La autenticidad de las reliquias de Juana de Arco no son una doctrina católica.
Ahora, la práctica de venerar el cuerpo de los santos, y de pedir su intercesión, es tan antigua como el cristianismo. Lo vemos por ejemplo en las actas del martirio de san Policarpo, discípulo del apóstol Juan. Acá relata lo que sucedió cuando Policarpo ya estaba muerto:
El demonio, enemigo irreconciliable de los justos, reconociendo la gloria de aquel martirio, premio de una vida irreprochable desde la más tierna infancia, excogitó un medio para privar a los fieles de poseer el cuerpo del mártir, por más que ellos intentaran apoderarse de él por todos los medios. Para ello sugirió a Nicetas, padre de Herodes, y hermano de Alces, que pidiera al procónsul no entregara las reliquias del mártir a los cristianos, porque se imaginaba que las habían de tributar un culto como al mismo Cristo. Esto mismo pretendían los judíos que custodiaban el cuerpo, para que los cristianos no pudieran acercarse a recogerle, ignorando que los cristianos no podemos abandonar el culto de Cristo, ni dirigir nuestras oraciones a otro que a El, que tanto padeció por redimirnos de nuestros pecados. Unicamente le adoramos a El por ser Hijo de Dios, y a los mártires y siervos suyos fieles les honramos y les pedimos que por su intercesión podamos un día ser compañeros de ellos en la gloria. El centurión, en vista de la disputa que sosteníamos con los judíos, mandó colocar el cuerpo del Santo en medio de la hoguera. Nosotros conseguimos recoger algunos huesos, como oro y piedras preciosas, y los enterramos y el día del aniversario del martirio nos reunimos para solemnizarle como el Señor lo ordenó. Esto es lo que ocurrió con el bienaventurado Policarpo. Consumó su martirio en Esmirna con otros doce cristianos de Filadelfia, pero él es el que ha conseguido el principal culto.
Así se comportaban los primeros cristianos. Por esto, podemos decir con toda seguridad que la veneración de las reliquias de los santos, y la petición de intercesión de los santos ante Dios es una costumbre cristiana.