrgicos y la vestimenta habitual de la persona, claro que habrá contradicción.

Los sacerdotes visten de sotana negra, todos los días del año, de lunes a domingo. No poleras de marca, no zapatos de gamuza, no corbatas Pierre cardin, no camisa Arrow, no chaquetas de cuero, no poleras, no jeans, no zapatillas... sotana negra todos los días. Los sacerdotes adoptan la austeridad en el vestir. Dura renuncia no crees?
 
Re: La vestimenta y otras cosas

La pobreza de los humanos no implica que el culto a Dios deba ser pobre:

Os ruego, más encarecidamente que por mí mismo, que, cuando sea oportuno y os parezca que conviene, supliquéis humildemente a los clérigos que veneren, por encima de todo, el santísimo cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo y los santos nombres y palabras escritas del Señor que consagran su cuerpo; y que sean preciosos los cálices, corporales, ornamentos del altar y todo lo que sirve para el sacrificio
(Francisco de Asís, Admonición 1).


Por otro lado, san Buenaventura nos narra cómo san Francisco usó sus ornamentos diaconales al celebrar la Navidad con el Pesebre en 1223:

"Se celebra el rito solemne de la Misa sobre el Pesebre, y el sacerdote gusta un consuelo insólito. Francisco, se revistió de ornamentos diaconales, porque era diácono, y canta con voz sonora el santo Evangelio"
(S, Buenaventura, Legenda Maior, c. X, n. 7).