Re: Los Papas Pablo IV y Pio V ya deben estar en el infierno!
No se como quedan si lo comparamos con cualquiera de los reformadores...
Lo cierto es que Pablo IV (1555-9) estableció la Inquisición en Roma.
Pablo IV reformó la Dataría, impuso una obligación más estricta de la residencia de los obispos, exigió que los religiosos de clausura fueran efectivamente de clausura y no estuvieran cada dos por tres fuera de conventos y monasterios, castigó la simonía y el concubinato y se esforzó por restaurar la moralidad pública en Roma. Para ello no estableció la Inquisición en Roma. Ese dato es falso. Lo que hizo fue darla autoridad para tratar no sólo cuestiones de doctrina sino también de delitos contra la moral. Es más, también dispuso que obispos y cardenales podían ser juzgados por los tribunales inquisitoriales.
Obviamente eso no le convirtió en popular ante la gente, pero sus disposiciones sobre el castigo de los delitos contra la moralidad pública eran el colmo de la moderación comparados con los que se impusieron en la Ginebra calvinista.
Pio V. (1566-72) Este "angelito" fué el creador del Indicede libros prohibidos. Con la Santa Inquisición se dedicó a la quema de herejes, el deporte favorito de los papas.
Pío V contribuyó mucho a mejorar la imagen del papado, al actuar más como pastor de almas que como soberano temporal. Fue un hombre extraordinariamente piadoso. De misa diaria, cosa poco habitual entonces, de comidas parcas y ayunos prolongados, consiguió que toda la corte papal llegara a ser tan modesta como él. En cuanto al gobierno de la Iglesia, se encargó de que los decretos de Trento fueran publicados y llevados a cabo en todas partes. Publicó el Catecismo romano en 1566 e impulsó la reforma del Breviario, cuya nueva versión finalmente salió a la luz en 1568. Suyo es también el Misal de 1570, que perduró, con las convenientes adicciónes y/o supresiones de sucesivos papas, hasta la reforma litúrgica -Novus Ordo- posterior al Vaticano II.
Siguiendo también lo acordado en Trento, creó las congregaciones de Obispos y del Índice. Esta última, autora del famoso
Index Librorum Prohibitorum et Expurgatorum, tan denostado por la mentalidad modernista actual, fue de una innegable utilidad, ya que no hacía sino poner en orden algo que se había practicado desde el nacimiento de la fe cristiana: la censura y/o quema de libros contrarios a la fe. El propósito de esta lista o índice era prevenir la lectura de libros o trabajos inmorales que contuvieran errores teológicos o morales y prevenir la corrupción de los fieles. Ahora es muy fácil criticar esa medida, pero insisto en que la práctica de prohibir la lectura de libros heréticos o inmorales es algo que no se inventó Pío V sino que forma parte de la Cristiandad desde sus primeros siglos. Y que por supuesto también se dio en el protestantismo. Y es una lástima que el magisterio de la Iglesia Católica haya abandonado casi por completo esa sana tarea de indicar a los fieles que lo son de verdad (o sea, no todos y probablemente ni siquiera la mayoría de bautizados, pero todavía muchos millones) cuáles son los libros no recomendables.
De todas formas, hago la siguiente pregunta:
¿aceptaría hoy un pastor protestante que el encargado de la librería de su congregación se dedicara a poner en los estantes líbros de apologética católica?
Cuando yo fui corresponsable de esa sección en la iglesia evangélica a la que pertenecí durante años, recibí indicaciones bastante claras del que era mi pastor sobre qué libros traer de CLC y cuáles no. Y yo lo encontré normal. Esa es una de las tareas de un buen pastor. Guiar a las ovejas a buenas lecturas y evitarles las malas.
Claro que para LFP esto era una excelencia papal y no un acto criminal. Para justificarlo nos cita a los reformadores, pero se olvida que aquellos eran los "malos" y los papas citados era los "buenos"
¡¡¡Que asco!!!
Yo no justifico las ejecuciones de la Inquisición aunque tengo muy claro que con la interpretación que hizo Calvino de las Escrituras se podían justificar. Jamás se debió matar a nadie por ser hereje. Juan Pablo II ya pidió perdón por los abusos del pasado, que esperamos que nunca se vuelvan a repetir.
Ahora bien, tampoco justifico la falta de firmeza a la hora de condenar la heterodoxia, tan propia de este tiempo.