Historias

Re: Historias

El buen mecánico

Una vez iba un hombre en su automóvil por una larga y muy solitaria carretera, de pronto su auto comenzó a detenerse hasta quedar estático. El hombre bajó, lo revisó, trató de averiguar que era lo que tenía. Pensaba que pronto podría encontrar que era lo que tenía el auto pues hacía muchos años que lo conducía, sin embargo después de mucho rato se dio cuenta de que no encontraba el daño del motor. En ese momento apareció otro auto, del cual bajó un hombre a ofrecerle ayuda. El dueño del primer auto dijo:

Mira, este es mi auto de toda la vida, lo conozco como la palma de mi mano. No creo que tu, sin ser el dueño, puedas hacer algo.

El otro hombre insistió con una cierta sonrisa, hasta que finalmente el primer hombre dijo:

Bueno, haz el intento pero no creo que puedas pues este es mi auto.

El segundo hombre puso manos a la obra y en pocos minutos encontró el daño que tenía el auto y lo pudo arrancar. El primer hombre quedó atónito y preguntó:

¿Cómo pudiste arreglar el auto si es mi auto?

El segundo hombre contestó:

Verás, mi nombre es Félix Wankel... ¡Yo inventé el motor rotatorio que usa tu auto!




Cuantas veces hemos dicho: Esta es mi vida, es mi destino, es mi casa

Al enfrentarnos a los problemas creemos que nadie nos puede ayudar pues "es mi vida", "nadie comprende mi problema, pues es mi problema"

Pero nunca habíamos pensado en que la vida es creación de Dios, que Él hizo el tiempo, que te puso en esta tierra con un propósito y te entregó una familia. Solo aquel que es el autor de la vida puede comprenderte y ayudarte cuando te quedes tirado en la carretera de la vida.

Dice la Palabra de Dios: "Echa sobre el Señor tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo" --Salmo 55:22

Jesucristo quiere ayudarte, Él conoce tu problema y puede resolverlo, sólo está esperando a que se lo compartas y aceptes Su ayuda.

Atte.
Joaco
 
Re: Historias

Se cuenta de un anciano andrajoso que cada día a las doce entraba a la iglesia, permanecía unos pocos minutos dentro y se iba.
El cuidador estaba preocupado por los valiosos adornos del altar. Todos los días lo vigilaba cuidadosamente para estar seguro que nada se llevaba. Y todos los días, a las doce en punto entraba la andrajosa figura, Un día el cuidador se le acercó:
- Oiga, amigo, ¿ a qué viene todos los días a la Iglesia?
- Vengo a orar- contestó cortésmente el anciano.
- Pero- dijo cautelosamente el cuidador- usted no se queda tanto tiempo como para orar.
- Solamente lo necesario. No sé hacer largas oraciones, pero todos los días vengo y digo:"Jesús, soy Jaime." Entonces espero un minuto, y me voy. Pienso que Él me escucha aunque sea corta la oración.

Un día, cuando cruzaba la calle, un vehículo arrolló a Jaime , y éste fue hospitalizado con una pierna quebrada. La sala donde lo pusieron era un lugar molesto para las enfermeras encargadas. Algunos de los hombres estaban malhumorados y en actitud miserable y otros no hacían más que quejarse y gruñir desde la mañana hasta la noche. Poco a poco los hombres fueron dejando sus rezongos hasta que llegaron a demostrar alegría y conformidad.
Un día cuando la enfermera recorría la sala oyó reír a los hombres.
-¿Qué les ha pasado? ¡Se ven tan contentos!
-Es el viejo Jaime- contestaron-, siempre está alegre, jamás se queja aunque su posición es bastante incómoda y padece fuertes dolores.
La enfermera fue hasta la cama de Jaime, donde con su cabeza de plata yacía acostado con una mirada angelical en el rostro sonriente:
-Bien. estos hombres dicen que eres el causante de la transformación de esta sala. Dicen que estás siempre feliz.
- Es verdad, enfermera. Pero no puedo evitarlo. Usted comprenderá, enfermera, es mi visitante. Él me hace feliz.
-¿Visitante?- La enfermera estaba asombrada, porque no había notado que alguien estuviera visitando a Jaime. Su silla estaba siempre vacía en las horas de visita-¿Cuándo viene la visita?
-Todos los días- contestó Jaime con los ojos iluminados por una brillantez creciente-.Si, todos los días a las doce. Él viene y se para junto a mi cama. Yo lo veo allí. Él me conríe y me dice: "Jaime, soy Jesús"-(HISTORIA VERÍDICA.) AUNQUE NO SE DAN NOMBRE.

BUENO ES JEHOVÁ A LOS QUE EN ÉL CONFIAN, AL ALMA QUE LE BUSCA. NUNCA DECAYERON SUS MISERICORDIAS. Lamentaciones 3
 
Re: Historias

El Perfume del Saber

En cierta oportunidad estaban en un convento trabajando arduamente unos monjes, cuando en forma imprevista llegó otro siervo del Señor, que era un peregrino andante que se dedicaba a predicar la palabra de Dios. Golpeó la puerta principal del monasterio y les dijo agritos a las personas que él veía como labriegos del convento:

-" Vengo a visitarles para hablarles del Señor"- infirió.

Las personas que no eran otra cosa, que los monjes del monasterio, realmente ellos se sentían muy ocupados y atareados, de inmediato al oír los gritos se empezaron a molestar entre ellos:

-"¿Qué puede enseñarnos éste que grita a nosotros que no sepamos ya?"
-"¡Sólo llega este peregrino del Señor a hacernos perder el tiempo!" -Comentaban entre ellos y muy contrariados.

Pero en medio de ese descontento, finalmente decidieron pasarlo e insinuarle muy sutilmente que no podrían ellos detenerse de sus labores para escucharlo.

Ya adentro, uno de los monjes le invita a pasar y a probar alimento y a descansar un rato de su viaje.

Finalmente le ofreció una cena suculenta pero al mismo tiempo parca en manjares, sólo un vaso de leche le ofrece al peregrino del Señor

Diciéndole al mismo tiempo de servirle:

-"Mira, es lo único que tenemos para darte de comer; en este momento y no tenemos tiempo de sobra para prepararte otra comida".

El siervo del Señor, que no era tonto, interpretó inmediatamente la sutileza de las palabras o indirecta del monje.

Èl, a su vez coloca un pétalo de rosa sobre el vaso de leche que le habían ofrecido, y dijo:

-"¿Ves? este pétalo que he agregado a la leche, y vez que flota en la superficie del líquido, pero te das cuenta realmente que el pétalo no hace rebasar el borde del vaso. Te das cuenta y captas que por el contrario, no sólo ocupa un lugar en el vaso, sino que además perfuma la leche que tu me has traído".

El monje del convento calló, por la sutileza de las palabras del viajero y finalmente, él se retiró muy avergonzado por sus palabras anteriores: él igual que el viajero peregrino, también había captado la sutil respuesta a su argumento dado al siervo del Señor.



Moraleja:

Por más que estemos supuestamente atareados, siempre debe haber un tiempo en nuestras vidas y un lugar en nuestros corazones para escuchar la palabra de Dios.

Nuestros conocimientos u ocupaciones siempre serán inútiles sino los llenamos de las cosas de Dios.

Ya que todas ellas, como el pétalo de la flor "perfumará" y podrá hacer más hermosa nuestra existencia y nunca permitirá que desbordemos inútilmente en nuestras propias deducciones.

"Pudiendo hacer el bien y no lo haces es pecado"

No hay que ser como las Ostras que nunca se mueven

"Camina y lleva la Palabra de Dios a toda creatura".

Esa es parte de la Gran Comisión Cristiana


Atte.
Joaco
 
Re: Historias

Llenando el Cántaro

Cuentan que una vez un hombre envió a su joven hijo a llenar un cántaro al río, y le dijo que volviera lo antes posible. El joven obedeció y fue hacia el río mientras su padre le observaba de lejos.

Entonces éste vio a su hijo poniendo el cántaro debajo de una cascada, y la fuerza del agua fue tal y la cantidad tan grande que el líquido no logró entrar al recipiente pues su cuello era demasiado delgado. Cuando el hijo llegó con el cántaro, le mostró cómo el cuello del mismo había sido roto por el fuerte y constante golpear del agua. Además, este hecho provocó que el agua llegara turbia y sucia. El padre preguntó entonces:

-"¿Por qué simplemente no sumergiste el cántaro en el río? No veías que el agua de la cascada era demasiada para el cuello del cántaro?". El hijo contestó:
-"Sí, pero es que quería llenarlo lo más rápido posible".


Muchas veces en nuestras vidas tratamos de "llenarnos" a nuestro tiempo en un mundo acelerado y convulsionado. Dios conoce nuestra capacidad, y sabe que si hacemos las cosas como nosotros queremos
podemos hacernos daño pues no estamos capacitados para hacerlo en ese momento, por eso logramos las cosas a medias y el agua que conseguimos no es pura ni cristalina, sino turbia. Queremos tener todo "ya" y en el proceso muchas veces nos lastimamos por no dejar que Dios nos sumerja poco a poco en la corriente calmada del río.

¿Sabes? Dios conoce tu capacidad, no quieras hacer las cosas en tu momento, pues Dios desea llenar tu cántaro hasta el tope, pero en SU momento y según TU capacidad.

Atte.
Joaco
 
Re: Historias

Nueces en el Ático

Un cristiano que nació y se crió en una cabaña de troncos visitó el lugar de su niñez después de una ausencia de 35 años. Ahí recordó que cuando era muchacho plantó unos nogales junto a una corriente que pasaba por la granja.

Cuando bajó, descubrió una hilera de majestosos nogales. Entonces se acordó que también había escondido unas nueces en el ático (último piso de un edificio que cubre el arranque de las techumbres); tenía curiosidad por ver que había con ellas, por lo que subió al oscuro ático y buscó en un rincón hasta que las encontró ¡Qué diferencia!.

Las que habían escondido no eran más que nueces secas cubiertas de polvo, mientras que las que había plantado se había convertido en verdes árboles frondosos. De inmediato le vinieron a la mente las palabras de Jesús con un nuevo significado.


"De cierto de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto"

El Señor estaba pensando en su propia muerte cuando pronunció estas palabras. Él sabía que la única forma para que se multiplicara y creciera su obra en la tierra era a través de su muerte.

Este principio se aplica también en la vida de todo creyente. Cuando estemos dispuestos a morir a nuestros propios deseos egoístas y al pecado que asedia a nuestras almas, se manifestará la vida.

En la muerte de Jesús en la cruz por el pecado del hombre y en la muerte del cristiano a su propio pecado, se aplica el mismo principio: ¡Hay vida al morir!.

Y tú ¿Estás dispuesto a morir al pecado?


Atte.
Joaco
 
Re: Historias

Jaaziel,
Un fraternal abrazo para tí hermano esperando que todos tus asuntos estén muy bien. Y como siempre, un gusto :sazul: poder saludarte :hola2:.

Dios te bendice :radiante:.

Atte.
Joaco
 
Re: Historias

Hola hermanos.

Esta historia la leí en el apartado de amistad cristiana, pienso que deve estar aquí tambien.

EL BURRO VIEJO

Habia un hombre que vivia en el campo y tenia un burro viejo. Un buen dia el burro andava despistado y cayó en el pozo.
El dueño del animal oyó al burro pedir auxilio y acudió; trato de alcanzarlo con un lazo para con ayuda de sus vecinos tratar de sacarlo y no se podia hacer nada pues el diámetro del pozo era insuficiente y les quedava atrancado.

El amo del burro dijo: El burro es ya viejo y el pozo está seco, ayudadme a echar tierra y enterremos ya al burro dentro del pozo.

Se pusieron a echar tierra todos los vecinos, el burro cada vez que recibia tierra en sus lomos se la sacudia de encima y moviendose iba compactandola debajo de sus pies, conforme mas tierra le echaban el animal poco a poco fue subiendo hacia arriba hasta que consiguió salir y trotaba contento.

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Me gusto mucho la historia pues veo como mientras el mundo de maldad y el enemigo nos tratan de matar tirandonos muchas veces tierra, nosotros con la ayuda de Dios podemos "sacudirnos" lo que nos es lanzado y podemos "subir" un poco mas arriba con la fortaleza que nos da el superar dificultades o adversidades.

El Señor os bendiga
 
Re: Historias

OPORTUNIDAD

En la sala de operaciones de un hospital se encontraba el cirujano listo para iniciar la intervención. Se dirigió al paciente de la siguiente manera:

"Querido amigo, su enfermedad es realmente seria, por lo que será necesario extirparle la lengua para poder salvar su vida. Si tiene algo que decir, dígalo ahora, ya que después quedará mudo el resto de su vida"

El paciente, visiblemente impactado, respiró profundamente y con voz fuerte exclamó:

"Quiero que mis últimas palabras sean: 'Bendito sea el Santísimo Nombre de Dios por esta oportunidad'"


Y tú ¿Cómo vez la situación por la que estas pasando? ¿Puedes ver la oportunidad que representa de adorar y bendecir a Dios? ¿Puedes ver la posibilidad de crecer, de madurar y de mostrar tu fe ne Él? Pues adelante, no dudes en bendecir Su Nombre y gozarte en medio de la prueba.

"Amados, no os sorprendáis del por fuego de la prueba que os ha sobevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciera. Al contrario, gozaos por cuento sois participantes de los padecimientos de Cristo; para que también en la revelación de Su gloria os gocéis con gran alegría" (1 Pedro 4:12-13)

"Para que la prueba de vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual perece, bien que sea probado con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra, cuando Jesucristo fuera manifestado" (1 Pedro 1:7)


Atte.
Joaco
 
Re: Historias

El día en que Jesús guardó silencio

Aún no llego a comprender cómo ocurrió, si fue real o un sueño. Sólo recuerdo que ya era tarde y estaba en mi sofá preferido con un buen libro en la mano. El cansancio me fué venciendo y empecé a cabecear... en algún lugar, entre la semi-inconciencia y los sueños, me encontré en aquel inmenso salón.
No tenía nada en especial, salvo una pared llena de tarjeteros, como los que tienen las grandes bibliotecas.Los ficheros iban del suelo al techo y parecía interminable en ambas direcciones. Tenían diferentes rótulos, Al acercarme, me llamó la atención un cajón titulado:"muchachas que me han gustado". Lo abrí descuidadamente y empecé a pasar las fichas. Tuve que detenerme por la impresión, había reconocido el nombre de cada una de ellas: se trataba de las muchachas que a Mi me habían gustado. Sin que nadie me lo dijera, empecé a sospechar dónde me encontraba. Este inmenso salón con sus interminables ficheros, era un crudo catálogo de toda mi existencia.
Estaban escritas las acciones de cada momento de mi vida, pequeños y grandes detalles, momentos que mi memoria había ya olvidado. Un sentimiento de expectación y curiosidad, acompañádo de intriga, empezó a recorrerme mientras abría los ficheros al azar para explorar su contenido.
Algunos me trajeron alegría y momentos dulces; otros por lo contrario un sentimiento de vergüenza y culpa tan intensos, que tuve que volverme para ver si alguien me observaba. El archivo "Amigos" estaba al lado de "Amigos que traicioné" y "Amigos que abandoné cuando más me necesitaban". Los títulos iban de lo mundano a lo ridículo. "Libros que he leído". "Mentiras que he dicho","Consuelos que he dado","Chistes que conté". Otros títulos eran: "Asuntos por lo que he peleado con mis hermanos", "Cosas hechas cuando estaba molesto", "Murnuraciones cuando mamá me reprendía de niño" ."Videos que he visto"...
No dejaba de sorprenderme de los títulos.
En algunos ficheros habían más tarjetas de las que esperaba y otras veces menos de los que yo pensaba. Estaba atónito del volumen de información de mi vida que había acumulado.
¿Sería posible que hubiera tenido el tiempo de escribir cada una de esos millones de tarjetas? Pero cada tarjeta confirmaba la verdad. Cada una escrita con mi letra, cada una llevaba mi firma.
Cuando vi el archivo:"Canciones que he escuchado" quedé atónito al descubrir que tenía más de tres cuadras de profundidad, y ni así vi su fin.Me sentí avergonzado, no por la calidad de la música, sino por la gran cantidad de tiempo que demostra a haber perdido.
Cuando llegué al archivo:"Pensamientos lujuriosos" un escalofrío recorrió mi cuerpo. Sólo abrí el cajón unos centímetros, Me avergonzaría conocer su tamaño. .Saqué una ficha al azar y me conmoví por su contenido. Me sentí asqueado al constatar que "ese" momento, escondido en la oscuridad, había quedado registrado...
No necesitaba ver más... Un instinto animal afloró en mí. Un pensamiento dominaba mi mente: Nadie debe ver estas tarjetas jamás. Nadie debe entrar jamás a este salón. ¡Tengo que destruirlo!
En un frenesí insano arranqué un cajón, tenía que vaciar y quemar su contenido. Pero descubrí que no podía siquiera desglosar una sola del cajón. Me desesperé y traté de tirar con más fuerza, sólo para descubrir que eran más duras que el acero cuando intentaba arrancarlas. Vencido y completamente indefenso, devolví el cajón a su lugar. Apoyando mi cabeza en el interminable archivo, testigo invisible de mis miserias, empecé a llorar.
En eso, el título de un cajón pareció aliviar en algo mi situación:"Personas a las que les he compartido el Evangelio". La manija brillaba, al abrirlo, encontré menos de diez tarjetas. Las lágrimas volvieron a brotar de mis ojos. Lloraba tan profundo que no podía respirar. Caí de rodillas al suelo llorando amargamente, de vergüenza.
Un nuevo pensamiento cruzaba mi mente: nadie deberá entrar a este salón, necesito encontrar la llave y cerrarlo para siempre. Y mientras me limpiaba las lágrimas, lo vi.¡Oh. no! ¡Por favor, no! ¡Él no! ¡Cualquiera, menos Jesús!
Impotente, vi como Jesús abría los cajones y leía cada una de mis fichas. No soportaría ver su reacción. En ese momento no deseaba encontrarme con su mirada.
Intuitivamente, Jesús se acercó a los peores archivos. ¿Porqué tiene que leerlos todos?
Con tristeza en sus ojos, buscó mi mirada y yo bajé la cabeza de vergüenza.
Me llevé las manos al rostro y empecé a llorar de nuevo, El , se acercó, puso sus manos en mis hombros. Pudo haber dicho muchas cosas. Pero El no dijo una sola palabra. Allí estaba junto a mí, en silencio. Era el día en que Jesús guardó silencio...y lloró conmigo.
Volvió a los archivadores, y, desde un lado del salón, empezó a abrirlos, uno por uno, y en cada tarjeta firmaba su nombre sobre el mío.
-¡No!- le grité corriendo hacia Él. Lo único que atiné a decir fue solo ¡No!, ¡no!
Cuando le arrebaté la ficha de su mano. Su nombre no tenía porqué estar en esas fichas. No eran sus culpas. ¡Eran mías!
Pero allí estaba, escrito en un rojo vivo. Su nombre cubrió el mío, escrito con su propia sangre. Tomó la ficha de mi mano, me miró con una sonrisa triste y siguó firmando las tarjetas. No entiendo cómo lo hizo tan rápido. Al siguiente instante lo vi cerrar el último archivo y venir a mi lado. Me miró con ternura a los ojos y me dijo:"CONSUMADO ES. ESTÁ TERMINADO, YO HE CARGADO CON TU VERGUENZA Y TÚ CULPA."
En eso, salimos juntos del salón...Salón que aún permanece abierto...
Porque todabía faltan más tarjetas que escribir, Aún no sé si fué un sueño, una visión , o una realidad... Pero lo que sé estoy convencido, es que la próxima vez que Jesús vuelva a ese salón, encontrará más fichas de las que alegrarse y menos de las cuales arrepentirse.

Autor Desconocido

Aguila le manda esto.
Bendiciones Thithi.
 
Re: Historias

P A R Á B O L A

EL PRÍNCIPE Y EL LADRÓN

Érase una vez un rey que tenía un hijo. El príncipe era justo y bueno, al igual que su padre. Sin embargo, el príncipe ignoraba todo sobre la condición de su pueblo ya que no sabía cómo vivía la gente ni qué necesitaban, pues él vivía en palacio y rara vez vio a alguien que perteneciera al pueblo llano. Por ello, un día decidió vivir entre las gentes para estudiar su modo de vida y ver qué podría hacer por sus súbditos cuando él fuese rey. Con el permiso de su padre, dejó el palacio real y vivió entre el pueblo como si fuese un comerciante más. Nadie, excepto alguno de sus cortesanos, sabía que él era el príncipe disfrazado. Fue viviendo, pues, y ampliando su conocimiento hasta llegar a comprender los entresijos de sus vidas sociales y privadas, todo lo cual le permitió trazar planes y soluciones para servir mejor a su pueblo.

Como comerciante, tenía que tratar con toda clase de gente y por lo tanto se encontraba con toda suerte de caracteres y personalidades. Se sintió particularmente afligido al ver cómo muchos eran víctimas del engaño y del fraude, del egoísmo y de la crueldad, del robo y de la perversidad, eternas víctimas de aquellos que jamás renuncian al dinero. Con la ayuda de su padre se ofreció secretamente para compensar a las inocentes víctimas de aquellos personajes carentes de escrúpulos. No obstante, seguía apreciando a aquellos que se extraviaban por los caminos del mal y nunca dañó a quienes le engañaron y maltrataron. Siempre les perdonaba e intentaba ayudarles haciéndoles cambiar. Muchos se enderezaron y se convirtieron en ciudadanos respetuosos de la ley en el reino de su padre, mientras que otros no lo hicieron.

Ahora bien, había un ladrón que a menudo robaba sus ganancias a la gente inocente y les perjudicaba tanto que el príncipe no encontró más solución que encarcelarlo. Pero, cuando salió de prisión, el ladrón quiso vengarse de aquel príncipe disfrazado de comerciante. Se presentó en la cabaña donde habitaba el príncipe para robar cualquier cosa de valor, pero el príncipe le detuvo y le afeó su vergonzosa conducta: «Deberías trabajar duro y ganarte la vida de manera respetable», le dijo al ladrón. «Si necesitas cualquier cosa, deberías decírmelo y yo no rehusaría tu petición. Te labras tu propia desgracia dañando a personas inocentes y robándoles sus cosas. Eso no es justo. Crees que estás perjudicando a los demás, pero en realidad te estás haciendo daño a ti mismo. Si no cambias de manera de ser, ten la seguridad de que reclamarán tus responsabilidades el día del juicio. Por ello, en espera de que veas la locura de tus acciones, hoy te perdono por última vez. No necesito recordarte que no debes hablar de esto con nadie, pero aprovecha esta oportunidad que te doy. La próxima vez no escaparás al castigo».

Durante algún tiempo, el ladrón se mantuvo tranquilo. Pero pasados unos pocos meses, su antigua naturaleza reapareció con su cara más fea. Un día se fue a robar a un pueblo alejado, donde moraba una viuda que había perdido a su marido un año después de la boda. Ocurrió que después de la muerte del marido, nació su hijo. La muerte repentina del esposo querido fue una fuerte conmoción para ella y quedó sola y triste, pues no tenía parientes o amigos que la ayudaran. Pero como era una mujer devota y temerosa de Dios, encontró paz y felicidad en el culto y en la presencia de su Dios, incluso en medio de todas sus penalidades.

Su hijo vivaracho la ayudaba a olvidar las aflicciones del pasado. Le educó en la fe y en el amor y temor de Dios. Su paciencia soportó todas las penas y sinsabores, siempre trabajando muy duro para nutrir y educar a su hijo correctamente. En medio de sus imperiosas necesidades se enfrentó a muchas pruebas y tentaciones y, valientemente, las superó todas. En un cierto momento, cuando era tan pobre que no podía conseguir leche para su hijo, un malvado intentó aprovecharse de su situación y seducirla. Pero la madre veló y oró y, con la ayuda de Dios, permaneció fiel a lo que ella sabía era lo correcto.

Pasado el tiempo, el hijo de la viuda se había hecho un hombre y tenía la vida asegurada ya que desempeñaba un buen trabajo en la ciudad. Había dejado a su madre en el pueblo pero, fielmente, cada mes le mandaba dinero. Justo cuando sucede esta historia, el hijo había regresado a casa para visitar a su madre después de dos años de ausencia. Abrazándose, sus corazones rebosantes de gozo, los ojos inundados de lágrimas, formaban una escena maravillosa. Luego el hijo adorado, como señal de respeto y honor, cayó a los pies de su madre y puso ante ella todo el dinero que había ahorrado para que pudiese vivir sus días rodeada de confort y seguridad. La madre puso también al lado parte del dinero que recibía cada mes, pequeña suma que pensaba destinar a la boda de su hijo. Gozando de su largamente esperada reunión, pusieron los obsequios de su amor en una bolsa. Después se sentaron a la mesa, comieron y charlaron durante largo rato.

Más tarde se acostaron con el ánimo de levantarse y vivir la mañana siguiente con alegría y gratitud. Pero, ¡ay!, ambos ignoraban que antes de que el sol despuntase en los cielos del Este, sus anteriores lágrimas de gozo se trocarían en lágrimas de aflicción, pues mientras la viuda y su hijo dormían, el mismo ladrón, aquel al cual el príncipe había perdonado, se introdujo dentro de la cabaña buscando algo de valor. Justo cuando había descubierto la bolsa con las monedas, la viuda y su hijo se despertaron y le descubrieron. Pensando sólo en escapar con la bolsa, el ladrón les atacó con un afilado cuchillo. ¡Trágica escena! El hijo cayó muerto al suelo, en un charco de sangre. La pobre viuda apenas prestó atención a sus propias heridas. Gritó pidiendo ayuda hasta que se desmayó cayendo sobre el cuerpo de su hijo querido. Los vecinos acudieron corriendo para descubrir, perplejos y asombrados, al hijo muerto en el suelo y a la madre sin sentido yaciendo encima de él.

Por la mañana, la viuda se recuperó un poco de su desfallecimiento y tres o cuatro mujeres la ayudaron en la procesión funeral, mientras que los vecinos transportaban el ataúd del hijo hasta el cementerio del pueblo. Pero como, ya en la tumba, el ataúd resultaba tan tétrico, la madre se desmayó de nuevo. Cuando intentaron alzarla, advirtieron que la pobre mujer había exhalado su último suspiro. Muerta por la pena, fue enterrada con su hijo en la misma tumba. Todo el reino se sintió furioso al enterarse de la tragedia y fue ofrecida una generosa recompensa por la captura del culpable. Algunos sospechaban del ladrón, pero nadie tenía prueba alguna. Pasaron unos meses sin que la investigación progresara.

Casi al mismo tiempo llegó el día en que el rey se sintió muy enfermo y el príncipe volvió a palacio para cuidar de su padre. Unos días más tarde, el viejo rey moría y la noticia de su muerte afectó profundamente al pueblo, Después de los días de duelo público, el príncipe sucedió a su padre y fue coronado rey. En el día de su coronación, multitud de gentes acudieron desde todos los confines del reino. Muchos estaban asombrados al reconocer en el príncipe al hombre que había vivido entre ellos como un comerciante. Durante el reinado del nuevo soberano, todo el pueblo prosperó y el país entero progresó porque el rey conocía bien a sus gentes. Sabía por experiencia propia cómo tratar con ellos y cómo mejorar su condición.

Finalmente llegó el tiempo en que la perversidad debe recoger su cosecha de maldades. Un día, el ladrón estaba bebiendo y divirtiéndose en una taberna. Bebió más de la cuenta y pronto estuvo absolutamente borracho. Empezó a hablar estúpidamente y, sin darse cuenta de lo que estaba diciendo, confesó sus culpas: «Yo maté al hijo de la viuda y llevo con su dinero una vida regalada. Ahora desafío a cualquier hombre que se atreva a atraparme». Apenas había acabado de hablar, fue detenido y metido en la cárcel. Luego, cuando recuperó la conciencia, lamentó su estupidez e, inútilmente, intentó varias estratagemas para escapar a su destino.

Al día siguiente compareció ante la justicia, pero, vista la gravedad del delito, el juez remitió el caso al rey. Tan pronto el ladrón vio al rey, palideció como un fantasma. Supo que sería inútil tratar de hablar de cualquier otra cosa, pues reconocía en el rey al comerciante que se había apiadado de él. El rey le preguntó: «¿Me reconoces?» «Sí, majestad», respondió el ladrón. Después el rey le preguntó: «¿Deseas defenderte a ti mismo?» «No, no, majestad», se apresuró a decir el ladrón. El rey añadió: «Mira, yo te amonesté repetidamente, hace unos años, y te perdoné. Te di tiempo suficiente para que te reformaras y te convirtieras en un ciudadano respetuoso de la ley. Pero no me has escuchado. Has malgastado tus preciosas oportunidades y ahora es tu propio pecado quien te ha delatado. No solamente has revelado tu crimen sino que tus mismas palabras se vuelven contra ti. Con tu propio crimen has escrito tu propio destino». El ladrón fue conducido fuera de la presencia del rey, y ejecutado.

De la misma forma, nosotros seremos juzgados el último día, cuando Dios juzgue a los vivos y a los muertos. El Maestro vivió en la tierra como Hijo del Hombre. Nos conoció muy bien, a cada uno de nosotros. Nos dijo, a todos nosotros: «¡Es la hora del perdón! ¡Hoy es el día de la salvación!» Si somos indiferentes a una salvación tan grande como la que ahora nos ofrecen, nuestros pecados nos convertirán en verdaderos convictos y nos conducirán a la muerte.


Ensenanzas Del Maestro

Sundar Singh
 
Re: Historias

DYVA VILEENAM • la unidad con Dios

El hombre que busca: Sadhu-ji, tus enseñanzas prometen la liberación de las ligaduras que nos atan a este mundo. Por favor, dime más cosas sobre esta liberación espiritual.

Sadhu: Son muchos los que se admiran ante la ingenuidad humana y su capacidad para captar el poder del relámpago, del viento, de la luz y de todas las otras miríadas de fuerzas de la naturaleza. Vencer las pasiones y las seducciones de este mundo y conseguir el dominio de uno mismo, es en verdad un gran logro. Llevando una vida de oración, recibimos de Dios el regalo de morar en el reino de lo espiritual aunque sigamos permaneciendo en este mundo material. Si vivimos en la plegaria, no hay fuerza ni mal ni tentación que pueda vencernos. Permanecemos en segura comunión con Dios sin temor alguno. Si abandonamos el regalo de la plegaria, nos convertimos en una especie de animales domesticados, incapaces de reconocer nuestra propia imperfección, nuestra relación con Dios o nuestra responsabilidad ante nuestro prójimo.
Una vez el Maestro pidió a tres de sus seguidores que le acompañaran a una montaña. Allí experimentaron el reino espiritual con tal intensidad que, durante unos breves momentos, vieron una parte de la divina gloria del Maestro. Estaban tan cautivados por vislumbrar lo divino que desearon consagrar aquel lugar y quedarse allí. ¡Y cuánto más prodigioso será para nosotros, no ya la maravillosa contemplación de un instante, sino entrar plenamente en el reino espiritual y contemplar la eternamente luminosa majestad de Dios!

El hombre que busca: ¿Pero no está Dios en todas partes? ¿No podemos sentir la experiencia de Dios si estamos en comunión con la naturaleza y el mundo que nos rodea?

Sadhu: El agua y el petróleo vienen de la tierra. Y a pesar de que en algunos aspectos son parecidos, son opuestos en su naturaleza y en su propósito. Uno de ellos extingue el fuego, el otro da combustible al fuego. De modo parecido, el mundo y sus tesoros son creaciones de Dios junto con el alma y la sed de encontrar la verdad espiritual. Pero si intentamos saciar la sed de nuestra alma con la riqueza y el orgullo y los honores de este mundo, es como intentar extinguir el fuego con el petróleo. El alma sólo halla paz y contento en el Dios que la creó junto con sus vehemencias. Cuando nos volvemos hacia el divino Maestro, recibimos agua que satisface a nuestra alma. El agua es un manantial de vida espiritual que surge de lo más profundo de nosotros.
Es inútil buscar paz en las cosas de este mundo. Paz y satisfacción no se encuentran aquí. Es como el niño que encuentra una cebolla y la va pelando, hoja tras hoja, esperando encontrar un fruto dentro. Cuando ha quitado cada una de las capas internas, nada encuentra. De igual modo la existencia física y todo cuanto ella contiene, está vacía, hueca, hasta que encontramos la verdadera fuente de paz. El agua de la vida no puede contenerse en tanques terrestres, pero aquellos que se acerquen al Altísimo con corazón puro, hallarán la respuesta.

El hombre que busca: ¿Está usted diciendo que este mundo material es absolutamente malvado?

Sadhu: Debemos vivir en este mundo. Y podemos hacerlo sin perder nuestra verdadera naturaleza espiritual. Las cosas de este mundo no necesariamente nos dañan. En realidad, pueden ayudarnos a crecer espiritualmente. Pero esto sólo es posible si dirigimos continuamente nuestros corazones hacia el sol de la rectitud.
A veces nos metemos en un lugar mugriento, polucionado, y encontramos flores deslumbrantes que exhalan una dulce fragancia que mata el hedor que las rodea. Estas plantas se vuelven hacia el sol y reciben de la luz la sustancia de su vida. La inmundicia no las daña sino que en realidad las nutre y las cubre de mantillo para que puedan vivir mejor. Algo similar ocurre cuando oramos y volvemos nuestros corazones hacia el sol de la totalidad, hacia el sol de la unidad. Recibimos vida que nos da luz y calor para que nuestro florecimiento espiritual exhale una delicada fragancia. Flores delicadas en cuyo interior se engendran frutos imperecederos.
Cuando descuidamos nuestra vida espiritual, las cosas materiales que se nos ofrecen para nuestro sostén se convierten en una ponzoñosa maldición. El sol proporciona luz y calor para que las plantas puedan crecer y florecer, pero el mismo sol marchita y destruye la planta si sus raíces están un tiempo sin agua. De la misma forma, el aire es una fuente de vida y de fuerza, pero también su efecto catalizador las deteriora y pudre. Por ello debemos orar y estar atentos para quedar arraigados en la vida y no en la muerte.
Sabemos bien que no podemos vivir sin agua. Pero mientras que necesitamos y gastamos agua, debemos también cuidar de que no se escurra y resbalemos en ella. Del mismo modo, necesitamos las cosas del mundo material, pero debemos usarlas con precaución. Dios creó todo lo que hay sobre la tierra para que el hombre lo utilice. Pero no debemos sumergirnos en ello o se nos ahogará el aliento de la plegaria y moriremos.

El hombre que busca: No puedo captar el significado de vivir en el mundo sin que nosotros nos sumerjamos en él. ¿Puede aclararme esta cuestión?

Sadhu: Piense en el barco. Su medio es el agua, pero el agua no puede meterse dentro de él, pues sería catastrófico. Igualmente, es correcto y digno que vivamos en este mundo, y si estamos encima de la superficie, que podamos arribar al seguro puerto de la vida y ayudar también a los demás a alcanzarlo. Pero sería la muerte si el mundo penetrara en nuestros corazones. El ser espiritual nos mantiene el corazón libre para Aquél que lo ha creado.
Hay criaturas acuáticas que nadan en el agua, en constante contacto con ella, pero cuando alzan el vuelo sus plumas ya no tocan el agua. Otro tanto nos ocurre a nosotros con la plegaria: vivimos en constante contacto con el mundo material, pero cuando nos alzamos mediante la plegaria nuestros espíritus ascienden a la beatitud sin tacha ni pecado.
Las criaturas marinas viven toda su vida en agua salada. Sin embargo, cuando probamos su carne, notamos que no es salada. Lo mismo ocurre con nosotros. Si llevamos una vida activa de oración, si nos dirigimos constantemente hacia la fuente de toda vida, permaneceremos a salvo de la corrupta influencia del mundo.
Igual que las abejas sorben el jugo dulce de las flores y lo transforman en miel sin alterar ni su color ni su fragancia, nosotros sorbemos con la plegaria los gozos y beneficios de toda la creación. Así como las abejas extraen la miel de flores diversas y de lugares diversos, así nosotros extraemos pensamientos y experiencias de cada una de las partes de la creación y, en comunión con Dios, las guardamos como miel de verdad en nuestros corazones. Luego, con infinita paz de espíritu, saboreamos esa miel donde quiera que estemos.

El hombre que busca: Dado que nuestras almas están confinadas dentro de nuestros cuerpos materiales, ¿cómo podremos escapar alguna vez de la corrupta influencia del mundo material?

Sadhu: La salada agua del mar se evapora por el calor del sol y asciende al cielo. Allí se concentra y forma nubes que, llegado el momento, se rompen y el agua cae de nuevo sobre la tierra, ahora en forma de lluvia dulce y refrescante. Alzándose desde el mar, ha dejado tras ella toda traza de sal e impurezas. Es lo mismo que sucede con nuestros pensamientos y deseos a través de la plegaria. El sol de la virtud ilumina nuestras almas y las capacita para que nuestros pensamientos y deseos se alcen hacia el reino espiritual libres de toda impureza. Luego vuelven a nosotros trayéndonos frescor e innumerables bendiciones.
Algunas plantas cierran sus hojas y flores al llegar el crepúsculo, abriéndolas de nuevo al percibir la suave caricia del sol matinal. Utilizan las horas solares para asimilar luz y calor, lo cual las sostiene para soportar el frío y la oscuridad de la noche. De la misma forma, si nosotros abrimos nuestros corazones a la luz de la virtud, quedamos a salvo de los peligros y dificultades a que nos somete la oscuridad, y nos desarrollamos en la plenitud del Maestro.
Algunas criaturas poseen una estructura tan delicada que hasta la salpicadura de una ola las haría añicos. Son tan sensitivas a la atmósfera de su alrededor que, si se produjera cualquier cambio en el tiempo, se sumergirían en las profundidades del océano para escapar del alcance de tormentas y olas. Nosotros también somos sensibles a la atmósfera que nos rodea. Cuando la tormenta del mal nos amenaza con apartarnos de la rectitud, debemos sumergirnos profundamente en el océano del amor de Dios, en cuyo seno reina eternamente la calma.

El hombre que busca: ¿Es pues verdad, sadhu bienamado, que uno puede experimentar una protección milagrosa a través de la plegaria?

Sadhu: He sufrido muchos peligros durante mis viajes, a menudo porque personas intolerantes deseaban encontrar la forma de lastimarme. Una vez, en Kailas, pregunté por la dirección de unos amigos. La gente del pueblo, deliberadamente, me dirigió hacia el peligroso camino de la jungla. Conforme se hacía de noche, vi un río que me cerraba el paso. Más allá no se veía ninguna aldea. Casi ya en plena oscuridad, podía oír los sonidos de los animales salvajes moviéndose cerca de mí. Como no había forma de cruzar el río, me senté y oré, pensando que tal vez habría llegado mi hora. Cuando levanté la mirada, vi a un hombre en la otra orilla, junto a un fuego. El hombre me dijo: «¡No se asuste! Voy a ir en su ayuda». Yo estaba atónito viéndole caminar decidido sobre las rápidas aguas del río. Llegó a mi orilla y dijo: «Súbase a mis hombros y no tenga miedo». Y tan fácilmente como antes, conmigo a sus hombros, caminó sobre la corriente de las aguas y cruzamos el río. Me soltó en la orilla y caminé a su lado hasta que de pronto vi que el hombre y el fuego habían desaparecido.
Otra tarde, una multitud enfurecida, armada con palos, trataba de echarme de un pueblo. Me empujaron hacia la selva hasta que una roca me cortó el paso y no pude ir más allá. Allí, se agazaparon entre las piedras a la espera de atacarme y golpearme hasta morir. Pero nada sucedió. Después de permanecer quieto un rato, miré a mí alrededor y no vi señal de mis enemigos. Encendí fuego, limpié mis heridas y me eché a dormir en aquel mismo lugar. Por la mañana, desperté y vi a varios hombres mirándome desde lejos, atemorizados. Se acercaron con precaución y me ofrecieron alimento y bebida, preguntándome: «Sadhu-ji, ¿quiénes eran aquellos hombres vestidos de ropas relucientes que permanecieron a tu alrededor toda la noche?»
Una vez, en una ciudad del Tibet llamada Rasar, fui conducido ante el Lama y acusado de herejía porque había expuesto libremente las obras del Maestro para librarnos del pecado. Una turba furiosa me llevó hasta el otro extremo de la ciudad, me arrancaron todas mis ropas y me arrojaron dentro de un pozo seco, cuya boca cerraron con una tapa. Me había roto el brazo en la caída, pero peor que el dolor era el olor de aquel agujero. Muchos otros habían sufrido el mismo destino y, cuando caí en aquel lugar oscuro al que había sido arrojado, pude sentir huesos y carne corrupta. El olor era de lo más hediondo. Me sentía en los infiernos. Y entonces me asaltó la duda. «¿Dónde está ahora el Maestro? ¿Por qué ha permitido que suceda esto?» Pero, al mismo tiempo, noté una sensación de paz, la certeza de que el Maestro estaba allí conmigo.
No sé cuánto tiempo estuve en el pozo, tal vez dos o tres días, cuando oí cómo algo chirriaba sobre mi cabeza. Alguien estaba moviendo la tapa que cerraba el pozo. Descendió una cuerda y una voz me ordenó que me agarrara fuertemente a ella. Hice acopio de las escasas fuerzas que me quedaban y fui izado. Caí en la tierra, respirando el aire fresco, y pude oír cómo el pozo era cerrado de nuevo. Cuando miré a mí alrededor, no había nadie. No sabía quién me había rescatado, pero en mi corazón tenía la seguridad de que había sido el Maestro.
Al día siguiente, fui de nuevo al pueblo y me puse a enseñar a aquellos que quisieron escucharme. Algunos me detuvieron y me condujeron de nuevo ante el Lama, al cual expliqué la historia de mi rescate. El lama estaba muy furioso y ordenó que descubrieran al hombre que había cogido la llave de la tapa del pozo. Pero cuando vieron que la llave seguía colgada en su sitio, el Lama enmudeció. Luego, me ordenó que saliera inmediatamente del pueblo, porque temía que mi Maestro le castigara a él y a toda su gente.

El hombre que busca: Me resulta difícil creer que cosas tan sorprendentes sean posibles. ¿Cómo podemos hacer que, mediante la plegaria, Dios altere el curso natural de los acontecimientos?

Sadhu: La mente científica no puede entender cómo el autor de la vida tiene también en sus manos las leyes de la naturaleza que él mismo ha creado. Porque es Dios quien establece las leyes de la naturaleza. Y por ello sería una locura sugerir que los milagros violan las leyes de la naturaleza. En verdad hay leyes superiores de las cuales conocemos muy poco o nada. A través de la plegaria, gradualmente podemos conocer cuáles son esas leyes superiores. Por ello nosotros entendemos que los milagros no solamente son posibles sino también naturales.
En lugares muy fríos, es habitual que la superficie del río se hiele mientras que, por debajo de ella, el agua sigue corriendo. Yo he cruzado muchas veces ríos helados, con toda seguridad y fácilmente. Pero si viajo por regiones tropicales y le cuento a la gente que hay lugares donde los ríos tienen puentes de agua sólida y que se puede cruzar de orilla a orilla sin problema alguno, como yo he hecho personalmente tantas veces, moverán la cabeza con conmiseración y me dirán que tal cosa es imposible. Del mismo modo, aquellos cuya vida la basan únicamente en los sentidos y en la razón, están completamente ignorantes respecto a la vida espiritual y en cuanto a conocer qué cosas resultan posibles mediante la plegaria.
Dios es espíritu y los caminos de Dios son espirituales. Las cosas espirituales no pueden ser captadas por la razón humana. Solamente pueden ser vistas con los ojos del espíritu. El mayor milagro es nacer en espíritu. Ésta es la experiencia de la paz verdadera. Una vez, personalmente, tuve la experiencia del Maestro pasando a través del tremendo ciclo sin fin del pecado y de la muerte para librarnos a nosotros los hombres de nuestra naturaleza pecadora: una experiencia que nos revela que todas las cosas son posibles con Dios. Una vez hemos experimentado el mayor de los milagros, todos los otros milagros nos parecen en comparación pequeños. Que una pobre alma, agitada, impura y caída, pueda recibir de Dios el perdón y saboree la paz del Maestro, éste sí es el milagro de los milagros. Quien quiera que crea en este milagro, creerá en todos los milagros.
Agitada por el miedo, la rabia o la locura, una persona puede acometer una proeza tan extraordinaria que su acción —como romper una gruesa cadena de acero— parece situarse más allá de toda fuerza humana. En realidad, esta fuerza misteriosa está latente en todo cuerpo humano, pero sólo se manifiesta cuando toda la energía y concentración de la mente y el cuerpo se canalizan hacia un único propósito. En la meditación, nuestra fuerza espiritual se canaliza de forma similar. El poder divino fluye a través de nosotros, rompiendo las cadenas del pecado y espoleándonos para acometer las más maravillosas proezas espirituales. ¡Pero, cuidado! No olvidemos el poder de los cañones y de las bombas que siembran destrucción y devastación. Los poderes del espíritu también pueden ser utilizados para malvados propósitos.

El hombre que busca: ¿Dios nos concede verdaderamente aquello por lo cual oramos?

Sadhu: Algunas personas creen que nosotros alteramos los planes de Dios mediante la plegaria, pero en realidad no son sus planes sino nuestros corazones los que cambian. El insatisfecho potencial de nuestra alma se esfuerza por llegar más allá de las limitaciones que impone esta imperfecta vida. Cuando un pájaro pone sus huevos y los anida y les da calor, dentro de ellos sólo hay un líquido amorfo. Pero mientras la madre sigue cubriéndolos con su cuerpo, el líquido que hay dentro de los huevos se transforma. Se solidifica y adquiere la forma de la madre. Del mismo modo, nuestras plegarias no hacen cambiar a Dios. Más bien, somos nosotros quienes nos transformamos en la gloria y en la imagen de Dios.
No rezamos para informar a Dios de nuestras necesidades. Rezamos con la finalidad de abrir nuestros corazones a Aquél que nos da todas las bendiciones. Cuando el Maestro al morir dejó a sus discípulos, no vertió el Espíritu dentro de ellos aquel mismo día. Sus discípulos necesitaban un período de especial preparación interior antes de que estuvieran a punto de recibir semejante regalo. Si nosotros obtuviéramos la bendición de Dios sin esperarla y sin estar adecuadamente preparados para recibirla, no sabríamos apreciar ni el don ni la espera. Fue lo que le ocurrió a Saúl, el primer rey de Israel. No buscaba servir a Dios, solamente le preocupaba no perder sus asnos. Así, cuando recibió el espíritu de Dios y fue ungido como rey, interiormente no estaba preparado. Y a causa de ello, pronto perdió la unción y el reino.

El hombre que busca: ¿Cuál es, pues, la plegaria verdadera?

Sadhu: Cuando vemos una grulla o una garza inmóviles en la orilla de un lago o de un estanque, podemos pensar que ambas meditan sobre la belleza del agua. ¡Pero no es así! Están quietas allí, sin moverse durante horas, pero tan pronto ven una rana o un pececillo, se abalanzan y lo devoran con gula. Mucha gente tiene una impresión parecida de la plegaria y de la meditación. Asentados en la orilla del ilimitado océano que es el amor de Dios, realmente no piensan en su majestad o en la divina gracia que nos limpia del pecado y satisface el hambre del alma. Así que están consumidos por el pensamiento de recibir algo para ellos mismos, algún bocado que gratifique su autoindulgencia. Habiendo visitado la fuente de la verdadera paz y la bendición, se equivocan al apreciarla y por tanto se dan a sí mismos efímeros placeres.
La esencia de la plegaria no consiste en pedir cosas, sino en abrir el corazón a Dios. Rezar es el continuo abandono en Dios. Es lo que desea el mismo Dios, el dador de vida. Orar es la comunión con Dios, recibirle a Él, que es el dispensador de todos los buenos dones. Orar es vivir una vida de amistad en Él. Es respirar y vivir en Dios.
Un niño pequeño corrió hacia su madre exclamando: «¡Mamá, mamá!» El niño, no necesariamente estaba pidiendo algo en particular. Sólo deseaba estar cerca de su madre, sentarse en su regazo o seguirla a través de la casa. El niño buscaba por puro placer el estar cerca de ella, hablarle, oír su voz. Esto es lo que le hacía feliz. Es el mismo placer que encuentran aquellos que son verdaderamente hijos de Dios. No les preocupa el hecho de pedir bendiciones espirituales para ellos mismos. Sólo desean sentarse a los pies del Maestro. Sólo con vivir a su lado, palpándole, se sienten supremamente felices.
El clima determina la forma, el color y el crecimiento de las plantas y las flores. En la jungla, a menudo vemos insectos que han adquirido la forma y el color de las verdes hojas con las que se alimentan. En las nieves del Norte, la piel del oso polar tiene la misma blancura de la nieve. El tigre de Bengala luce franjas en la piel, como los macizos de juncos donde vive. Del mismo modo, nuestro medio espiritual nos afecta a nosotros mismos. Si permanecemos en comunión con Dios, nuestros hábitos y disposición, e incluso nuestra apariencia, cambian totalmente. Rezar significa que hablamos con Dios, que estamos en comunión con Él y que somos transformados a su imagen y semejanza: comenzamos a adquirir una naturaleza gloriosa e incorruptible.

El hombre que busca: ¿El objetivo de la plegaria es perder nuestra individualidad y disolvernos en la identidad con Dios?

Sadhu: Nosotros hemos sido creados a imagen de Dios. Nuestro destino es ser restaurados en aquella imagen. Él viene a nosotros a través del Maestro para restaurarnos en la divina naturaleza de Dios. De esta forma el Maestro nos transforma en llamas de fuego espiritual. Convertirse en fuego espiritual significa llegar a ser como Dios. Hasta la más pequeña llama de fuego es fuego y posee todas las cualidades del fuego. Pero esto no significa que nuestro espíritu sea el Espíritu de Dios, como algunos panteístas y filósofos suponen. Nosotros no somos fragmentos del Espíritu de Dios. Nosotros no somos Dios. Dios es distinto de nosotros, pero nuestras almas sólo pueden hallar la paz en la identificación con Dios.
Una esponja está en el agua y el agua empapa la esponja, pero el agua no es la esponja ni la esponja es el agua. De la misma forma, cuando yo mismo me sumerjo en Dios, Dios llena mi corazón y estoy en completa unión con Dios, pero yo no soy Dios y Dios no es yo. Somos distintos aunque no separados.
Las personas son muy diferentes unas de otras —en carácter, en tempera¬mento, en capacidades—, aunque todas fuimos creadas a imagen de Dios. Realmente, si todas las flores del mundo fueran del mismo color y del mismo perfume, la faz de la tierra perdería su encanto. Cuando los rayos del sol pasan a través de un cristal coloreado, el color no cambia pero refleja y revela sus variados colores, su verdadero encanto. Asimismo el sol de la rectitud resplandece a través de los variados caracteres de hombres y mujeres espirituales, revelando la ilimitada gloria y amor de Dios.

Ensenanzas Del Maestro

Sundar Singh​



2 Corintios 3:16

Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.

2 Corintios 3:17

Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu
del Señor, allí hay libertad.


2 Corintios 3:18

Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como
en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de
gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu
del Señor.


Bendiciones
 
Re: Historias

Amado Greivin,
Muchas gracias por compartirme esta historia, es bellísima, y por ello la comparto aquí en el foro esperando pueda ser de tanta bendición como lo fue para mí.

Una vez más, gracias hermano, y que el Señor te siga usando y bendiciendo.

Atte.
Joaco <><

El corazón de un niño
Mañana en la mañana abriré tu corazón le explicaba el cirujano a un niño. Y
el niño interrumpió:
-¿Usted encontrará a Jesús allí?-

El cirujano se quedó mirándolo, y continuó:
-Cortaré una pared de tu corazón para ver el daño completo.-

-Pero cuando abra mi corazón, ¿encontrará a Jesús ahí?-, volvió a Interrumpir el niño.

El cirujano se volvió hacia los padres, quienes estaban sentados tranquilamente.

-Cuando haya visto todo el daño allí, planearemos lo que sigue, ya con tu
corazón abierto.-

-Pero, ¿usted encontrará a Jesús en mi corazón?

La Biblia bien claro dice que Él vive allí. Las alabanzas todas dicen que Él vive allí.... ¡Entonces usted lo encontrará en mi corazón!

El cirujano pensó que era suficiente y le explicó:

-Te diré que encontraré en tu corazón. Encontraré músculo dañado, baja
respuesta de glóbulos rojos, y debilidad en las paredes y vasos.

Y aparte me daré cuenta si te podamos ayudar o no.-

- ¿Pero encontrará a Jesús allí también? Es su hogar, Él vive allí, siempre está conmigo.-

El cirujano no toleró más los insistentes comentarios y se fue. Enseguida
se sentó en su oficina y procedió a grabar sus estudios previos a la cirugía:
- aorta dañada, vena pulmonar deteriorada, degeneración muscular cardiaca masiva. Sin posibilidades de trasplante, difícilmente curable.-

- Terapia: analgésicos y reposo absoluto. Pronóstico:- tomó una pausa y en
tono triste dijo: -muerte dentro del primer año.- Entonces detuvo la grabadora

-Pero, tengo algo más que decir: - ¿Por qué? pregunto en voz alta -¿Por
qué hiciste esto a él?

Tú lo pusiste aquí, tú lo pusiste en este dolor y lo has sentenciado a una muerte temprana. ¿Por qué?

De pronto, Dios, nuestro Señor habló a su corazón y le contestó:

-El niño, mi oveja, ya no pertenecerá a tu rebaño porque él es parte del
mío y conmigo estará toda la eternidad.

Aquí en el cielo, en mi rebaño sagrado, ya no tendrá ningún dolor, será confortado de una manera inimaginable para ti o para cualquiera. Sus padres un día se unirán con él, conocerán la paz y la armonía juntos, en mi reino y mi rebaño sagrado continuará creciendo.-

El cirujano empezó a llorar terriblemente, pero sintió aun más rencor, no
entendía las razones. Y replicó:
- Tú creaste a este muchacho, y también su corazón ¿Para qué? ¿Para que muera dentro de unos meses?-

El Señor le respondió:
-Porque es tiempo de que regrese a su rebaño, su tarea en la tierra ya la
cumplió.

Hace unos años envié una oveja mía con dones de doctor para que ayudara a sus hermanos, pero con tanta ciencia se olvidó de su Creador.

Así que envié a mi otra oveja, el niño enfermo, no para perderlo sino para que regresara a mí aquella oveja perdida hace tanto tiempo.

El cirujano lloró y lloró inconsolablemente.

Días después, luego de practicar la cirugía, el doctor se sentó a un lado de la cama del niño; mientras que sus padres lo hicieron frente al médico.

El niño despertó y murmurando rápidamente preguntó:
-¿Abrió mi corazón?-

-Si- dijo el cirujano

-¿Qué encontró?- preguntó el niño

-Tenías razón, encontré allí a Jesús-
 
Re: Historias

¡EL HIJO, EL HIJO!, ¿QUIEN SE LLEVA EL HIJO?

Un hombre rico y su hijo tenían gran pasión por el arte. Tenían de todo en su colección, desde Picasso hasta Rafael. Muy a menudo, padre e hijo se sentaban juntos a admirar las grandes obras de arte.

Cuando el conflicto de Vietnam surgió, el hijo fue a la guerra. Fue muy valiente y murió en la batalla mientras rescataba a otro soldado. El padre recibió la noticia y sufrió profundamente la muerte de su único hijo. Un mes más tarde, justo antes de la Navidad, alguien tocó a la puerta. Un joven con un gran paquete en sus manos le dijo al padre:
-Señor, usted no me conoce, pero yo soy el soldado por quien su hijo dio la vida. El salvó muchas vidas ese día, y me estaba llevando a un lugar seguro cuando una bala le atravesó el pecho, muriendo así instantáneamente. El hablaba muy a menudo de usted y de su amor por el arte.- El muchacho extendió el paquete: -Yo se que esto no es mucho. Yo no soy un gran artista, pero creo que su hijo le hubiera gustado que usted recibiera esto.-

El padre abrió el paquete. Era un retrato de su hijo pintado por el soldado. El contemplo con profunda admiración la manera en que el soldado había capturado la personalidad de su hijo en la pintura. El padre estaba tan atraído por la expresión de los ojos de su hijo que lo suyos propios se arrasaron de lágrimas. Le agradeció al joven soldado y ofreció pagarle por el cuadro. -Oh no señor, yo nunca podría pagarle lo que su hijo hizo por mí. Es un regalo.-

El padre colgó el retrato arriba de la repisa de su chimenea. Cada vez que los visitantes e invitados llegaban a su casa, les mostraba el retrato de su hijo antes de mostrar su famosa galería. El hombre murió unos meses más tarde y se anunció una subasta para todas las pinturas que poseía. Mucha gente importante y de influencia acudió con grandes expectativas de hacerse con un famoso cuadro de la colección. Sobre la plataforma estaba el retrato del hijo. El subastador golpeó su mazo para dar inicio a la subasta.
-Empezaremos los remates con este retrato de el hijo. ¿Quién ofrece por este retrato?- Hubo un gran silencio.

Entonces una voz del fondo de la habitación gritó: -¡Queremos ver las pinturas famosas! Olvídense de esta- Sin embargo el subastador persistió: -¿Alguien ofrece algo por esta pintura? ¿$100 dólares?, ¿$200 dólares?- Otra voz gritó con enojo: -¡No vinimos por esta pintura! Venimos a los Van Goghs, los Rembrants. ¡Vamos a las ofertas de verdad!- Pero aún así el subastador continuaba su labor: -¡El Hijo, El Hijo! ¿Quién se lleva El Hijo?-

Finalmente, una voz se oyó desde muy atrás del cuarto: -¡Yo doy $10 dólares por la pintura!- Era el viejo jardinero del padre y del hijo, siendo este muy pobre, era lo único que podía ofrecer. -¡Tenemos $10 dólares!, ¿quién da $20?-, gritó el subastador. -¡Dásela por $10, muéstranos de una vez las obras nuestras!- dijo otro exasperado. -¡Diez dólares es la oferta! ¿Dará alguien $20? ¿Alguien da $20?- La multitud se estaba poniendo bien enojada. No querían la pintura de El Hijo. Querían las que representaban una valiosa inversión para sus propias colecciones. El subastador golpeó por fin el mazo: -Va una, van dos, ¡VENDIDA por $10 dólares!-

Un hombre que estaba sentado en segunda fila grito feliz: -¡Ahora empecemos con la colección!- El subastador soltó su mazo y dijo: -Lo siento mucho damas y caballeros, pero la subasta llegó a su final.- -Pero, ¿qué de las pinturas?-. -Lo siento. Cuando me llamaron para conducir esta subasta, se me dijo de un secreto estipulado en el testamento del dueño. Yo no tenía permitido revelar esta estipulación hasta este preciso momento. Solamente la pintura de EL HIJO sería subastada. Aquel que la comprara heredaría absolutamente todas las posesiones de este hombre, incluyendo las famosas pinturas. ¡El hombre que compró EL HIJO se queda con todo!-


Reflexión: Dios nos ha entregado a Su Hijo quien murió en una cruz a causa de nuestros pecados, y resucitó para que tengamos vida eterna. Así como el subastador, su mensaje hoy es: “¡El Hijo, El Hijo, ¿Quién se lleva EL HIJO?”

Quien ama a el Hijo lo tiene todo.

“Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura” (Mateo 6:33)
 
Re: Historias

wow!

Que hermosa historia, impactante.

Un abrazo!
 
Re: Historias

lulis dijo:
wow!

Que hermosa historia, impactante.

Un abrazo!
Lulis,
Que bueno que te gustó. A mí también me pareció impactante, por eso la compartí. Y ahora comparto otra que también me gustó mucho, a ver si también te gusta a tí.

Atte.
Joaco

El Anillo

Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. Cómo puedo mejorar? Qué puedo hacer para que me valoren más? El maestro sin mirarlo, le dijo: Cuanto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema.

Quizá después... - y haciendo una pausa agregó: si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este problema con más rapidez y después talvez te pueda ayudar. Encantado, -maestro- titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.

Bien, asintió el maestro. Se quitó el anillo en el dedo pequeño, y dándoselo al muchacho, agregó: toma el caballo que está allá afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió.

Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta. Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado, más de cien personas, abatido por su fracaso montó su caballo y regresó.

Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro! Podría entonces habérsela entregado él mismo al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.

Entró en la habitación.

-Maestro- dijo - lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto al valor del anillo.

Que importante lo que dijiste joven amigo, - contestó sonriente el maestro. -Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero.

Quién mejor que él para saberlo?

Dile que quisieras vender el anillo

y pregúntale cuánto te da por él.

Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar.

El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo:

-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo dar más de 58 monedas de oro por su anillo.

-58 MONEDAS! Exclamó el joven.

-Sí, replicó el joyero- yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé.... si la venta es urgente...

El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.

-Siéntate- dijo el maestro después de escucharlo. -Tu eres como este anillo: una joya, valiosa y única y como tal, sólo puede revaluarte un verdadero experto. Qué haces pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño.


Reflexión:
Todos somos como esta joya, valiosos y únicos, tal vez algo golpeados, sucios y marcados por el pecado, y andamos por los mercados de la vida pretendiendo que gente inexperta nos valore. Pero ya alguien nos ha valorado, y ha pagado el precio por nosotros, y es capaz de restaurarnos para recobrar la hermosura y el brillo con que fuimos hechos.

Nuestro valor no depende de las opiniones de los demás, ni siquiera de nuestra propia opinión, nuestro valor depende de Aquel que nos creó. Y Él fijó que eramos valiosísimos para Él, Él precio que Él estuvo dispuesto a pagar por nosotros fue elevadísimo, un precio de sangre, la preciosa sangre de Jesús derramada en la cruz del calvario para rescate nuestro.

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Jn 3:16)

"De tal manera..."
"De tal manera..." que no le importó sufrir.
"De tal manera..." que no le importó someterse a las flaquezas humanas.
"De tal manera..." que no le importó tomar sobre sí nuestros pecados como si fueran propios.
"De tal manera..." que no le importó asumir nuestra culpa.
"De tal manera..." que no le importó morir de la manera más afrentosa.
"De tal manera..." que no le importó ser despreciado y humillado y ser objeto de escarnio.
"De tal manera..." que no le importó ser expuesto desnudo a la vista de los curiosos.

El Dios omnipotente, colgado como un maldito...Indefenso y escarnecido por las criaturas que vino a salvar.

¿Por qué lo hizo?

Lo hizo por amor de ti y de mí, por que le importamos, porque somos valiosos para Él.

Nos enseñó el camino del amor desinteresado, dándonos ejemplo, para que nosotros nos amemos también mutuamente de esa manera y para que, arrepentidos, rindamos nuestra vida a aquel que pagó por ella dandonos una vida nueva, valiosa, con significado y con propósito.

¿Tienes tú esa vida que Él ofrece? ¿Has experimentando el amor de Dios en esta magnitud? ¿Has entendido cuán importante eres para Dios?

¿Qué esperas? Agradecele por todo lo que hizo por tí y reconocele como Señor y Salvador.
 
Re: Historias

AMOR ES AYUDAR A OTROS
Una maestra de párvulos trataba de explicar a los niñitos de su clase lo que es el amor; pero no podía, y por saber lo que decían sus pequeños alumnos, les preguntó qué es el amor. Entonces una niñita de seis años de edad se levantó de la silla y fue hasta la maestra, la abrazó, la beso y le declaró:
-Esto es amor-

En seguida la maestra dijo: -Esta bien; pero el amor es algo más. ¿Que es ese algo?-

La misma niña después de un rato de estar pensando, se levantó y comenzó a poner en orden las sillitas que estaban fuera de lugar que les correspondía, limpió bien el pizarrón levantó unos papeles que estaban en el suelo, arreglo los libros que estaban en desorden sobre una mesa; y en seguida, con aire de satisfacción, dijo a su maestra:
-Amor es ayudar a otros-


Reflexión:
Definitivamente, la niñita tenía razón. Cuando alguien te ama de verdad...
  • Es lento para perder la paciencia contigo
  • Toma las circunstancias de tu vida y las usa de una forma constructiva para tu crecimiento
  • Está de parte tuya; quiere verte madurar y desarrollarte en el amor
  • Le duele profundamente cuando pierdes el camino, pero te orienta a seguir la senda correcta
  • Sigue confiando en ti cuando a veces tú ni siquiera confías en ti mismo
  • Trabaja pacientemente contigo porque te ama y corrige de tal manera que cuesta entender la profundidad del cuidado que tiene por ti
  • Nunca te abandona aunque muchos de tus amigos lo hagan
  • Se queda a tu lado cuando llegas al fondo de la desesperación, y no te juzga sino que te ve con total justicia, hermosura y amor
Esta es justamente la manera en que Dios te ha amado. Esto es justo lo que hace por tí: ayudarte.

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16)

La manera en que Dios nos ama es demasiado grande para comprender. Sin escatimar nada con tal de manifestar a los seres humanos su aprecio, su interés y el deseo de que nos relacionemos con él. El amor de Dios no solo debemos entenderlo en el sentido de intensidad, sino también del alcance, es para todos y cada uno de nosotros. Dios no hace acepción de personas y ese amor está disponible para todos y cada uno de nosotros. Para tí, para mí

Se nos dice que fue mucho el amor de Dios, pero además se nos indica que es un amor dispuesto a dar lo MÁS preciado de Él por los que ama. Su propia vida, que es la de Jesús. Esto nos muestra la magnitud del amor de Dios. El amor verdadero - el amor de Dios – se puede ver en lo que hace. No es "de palabra ni de lengua" (1 Juan 3:18), sino de hechos.

No se trata de que Dios amó lo suficiente para poder dar, sino que Dios amó, y por eso dio. Su amor no es un sentimiento vago ni pasajero, sino un amor comprometido, que actúa.

A lo largo de la historia Dios siempre toma la iniciativa para acercarse a los seres humanos, y en esta vez tampoco es la excepción y decide DAR a su Hijo. DAR significa entregarse totalmente, viniendo a nacer de una manera asombrosa y para cumplir un objetivo específico: Salvarnos del poder del pecado y de la muerte eterna a la que indudablemente se dirige la humanidad. En el más puro estilo de Juan, el verbo “dio” tiene dos significados. Dios dio a Su Hijo, enviándole al mundo, pero también dio al Hijo en la cruz. La cruz nos muestra también el amor del Padre.

Dios aborrece nuestro pecado y debe castigarlo. Él sabe que nosotros no podemos pagar tal alto precio por el pecado de nuestras vidas que movido por Su amor se da así mismo en Jesucristo como el mejor regalo que jamás se ha dado a la humanidad.

Este maravilloso regalo está disponible para ti el día de hoy, Dios te lo ofrece ¿Qué harás? Solo tienes dos opciones: rechazarlo o recibirlo.

Si decies recibirlo ¿qué esperas? Dicelo ahora mismo, dale las gracias, y gozate de este precioso regalo.

Atte.
Joaco
 
Re: Historias

Paz, mis hermanos
Lei esta historia en un blog que leo, "Al pie de la Cruz", y me acorde de vosotros, para compartirla:​

UNA MOSCA

Había una vez una Mosca que todas las noches soñaba que era un Águila y que se encontraba volando por los Alpes y por los Andes.
En los primeros momentos esto la volvía loca de felicidad; pero pasado un tiempo le causaba una sensación de angustia, pues hallaba las alas demasiado grandes, el cuerpo demasiado pesado, el pico demasiado duro y las garras demasiado fuertes; bueno, que todo ese gran aparato le impedía posarse a gusto sobre los ricos pasteles o sobre las inmundicias humanas, así como sufrir a conciencia dándose topes contra los vidrios de su cuarto.
En realidad no quería andar en las grandes alturas o en los espacios libres, ni mucho menos.
Pero cuando volvía en sí lamentaba con toda el alma no ser un Águila para remontar montañas, y se sentía tristísima de ser una Mosca, y por eso volaba tanto, y estaba tan inquieta, y daba tantas vueltas, hasta que lentamente, por la noche, volvía a poner las sienes en la almohada.

(Tomado de La oveja negra y demás fábulas, México, Era, 1969.)

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Re: Historias

¡Papá tengo hambre!

Pasaba del medio día, el olor de pan caliente invadía aquella calle, un sol escaldante invitaba a todos a un refresco. Ricardito no aguantó el olor rico del pan y dijo: ¡¡¡Papá tengo hambre!!! El padre; Agenor, sin tener un centavo en el bolsillo, caminando desde muy temprano buscando un trabajo, mira con los ojos mareados al hijo y le pide un poco más de paciencia...
- Pero papá, ¡desde ayer no comemos nada, tengo mucha hambre, papá!
Avergonzado, triste y humillado en su corazón de padre, Agenor le pide al hijo esperar en la vereda mientras entra en la panadería que estaba enfrente.
Al entrar se dirige a un hombre en el balcón: Señor, estoy con mi hijo de tan sólo 6 años en la puerta, con mucha hambre, no tengo ninguna moneda, pues salí temprano para buscar un empleo y nada encontré, le pido que en el nombre de Jesús me dé un pan para que yo pueda matar el hambre de ese niño, en cambio puedo barrer el piso de su establecimiento, lavar los platos y vasos, u otro servicio que usted necesite.
A Amaro; el dueño de la panadería le extraña que aquel hombre de semblante calmo y sufrido, pida comida a cambio de trabajo y pide que llame al hijo...
Agenor toma al hijo de la mano y lo presenta a Amaro, que inmediatamente pide que los dos se sienten junto al mostrador, donde manda servir dos platos de comida del famoso PLATO DEL DIA: ARROZ, FRIJOLES, CARNE MOLIDA Y HUEVO.
Para Ricardito era un sueño, comer después de tantas horas en la calle... Para Agenor, un dolor más, ya que comer aquella comida maravillosa lo hacía recordar a la esposa y a dos hijos más que quedaron en casa solamente con un puñado de arroz... Gruesas lágrimas bajaban de sus ojos ya en el primer bocado. La satisfacción de ver a su hijo devorando aquel plato simple como si fuera un manjar de los dioses, y el recuerdo de su pequeña familia en casa, fue demasiado para su corazón tan cansado de más de 2 años de desempleo, humillaciones y necesidades... Amaro se aproxima de Agenor y percibiendo su emoción, bromea para relajar: ¡Oh, María!!! Tu comida debe estar muy fea... Mira a mi amigo, ¡hasta está llorando de tristeza de ese plato.
Inmediatamente, Agenor sonríe y dice que nunca comió comida tan apetitosa, y que agradecía a Dios por tener ese placer... Amaro pide entonces que el tranquilice su corazón, que almorzase en paz y después conversarían acerca de trabajo... Más confiadamente, Agenor seca las lágrimas y empieza a almorzar, ya que su hambre ya estaba en las espaldas... Después del almuerzo, Amaro invita Agenor para conversar en los fondos de la panadería, donde había un pequeño escritorio... Agenor cuenta entonces que hace más de 2 años había perdido el empleo y desde entonces, sin una especialidad profesional, sin estudios, estaba viviendo de pequeñas "chambas aquí y allí", pero que hace 2 meses no recibía nada... Amaro resuelve entonces contratar Agenor para servicios generales en la panadería, y le prepara al hombre una canasta básica con alimentos para por lo menos 15 días... Agenor con lágrimas en los ojos agradece la confianza de aquel hombre y marca para el día siguiente su inicio en el trabajo... Al llegar en casa con toda aquella cantidad Agenor es un nuevo hombre. Sentía esperanzas, sentía que su vida tomaría nuevo impulso... Dios le estaba abriendo más que una puerta, era toda una esperanza de días mejores... Al día siguiente, a las 5 de la mañana, Agenor estaba en la puerta de la panadería ansioso de iniciar su nuevo trabajo... Amaro llega luego y sonríe para aquel hombre que ni él sabía por qué estaba ayudando... Tenían la misma edad, 32 años, e historias diferentes, pero algo dentro de él lo llamaba para ayudar a aquella persona... Y, no se equivocó. Durante un año, Agenor fue el más dedicado trabajador de aquel establecimiento, siempre honesto y extremadamente celoso con sus deberes... Cierto día, Amaro llama Agenor para una charla y habla de la escuela que abrió lugares para la alfabetización de adultos a una cuadra arriba de la panadería, y que él tenía interés que Agenor estudiara. Agenor nunca se olvidó de su primer día de clase: la mano trémula en las primeras letras y la emoción de la primera carta... Doce años se pasan desde aquel primer día de clases... Vamos a encontrar al Dr. Agenor Baptista de Medeiros, abogado, abriendo su oficina a su cliente, y después a otro, y después a otro más... Al medio día él baja para un café en la panadería del amigo Amaro, que queda impresionado en ver al antiguo empleado" tan elegante en su primer traje... Diez años se pasan, y ahora el Dr. Agenor Baptista, ya con una clientela que mezcla los más necesitados que no pueden pagar, y los más adinerados que pagan muy bien; decide crear una institución que ofrece a los desvalidos de la suerte, que andan por las calles, personas desempleadas y carenciados de todo tipo, un plato de comida diariamente a la hora del almuerzo... Más de 200 comidas se sirven diariamente en aquel lugar administrado por su hijo, el ahora nutricionista Ricardo Baptista...
Todo cambió, todo pasó, pero la amistad de aquellos dos hombres, Amaro y Agenor impresionaba a todos los que conocían un poco de la historia de cada uno... Cuentan que a los 82 años los dos fallecieron el mismo día, casi en la misma hora, muriendo plácidamente con una sonrisa del deber cumplido...
Ricardito, el hijo, mandó gravar delante de la "Casa del Camino", que su padre fundó con tanto cariño: "Un día yo tuve hambre, y me alimentaste.
Un día yo estaba sin esperanzas y me diste un camino.
Un día me desperté solo, y me diste a Dios, y eso no tiene precio.
¡Qué Dios habite en tu corazón y alimente tu alma!
¡Y que te sobre el pan de la misericordia para extender a quien necesita!"


Dios los bendice!

Greivin.