!Feliz Navidad!

Re: !Feliz Navidad!

Revivo este epígrafe de hace ya un año, en el cual dábamos algunas de las interpretaciones de "Felicidad" y especialmente de el deseo que se expresan unos a otros en estos días de "Feliz Navidad".

Hoy reflexionando en esto me decía: "¿Porqué nos acaloramos discutiendo cuando fue o si fue o no el nacimiento de Jesús en estas fechas, si lo importante que debíéramos considerar es que al menos una gran parte de la población mundial, celebra el que Jesús haya nacido. O al menos, reconoce que ese nacimiento se dió y que es motivo de celebración".

Pero no solo lo celebramos los que creemos no solo en su nacimiento, cualesquiera que sea el tiempo en que se dió, como en su muerte y resurrección.

Lo que quiero expresar, es que yo y mi familia, celebrábamos la navidad como cualquier persona en el mundo, lo hace en estas fechas. Pero a partir de que Cristo tomó el control de nuestras vidas, celebramos más felizmente, el hecho de que haya nacido en nuestras vidas, y a pesar de no estar seguros de cuando fue, estamos seguros de que no celebrar con el resto de los que lo celebran, sería revelarnos a la felicidad que sentimos al ver a los demás felices por este hecho y reprimir la felicidad que para nosotros representa.

Por lo demás, quiero desde ya desearles a todos una "feliz Navidad"

Crean o no en la navidad, no deje pasar este tiempo, sin expresarle a sus conocidos, amigos, familiares y vecinos, lo feliz que usted es por haber sido escogido para que Jesús naciera en su corazón.

Dios los bendice!

Greivin.
 
Re: !Feliz Navidad!

Revivo este epígrafe de hace ya un año, en el cual dábamos algunas de las interpretaciones de "Felicidad" y especialmente de el deseo que se expresan unos a otros en estos días de "Feliz Navidad".

Hoy reflexionando en esto me decía: "¿Porqué nos acaloramos discutiendo cuando fue o si fue o no el nacimiento de Jesús en estas fechas, si lo importante que debíéramos considerar es que al menos una gran parte de la población mundial, celebra el que Jesús haya nacido. O al menos, reconoce que ese nacimiento se dió y que es motivo de celebración".

Pero no solo lo celebramos los que creemos no solo en su nacimiento, cualesquiera que sea el tiempo en que se dió, como en su muerte y resurrección.

Lo que quiero expresar, es que yo y mi familia, celebrábamos la navidad como cualquier persona en el mundo, lo hace en estas fechas. Pero a partir de que Cristo tomó el control de nuestras vidas, celebramos más felizmente, el hecho de que haya nacido en nuestras vidas, y a pesar de no estar seguros de cuando fue, estamos seguros de que no celebrar con el resto de los que lo celebran, sería revelarnos a la felicidad que sentimos al ver a los demás felices por este hecho y reprimir la felicidad que para nosotros representa.

Por lo demás, quiero desde ya desearles a todos una "feliz Navidad"

Crean o no en la navidad, no deje pasar este tiempo, sin expresarle a sus conocidos, amigos, familiares y vecinos, lo feliz que usted es por haber sido escogido para que Jesús naciera en su corazón.

Dios los bendice!

Greivin.

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La palabra Navidad viene de la palabra latina nativitate, que si la descomponemos, de la siguiente manera, nati-vita-te, viene a significar "nacimiento de vida para ti", eso es lo que celebramos en la Navidad, porque hubo un dia, (no el 25 de Diciembre precisamente, pero es igual), en que esa vida se encarno en un cuerpo humano, haciendo posible que todos aquellos que vienen a Cristo, (que es aquel niño que nacio), arrepentidos, puedan recibir la misma vida.

Navidad

Por lo tanto podemos y debemos ser felices por esto, si lo tenemos, y desearles a nuestros familiares y amigos un ¡Feliz nacimiento de la Vida para ti!.

Que Dios les bendiga a todos

Paz
 
Re: !Feliz Navidad!

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La palabra Navidad viene de la palabra latina nativitate, que si la descomponemos, de la siguiente manera, nati-vita-te, viene a significar "nacimiento de vida para ti", eso es lo que celebramos en la Navidad, porque hubo un dia, (no el 25 de Diciembre precisamente, pero es igual), en que esa vida se encarno en un cuerpo humano, haciendo posible que todos aquellos que vienen a Cristo, (que es aquel niño que nacio), arrepentidos, puedan recibir la misma vida.

Navidad

Por lo tanto podemos y debemos ser felices por esto, si lo tenemos, y desearles a nuestros familiares y amigos un ¡Feliz nacimiento de la Vida para ti!.

Que Dios les bendiga a todos

Paz

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¡Ah se me olvidaba, Feliz nacimiento de la Vida para todos y que esa Vida crezca a lo largo del año 2007!

Que Dios les bendiga

Paz
 
Re: !Feliz Navidad!

Aqui os dejo, en un archivo adjunto, una felicitacion para todos los participantes del foro, que al mismo tiempo os puede servir como fondo del escritorio de Windows en estas Navidades.

Que Dios les bendiga a todos

Paz
 

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Re: !Feliz Navidad!

Revivo este epígrafe de hace ya un año, en el cual dábamos algunas de las interpretaciones de "Felicidad" y especialmente de el deseo que se expresan unos a otros en estos días de "Feliz Navidad".

Hoy reflexionando en esto me decía: "¿Porqué nos acaloramos discutiendo cuando fue o si fue o no el nacimiento de Jesús en estas fechas, si lo importante que debíéramos considerar es que al menos una gran parte de la población mundial, celebra el que Jesús haya nacido. O al menos, reconoce que ese nacimiento se dió y que es motivo de celebración".

Pero no solo lo celebramos los que creemos no solo en su nacimiento, cualesquiera que sea el tiempo en que se dió, como en su muerte y resurrección.

Lo que quiero expresar, es que yo y mi familia, celebrábamos la navidad como cualquier persona en el mundo, lo hace en estas fechas. Pero a partir de que Cristo tomó el control de nuestras vidas, celebramos más felizmente, el hecho de que haya nacido en nuestras vidas, y a pesar de no estar seguros de cuando fue, estamos seguros de que no celebrar con el resto de los que lo celebran, sería revelarnos a la felicidad que sentimos al ver a los demás felices por este hecho y reprimir la felicidad que para nosotros representa.

Por lo demás, quiero desde ya desearles a todos una "feliz Navidad"

Crean o no en la navidad, no deje pasar este tiempo, sin expresarle a sus conocidos, amigos, familiares y vecinos, lo feliz que usted es por haber sido escogido para que Jesús naciera en su corazón.

Dios los bendice!

Greivin.

Dios los bendice . Un abrazo lleno de amor para todo aquel que desee recivirlo, y deseos de paz, y gozo .
 

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Re: !Feliz Navidad!

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¡Ah se me olvidaba, Feliz nacimiento de la Vida para todos y que esa Vida crezca a lo largo del año 2007!

Que Dios les bendiga

Paz
Dios te bendice hermano, quiero regalarte este archivo, un abrazo para tí.
 

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Re: !Feliz Navidad!

!Feliz Navidad!. Que quiere decir esto? ¿Como describirías la felicidad, y que queremos decir cuando le deseamos a otro felicidad? ¿que crees tu que es ser feliz?. Aparate de celebrar supuestamente el natalicio dse Jesucristo, la navidad actualmente representa felicidad, de muchos tipos y de diferentes interpretaciones.

Cada quien interpreta esta felicidad, a su manera, pero todo está basado principalmente en poder gastar o tener para hacerlo. Bonificacionse, aguinaldo, como sea que le llamen, todo tiene que ver con dinero y consumo.

Lo único que nos queda de la felicidad relativa que nos trae la navidad, es el rostro alegre, de algunos de los niños, que vieron recompensadas sus peticiones, su esfuerzo escolar, o simplemente, la muestra de cariño de sus padres y allegados, representado, por algún regalo, que a la vez hiso feliz a algún tendero, que a su vez, gracias a esto hiso feliz a su familia, llevándola de vacaciones, las cuales hicieron feliz a algun hostelero también.

En fin, que cres que sea la mejor representación de la felicidad.???

Greivin.

Que sienta alegría en Navidad es para mi una prueba de la sanación de las heridas del pasado que ha obrado en mi el amor de Nuestro Señor.

Para mi la Navidad era triste. Se había asociado a recuerdos dolorosos, entre otros el de tener que elegir por años pasar la Noche Buena con mi papá o con mi mamá, o el tener que ir de una casa a otra. Luego hubo un período de cierta alegría cuando mi hija era pequeña e intenté olvidarme de esa herida pretendiendo actuar como si no existiera. Pero luego de que el Señor me visitara todo cambió; cada año el Señor me hace participar de la alegría de la Navidad. No comienza en la Noche Buena sino que se va iniciando durante todo el adviento, continua en cada saludo con las personas con las cuales rezo y comparto la misma fe y en los mensajes que escribo para ellos. Cuando vamos a la misa del 24 con mi pequeña familia todos juntos tengo la certeza en mi corazón que esa es una bendición muy grande y entonces me gusta tararear una canción que para mi tiene un sentido personal:

El camino que lleva a Belén
baja hasta al valle que la nieve cubrió,
los pastorcillos quieren ver a su rey,
le traen regalos en su humilde zurrón,
ropopompom. ropopompom, pom.
Ha nacido en un portal de Belén
el Niño Dios.

Yo quisiera poner a tus pies
algún presente que te agrade Señor,
más tu a sabes que soy pobre también
y no poseo más que un viejo tambor,
ropopompom, ropopompom, pom.
En tu honor frente al portal tocaré
con mi tambor.

El camino que lleva a Belén
yo voy marcando con mi viejo tambor.
Nada mejor que te pueda ofrecer,
su ronco acento es un canto de amor,
ropopompom, ropopompom, pom.
Cuando Dios me vió tocando ante El
me sonrió.

En verdad, el Señor cuando me escucha tararearla me sonríe. Y que otra alegría mejor que la sonrisa de Jesús, Nuestro Señor.

Bendiciones y Feliz Navidad. Inés
 
Re: !Feliz Navidad!

Que sienta alegría en Navidad es para mi una prueba de la sanación de las heridas del pasado que ha obrado en mi el amor de Nuestro Señor.

Para mi la Navidad era triste. Se había asociado a recuerdos dolorosos, entre otros el de tener que elegir por años pasar la Noche Buena con mi papá o con mi mamá, o el tener que ir de una casa a otra. Luego hubo un período de cierta alegría cuando mi hija era pequeña e intenté olvidarme de esa herida pretendiendo actuar como si no existiera. Pero luego de que el Señor me visitara todo cambió; cada año el Señor me hace participar de la alegría de la Navidad. No comienza en la Noche Buena sino que se va iniciando durante todo el adviento, continua en cada saludo con las personas con las cuales rezo y comparto la misma fe y en los mensajes que escribo para ellos. Cuando vamos a la misa del 24 con mi pequeña familia todos juntos tengo la certeza en mi corazón que esa es una bendición muy grande y entonces me gusta tararear una canción que para mi tiene un sentido personal:

El camino que lleva a Belén
baja hasta al valle que la nieve cubrió,
los pastorcillos quieren ver a su rey,
le traen regalos en su humilde zurrón,
ropopompom. ropopompom, pom.
Ha nacido en un portal de Belén
el Niño Dios.

Yo quisiera poner a tus pies
algún presente que te agrade Señor,
más tu a sabes que soy pobre también
y no poseo más que un viejo tambor,
ropopompom, ropopompom, pom.
En tu honor frente al portal tocaré
con mi tambor.

El camino que lleva a Belén
yo voy marcando con mi viejo tambor.
Nada mejor que te pueda ofrecer,
su ronco acento es un canto de amor,
ropopompom, ropopompom, pom.
Cuando Dios me vió tocando ante El
me sonrió.

En verdad, el Señor cuando me escucha tararearla me sonríe. Y que otra alegría mejor que la sonrisa de Jesús, Nuestro Señor.

Bendiciones y Feliz Navidad. Inés
Destaco esto que has dicho, para que esa imagen que tienes de Jesús sonriendo, pueda de alguna manera borrar la de un Jesús sufriendo. Recuerda que "...el gozo del señor es nuestra fortaleza...".

Dios te bendice!

Greivin.
 
Re: !Feliz Navidad!

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La palabra Navidad viene de la palabra latina nativitate, que si la descomponemos, de la siguiente manera, nati-vita-te, viene a significar "nacimiento de vida para ti", eso es lo que celebramos en la Navidad, porque hubo un dia, (no el 25 de Diciembre precisamente, pero es igual), en que esa vida se encarno en un cuerpo humano, haciendo posible que todos aquellos que vienen a Cristo, (que es aquel niño que nacio), arrepentidos, puedan recibir la misma vida.

Navidad

Por lo tanto podemos y debemos ser felices por esto, si lo tenemos, y desearles a nuestros familiares y amigos un ¡Feliz nacimiento de la Vida para ti!.

Que Dios les bendiga a todos

Paz

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¡Ah se me olvidaba, Feliz nacimiento de la Vida para todos y que esa Vida crezca a lo largo del año 2008!

Que Dios les bendiga a todos

Paz
 
Re: !Feliz Navidad!

!Feliz Navidad!. Que quiere decir esto? ¿Como describirías la felicidad, y que queremos decir cuando le deseamos a otro felicidad? ¿que crees tu que es ser feliz?. Aparate de celebrar supuestamente el natalicio dse Jesucristo, la navidad actualmente representa felicidad, de muchos tipos y de diferentes interpretaciones.

Cada quien interpreta esta felicidad, a su manera, pero todo está basado principalmente en poder gastar o tener para hacerlo. Bonificacionse, aguinaldo, como sea que le llamen, todo tiene que ver con dinero y consumo.

Lo único que nos queda de la felicidad relativa que nos trae la navidad, es el rostro alegre, de algunos de los niños, que vieron recompensadas sus peticiones, su esfuerzo escolar, o simplemente, la muestra de cariño de sus padres y allegados, representado, por algún regalo, que a la vez hiso feliz a algún tendero, que a su vez, gracias a esto hiso feliz a su familia, llevá
ndola de vacaciones, las cuales hicieron feliz a algun hostelero también.

En fin, que cres que sea la mejor representación de la felicidad.???

Greivin.


EL REGALO MAS HERMOSO Y MARAVILLOSO QUE EL HOMBRE PUEDE RECIBIR Y QUE CON TODO EL ORO DEL MUNDO NO LO PUEDE COMPRAR . ES RECIBIR A JESUCRISTO COMO SU UNICO Y SUFICIENTE SALVADOR, EL TE DA EL GOZO QUE LAS COSAS O RIQUEZAS DEL MUNDO NO DAN, EL NO QUIERE LLENAR TU ESTOMAGO CON CENAS Y BRINDIS QUE TERMINAN EN TRAGEDIAS, TAMPOCO LLENARTE DE PREMIOS Y REGALOS .
JESUCRISTO QUIERE LLENAR EL VACIO QUE HAY EN TU VIDA, QUIERE SALVARTE Y QUE TENGAS UNA VIDA VICTORIOSA HOY Y POR LA ETERNIDAD.

--SAN JUAN 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

--TU YA RECIBISTE ESTE REGALO ?...

Dios te vendiga GREIVIN...
 
Re: !Feliz Navidad!

Feliz Navidad

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Hoy, amadísimos, ha nacido nuestro Salvador. Alegrémonos. No es justo dar lugar a la tristeza cuando nace la Vida, disipando el temor de la muerte y llenándonos de gozo con la eternidad prometida. Nadie se crea excluido de tal regocijo, pues una misma es la causa de la común alegría. Nuestro Señor, destructor del pecado y de la muerte, así como a nadie halló libre de culpa, así vino a librar a todos del pecado. Exulte el santo, porque se acerca el premio; alégrese el pecador, porque se le invita al perdón; anímese el pagano, porque se le llama a la vida.

Al llegar a la plenitud de los tiempos, señalada por los designios inescrutables del divino consejo, tomó el Hijo de Dios la naturaleza humana para reconciliarla con su Autor y vencer al introductor de la muerte, el diablo, por medio de la misma naturaleza que éste había vencido. En esta lucha emprendida para nuestro bien se peleó según las mejores y más nobles reglas de equidad, pues el Señor todopoderoso batió al despiadado enemigo no en su majestad, sino en nuestra pequeñez, oponiéndole una naturaleza humana, mortal como la nuestra, aunque libre de todo pecado.

No se cumplió en este nacimiento lo que de todos los demás leemos: nadie está limpio de mancha, ni siquiera el niño que sólo lleva un día de vida sobre la tierra (Job 14,4-5). En tan singular nacimiento, ni le rozó la concupiscencia carnal, ni en nada estuvo sujeto a la ley del pecado. Se eligió una virgen de la estirpe real de David que, debiendo concebir un fruto sagrado, lo concibió antes en su espíritu que en su cuerpo. Y para que no se asustase por los efectos inusitados del designio divino, por las palabras del Ángel supo lo que en ella iba a realizar el Espíritu Santo. De este modo no consideró un daño de su virginidad llegar a ser Madre de Dios. ¿Por qué había de desconfiar María ante lo insólito de aquella concepción, cuando se le promete que todo será realizado por la virtud del Altísimo? Cree María, y su fe se ve corroborada por un milagro ya realizado: la inesperada fecundidad de Isabel testimonia que es posible obrar en una virgen lo que se ha hecho con una estéril.

Así pues, el Verbo, el Hijo de Dios, que en el principio estaba en Dios, por quien han sido hechas todas las cosas, y sin el cual ninguna cosa ha sido hecha, se hace hombre para liberar a los hombres de la muerte eterna. Al tomar la bajeza de nuestra condición sin que fuese disminuida su majestad, se ha humillado de tal forma que, permaneciendo lo que era y asumiendo lo que no era, unió la condición de siervo a la que Él tenía igual al Padre, realizando entre las dos naturalezas una unión tan estrecha, que ni lo inferior fue absorbido por esta glorificación, ni lo superior fue disminuido por esta asunción. Al salvarse las propiedades de cada naturaleza y reunirse en una sola persona, la majestad se ha revestido de humildad; la fuerza, de flaqueza; la eternidad, de caducidad.

Para pagar la deuda debida por nuestra condición, la naturaleza inmutable se une a una naturaleza pasible; verdadero Dios y verdadero hombre se asocian en un solo Señor. De este modo, el solo y único Mediador entre Dios y los hombres puede, como lo exigía nuestra curación, morir, en virtud de una de las dos naturalezas, y resucitar, en virtud de la otra. Con razón, pues, el nacimiento del Salvador no quebrantó la integridad virginal de su Madre. La llegada al mundo del que es la Verdad fue la salvaguardia de su pureza.

Tal nacimiento, carísimos, convenía a la fortaleza y sabiduría de Dios, que es Cristo, para que en Él se hiciese semejante a nosotros por la humanidad y nos aventajase por la divinidad. De no haber sido Dios, no nos habría proporcionado remedio; de no haber sido hombre, no nos habría dado ejemplo. Por eso le anuncian los ángeles, cantando llenos de gozo: gloria a Dios en las alturas; y proclaman: en la tierra, paz a los hombres de buena voluntad. Ven en ellos, en efecto, que la Jerusalén celestial se levanta en medio de las naciones del mundo. ¿Qué alegría no causará en el pequeño mundo de los hombres esta obra inefable de la bondad divina, si tanto gozo provoca en la esfera sublime de los ángeles?

Por todo esto, amadísimos, demos gracias a Dios Padre por medio de su Hijo en el Espíritu Santo, que, por la inmensa misericordia con que nos amó, se compadeció de nosotros; y, estando muertos por el pecado, nos resucitó a la vida en Cristo para que fuésemos en Él una nueva criatura, una nueva obra de sus manos. Por tanto, dejemos al hombre viejo con sus acciones y renunciemos a las obras de la carne, nosotros que hemos sido admitidos a participar del nacimiento de Cristo.

Reconoce, ¡oh cristiano!, tu dignidad, pues participas de la naturaleza divina, y no vuelvas a la antigua miseria con una vida depravada. Recuerda de qué Cabeza y de qué Cuerpo eres miembro. Ten presente que, arrancado del poder de las tinieblas, has sido trasladado al reino y claridad de Dios. Por el sacramento del bautismo te convertiste en templo del Espíritu Santo: no ahuyentes a tan escogido huésped con acciones pecaminosas, no te entregues otra vez como esclavo al demonio, pues has costado la Sangre de Cristo, quien te redimió según su misericordia y te juzgará conforme a la verdad. El cual con el Padre y el Espíritu santo reina por los siglos de los siglos. Amén.

(Homilía I sobre la Natividad del Señor, San León Magno, Papa)

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Os deseo a todos Feliz Navidad. Que el Niño Dios reine en vuestros corazones y os colme de gracia y bondad.
 
Re: !Feliz Navidad!

En medio de la fiebre consumista que afectó sorprendentemente a Buenos Aires y que derivó en miles de privilegiados que colmaron los centros de compras hasta la madrugada del domingo y todo el lunes fue bastante dificil no olvidar que Jesús está viniendo:

"Esperando juntos la Navidad"
Sábado 15 de diciembre en Plaza Guemes. Buenos Aires, 20 horas

Invitan: las parroquias: Nuestra Señora de la Consolación, Nuestra Señora de Guadalupe y Sagrada Eucaristía; la Iglesia Adventista del 7º Día de Palermo, la Iglesia Apostólica Armenia “San Gregorio el Iluminador”, la Iglesia Evangélica Bautista “El Rey Jesús”, la Iglesia Ortodoxa Griega del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla “La Dormición de la Virgen”, la Iglesia Ortodoxa Rusa “Santísima Virgen”, la Iglesia Armenia Católica - Parroquia "Nuestra Señora de Narek”


“El Señor está cerca, acá está tu Dios”

Domingo 16 de diciembre en Plaza Noruega, Buenos Aires, 17 horas.

Invitan
Iglesia Evangélica Reformada de Buenos Aires
Iglesia Evangélica del Río de la Plata
Iglesia Evangélica Luterana Unida
Iglesia Presbiteriana San Andrés
Comunión Anglicana San Salvador
Iglesia Evangélica Metodista-Discípulos de Cristo
Iglesia Evangélica Luterana Argentina
Iglesia Católica Apostólica Romana
Parroquias San Patricio, San Cayetano (B), Inmaculada Concepción(B)- Nuestra Señora de Lourdes(B).
Movimiento de los Focolares


“Volvamos al Pesebre”
Sábado 22 de diciembre en Flores, Buenos Aires, 20 horas.

Invitan:
Iglesia Metodista de Flores, Yerbal 2451
Parroquia Santa Francisca Javier Cabrini, Bilbao 2149
Misión San Pedro, Iglesia Anglicana, Terrero 239
Parroquia Virgen Inmaculada de Lourdes, Av. Rivadavia6280
Iglesia Evangélica Bautista de Flores, Boyacá 67
Basílica San José de Flores Av. Rivadavia 6950
Iglesia Congregacional Armenia "Santísima Trinidad" Avellaneda 2540

Estos hechos pequeños pero agradables al Señor se sustentan en la paciente labor ecuménica de la arquidiócesis, a los encuentros de rezo del rosario por la unidad que realizan en forma desapercibida laicos llamados por el Señor para acompañarlo en Su Obra, y personas que ofrecen sus sufrimientos, penitencias y ayunos para que asi sea.

Es el principio del cumplimiento de la Promesa del Señor, la unidad no será por medio de un tratado sino en el corazón de los que Lo aman. Y sobrevendrá como la marea que sube suave pero finalmente lo cubre todo. O como el amanecer que llega de a poco pero hay un punto en que la oscuridad de la noche ya no está más.

Simplemente El es el Siempre Fiel. Y benditos son los que lo advierten y no le ponen obstáculos a Sus Deseos.

¡Feliz Navidad¡
 
Re: !Feliz Navidad!

Queridos hermanos y hermanas:

«A María le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada» (cf. Lc 2,6s). Estas frases, nos llegan al corazón siempre de nuevo. Llegó el momento anunciado por el Ángel en Nazaret: «Darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo» (Lc 1,31). Llegó el momento que Israel esperaba desde hacía muchos siglos, durante tantas horas oscuras, el momento en cierto modo esperado por toda la humanidad con figuras todavía confusas: que Dios se preocupase por nosotros, que saliera de su ocultamiento, que el mundo alcanzara la salvación y que Él renovase todo. Podemos imaginar con cuánta preparación interior, con cuánto amor, esperó María aquella hora. El breve inciso, «lo envolvió en pañales», nos permite vislumbrar algo de la santa alegría y del callado celo de aquella preparación. Los pañales estaban dispuestos, para que el niño se encontrara bien atendido. Pero en la posada no había sitio. En cierto modo, la humanidad espera a Dios, su cercanía. Pero cuando llega el momento, no tiene sitio para Él. Está tan ocupada consigo misma de forma tan exigente, que necesita todo el espacio y todo el tiempo para sus cosas y ya no queda nada para el otro, para el prójimo, para el pobre, para Dios. Y cuanto más se enriquecen los hombres, tanto más llenan todo de sí mismos y menos puede entrar el otro.

Juan, en su Evangelio, fijándose en lo esencial, ha profundizado en la breve referencia de san Lucas sobre la situación de Belén: "Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron" (1,11). Esto se refiere sobre todo a Belén: el Hijo de David fue a su ciudad, pero tuvo que nacer en un establo, porque en la posada no había sitio para él. Se refiere también a Israel: el enviado vino a los suyos, pero no lo quisieron. En realidad, se refiere a toda la humanidad: Aquel por el que el mundo fue hecho, el Verbo creador primordial entra en el mundo, pero no se le escucha, no se le acoge.
En definitiva, estas palabras se refieren a nosotros, a cada persona y a la sociedad en su conjunto. ¿Tenemos tiempo para el prójimo que tiene necesidad de nuestra palabra, de mi palabra, de mi afecto? ¿Para aquel que sufre y necesita ayuda? ¿Para el prófugo o el refugiado que busca asilo? ¿Tenemos tiempo y espacio para Dios? ¿Puede entrar Él en nuestra vida? ¿Encuentra un lugar en nosotros o tenemos ocupado todo nuestro pensamiento, nuestro quehacer, nuestra vida, con nosotros mismos?

Gracias a Dios, la noticia negativa no es la única ni la última que hallamos en el Evangelio. De la misma manera que en Lucas encontramos el amor de su madre María y la fidelidad de san José, la vigilancia de los pastores y su gran alegría, y en Mateo encontramos la visita de los sabios Magos, llegados de lejos, así también nos dice Juan: «Pero a cuantos lo recibieron, les da poder para ser hijos de Dios» (Jn 1,12). Hay quienes lo acogen y, de este modo, desde fuera, crece silenciosamente, comenzando por el establo, la nueva casa, la nueva ciudad, el mundo nuevo. El mensaje de Navidad nos hace reconocer la oscuridad de un mundo cerrado y, con ello, se nos muestra sin duda una realidad que vemos cotidianamente. Pero nos dice también que Dios no se deja encerrar fuera. Él encuentra un espacio, entrando tal vez por el establo; hay hombres que ven su luz y la transmiten. Mediante la palabra del Evangelio, el Ángel nos habla también a nosotros y, en la sagrada liturgia, la luz del Redentor entra en nuestra vida. Si somos pastores o sabios, la luz y su mensaje nos llaman a ponernos en camino, a salir de la cerrazón de nuestros deseos e intereses para ir al encuentro del Señor y adorarlo. Lo adoramos abriendo el mundo a la verdad, al bien, a Cristo, al servicio de cuantos están marginados y en los cuales Él nos espera.

En algunas representaciones navideñas de la Baja Edad media y de comienzo de la Edad Moderna, el pesebre se representa como edificio más bien desvencijado. Se puede reconocer todavía su pasado esplendor, pero ahora está deteriorado, sus muros en ruinas; se ha convertido justamente en un establo. Aunque no tiene un fundamento histórico, esta interpretación metafórica expresa sin embargo algo de la verdad que se esconde en el misterio de la Navidad. El trono de David, al que se había prometido una duración eterna, está vacío. Son otros los que dominan en Tierra Santa. José, el descendiente de David, es un simple artesano; de hecho, el palacio se ha convertido en una choza. David mismo había comenzado como pastor. Cuando Samuel lo buscó para ungirlo, parecía imposible y contradictorio que un joven pastor pudiera convertirse en el portador de la promesa de Israel. En el establo de Belén, precisamente donde estuvo el punto de partida, vuelve a comenzar la realeza davídica de un modo nuevo: en aquel niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. El nuevo trono desde el cual este David atraerá hacia sí el mundo es la Cruz. El nuevo trono -la Cruz- corresponde al nuevo inicio en el establo. Pero justamente así se construye el verdadero palacio davídico, la verdadera realeza. Así, pues, este nuevo palacio no es como los hombres se imaginan un palacio y el poder real. Este nuevo palacio es la comunidad de cuantos se dejan atraer por el amor de Cristo y con Él llegan a ser un solo cuerpo, una humanidad nueva. El poder que proviene de la Cruz, el poder de la bondad que se entrega, ésta es la verdadera realeza. El establo se transforma en palacio; precisamente a partir de este inicio, Jesús edifica la nueva gran comunidad, cuya palabra clave cantan los ángeles en el momento de su nacimiento: «Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que Dios ama», hombres que ponen su voluntad en la suya, transformándose en hombres de Dios, hombres nuevos, mundo nuevo.

Gregorio de Nisa ha desarrollado en sus homilías navideñas la misma temática partiendo del mensaje de Navidad en el Evangelio de Juan: «Y puso su morada entre nosotros» (Jn 1,14). Gregorio aplica esta palabra de la morada a nuestro cuerpo, deteriorado y débil; expuesto por todas partes al dolor y al sufrimiento. Y la aplica a todo el cosmos, herido y desfigurado por el pecado. ¿Qué habría dicho si hubiese visto las condiciones en las que hoy se encuentra la tierra a causa del abuso de las fuentes de energía y de su explotación egoísta y sin ningún reparo? Anselmo de Canterbury, casi de manera profética, describió con antelación lo que nosotros vemos hoy en un mundo contaminado y con un futuro incierto: «Todas las cosas se encontraban como muertas, al haber perdido su innata dignidad de servir al dominio y al uso de aquellos que alaban a Dios, para lo que habían sido creadas; se encontraban aplastadas por la opresión y como descoloridas por el abuso que de ellas hacían los servidores de los ídolos, para los que no habían sido creadas» (PL 158, 955s). Así, según la visión de Gregorio, el establo del mensaje de Navidad representa la tierra maltratada. Cristo no reconstruye un palacio cualquiera. Él vino para volver a dar a la creación, al cosmos, su belleza y su dignidad: esto es lo que comienza con la Navidad y hace saltar de gozo a los ángeles. La tierra queda restablecida precisamente por el hecho de que se abre a Dios, que recibe nuevamente su verdadera luz y, en la sintonía entre voluntad humana y voluntad divina, en la unificación de lo alto con lo bajo, recupera su belleza, su dignidad. Así, pues, Navidad es la fiesta de la creación renovada. Los Padres interpretan el canto de los ángeles en la Noche santa a partir de este contexto: se trata de la expresión de la alegría porque lo alto y lo bajo, cielo y tierra, se encuentran nuevamente unidos; porque el hombre se ha unido nuevamente a Dios. Para los Padres, forma parte del canto navideño de los ángeles el que ahora ángeles y hombres canten juntos y, de este modo, la belleza del cosmos se exprese en la belleza del canto de alabanza. El canto litúrgico -siempre según los Padres- tiene una dignidad particular porque es un cantar junto con los coros celestiales. El encuentro con Jesucristo es lo que nos hace capaces de escuchar el canto de los ángeles, creando así la verdadera música, que acaba cuando perdemos este cantar juntos y este sentir juntos.

En el establo de Belén el cielo y la tierra se tocan. El cielo vino a la tierra. Por eso, de allí se difunde una luz para todos los tiempos; por eso, de allí brota la alegría y nace el canto. Al final de nuestra meditación navideña quisiera citar una palabra extraordinaria de san Agustín. Interpretando la invocación de la oración del Señor: "Padre nuestro que estás en los cielos", él se pregunta: ¿qué es esto del cielo? Y ¿dónde está el cielo? Sigue una respuesta sorprendente: Que estás en los cielos significa: en los santos y en los justos. «En verdad, Dios no se encierra en lugar alguno. Los cielos son ciertamente los cuerpos más excelentes del mundo, pero, no obstante, son cuerpos, y no pueden ellos existir sino en algún espacio; mas, si uno se imagina que el lugar de Dios está en los cielos, como en regiones superiores del mundo, podrá decirse que las aves son de mejor condición que nosotros, porque viven más próximas a Dios. Por otra parte, no está escrito que Dios está cerca de los hombres elevados, o sea de aquellos que habitan en los montes, sino que fue escrito en el Salmo: "El Señor está cerca de los que tienen el corazón atribulado" (Sal 34 [33], 19), y la tribulación propiamente pertenece a la humildad. Mas así como el pecador fue llamado "tierra", así, por el contrario, el justo puede llamarse "cielo"» (Serm. in monte II 5,17). El cielo no pertenece a la geografía del espacio, sino a la geografía del corazón. Y el corazón de Dios, en la Noche santa, ha descendido hasta un establo: la humildad de Dios es el cielo. Y si salimos al encuentro de esta humildad, entonces tocamos el cielo. Entonces, se renueva también la tierra. Con la humildad de los pastores, pongámonos en camino, en esta Noche santa, hacia el Niño en el establo. Toquemos la humildad de Dios, el corazón de Dios. Entonces su alegría nos alcanzará y hará más luminoso el mundo. Amén.

Homilía de Benedicto XVI, Papa, en la misa de Nochebuena del 2007.
 
Re: !Feliz Navidad!

Queridos hermanos y hermanas:

«A María le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada» (cf. Lc 2,6s). Estas frases, nos llegan al corazón siempre de nuevo. Llegó el momento anunciado por el Ángel en Nazaret: «Darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo» (Lc 1,31). Llegó el momento que Israel esperaba desde hacía muchos siglos, durante tantas horas oscuras, el momento en cierto modo esperado por toda la humanidad con figuras todavía confusas: que Dios se preocupase por nosotros, que saliera de su ocultamiento, que el mundo alcanzara la salvación y que Él renovase todo. Podemos imaginar con cuánta preparación interior, con cuánto amor, esperó María aquella hora. El breve inciso, «lo envolvió en pañales», nos permite vislumbrar algo de la santa alegría y del callado celo de aquella preparación. Los pañales estaban dispuestos, para que el niño se encontrara bien atendido. Pero en la posada no había sitio. En cierto modo, la humanidad espera a Dios, su cercanía. Pero cuando llega el momento, no tiene sitio para Él. Está tan ocupada consigo misma de forma tan exigente, que necesita todo el espacio y todo el tiempo para sus cosas y ya no queda nada para el otro, para el prójimo, para el pobre, para Dios. Y cuanto más se enriquecen los hombres, tanto más llenan todo de sí mismos y menos puede entrar el otro.

Juan, en su Evangelio, fijándose en lo esencial, ha profundizado en la breve referencia de san Lucas sobre la situación de Belén: "Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron" (1,11). Esto se refiere sobre todo a Belén: el Hijo de David fue a su ciudad, pero tuvo que nacer en un establo, porque en la posada no había sitio para él. Se refiere también a Israel: el enviado vino a los suyos, pero no lo quisieron. En realidad, se refiere a toda la humanidad: Aquel por el que el mundo fue hecho, el Verbo creador primordial entra en el mundo, pero no se le escucha, no se le acoge.
En definitiva, estas palabras se refieren a nosotros, a cada persona y a la sociedad en su conjunto. ¿Tenemos tiempo para el prójimo que tiene necesidad de nuestra palabra, de mi palabra, de mi afecto? ¿Para aquel que sufre y necesita ayuda? ¿Para el prófugo o el refugiado que busca asilo? ¿Tenemos tiempo y espacio para Dios? ¿Puede entrar Él en nuestra vida? ¿Encuentra un lugar en nosotros o tenemos ocupado todo nuestro pensamiento, nuestro quehacer, nuestra vida, con nosotros mismos?

Gracias a Dios, la noticia negativa no es la única ni la última que hallamos en el Evangelio. De la misma manera que en Lucas encontramos el amor de su madre María y la fidelidad de san José, la vigilancia de los pastores y su gran alegría, y en Mateo encontramos la visita de los sabios Magos, llegados de lejos, así también nos dice Juan: «Pero a cuantos lo recibieron, les da poder para ser hijos de Dios» (Jn 1,12). Hay quienes lo acogen y, de este modo, desde fuera, crece silenciosamente, comenzando por el establo, la nueva casa, la nueva ciudad, el mundo nuevo. El mensaje de Navidad nos hace reconocer la oscuridad de un mundo cerrado y, con ello, se nos muestra sin duda una realidad que vemos cotidianamente. Pero nos dice también que Dios no se deja encerrar fuera. Él encuentra un espacio, entrando tal vez por el establo; hay hombres que ven su luz y la transmiten. Mediante la palabra del Evangelio, el Ángel nos habla también a nosotros y, en la sagrada liturgia, la luz del Redentor entra en nuestra vida. Si somos pastores o sabios, la luz y su mensaje nos llaman a ponernos en camino, a salir de la cerrazón de nuestros deseos e intereses para ir al encuentro del Señor y adorarlo. Lo adoramos abriendo el mundo a la verdad, al bien, a Cristo, al servicio de cuantos están marginados y en los cuales Él nos espera.

En algunas representaciones navideñas de la Baja Edad media y de comienzo de la Edad Moderna, el pesebre se representa como edificio más bien desvencijado. Se puede reconocer todavía su pasado esplendor, pero ahora está deteriorado, sus muros en ruinas; se ha convertido justamente en un establo. Aunque no tiene un fundamento histórico, esta interpretación metafórica expresa sin embargo algo de la verdad que se esconde en el misterio de la Navidad. El trono de David, al que se había prometido una duración eterna, está vacío. Son otros los que dominan en Tierra Santa. José, el descendiente de David, es un simple artesano; de hecho, el palacio se ha convertido en una choza. David mismo había comenzado como pastor. Cuando Samuel lo buscó para ungirlo, parecía imposible y contradictorio que un joven pastor pudiera convertirse en el portador de la promesa de Israel. En el establo de Belén, precisamente donde estuvo el punto de partida, vuelve a comenzar la realeza davídica de un modo nuevo: en aquel niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. El nuevo trono desde el cual este David atraerá hacia sí el mundo es la Cruz. El nuevo trono -la Cruz- corresponde al nuevo inicio en el establo. Pero justamente así se construye el verdadero palacio davídico, la verdadera realeza. Así, pues, este nuevo palacio no es como los hombres se imaginan un palacio y el poder real. Este nuevo palacio es la comunidad de cuantos se dejan atraer por el amor de Cristo y con Él llegan a ser un solo cuerpo, una humanidad nueva. El poder que proviene de la Cruz, el poder de la bondad que se entrega, ésta es la verdadera realeza. El establo se transforma en palacio; precisamente a partir de este inicio, Jesús edifica la nueva gran comunidad, cuya palabra clave cantan los ángeles en el momento de su nacimiento: «Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que Dios ama», hombres que ponen su voluntad en la suya, transformándose en hombres de Dios, hombres nuevos, mundo nuevo.

Gregorio de Nisa ha desarrollado en sus homilías navideñas la misma temática partiendo del mensaje de Navidad en el Evangelio de Juan: «Y puso su morada entre nosotros» (Jn 1,14). Gregorio aplica esta palabra de la morada a nuestro cuerpo, deteriorado y débil; expuesto por todas partes al dolor y al sufrimiento. Y la aplica a todo el cosmos, herido y desfigurado por el pecado. ¿Qué habría dicho si hubiese visto las condiciones en las que hoy se encuentra la tierra a causa del abuso de las fuentes de energía y de su explotación egoísta y sin ningún reparo? Anselmo de Canterbury, casi de manera profética, describió con antelación lo que nosotros vemos hoy en un mundo contaminado y con un futuro incierto: «Todas las cosas se encontraban como muertas, al haber perdido su innata dignidad de servir al dominio y al uso de aquellos que alaban a Dios, para lo que habían sido creadas; se encontraban aplastadas por la opresión y como descoloridas por el abuso que de ellas hacían los servidores de los ídolos, para los que no habían sido creadas» (PL 158, 955s). Así, según la visión de Gregorio, el establo del mensaje de Navidad representa la tierra maltratada. Cristo no reconstruye un palacio cualquiera. Él vino para volver a dar a la creación, al cosmos, su belleza y su dignidad: esto es lo que comienza con la Navidad y hace saltar de gozo a los ángeles. La tierra queda restablecida precisamente por el hecho de que se abre a Dios, que recibe nuevamente su verdadera luz y, en la sintonía entre voluntad humana y voluntad divina, en la unificación de lo alto con lo bajo, recupera su belleza, su dignidad. Así, pues, Navidad es la fiesta de la creación renovada. Los Padres interpretan el canto de los ángeles en la Noche santa a partir de este contexto: se trata de la expresión de la alegría porque lo alto y lo bajo, cielo y tierra, se encuentran nuevamente unidos; porque el hombre se ha unido nuevamente a Dios. Para los Padres, forma parte del canto navideño de los ángeles el que ahora ángeles y hombres canten juntos y, de este modo, la belleza del cosmos se exprese en la belleza del canto de alabanza. El canto litúrgico -siempre según los Padres- tiene una dignidad particular porque es un cantar junto con los coros celestiales. El encuentro con Jesucristo es lo que nos hace capaces de escuchar el canto de los ángeles, creando así la verdadera música, que acaba cuando perdemos este cantar juntos y este sentir juntos.

En el establo de Belén el cielo y la tierra se tocan. El cielo vino a la tierra. Por eso, de allí se difunde una luz para todos los tiempos; por eso, de allí brota la alegría y nace el canto. Al final de nuestra meditación navideña quisiera citar una palabra extraordinaria de san Agustín. Interpretando la invocación de la oración del Señor: "Padre nuestro que estás en los cielos", él se pregunta: ¿qué es esto del cielo? Y ¿dónde está el cielo? Sigue una respuesta sorprendente: Que estás en los cielos significa: en los santos y en los justos. «En verdad, Dios no se encierra en lugar alguno. Los cielos son ciertamente los cuerpos más excelentes del mundo, pero, no obstante, son cuerpos, y no pueden ellos existir sino en algún espacio; mas, si uno se imagina que el lugar de Dios está en los cielos, como en regiones superiores del mundo, podrá decirse que las aves son de mejor condición que nosotros, porque viven más próximas a Dios. Por otra parte, no está escrito que Dios está cerca de los hombres elevados, o sea de aquellos que habitan en los montes, sino que fue escrito en el Salmo: "El Señor está cerca de los que tienen el corazón atribulado" (Sal 34 [33], 19), y la tribulación propiamente pertenece a la humildad. Mas así como el pecador fue llamado "tierra", así, por el contrario, el justo puede llamarse "cielo"» (Serm. in monte II 5,17). El cielo no pertenece a la geografía del espacio, sino a la geografía del corazón. Y el corazón de Dios, en la Noche santa, ha descendido hasta un establo: la humildad de Dios es el cielo. Y si salimos al encuentro de esta humildad, entonces tocamos el cielo. Entonces, se renueva también la tierra. Con la humildad de los pastores, pongámonos en camino, en esta Noche santa, hacia el Niño en el establo. Toquemos la humildad de Dios, el corazón de Dios. Entonces su alegría nos alcanzará y hará más luminoso el mundo. Amén.

Homilía de Benedicto XVI, Papa, en la misa de Nochebuena del 2007.

Deberias mejor citar la biblia y las cartas Paulinas mayormente, quienes nos hablan mejor del sacrificio perfecto de Cristo.
y Su inmensa Gracia para la humanidad.