¿Los cristianos podrían separarse, divorciarse y volverse a casar?

Re: ¿Los cristianos podrían separarse, divorciarse y volverse a casar?

estimado hermano Ricardo, gracias por contestar, muy interesante y de mucha ayuda quisiera .preguntarle si un cristiano divorciado, que se caso nuevamente ,amparado en la causa de adulterio,si interpreto bien su posicion.estaria fuera de la voluntad de Dios.en este caso ambos estarian en pecado,que pasa en el caso que uno muera ,moriria estando en adulterio donde va es mi pregunta, o si Cristo viniera a buscar a su iglecia,al cielo o al infierno Alfa
 
Ante un dilema difìcil

Ante un dilema difìcil


La dificultad està en poder discernir la realidad o gravedad del pecado, ya que muchas cosas se han hecho por no haber recibido la doctrina correcta y el consejo acertado.
Por ello este epìgrafe pretende no condenar a nadie, sino ayudar a quienes por estar siendo mal instruidos y/o aconsejados, puedan estar pròximos a dar un paso que tarde o temprano tendràn que arrepentirse.
Lo que importa es su actitud presente a partir de cuando se conoce la verdad.
En cuanto a los otro, nuestro destino eterno descansa en el decreto eterno de Dios que nadie puede estorbar. Si una vez fuimos salvos, esta salvaciòn es ùnicamente por los mèritos de Cristo y no por los nuestros. No hay riesgo alguno de infierno y eterna condenaciòn para cuantos se han convertido de corazòn a Èl.
En cuanto a ser llevado o no en el rapto, dependerà de su uniòn presente a
Cristo como Cabeza de la iglesia que Èl viene a llevar.
La convicciòn de pecado, el arrepentimiento, la confesiòn y limpieza de todos nuestros pecados, es obra de la gracia de Dios en nosotros.
Podemos ser todavìa muy felices, siendo santos como Èl es santo.
Ricardo.
 
Re: ¿Los cristianos podrían separarse, divorciarse y volverse a casar?

NOVENA SECCIÓN
El erudito alza su mano dispuesto a introducir el asunto del día, lo que le es concedido.
- Por lo que tengo visto y oído hasta ahora el debate ha transcurrido en torno a las implicaciones del relato de Mateo en la porción del capítulo 19 del v.1 al 12. Así se ha argumentado que no es Jesús sino los fariseos quienes hablan de divorcio, y que la cláusula de excepción no es más que una permisión de Moisés hecha a los judíos, sin aplicación a los cristianos en la presente dispensación de la gracia.Tras el impasse de estos últimos días en que no nos hemos reunido por falta de quien se presentase a defender nuestra posición, hemos caído en cuenta que el pasaje paralelo del capítulo 5:31,32 presenta ciertos ribetes distintos que bien puede volcar la razón a nuestro favor.
- ¡Aleluya! ¡Gloria a Dios! – exclama Diótrefes – ¡Al fin tenemos algo…!
- La única diferencia que advierto – se apresuró a señalar el hermano rústico – es que en el 19 aparecen dos clases de adúlteros: el hombre que tras el repudio de su mujer se vuelve a casar y el que se casa con la repudiada. En el capítulo 5:32 la mujer repudiada queda también expuesta al adulterio de volverse a casar, totalizando así tres tipos de eventuales adúlteros que podrían darse a partir de la desconsiderada acción del repudio inicial.
- ¡Pero todo eso si no se da la condición excepcional de “a no ser por causa de fornicación”! – estalló Diótrefes.
¡Por supuesto! ¡Por supuesto! – consintió de inmediato el primer forista - No
podríamos omitir tan importante detalle…
- El caso es – prosiguió el erudito – que aquí sí que la expresión “carta de divorcio” aparece en boca del mismo Jesús, lo que basta para reducir la fuerza del argumento que se invocaba cuando sólo discutían lo relacionado al capítulo 19.
- ¡Aleluya! ¡Gloria a Dios! – no pudo nuevamente contener su satisfacción Diótrefes.
- Lo otro que quería señalar – repuso el erudito – es que aquí ya nos hallamos como en el 19 en un diálogo de Jesús con los fariseos, sino nada menos y nada más que con el famoso Sermón del Monte, sustento moral, espiritual y legal de la Iglesia de Jesucristo.
- ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya! – saltó Diótrefes alborozado, mientras los demás se miraban unos a otros un tanto sorprendidos por el inesperado nuevo enfoque.
- Considero, - prosiguió el erudito estimulado ahora por el triple “aleluya” - que si esta salvedad la hace Jesús en medio del discurso en que sus propios discípulos son sus más cercanos oyentes, ya no se podría aducir que sus apóstoles – y con ellos toda la iglesia cristiana – quedan fuera del alcance de esta salvedad “por causa de fornicación”.
El erudito paseó su mirada en derredor, comprobando que quien no estaba de boca abierta, mantenía sus labios apretados. Diótrefes, bajo la mesa, restregaba sus manos de puro contento, revolviéndose nerviosamente en su silla. El veterano, tras alisar con sus dedos las puntas de su canoso mostacho, comenzó a hablar despaciosamente como era su costumbre:
-Aunque admito que su observación es pertinente y contribuye a agregar algo gustoso al diálogo, no veo que la situación cambie en nada. Observen por favor que tanto aquí como en el pasaje paralelo en Lucas 6, una multitud, todo un pueblo había seguido al Señor para escucharle. Esta muchedumbre estaba compuesta de hombres y mujeres judíos, educados en la ley de Moisés. Noten entonces que en este capítulo 5 de Mateo, cada vez que el Señor Jesús les recuerda algo de la Ley (Mt.5:21; 27; 31; 33; 38; 43) tras el “Oísteis que fue dicho” sigue el “Pero yo os digo”, y éste nunca suaviza el rigor de la Ley, antes bien lo intensifica, al grado que al “No cometerás adulterio” sigue el “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (vs.27,28). Así, el “pero yo os digo” del v.32 no sanciona la “carta de divorcio” del verso anterior, sino que aparece en función adversativa confrontado a la antigua disposición dada no por mandamiento de Dios – que Jesús jamás abrogaría – sino como permisión de Moisés motivada por la dureza de su corazón, como explicará luego en el cap.19. Al advertir esto, fácilmente nos damos cuenta de que entonces el Señor Jesús no está dando con la cláusula de excepción ninguna ratificación del divorcio para los miembros de su iglesia que edificaría y que todavía no alcanzó siquiera a anunciar, lo que hará recién en el capítulo 16:18 .
- ¡Cuarto intermedio! ¡Cuarto intermedio! – Diótrefes se ha parado y ahora golpea los nudillos de sus dedos, una contra otra mano – Necesitamos reconsiderar la posición.
Todos de acuerdo, se decidió levantar la sección para seguirla al día siguiente.
Ricardo.
 
DÉCIMA SECCIÓN

DÉCIMA SECCIÓN




Pedida la palabra por el hermano erudito le fue concedida gustosamente por todos.

- No es que yo haya modificado mi posición – comenzó diciendo – con respecto a si la “causa de fornicación” incluya o no el adulterio, pero ya no me siento tan seguro como antes. Me resulta extraño que cuando Marcos y Lucas citan las mismas palabras del Señor no incluyan aquella cláusula de excepción, y me consta que uno escribe teniendo en mente a lectores romanos y el otro a griegos, o sea, no judíos. De esta manera, se me hace difícil probar que lo que sí tenía sentido en el marco de las costumbres judías reguladas por las disposiciones hechas por Moisés a la Ley de Dios para su pueblo, fuese lo que luego también rigiera entre los cristianos cuando Jesús edificara su iglesia. Percibo también que al responder Jesús a los fariseos, no por citar la salvedad reivindica la permisión de Moisés motivada en la dureza de sus corazones, sino la indisoluble unidad original de la pareja conforme al propósito de Dios desde el principio…
- ¡No es eso lo que habíamos acordado hablar! – interrumpió molesto Diótrefes – ¡Usted se me está dando vuelta!
- ¡No es así! Déjeme usted hablar y ya verá. Prosigo: cualquier lector no prejuiciado del Nuevo Testamento hallará totalmente lógico y natural que Jesús pretenda que el nuevo pueblo que Él llamará de entre todas las naciones para congregarlos a Su nombre se ajuste al plan original de Dios, y no a la enmienda de Moisés para facilitar las cosas entre aquel pueblo duro de cerviz y corazón.
- ¡Pero no digo yo! – volvió a impacientarse Diótrefes - ¡A usted me lo han cambiado!
- Espere, espere y ya verá – intentó apaciguarlo el erudito – Decía, entonces, que de las mismas palabras de Jesús tomadas en conjunto de los sinópticos, se desprende que la justicia de los ciudadanos del reino de los cielos debía ser mayor que la de los escribas y fariseos (Mt.5:20), y así se advierte en los ejemplos que el hermano veterano dio en la anterior sección, mostrando que tras la cita de algún punto de la antigua ley, el “pero yo os digo” de Jesús introducía algo no sólo excesivamente más fuerte, sino también totalmente insólito. A mí también me sorprende que Él haga aparecer como homicida al que simplemente se enoje con su hermano; como adúltero al que solamente lo es en su intención, y que prohíba totalmente el juramento, cuando la ley lo único que prohibía era jurar en falso por el nombre de Dios. Ante tales tremendos contrastes y otros más que siguen, parecería obvio que lo dicho en el 5:32 no puede ser una mera aprobación de la causa de fornicación de Dt.24:1-4, sino que al recordárselas como razón única de la permisión concedida por Moisés, el divorcio no hacía más que hacerles incurrir en adulterio. Dado que esa causalidad en la práctica era realmente excepcional - pues se remitía al inicio de la relación conyugal -, no solamente lo expuesto por Jesús no satisfacía para nada a los fariseos, sino tampoco a sus propios discípulos quienes ya no le ven ventaja al casamiento.
- ¡Y dale, y dale, y dale! – esta vez ya saltó furioso Diótrefes - ¿Hasta cuándo tendré que soportar esta perorata?
- ¡Ya termino! Tenga un poco de paciencia ¡por favor! Decía, pues, que las palabras de Jesús coinciden y sirven de base a la doctrina que después desarrollará Pablo en sus epístolas. Tampoco hallo base para darle al término griego PORNEIA todas las acepciones que se le atribuyen, al menos en el texto del Nuevo Testamento. En los clásicos griegos, donde a veces se describen relaciones incestuosas o bestiales entre los dioses de la mitología, los humanos y animales, es posible que se le diera a ese vocablo un uso mucho más amplio y diverso, pero ateniéndonos al koiné del Nuevo Testamento, es evidente que las 25 veces en que aparece está bien traducido en nuestras Biblias por “fornicación”, entendiéndose que no es un sinónimo de MOIJEIA, sino la relación sexual antes del matrimonio. Así que, bíblicamente hablando, nada me queda por objetar a lo que aquí se ha expuesto.
- ¡Y todo eso tuve que soportar oírle para acabar tirando la toalla! – repuso furibundo Diótrefes.
- Le pedí paciencia ¿verdad? Pues bien, en toda discusión de los grandes temas que hacen a las doctrinas y prácticas cristianas, a más de la Biblia como Palabra de Dios nuestra razón exige escuchar la voz de la historia y la de nuestra realidad circundante. Hermanos: me temo tener que anunciarles que si bien ustedes tienen la Biblia de su lado, avalando su posición, Diótrefes y yo tenemos la historia y la situación actual y universal en el cristianismo de nuestro lado, por lo cual este partido lo ganamos nosotros 2 a 1.
- ¡Por fin, por fin! ¡Vaya que me tenía usted asustado! – todo Diótrefes acababa de experimentar una transformación total, viéndose ahora tranquilo, aplomado, contento y muy seguro de sí mismo.
- Pero ¿a qué se refiere usted con que tienen la historia de su lado? – inquirió el polemista.
- Pues me refiero – contestó el erudito – a que buena parte de los antiguos Padres de la Iglesia dejaron testimonios escritos que en épocas pos apostólicas se aceptaban divorcios por causa de adulterio con nuevo casamiento. Aquellos teólogos, apologistas y doctores de la Iglesia reconocieron que se venía dando tal situación e incluso interpretaron en tal sentido las palabras de Jesús en Mateo en cuanto a la cláusula se excepción.
- ¡Aleluya! ¡Gloria a Dios! ¡Ahora sí que los tenemos! – estalló Diótrefes - Vamos a ver que dicen ustedes a esto.
- Pues no teníamos noticias de tal cosa – repuso el primer forista - Ahora somos nosotros los que tenemos necesidad de un cuarto intermedio.
- ¡Sí, eso es! Este y muchos cuartos intermedios van a necesitar ahora. Vayan a estudiar de una buena vez y cuando aprendan algo nos pasan el aviso para volver a reunirnos.
Diótrefes se veía tan exaltado como si estuviese en el Estadio y su equipo estuviera por coronarse campeón de un torneo futbolístico:
- ¡A ustedes ya no los salva Maradona ni metiendo su gol con la mano con ayuda de Dios!
A fin de evitar que el comportamiento de Diótrefes - más propio de un hincha de una “barra brava” que de un panelista – pudiera provocar algún conflicto, unánimemente se acordó el cuarto intermedio.
Ricardo.
 
UNDÉCIMA SECCIÓN

UNDÉCIMA SECCIÓN



Al comenzar esta mesa redonda todos esperaron la exposición del hermano erudito.
- No podemos ignorar – comenzó diciendo – la importancia que reviste para el estudio de las doctrinas y prácticas de los cristianos las obras que nos ha legado la patrística, es decir, los escritos de aquellos doctores y Padres de la Iglesia que fueron – los primeros de entre ellos - discípulos de algunos de los apóstoles, o de discípulos de los inmediatos a ellos. Su cercanía en el tiempo a los hechos narrados en el Nuevo Testamento les confiere una credibilidad y autoridad que no puede ser soslayada. Aunque rechazamos cualquier pretensión de sucesión y tradición apostólica, sin embargo todos concordamos en seguir puntualmente la así llamada “doctrina de los apóstoles” tal como la tenemos expuesta en sus epístolas. Que las personalidades más relevantes del cristianismo oriental y occidental en los siglos que siguieron hayan expresado algo sobre el divorcio y nuevo casamiento, sin duda que es algo que no podíamos dejar pasar, pues
interesa sobremanera conocer cual era la opinión de los antiguos al respecto.
- ¡Claro que sí! ¡Efectivamente! – apoyó Diótrefes sirviéndose del breve respiro que se tomaba el expositor, y animado por la aprobación reflejada en el rostro de los demás.
- Pues bien, alguien se ha tomado el trabajo de rebuscar entre sus escritos, y de entre lo encontrado, también yo hice una selección de opiniones y resoluciones:
Tertuliano (+ 247) dijo: “incluso Cristo defendió la justicia del divorcio”.
Orígenes de Alejandría (183-254): “algunos superiores de la Iglesia…han
permitido que una mujer se case estando su marido vivo”.
San Basilio de Capadocia (330-379): “Si un hombre es abandonado por su esposa, yo no diría que se deba tratar como adúltera a la mujer que después se casa con él. Al marido que ha sido abandonado, se le puede excusar si vuelve a casarse, y la mujer que vive con él bajo estas condiciones no está condenada”.
San Asterio (+ 400) obispo de Amasea en el Asia Menor: “El matrimonio no puede ser disuelto por ninguna causa, salvo la muerte o el adulterio”.
San Epifanio de Salamina (310-403): “Al que no pueda abstenerse después del fallecimiento de su primera esposa, o se ha separado de su esposa por un motivo válido, y toma a otra mujer o si la mujer toma a otro marido, la Palabra Divina no lo condena ni lo excluye de la Iglesia ni de la vida. Si está realmente separado de la primera esposa, puede tomar otra de acuerdo con la ley, si ese es su deseo”.
San Agustín de Hipona (354-430) dice que él no entiende como es que permitiéndose al marido de una esposa adúltera volverse a casar, se le pongan dificultades para que haga lo mismo la mujer de un esposo adúltero.
Como puede verse, distintos Padres de la Iglesia, orientales, griegos y
occidentales, consideraron durante los primeros cinco primeros siglos del cristianismo, que el divorcio con nuevo casamiento incluido era lícito en ciertas situaciones, como el adulterio, abandono o algún delito cometido.
- Por ejemplo – agregó Diótrefes – sin un cristiano fuera acusado de un crimen, fuese realmente culpable o no, y condenado a trabajos forzados a cadena perpetua, a galeras o al ostracismo, la esposa podía obtener el divorcio pudiéndose volver a casar.
- Así era – concluyó el hermano erudito – e incluso el Papa Celestino III (1191/98) concedió el divorcio con permiso para vo a casar, a una mujer cuyo marido había apostatado de la fe católica.
- Y bien, ¿qué tienen ahora qué decir a todo eso? – desafió arrogante Diótrefes.
- Pues que ha sido efectivamente tal cual – consintió el primer forista.
- Incluso – agregó el polemista – en el primer concilio de Inglaterra celebrado en Hereford en el 673, bajo la presidencia de San Teodoro de Canterbury, se establecieron numerosas causales de divorcio, además del adulterio, donde se incluía la rareza de que una mujer adúltera (cuyo esposo ya había obtenido el divorcio y vuelto a casar), podía hacer penitencia por sus pecados durante cinco años, tras lo cual se le permitía tomar un nuevo marido. También, si se daba el caso de que un esclavo cristiano obtuviese su libertad y la esposa no, éste podía volver a casarse con una mujer libre. En aquellas épocas de invasiones y guerras continuas, podía ocurrir también que mientras el marido revistase en filas del ejército de su rey, el enemigo llevase cautiva a su esposa. En tal caso el cristiano quedaba autorizado a tomar una esposa substituta. Como ven, las razones para el divorcio y el nuevo casamiento iban más allá del adulterio simple.
- Es interesante – complementó el primer forista – que en el concilio de Verberie al siguiente siglo (752), se incluyera el caso insólito de que si la esposa se negara a acompañar a su marido a su nuevo lugar de trabajo en otra distante comarca, él podría allí tomar una nueva esposa.
- Como es fácil advertir – resumió el hermano rústico – ese original “salvo por causa” fue llenado como un viejo baúl de múltiples motivos, que comenzando con el adulterio, seguía con un montón de variantes, y tantas razones “válidas” como admitieran las autoridades eclesiásticas, desde un obispo al mismo Papa, pasando también por los concilios.
- ¿Y qué? ¿Y qué? – volvió a desafiar Diótrefes visiblemente fastidiado porque la argumentación no causase en los demás el impacto que preveía - ¿Eso es todo lo que tienen para decir? ¿No les llama acaso la atención que los Padres de la Iglesia nada dijeran de la aplicación de la cláusula de excepción a los judíos contemporáneos de Jesús? Si bien después otros fueron mucho más abiertos que lo que nosotros somos, es a lo menos obvio que tampoco fueron tan estrictos y exclusivistas como ustedes se han mostrado hasta aquí.
- Respetable e interesante es – hizo al fin su esperada intervención el veterano – cuanto aquí se ha dicho, así como todos los testimonios que se podrían aportar desde la Edad Media y pasando por la Reforma hasta nuestros días. Nadie duda de la inteligencia, sabiduría y discernimiento de los antiguos doctores desde Agustín a Tomás de Aquino, y aún desde antes como mucho después. Pero quienes nos hemos adentrado en la historia eclesiástica, desde sus orígenes hasta nuestros días, hemos comprobado como al paso que la filosofía griega prestaba al cristianismo sus sistemas de lógica y dialéctica tan útiles a la apología en su permanente controversia con el judaísmo, paganismo, islamismo y demás movimientos y sectas heréticas que siempre proliferaron, hubo también un gradual alejamiento de las Sagradas Escrituras y el método bereano de someter todo a su juicio superior. Recordemos que durante casi un milenio y medio las Escrituras circulaban únicamente en forma manuscrita, por lo que pocos y caros eran los ejemplares disponibles para su lectura y consulta, algunos de los cuales estaban encadenados a los púlpitos de las “iglesias” o a las mesas de los monasterios donde los monjes los estudiaban y copiaban. Recuérdese también que Lutero fue el primer gran reformador de la educación, pugnando para que los príncipes apoyaran la enseñanza gratuita y obligatoria en las ciudades alemanas. Así que no sorprende que escaseando Biblias y lectores, las autoridades eclesiásticas resolvieran muchos asuntos a la sola luz de su inteligencia, que ciertamente era mucha, pero que al no ser iluminada por la Palabra de Dios, ocasionaba también frecuentes yerros.
Es así que no es difícil comprobar como ya en el segundo siglo, muchos de los eruditos Padres de la Iglesia son más llevados por la sutileza de su esclarecido intelecto, que por la verdad pura que proviene de la divina fuente de la Palabra de Dios. De a poco se van deslizando tenues desvíos que después serán claros errores aprobados por la autoridad de obispos, Papas y Concilios, y así hasta el día de hoy.
- ¿Así que a usted no le sirve nada de lo que aquí se aportó? – Diótrefes se veía muy perturbado - ¿No significa nada para usted cuanto puedan haber dicho aquellas antiguas autoridades?
- Pues para mí – repuso el veterano con su característica flema – pueden ser muy importantes referentes, pero nada más. Antiguos, sí; pero autoridades, no. Si vamos ahora a hacer una prolija investigación, seguramente que encontraremos igual o más testimonios todavía, en sentido contrario a los que acabamos de dar y recibir. ¿Vamos acaso a ponerlos en uno y otro plato de la balanza, conforme a la cantidad y al peso del prestigio de aquellas supuestas “autoridades” para entonces definir el punto en cuestión?
- Entonces, ¿qué es lo que a usted sí le convence? – le apremió el erudito.
- Pues me convence que cuando Pablo escribe a los romanos les dice que si el marido de una mujer muere, ella es libre para ser de otro marido sin ser por ella adúltera (7:1-3); y a los corintios de la misma manera, sólo que condicionando el nuevo casamiento a que sea “en el Señor” (7:39).
- ¿Y eso qué? – desafió Diótrefes.
- ¡Pues nada! – contestó el veterano – Sólo que allí tenía Pablo una magnífica ocasión para junto a la muerte del cónyuge, agregar la otra causal del adulterio o “inmoralidad sexual” si tal hubiese sido la doctrina de los apóstoles y la práctica en la iglesia primitiva.
- Es muy difícil que por dos veces el apóstol hubiera olvidado algo que ya caía de maduro que debía decirlo, en el momento más oportuno – agregó el hermano rústico.
- ¡Bueno, bueno! – repuso Diótrefes – Yo aquí no les doy el punto por ganado sino solamente propongo un empate o hacemos tablas.
Varias cabezas asintieron resignadas a no encolerizar al vehemente hermano, que de todos modos ya se venía anunciando como que tenía una carta bajo la manga.
- El último punto que queda es mi especialidad – anunció Diótrefes – y se trata nada más y nada menos que desde siempre y por el universo entero, es necesario, aceptable y recomendable que el cristiano que se queda sin esposa, por la razón que fuera, se vuelva a casar, con todos los honores, el aplauso de la iglesia y la bendición de Dios. Como ya se nos ha hecho algo tarde, propongo que se me conceda arrancar de primeras en la próxima sección.
Aunque algo sorprendidos, todos convinieron en hacerlo así.
Ricardo
 
DUODÉCIMA SECCIÓN

DUODÉCIMA SECCIÓN


- Quisiera pedir a alguno de los hermanos – comenzó Diótrefes – a que por favor se nos lea la porción de 1Corintios 7:1-5. El primer forista se dispuso a hacerlo:
1Acerca de lo que me habéis preguntado por escrito, digo: Bueno le sería al hombre no tocar mujer. 2Sin embargo, por causa de las fornicaciones tenga cada uno su propia mujer, y tenga cada una su propio marido. 3El marido debe cumplir con su mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con su marido. 4La mujer no tiene dominio sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido dominio sobre su propio cuerpo, sino la mujer. 5No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración. Luego volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.
- Como podrán advertir – prosigue Diótrefes – Pablo usa los verbos en la forma imperativa: “tenga cada uno”, “el marido debe cumplir”, “no os neguéis”, “volved a juntaros en uno”. Todo este pasaje nos está hablando de la necesidad física en la que los cristianos se hallan de desarrollar la función sexual en una actividad que no debería contar más que con pausas breves. La fuerza del instinto es tal, que el riesgo está en satisfacerlo en forma tan inapropiada como pecaminosa. La santidad del matrimonio pues, provee a la pareja la seguridad de que tanto el goce del amor como la procreación de los hijos se efectuará dentro del marco ideal para lo cual la pareja fue constituida en una sola unidad. ¿Qué tal, cómo vamos hasta ahora?
- ¡Todo bien, adelante! – le animó el polemista.
- Seguimos entonces. Otro hermano que por favor nos lea los versículos 7 al 9.
- Leo – anunció el hermano rústico:
7Quisiera más bien que todos los hombres fueran como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro.
8Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les sería quedarse como yo;
9pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.
- Como verán, - continúa Diótrefes – acá tenemos el asunto del don de continencia.
Como Dios es el dador del don, no solamente Él lo da a quienes quiere, sino también de diferente manera. Esto nos recuerda lo que Jesús contestó a sus discípulos ante su reacción de que siendo así las cosas mejor le sería al hombre no casarse. Allí en Mateo 19:11 Jesús responde respecto al celibato: “No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado”, con lo que confirmamos que esto no está en el esfuerzo que cada cual ponga en mantenerse virgen, sino en si ha recibido la capacidad o no de vivir en tal estado de perfecta castidad. ¿Qué tal?
- ¡Vamos bien! ¿Pero adónde quiere usted llegar? – pregunta el primer forista.
- Pues mi conclusión a todo esto nada tiene que ver con el cristiano soltero o viudo, que sin problema alguno podrá casarse si así lo quiere. Voy al caso de quien en pleno vigor viril de golpe y porrazo se encuentra sin poder ejercitar su vida conyugal, bien porque la mujer lo abandonó para divorciarse y casarse con otro hombre, o porque se fue a un país lejano llevada por su empresa a trabajar en un puesto promisorio y muy bien remunerado, o que ha caído víctima de una enfermedad prolongada e irreversible; un temprano mal de Alzheimer, por ejemplo, en que la mujer no reconoce a nadie, ni siquiera a su propio esposo. De no tener el hermano el don de continencia, ¿qué impide que tras un legítimo divorcio pueda él casarse?
- Conozco casos como los que usted propone – habla ahora el veterano – en que el hermano que padeció la falta de su esposa, no por ello la reemplazó con una segunda esposa.
- Pero imagínese, aunque sea imagínese - Diótrefes comenzó a ponerse nervioso -, un caso que conozco bien: un pastor que andaba de gira de evangelización, no sintiéndose bien, de repente regresa. En la casa pastoral no había nadie. Al lado está el edificio de la iglesia. Abre la puerta y le extraña escuchar gemidos que vienen de detrás del púlpito. Pero no era ningún pecador penitente. Al ver las prendas íntimas de su mujer colgando del atril del púlpito, fue cuestión de dar apenas unos pasos para sorprenderla “en el mismo acto, adulterando” con un joven diácono de la congregación. ¿Qué podría hacer mi querido amigo pastor sino retirarse silenciosamente, y traer enseguida a dos miembros vecinos para que fueran sus testigos? En los días que siguieron, en cada culto, él lloraba profusamente. Algunas hermanitas se conmovían por su gran dolor y le mostraban su afecto y simpatía. Él se mostró muy receptivo al cariño y consuelo que le prodigaba una maestra de la Escuela Dominical, mucho más joven y bonita que su esposa, por supuesto. Ahora, díganme ustedes, siendo que su mujer desapareció el mismo día de la ciudad huyendo con el diácono quien sabe a dónde, ¿qué podía impedir a mi pastor amigo tras tanto dolor sufrido rehacer su vida, divorciándose y casándose con la atractiva maestrita? Y casos como este pueden repetirse por todas partes con diversas variantes. ¿Qué impide que quien no tiene el don de continencia pueda todavía realizarse como hombre y como ministro casándose con una hermana que también es del Señor, activa en Su obra, y ministrando a los niños en la iglesia?
Los demás hermanos, algunos todavía sonrojados, se incorporaron como por un resorte y salieron.
- ¡No hayan, cobardes! – les gritó Diótrefes.
- No huyen, sólo salen fuera a respirar aire puro y luego regresarán tras un cuarto
intermedio – le tranquilizó el primer forista que con Diótrefes fueron los últimos en salir.
Continuará en la DÉCIMO TERCERA SECCIÓN.
Ricardo.
 
DÉCIMO TERCERA SECCIÓN

DÉCIMO TERCERA SECCIÓN



Vueltos a entrar, y tras ser reconvenido por el hermano erudito, Diótrefes se dirigió a todos diciendo:
- Disculpen, por favor, si describí la escena en un estilo innecesariamente explícito. Pero lamentablemente estas cosas se han dado y como que la tendencia actual es la de ir en aumento. Como no podemos evitar que las cosas pasen, al menos podemos buscar la manera de legitimar situaciones que no pocos cristianos fundamentalistas y legalistas miran horrorizados.
- Mucho me temo – opinó el polemista – que las cosas pasen porque muchos cristianos siguen un plan “B”, como si también fuera de Dios, y como si Dios mismo resignadamente lo bendijera. En el ejemplo que usted dio, al menos tenemos tres cosas que fueron inventos de los hombres: un templo, dentro de él un púlpito, y tras de él un pastor. Así que, producido el problema, deben arbitrarse soluciones en un marco anormal, que no es el neotestamentario. Por eso desde un principio en nuestra mesa redonda nos propusimos examinar el caso de cualquier cristiano normal frente a la disyuntiva de la separación, el divorcio y un eventual segundo casamiento.
- ¡Cierto! – repuso el hermano erudito – Pero reparen ustedes que lo que más se destaca en el ámbito cristiano evangélico no es el recasamiento de miembros simples de una iglesia – hecho que poco se comenta – sino de los ministros, lo que no sólo suscita escándalos, sino que también estimula la imitación. Como estos son los casos que más trascienden, y sobre los que a veces se levantan estadísticas, es posible imaginar que entre los miembros de las iglesias quizás las situaciones se estén incrementando mucho más todavía.
- Precisamente, - acotó Diótrefes – que esta sea una realidad universal que aflige a todas las denominaciones evangélicas, fuese cual fuese su postura en su Confesión o Artículos de Fe, debería hacernos reaccionar dejando a un lado tanta rigidez y tratar de ser más comprensivos y más humanos.
- Creo que podemos serlo – tercia ahora el veterano – sin necesidad de volvernos “humanistas sensibleros”. Me temo que cuando se pone sobre el tapete la imperiosa necesidad de volver a tomar una nueva esposa tras el divorcio, se atiende al individuo como si fuese únicamente un ente meramente sensual, almático, psíquico, como los que describe Judas en su epístola (19), “y no tienen al Espíritu”. Así, se les pinta como abrasándose en el fuego de una pasión que los consume y que no pueden aplacar por culpa de nosotros, los “malos de la película”.
- ¿Y no es acaso así – sentencia Diótrefes – como proceden ustedes atacando cuanto argumento bíblico y extra bíblico presentamos para defender el nuevo casamiento?
- A lo que vamos – interviene el hermano rústico – es a que a nuestro buen Dios y Padre no se le pasa detalle de cuanto nos acontece y en la abundancia de su gracia el suple abundantemente toda nuestra necesidad.
- A usted le es muy fácil recitar la teoría – insiste Diótrefes - ¿pero por qué no podría ser la respuesta a la necesidad de un hermano que tras años de matrimonio de repente se queda solo, una encantadora hermana de la misma u otra iglesia?
- ¡Porque esa “encantadora hermana” – profirió el polemista poniéndose en pie y agitando su índice frente al rostro de Diótrefes – es también mi dulce y santa hermana en Cristo, y no ningún trozo de carne cebada para satisfacer la voluptuosidad de vuestra víctima de la pasión!
- ¡Usted tampoco tiene cara de santurrón – Diótrefes también se para y alza su voz chillona – y ya le quisiera ver clamando por una nueva esposa!
- ¡Hermanos, por favor, calma! – interviene el erudito – Es tan cierta la falta del don de continencia, el cual es bastante raro, como la verdad de que el Espíritu que Él ha puesto en nosotros es más fuerte que el que está en el mundo. Me solidarizo con la preocupación de Diótrefes por los hermanos que están en ese difícil trance, pero confieso también que desde que fuimos hechos nuevas criaturas en Cristo, no algo sino todo cambió en nosotros. Nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Cristo y le dimos sepultura en el bautismo. El nuevo hombre que hoy somos, regenerado por el Espíritu Santo, no anda en la carne sino en el Espíritu. Dios nunca nos va a dejar penar innecesariamente; si nos toca sufrir, negándonos a nosotros mismos, y cargando nuestra cruz para ir en pos de Él, sabemos que no estamos solos sino uncidos al mismo yugo con Cristo, y Él es quien soporta el mayor peso.
- La verdad, que cuánto más lo necesito – protesta Diótrefes – es cuanto menos usted me ayuda. ¿No se dan cuenta acaso de cómo podría evitarse que hermanos despechados se vuelvan al mundo, o sean malogrados ministerios, cuando todo se podría haber resuelto fácilmente con un nuevo casamiento?
- Yo creo – discrepa el primer forista – que probablemente acá nos hallamos frente al conflicto tan repetido de la identidad cristiana. Analizamos los casos de cristianos evangélicos, que por serlo, ministros o no, podrían ser personas religiosas pero que jamás se convirtieron de corazón a Cristo sino que hicieron una profesión y se les dijo que ya tenían el pasaporte al cielo. Engañados o engañosos - no sabemos porque solamente Dios escudriña los corazones - lo cierto es que siempre dan y seguirán dando problemas pues todavía no tienen el espíritu de Cristo. Los que realmente son del Señor aman la santidad; los que son meros profesantes, no tienen la presencia y el poder de Dios operando en sus vidas. Entonces, si no se les tira el hueso con carne que apetecen, se vuelven al mundo y se corrompen.
- ¡No me diga! – vuelve a la carga Diótrefes con su tono desafiante y burlón – A ver, ¡muéstreme aunque sea un caso de algún ministro del evangelio a quien haya abandonado su esposa y que todavía tuviera un fructífero ministerio!
Mientras el primer forista rascaba su cabeza esforzándose por recordar algo que sabía que sabía, el veterano alzó su mano dispuesto a contestar:
- Juan Wesley, se casó ya adulto con una viuda que no aguantó el tren de vida que llevaba predicando por toda Inglaterra, Escocia e Irlanda. Así que ella lo abandonó, escribiendo Wesley en la ocasión una frase en latín que en castellano dice: “No la abandoné, no la despedí, no la llamaré”. Él prosiguió sus trabajos con total consagración y la bendición de Dios. Después de 19 años de vida conyugal, al verse privado de las delicias del matrimonio, no probó fortuna con otra pareja. Pocos casos habrá en la historia de un hombre de Dios tan santo y cercano a la perfección cristiana. Los millares de millas que recorrió a caballo o en carruaje en Gran Bretaña y Norte América, y cruzando el océano; y las multitudes que se reunían para escucharle predicar el Evangelio, es sorprendente para aquella época.
Así que se puede ser casto, puro y santo, no porque se sea un Juan Wesley, sino porque se cree a la Palabra de Dios y sus promesas, fieles y verdaderas.
Tras este tiempo de inspiración, hubo acuerdo para despedirse en el amor de Cristo.
Ricardo
 
Re: ¿Los cristianos podrían separarse, divorciarse y volverse a casar?

¡Clap!...Clap...clap! ..... se escuchó efusiva y estruendosamente aplausos desde un rincón de la sala donde se encontraban estos hermanos;... instintivamente todos volvieron sus rostros entre sorprendidos e inquisitivos;... ¡era el hermano Dagoberto! "¿sera un aplauso de aprobación o de ironía?" meditó Diótrefes... mientras los demás participantes de la mesa redonda... esperaban alguna respuesta o explicación para aquellos aplausos....

Dagoberto, todavía cansado por su viaje a unas Conferencias de su iglesia, ... no podía disimular su agrado de lo que había escuchado de los últimos lances de ésta mesa.... complacido... dijo: no, no estimados hermanos... estoy absdolutamente de acuerdo en el resultado final de este debate... aunque con ribetes y explicaciones que, como dice Diótrefes, harían sonrojar a más de algún legalista... pero ¡bueno!... ¡muy bueno! ... no puedo menos que demostrarles mi respaldo y mis parabienes en Cristo para cada uno de ustedes. Acto seguido, Dagoberto dió un efusivo apretón de manos y un fraternal abrazo a cada uno de los participantes.... agregando:... hermanos... Dios les bendiga... ya tendré oportunidad de revisar vuestras participaciones de ésta mesa; de las cuales no dudo...sacaré el mejor provecho.

Los hermanos no salían de su asombro, mezclado con el regocijo de quienes han sabido hacer bien su tarea;... asombro... porque esperaban alguna refutación... asombro de sentirse examinados desde un rincón... gozo de ser aprobados... lo que era indudablemente un estímulo para seguir adelante en el exámen y desmenuzamiento de enseñanzas que siempre se prestan para ser manejadas y ...a veces manipuladas, de acuerdo a intereses mezquinos de algunos faltos de temor de Dios.

Luego del asombro inicial, podía notarse levemente como entre abrazos, y el festivo ambiente del momento... el pecho de varios de los participantes se henchía de una secreta satisfacción. Ya se bajaba el telón... cuando se escuchó, sobresaliendo la voz dentro del bullicio de la algarabía:

¡"Unas últimas palabras! ... amados hermanos..." dijo Dagoberto... acaparando la atención y produciendo nuevamente miradas espectantes... No puedo dar esto por terminado sin dirigir algunas palabras a alguien a quien estimo en forma especial.... acto seguido, volviéndose hacía un rincón, clavó su mirada en un hermano que había permanecido casi en el anonimato y aparentemente fuera de esta mesa... Ricardo se sobresalto, al sentirse el objeto de todas las miradas de los presentes;... e inquisitavemente miró a Dagoberto exigiendo una explicación. Ricardo, -dijo Dagoberto- no puedo menos que felicitarte,... en el Señor... tus aptitudes literarias me han sorprendido... ¡que te puedo decir amado hermano!... recibe mi reconocimiento... y mis deseos de que Dios bendiga abundantemente tu vida... Luego, acercandose rápidamente hacia Ricardo,... le abrazó fuertemente, mientras decía: Ricardo... ¡¡Dios te guarde!!


Bendiciones
 
Mi querido hermano Dagoberto:

Mi querido hermano Dagoberto:


¡Qué placer el tenerte de nuevo por estos pagos! Aunque agradezco mucho tus palabras que me reconfortan y animan bastante, nobleza obliga a que haga una pequeña corrección: las sorprendentes aptitudes literarias son las tuyas, que no las mías. Si bien en todos tus escritos se advierte lo bien que redactas, supongo que no es nada fácil adoptar el estilo de composición de otro forista, y proseguir con la trama tal cual lo venía haciendo el autor del epígrafe. La ocurrencia y el salero del que hiciste gala provoca mis aplausos. Soy consciente que uso – y hasta por momentos temo abusar – de los recursos dialécticos, pero no es mi intención la de herir deliberadamente a nadie si replico a veces con algo de ironía, sarcasmo, sátira y cualquier otra figura retórica, sino darle alguna cuota de humor a un debate que podría resultar demasiado denso, amargo y gris. Pienso que con colores vivos y sabores picantes se pueden recrear mejor las escenas que ilustran la árida exposición de los conceptos. Claro, aunque carezca de la intención, admito que aun sin quererlo pudiera ser ofensivo a quien no se halle con el mismo humor.
Pero la otra gran sorpresa que me he llevado con este epígrafe, ha sido la escasa presencia de antagonistas que se han manifestado. No dudo que un título tan explícito como el escogido, pueda haber concitado la atención de pastores y miembros de las iglesias que aunque más no sea que por curiosidad quisieron observar desde el balcón lo que por acá decíamos. Me consta que de veinte años a esta parte se ha venido incrementando el número de cristianos evangélicos que sostienen que un cónyuge “bien divorciado” podría volver a casarse, incluso reteniendo pastorados y ministerios en las iglesias. Hace algo menos de dos décadas, cuando entonces yo defendía esa posición, debía batallar contra “fundamentalistas legalistas ultraconservadores” que no se movían del “si su marido muere, es libre” (Ro.7:1-3) y del “quédese sin casar” (1Co.7:11). Entonces yo reunía todos los pertrechos y municiones con que pudiera disparar contra aquellos vetustos y obsoletos bastiones. Pero he aquí que ahora parece como que se les ha mojado la pólvora y sin embargo enarbolan la bandera con la insignia EL DIVORCIO ES BÍBLICO (con recasamiento incluido). Luego que hago todo el gasto descargando mi artillería sobre blancos determinados, del campo contrario me responden con dos o tres balines de goma pretendiendo que ponga mis pies en polvareda. (No estoy hablando de este epígrafe ni del de MINIYO).
Si es que todavía esta mesa redonda ha de continuar, y no aparecen otros contendores dispuestos a explicar la razón de sus convicciones o la sinrazón de las mías, creo que a Diótrefes y al hermano erudito no les quedará otra alternativa que tras un cuarto intermedio hurgar en las páginas cristianas por Internet buscando libros y artículos donde se expongan razones dignas de ser atendidas.
Me encantaría, de ser posible, conocer algo de esas conferencias en las que estuviste, y hasta conocernos mejor a través de una correspondencia personal.
Mi dirección es:
[email protected]
Recibe mi fraterno abrazo en el amor del Señor Jesús.
Ricardo.
 
Re: ¿Los cristianos podrían separarse, divorciarse y volverse a casar?

Apreciado Ricardo

Gracias por tu respuesta.
No se si te habrás dado cuenta; pero aquí te ha contestado un pastor, ...en ocasiones reconocido como legalista y fundamentalista,... pero abierto a la voz del Espíritu de Dios y su guía... y ... lo que seguramente no satisface tus expectativas de buen paladín, ...de acuerdo con tu pensamiento...

¿Quien dice que aparezca por allí alguno con un fundamento más sólido y no con balas de salva? ...aunque no sea tanto un fundamento bíblico... sino más bien la necesidad de encontrar una salida o justificación a su propia condición. ...digno de ayuda...

¿Literario yo?... jajaja... no, no, no amado Ricardo, soy un andante a pies pelado... no tuve oportunidad de ponerme corbata... aún a pesar de mi esfuerzo... que fue autodidacta... ...aunque te prometo que me fascina y hubiera deseado serlo. ... de modo que si te bajas a mi altura, entenderé perfectamente tu lenguaje; y te seguiré... aunque sea ....corriendo...

¿Las Conferencias?... de mucha salud, ... Dios como el actor principal... y entre manifestaciones de su poder, gracia y misericordia... el natural gozo del reencuentro con la familia de la fe a lo largo de ésta laaarga y angosta faja de tierra que es Chile.

Dame un tiempito para reponerme... y procuraré contarte algo de estas conferencias.

Dios te bendiga ricamente

tu hermano en la fe.... (con temor) ...pastor Dagoberto
 
Mi apreciado Dagoberto Juan:

Mi apreciado Dagoberto Juan:


Muchas gracias por tu mensaje, y quedo a la expectativa de que me escribas algo respecto a las Conferencias. No sé por qué, pero no te hacía trasandino.
Pero me alegro que nos una la Cordillera aunque de momento estemos separados de la Argentina, pues mantienen los piqueteros bloqueados los tres puentes de entrada a nuestro país.
Por supuesto que tanto tú como MINIYO han sido excelentes paladines, pero ocurre que poco tenían que oponerme, pues desde un principio estábamos de acuerdo en lo esencial, difiriendo apenas en aspectos menores.
Mas bien me refiero a aquellos que sustentando puntos de vista contrarios, o no están muy convencidos, o piensen que no vale la pena discutir el punto conmigo.
Espero noticias tuyas.
Saludos.
Ricardo
 
Re: ¿Los cristianos podrían separarse, divorciarse y volverse a casar?

un matrimonio es un contrato y se llama ketuvá, donde especifica los derechos y deberes del esposo con la esposa...
en el Brit Jadashah, no pone nada sobre quitar dicha ley, solo una vez, se menciona que no se deberia uno divorciarse...sera una interpletacion?
 
Re: ¿Los cristianos podrían separarse, divorciarse y volverse a casar?

Este tema no es dificil de contestar, pero debido a la culpabilidad ministran las enseñanzas bíblicas, de la interpretaciones que se le ha dado a versos que por una mala traducción y falta de búsqueda desde el contexto histórico judio de este tipo de temas, y por otra parte la aceptación y justificación de los casos que se les ha presentado en el diario vivir se ha creado una dificultad y gran diferencia entre las diferentes denominaciones cristianas que aprueben o desaprueben la separación, el divorcio y el volverse a casar.

En mi caso, me he encontrado con muchas personas que vienen hasta mí a presentar su caso y mi respuesta siempre ha sido clara y apegada a la palabra y aunque se que mi respuesta puede ser dura para aquellos que se ven afectado, siempre digo que Dios es el único juez y que su justicia sobrepasa todo entendimiento. Pero que de acuerdo a la Palabra debo apegarme a lo que ella declara.

Más que decir que debemos hacer o no hacer en tales casos, siempre trato de enseñar a aquellos que aun siendo soltero ven situaciones dificiles en el matrimonio y trato de que estos jovenes antes de llegar a el, lo hagan con seguridad de que con quien tendran que vivir su vida sea realmente la persona que así el Señor quizo para que aun cuando surjan problemas, por sus mentes nunca este la separación o el divorcio. De esta manera no se veran en dificultades.



Llendo al tema, de forma clara ésta es la respuesta.

Respuestas.-
1. Separación. Si
2. Divorcio. No
3. Volverse a Casar. No.

Justificaciónes.-En la mayoría de casos, los esposos justifican la separación, el divorcio y el volver a casarse en cosas que hasta tonta resultan pues quieren invalidad el matrimonio de alguna u otra forma, con tal de salir del error que hayan cometido con quien se comprometieron, juraron y perjuraron que vivirian eternamente y para siempre hasta que la muerte los separe. (Parecería que tal juramento solo fue una falsa escrita en un papel que podía ser invalidado por cualquier cosa)

Unos dicen:
-Pero es que me case por error con la persona equivocada.
-Sentí que teníamos caracteres diferentes
-Dejé de amarla.
-El dejó de ser creyente.
-Me fue infiel y se fue con otra.
-Luego de un tiempo, me dejó y jamás regresó.

Pueden ser muchos los casos, pero estimados hermanos, se justifica que conociendo lo que significa el matrimonio, el compromiso que conlleva casarse para vivir con una persona que estará toda una vida al lado suyo sea tomado como un juego que puede ser cambiado a traves de un rompimiento cuando las circunstancias así lo ameriten.

Unos diran, pero miré entonces que quiere que me quede una vida solo/a, aun estoy joven, tengo una vida por delante.

Pero piense usted, dónde estaba Dios, no que él debió asegurarle a usted que su pareja sería lo que el deseo para usted, oro usted lo necesario antes de tomar una decisión tan importante para su vida? o es que hay cosas que resultan para menos importantes que pueden luego justificarse con salvedades o malas interpretadas de la Palabra de Dios?

Muchas veces leemos un verso para los pecadores que si lo usaramos para todos los casos en nuestras vidas tal vez nuestras decisiones fueran mucho mejor. (la paga del pecado es la muerte) la paga de una mala decisión traerá consigo un juicio o castigo.

Qué dice la Bíblia.-

El mayor error es la interpretación y en algunos casos la tradución de un texto bíblico que se encuentra en el evangelio de Mateo a lo que me referiré. Me quiero referir a este verso porque de la mayoría de versos que encontramos respecto a este tema no se podrá encontrar uno que justifique algunos de los puntos planteados en el tema.

Antes de analizar los versos debemos conocer un poco de história hebrea respecto al matrimonio y las palabras que aparecen escritas en estos versos.

Sobre la tradución judia respecto al matrimonio, existía una diferencia a lo que hoy día se vive en nuestra sociedad.

El hombre y la mujer que deseaban contraer matrimonio debían realizar un acto legal de compromiso al que se llamaba matrimonio, el cual duraba un periodo de tiempo, aun estos teniendo derecho de convivir no podía llegar a consumar el matrimonio hasta que cumplido este periodo celebraban públicamente su boda, donde eran invitados familiares y amigos.

Recordemos el caso de José y María, estos legalmente ya estaban casado, para José saber la noticía de que su comprometida (legalmente casada) estaba embarazada, para él esto era un sintoma de que ella había fornicado (No adulterio, aun no lo habían consumado)con otro hombre, él quiso dejarla secretamente para no causar alarma. Este podía hacerlo de la manera que en Moisés les escribió, darle carta de divorcio, pues había encontrado una falta que justificara la separación.

Como podemos ver, la diferencias existen en no conocer la realidad que se vivía en aquel entonces. Ya ellos tenía un certíficado que los declaraba en compromiso matrimonial, solo que la diferencia existía en que no habían tenido relaciones sexuales, aun José necestiba recibirla como mujer o mejor dicho realizar un acto público de unión entre ambos.

En donde se pierde el error de la persona es en dar el sentido de las cosas a las palabras que se usan en los textos, las cuales son FORNICACION Y ADULTERIO.

Puede cualquier persona buscar en un diccionario el significado de tales palabras y sabra aun sin buscarlas lo que quiere decir. No abundaré en su significado ya que es bien conocido.

Las palabras que se encuentra en la Bíblia en la mayoría de los casos tienen significados como en el español. Para el caso de FORNICACION es PORNEIA y para el de ADULTERIO es MOICHEIA

Ahora usted mismo saque su criterio y piense bien en lo que lee usted en el Evangelio de Mateo. Y de respuesta a su pregunta, esa que hacen todos, por qué Jesús mandó a dar carta de divorcio cuando el caso fuera por fornicación? (Utilice una traducción que emplee este término)Es lógico en aquel tiempo se sabía bien claro a que se refería El con usarlo, ya ellos entendían cuando se justificaba romper con el compromiso matrimonial. Es tanto así que los discipulos dijeron que si esa era la razón del hombre con la mujer lo mejor era no casarse. Aun para ellos como en el día de hoy resultaba dificil aceptar tal respuesta que Jesús les daba.

El matrimonio es uno, hasta que la muerte los separe. En la Palabra solo se habla de separación cuando sea por mutuo acuerdo y cuando por diferencias de fe sea necesario. Pero esto no es camino para casarse con otra persona, pues Pablo lo dijo: Mando no yo, sino el Señor, quedese sin casar. Pues el hombre esta unido a la mujer mientras ella viva.

Como pueden notar, lo controvercial hasta ahora ha sido causado por justificaciones que no tienen validez alguna para que hoy día se este aceptando que cada día más en las iglesias cristianas aumenten los divorcios en cantidades injustificables. Lo que debería hacer los pastores y ministros de Dios es trabajar con los solteros para que se eviten tales cosas en el futuro, y no descuidar a las ovejas que estan en sus manos, pues el Señor tarde o temprano les llamará a cuenta.



-- De mis manos --
Juan Cristóbal
 
Juan Cristòbal:

Juan Cristòbal:

Acabo de bajar tu mensaje y lo leerè atentamente para luego responderte con toda la consideraciòn que mereces.
El Señor sea contigo y haga de tì siempre un portador suyo.
Ricardo.
 
Juan Cristóbal:

Juan Cristóbal:


Supongo que tu escrito está bastante bueno, y aunque no soy quien para calificarlo, seguramente que los compañeros foristas harían justicia otorgándote un alto puntaje.
Claro, de momento me llevo la decepción por la expectativa que yo mismo me he creado, creyendo que por su extensión traerías algún comentario a lo aquí expuesto, o contribuirías con tu aporte presentándonos algún otro aspecto no considerado previamente.
Me parece que eres bilingüe, y de ahí que aunque siempre procuras ir por las claras, no es fácil percibir si es claro en el spanglish, porque para mí que solo entiendo castellano, adivino la intención aunque no alcanzo a leerla.
Es así que me dejaste en ayunas respecto a cierto verso de Mateo de traducción e interpretación dudosa que prometiste analizar, y que aunque creo imaginar de cual se trata, es precisamente el que mejor hemos diseccionado, practicándole autopsia y resucitación, todo de una buena vez. Pero te fuiste en el anuncio y nos dejaste con las ganas. La clase de historia hebrea, se ve que también la dejaste para mejor oportunidad.
Así es interesante cuando dices que para José, el embarazo de María era un “síntoma” de que hubiera fornicado, pues para los que vivimos en el sur de América eso era toda una evidencia que cada día se hacía más evidente (en ignorancia, claro, de lo que realmente pasaba, hasta que le fue revelado).
Así también, por mejor que sigamos tu consejo será inútil que busquemos una traducción en la que diga que “Jesús mandó dar carta de divorcio cuando el caso fuera por fornicación” –como dices- , a menos que te hayas confundido de personaje y quisieras decir “Moisés”.
Finalmente, la otra frase que hará historia en este epígrafe será cuando acabas diciendo aquello de “en las iglesias cristianas aumenten los divorcios en cantidades injustificables”, pues todos nos preguntamos: ¿cuáles podrían ser las cantidades justificables de divorcios en las iglesias cristianas?
Si a pesar de la claridad con que te expresas te hemos entendido bien, nos parece que para ti sería injustificable siquiera un solo caso de divorcio que se diera en una iglesia.
Mientras los jóvenes solteros estén en las manos de sus ministros y pastores – como dices – el riesgo siempre estará latente. Únicamente cuando se pongan en manos del Buen Pastor estarán realmente seguras, pues tal es su promesa: “nadie las arrebatará de mi mano” (Jn.10:28).
Con mucho gusto responderé cualquier reflexión que tengas para compartirnos.
Ricardo.
 
Re: Juan Cristóbal:

Re: Juan Cristóbal:


Supongo que tu escrito está bastante bueno, y aunque no soy quien para calificarlo, seguramente que los compañeros foristas harían justicia otorgándote un alto puntaje.
Claro, de momento me llevo la decepción por la expectativa que yo mismo me he creado, creyendo que por su extensión traerías algún comentario a lo aquí expuesto, o contribuirías con tu aporte presentándonos algún otro aspecto no considerado previamente.
Me parece que eres bilingüe, y de ahí que aunque siempre procuras ir por las claras, no es fácil percibir si es claro en el spanglish, porque para mí que solo entiendo castellano, adivino la intención aunque no alcanzo a leerla.
Es así que me dejaste en ayunas respecto a cierto verso de Mateo de traducción e interpretación dudosa que prometiste analizar, y que aunque creo imaginar de cual se trata, es precisamente el que mejor hemos diseccionado, practicándole autopsia y resucitación, todo de una buena vez. Pero te fuiste en el anuncio y nos dejaste con las ganas. La clase de historia hebrea, se ve que también la dejaste para mejor oportunidad.
Así es interesante cuando dices que para José, el embarazo de María era un “síntoma” de que hubiera fornicado, pues para los que vivimos en el sur de América eso era toda una evidencia que cada día se hacía más evidente (en ignorancia, claro, de lo que realmente pasaba, hasta que le fue revelado).
Así también, por mejor que sigamos tu consejo será inútil que busquemos una traducción en la que diga que “Jesús mandó dar carta de divorcio cuando el caso fuera por fornicación” –como dices- , a menos que te hayas confundido de personaje y quisieras decir “Moisés”.
Finalmente, la otra frase que hará historia en este epígrafe será cuando acabas diciendo aquello de “en las iglesias cristianas aumenten los divorcios en cantidades injustificables”, pues todos nos preguntamos: ¿cuáles podrían ser las cantidades justificables de divorcios en las iglesias cristianas?
Si a pesar de la claridad con que te expresas te hemos entendido bien, nos parece que para ti sería injustificable siquiera un solo caso de divorcio que se diera en una iglesia.
Mientras los jóvenes solteros estén en las manos de sus ministros y pastores – como dices – el riesgo siempre estará latente. Únicamente cuando se pongan en manos del Buen Pastor estarán realmente seguras, pues tal es su promesa: “nadie las arrebatará de mi mano” (Jn.10:28).
Con mucho gusto responderé cualquier reflexión que tengas para compartirnos.
Ricardo.

Hermano Ricardo, saludos y bendiciones para ti.

La verdad al leer tu comentario sobre lo que escribi me senti bien porque pudiste juzgar desde los errores gramaticales hasta algunos textos a los que llamaste confuncio propia de un humano.

Bueno te explico que estaba en mi trabajo al momento de leer este tema y decidí aportar un granito de arena aquí, llego momento que pare de escribir y luego continue de ahí que tuviese algunos errores con mi spanish y de que dejara incluso algunas cosas a las que me referí. Trate de por lo menos en forma resumida dar a entender un poco del contenido que en si queria aportar.

A veces me falla un poco cuando escribo de esta manera, pues mi mente piensa rapido y mis dedos se quedan atras y sin darme cuenta fallo en cosas que pense escribir pero que como humano que soy no escribí sin darme cuenta. Espero me excusen los que me han leido.

A veces prefiero no profundizar para alargar mucho, comento y luego dejo que otros juzguen para poco a poco dar con una respuesta total de las cosas. Refiriendome a lo que tiene que ver con el contenido histórico del matrimonio en el pueblo judio di a entender la idea central de como se manejan las cosas alla. Respecto a los versos, no tenía una Bíblia en mano y casi no tenía tiempo para buscar en la web, además para los que son conocedores de la Palabra sabrían bien claro a que versos especificamente se habla de divorcio.

Quiero preparar y terminar el tema en cuanto tenga tiempo. Pero desearía ver a quienes deseen que presenten cualquier versículo bíblico que justifique el contenido los exponga y daré una respuesta más centralizada en él. Si cometo algun error al escribir no me culpen. jeje.
 
Juan Cristòbal:

Juan Cristòbal:


Gracias por tus explicaciones. Todo es perfectamente comprensible. Siempre es mejor que participes y nos compartas las ideas a que no lo hagas. No importa demasiado los errores gramaticales y ortogràficos si logramos hacernos entender.
Creo que pròximamente proseguirà la mesa redonda, pues los hermanos
Diòtrefes y el Erudito parece que dieron con algùn libro en la WEB cuyos
argumentos quieren usar aquì.
Veremos con lo que se salen ahora para justificar a como de lugar el hecho del divorcio y recasamiento entre cristianos.
Que el Señor te bendiga.
Ricardo.
 
Re: Juan Cristòbal:

Re: Juan Cristòbal:


Gracias por tus explicaciones. Todo es perfectamente comprensible. Siempre es mejor que participes y nos compartas las ideas a que no lo hagas. No importa demasiado los errores gramaticales y ortogràficos si logramos hacernos entender.
Creo que pròximamente proseguirà la mesa redonda, pues los hermanos
Diòtrefes y el Erudito parece que dieron con algùn libro en la WEB cuyos
argumentos quieren usar aquì.
Veremos con lo que se salen ahora para justificar a como de lugar el hecho del divorcio y recasamiento entre cristianos.
Que el Señor te bendiga.
Ricardo.

Bendiciones hermano, y gracias por entender.

Me gustaría ahora que sugieres a aquellos que tienden a aceptar el divorcio y el volverse a casar como algo que permita la Palabra de Dios a que me presenten algun verso que diga tal cosa y no se basen en escritos que encuentren en la web.

Yo les pido que si encuentran algun verso no sea el que se encuentra en el libro de Mateo y si tal verso es encontrado que lo analicemos desde cualquier transfondo.
 
Apreciado JUAN CRISTOBAL:

Apreciado JUAN CRISTOBAL:


Pues quizàs algunos que tienen tal idea hayan comenzado a leer la Biblia de nuevo, por si encuentran al menos ese versìculo que tù pides.
No te extrañe todavìa que alguno salga con algùn texto de 1Corintios 7.
Mientras tanto tengo a los integrantes de la mesa redonda buscando en la Web y entre la literatura evangèlica los argumentos que puedan sostener el divorcio con recasamiento entre cristianos.
A mì me queda mal hacer de abogado del Diablo metièndome ahora a defender la posiciòn equivocada en que antes estuve.
Digo, no más, que hubiera dado más batalla para sostener la pràctica màs acostumbrada actualmente entre protestantes y evangélicos.
Veremos que pasa.
Ricardo.
 
Re: Apreciado JUAN CRISTOBAL:

Re: Apreciado JUAN CRISTOBAL:


Pues quizàs algunos que tienen tal idea hayan comenzado a leer la Biblia de nuevo, por si encuentran al menos ese versìculo que tù pides.
No te extrañe todavìa que alguno salga con algùn texto de 1Corintios 7.
Mientras tanto tengo a los integrantes de la mesa redonda buscando en la Web y entre la literatura evangèlica los argumentos que puedan sostener el divorcio con recasamiento entre cristianos.
A mì me queda mal hacer de abogado del Diablo metièndome ahora a defender la posiciòn equivocada en que antes estuve.
Digo, no más, que hubiera dado más batalla para sostener la pràctica màs acostumbrada actualmente entre protestantes y evangélicos.
Veremos que pasa.
Ricardo.

Saludos, sabes que mientras ellos buscan y buscan solo encuentra el único verso que ya sabemos Mateo 5.31-32, todo lo demas se les pone dificil y de este verso no pueden argumentar mucho por las cosas que se han dicho.