Re: No creo que sea posible ser amigo de israel en estos dias...
¿Y esto a que viene?
Gracias por reconocer que las citas que hago son de un libro católico: La Biblia.
Saludos
Bart dijo:
Capucci: arzobispo terrorista
Abraham López Lara
…El arzobispo Hilarión Capucci fue sorprendido como contrabandista de armas en favor de los terroristas palestinos, activos en Israel, y condenado a doce años de prisión. Nos inclinábamos a dudar de la culpabilidad de Capucci, dado lo sagrado de su persona y la enormidad del crimen que se le imputaba, pues el terrorismo es la forma más infame y cobarde para hacer la guerra a un adversario, ya que los terroristas no se enfrentan a combatientes, sino que atacan a personas indefensas, pacíficas y aun ajenas a su conflicto. Las actividades de los terroristas palestinos han causado numerosas víctimas aun en niños de escuela, dentro y fuera de Israel, y resultaba monstruoso que un sucesor de los apóstoles de Jesucristo, un jerarca de la Iglesia melquita, en comunidad con el Papa Paulo VI y dependiente de éste, abusara de su carácter religioso de primer orden, y armara las manos de asesinos despiadados y desalmados. No podía alegarse siquiera la defensa de la religión cristiana, pues en Israel no sólo es respetada, sino aun protegida, y los terroristas palestinos son nominalmente musulmanes. En el Líbano han luchado ferozmente contra los cristianos libaneses.
Pero el secreto con el que el Vaticano procedió desde el primer día de la prisión de Capucci para obtener su libertad, nos convence de la culpabilidad del arzobispo, más que traidor a la nación israelí donde residía, al Evangelio que predica y a la representación que se arroga de Jesucristo. Si el prelado jerosolimitano hubiese sido inocente fuera de toda duda, el Vaticano no tenía necesidad del secreto, sino que le sobraría motivo para exigir su libertad y denunciar al mundo cristiano occidental la injusticia que se cometía con su jerarca. En su demanda la misma Unión Soviética lo hubiera apoyado, dada su política antiisraelí y pro-palestina. Pero el haber rodeado de sombras misteriosas el asunto, es indicio de que había mucho que el Vaticano no quería que aflorara y comprometiera la buena fama de la casta sacerdotal, con el consecuente demérito de su poder sobre las conciencias de sus fieles. Pero, precisamente para mantener incólume su fama, si Capucci era culpable, lo mejor que debió haber hecho el Vaticano es abandonar al criminal a las consecuencias de su delito, por penosas que fueran. Por lo contrario, su empeño en extraer a Capucci de la justicia de Israel lo convierte prácticamente en cómplice del terrorismo, si éste es practicado por un miembro de la casta sacerdotal.
El Vaticano debió limitarse a pedir clemencia para el delincuente, como lo hacía con los herejes que relajaba al brazo secular para ser quemados, así se tratase de curas u obispos. Pero el caso de Capucci nos pone en evidencia el celo que todavía priva en la Iglesia de considerar al sacerdote persona distinta del común de los mortales, así tenga de común con ellos las fallas de la carne y la tendencia al delito. La inmunidad eclesiástica todavía es una exigencia dentro de la Iglesia, que en esta forma mantiene una división discriminante entre el sacerdote y el laico.
El gobierno de Israel en el caso de Capucci ha procedido con prudencia e inteligencia. Conocedor de su situación comprometida en un mundo nominalmente cristiano, aunque de costumbres totalmente paganas, no se atrevió a condenar a muerte a Capucci, como lo habría hecho con cualquier laico que hubiera sorprendido en delito igual. Se mantuvo abierto a las negociaciones secretas que promovió el Vaticano, y a su vez guardó el secreto que se le pedía. Y, por fin, acabó por conceder el indulto solicitado por el Papa y redujo a tres la pena de doce años a que lo había condenado. De inmediato le concedió la libertad, pero con la condición lógica de que no residiera más en Israel, sino que fuera desterrado a Roma. Condición, que al ser aceptada por el Vaticano, confirma las sospechas de su indudable culpabilidad.
En Roma fue recibido, no por católicos, sino por grupos palestinos con cánticos y pancartas donde se leía: "Viva Capucci: tú has luchado por la libertad Palestina", lo cual en sí nada tiene de vituperable, sino la forma criminal en que luchó, con la cual traicionó los principios cristianos, y su traición es en él aun más relevante por el ministerio elevado que ejercía en la Iglesia.
http://www.proceso.com.mx:8880/proce...id=0054N31.RTF
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“Me parece vergonzoso que la Iglesia católica permita a un obispo para más inri alojado en el Vaticano, un señor que no procede precisamente de la casta de los santos y que fue pillado, en Jerusalén, con un arsenal de armas y explosivos escondidos en compartimentos camuflados de su sagrado Mercedes participar en dicha manifestación y colocarse ante un micrófono para dar gracias, en nombre de Dios, a los kamikazes que masacran a los hebreos en las pizzerías y en los supermercados, amén de llamarles «mártires que van a la muerte como a una fiesta».” Oriana Fallaci
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http://forocristiano.iglesia.net/sho...s&pagenumber=5
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¿Y esto a que viene?
Gracias por reconocer que las citas que hago son de un libro católico: La Biblia.
Saludos