Seguramente me ganaré la reprobación absoluta en el foro pero ni modo. Hace unos días platicaba con un maestro mío de la Universidad, ex-seminarista católico (odontologo y con maestría en historia de la filosofía, un poco de todo el buen hombre), hablábamosde las corrientes religiosas modernas, del auge de las sectas, del renacimiento del ocultismo en muchas formas muy diversas, del cabalismo común al luciferismo, thelemitas, satanistas, new age, cultos suicidas, etc., de la explosión dentro del cristianismo de muchísimas doctrinas distintas y todas esas cosas, Adalberto (el nombre de mi profesor) decía que era señal de la decadencia del hombre moderno, y en eso estaba de acuerdo, pero él decía que tal decadencia era solo en algunos sectores de la vida común, filosofía y política básicamente, lo que yo decía era otra cosa, en mi particular opinión esta decadencia que observamos no se restringe solamente a la política y a la filosofía, o falta de ella en la vida común, sino al cristianismo y a las religiones establecidas.
Igual en otro mensaje en este foro le decía a mobile21 sobre la decadencia del cristianismo y de las religiones establecidas en general, en especial cristianismo (católico, ortodoxo, luterano, anglicanos, etc.) y el Islam, que al menos a mí me parece palpable, esta decadencia no es registrable por número de fieles, el Islam tiene millones de fieles, miles se convierten al cristianismo evangélico y a los adventistas, etc., no es en la parte demográfica, sino en la doctrina.
"Hemos llegado al ocaso de Osiris y al nacimiento de Horus" dijo un pensador inglés a mediados del siglo XX, tomemos por ejemplo al Islam, comenzó a dividirse y a podrirse desde la caída de los califatos y por supuesto cayeron en el radicalismo y en el fanatismo, en parte comprensible porque ya no tienen el respaldo de una persona que decida por ellos, y cuando al Hombre se le da la oportunidad es capaz de arruinar lo que sea, en el caso del cristianismo, que en mi opinión lo reduciría a dos ramas principales, dejando a los ortodoxos a un lado, los católicos y los protestantes, claro, "protestantes" no hace justicia a la enorme variedad de doctrinas contenidas entre todos los ministerios no católicos, si bien todos ellos tienen la característica de no adherirse al Papa, pero entre ellos hay trinitarios, no trinitarios, quienes consideran a Jesús Dios, quienes le ven como un rabino, quienes agregan profetas, etc., sucedió algo similar a lo que le pasó al marxismo, el marxismo era sólido en la mente de Marx, pero tras su muerte se le vendió el marxismo al proletariado y éste lo acomodó como pudo, llegando a una decadencia, lamentablemente el conocimiento dado al vulgo se vulgariza, se convierte en cosa vulgar, Heidegger en manos de la plebe se convierte en existencialismo, si no por nada mataron a Sócrates.
Ya durante el siglo XVI, cuando se produjo la Reforma, e incluso de forma más marcada durante los siglos XVII y XVIII, se hizo notorio que el cristianismo estaba obligado a definirse ante el auge de la ciencia y la filosofía modernas. Este problema se hizo presente en todas las Iglesias, aunque de distinto modo. El hecho de que Galileo hubiera sido condenado por la Inquisición, acusado de herejía, encontró más tarde su equivalente en las controversias protestantes acerca de las consecuencias de la teoría de la evolución en el relato bíblico de la creación. El cristianismo, por lo general, también actuaba a la defensiva frente a otros movimientos modernos. El método crítico histórico que se empleaba para estudiar la Biblia, y que había comenzado a utilizarse en el siglo XVII, parecía estar amenazando la autoridad de las Escrituras, por lo que se condenó el racionalismo del Siglo de las Luces por considerarse una fuente de indiferencia religiosa y de anticlericalismo, que en parte además lo era.
Considerando la importancia que se concedía a la capacidad del hombre para determinar el destino de la humanidad, incluso la democracia podía ser condenada por la Iglesia. El incremento de la secularización de la sociedad hizo que la Iglesia perdiera el control de muchos aspectos de la vida cotidiana, como por ejemplo la enseñanza. A resultas de esta situación, el cristianismo tuvo que redefinir su relación con el orden civil. La tolerancia religiosa para con los grupos religiosos minoritarios, y luego la gradual separación entre la Iglesia y el Estado, representaron una ruptura con el sistema que, entre multitud de altibajos, había prevalecido desde la conversión de Constantino, y constituyó, según la opinión de los estudiosos, el cambio de mayor alcance en la historia moderna del cristianismo. Llevada a una conclusión lógica, a muchos les pareció que implicaba tanto la reconsideración de cómo los distintos grupos y sus tradiciones que se hacían llamar cristianos estaban interrelacionados, como una revisión de la forma en que, tomados en conjunto, se hallaban vinculados a otras tradiciones religiosas.
El estudio de la trascendencia de estos dos conflictos ha desempeñado un papel muy importante durante los siglos XIX y XX y es, creo yo la génesis del movimiento ecuménico, que ha sido la organización que con más empeño ha intentado unir, o al menos llevar a un acuerdo más estrecho, a grupos cristianos que han estado distanciados durante largos periodos. En el Concilio Vaticano II, la Iglesia católica dio importantes pasos en favor de lograr una reconciliación tanto con la Iglesia de Oriente como con los protestantes.
El ecumenismo sin embargo es tan solo un reflejo de algo mucho mayor, es, dijera Hegel, el movimiento del espíritu de la Idea absoluta, y si bien la confianza de Hegel en algo exterior al Hombre que marcaba la pauta de los cambios me parece exagerada, en parte tiene razón a comparación de Marx y su visión de la Historia, los cambios históricos, el movimiento dialéctico que nos ha traído hasta este punto se distanció del cristianismo en varios aspectos, sobre todo en cuanto a política e ideas, que es, en mi opinión, lo que mueve las cosas y cambia la Historia, el cristianismo sin poder sólido y tangible se desquebraja, solo nace el ecumenismo cuando la Iglesia católica ya no tiene ese poder político que solía tener, no antes, si bien hubo intentos semejantes, por ejemplo a comienzos del renacimiento, o un poco antes, que dieron pie a la revolución intelectual de Nicolás de Cusa, pero nada parecido en forma y fondo a lo que vemos hoy día, el cristianismo en Estados Unidos por el contrario ostenta un poco más de poder político, si bien no tan tangible como el que poseía la Iglesia en otros tiempos, sin embargo ha sido presa también de la decadencia, pues el cristianismo es demasiado complejo como para dejárselo a la libre interpretación, pocos como San Agustín o santo tomás, y lo observamos en el moderno maniqueísmo norteamericano.
Si Hegel tenía razón, el espíritu de la Idea absoluta ha abandonado al cristianismo, yo no llegaría a tanto, pero sí me da la impresión, por lo que he leído y he observado hasta ahora, que el cristianismo, estando en manos de personas que carecen de preparación suficiente, tiende al simplismo, a lo meramente literal y por esa vía al fanatismo, y frente al mundo moderno que tanto cambia, el fanatismo no es precisamente vendible en países occidentales y avanzados, y pertenece más bien al tercer mundo, y el catolicismo que es, con todo, la rama del cristianismo que mejor se mantiene, que aún posee el músculo intelectual suficiente como para saber asimilar los progresos de la ciencia con las verdades de la Biblia, el Papa Juan Pablo II que era un intelectual de alto calibre, tanto como Benedicto XVI un teólogo extraordinario, pierde fieles rápidamente porque, al contrario que el protestantismo, resulta demasiado intelectual y profundo, contra una sociedad light que más que caminos intelectuales de salvación busca caminos de lavado de cerebro, y es así como el cristianismo está entre la espada y la pared, por un lado es demasiado simplista, por el otro demasiado intelectual, los llamados a la juventud por parte del cristianismo, católico o protestante, cae muchas veces en oídos sordos, porque la mercadotecnia y los medios masivos de comunicación son mayores tentaciones con su venta de sexo y libertinaje que un hombre viejo que les dice que no deben usar condones ni tener relaciones fuera del matrimonio.
El ecumenismo parece ser el último intento por parecer más apetecible, un cambio en su forma, pero no en su fondo, pues la Iglesia no puede cambiar sus dogmas, y debe aprender a cambiar con tiempo, ni demasiado rápido para no volverse tan light como el resto de la sociedad hedonista, ni tan lento que quede atrapada siglos atrás, y el ecumenismo me resulta precisamente ese cambio, de modo que no creo que el catolicismo desaparezca de la faz de la Tierra en los siguientes siglos, pero dudo mucho que dure para siempre (visión de un no-cristiano), en cuanto al protestantismo me parece que no durará mucho, una explosión de doctrinas distintas y distintos ministerios y denominaciones significa una sola cosa, entropía.
Podemos incluso comparar los movimientos intelectuales, y la religión cae en tal categoría si bien trasciende lo meramente intelectual para insertarse en el plano práctico, moral y estético, con los fenómenos físicos, las estrellas se contraen y explotan, hacen mucho ruido (es una alegoría porque no hay ruido en el espacio) y sacan mucho brillo, difíciles de perderse de vista, pero se enfrían inevitablemente, o también con la ley de la adaptación de las especies, la evolución en cierto sentido, el cristianismo en competencia con otros cultos, con otras corrientes morales, estéticas y filosóficas está perdiendo la batalla, el nihilismo hedonista resulta más apetecible al Hombre light postmoderno, ni siquiera el arte sigue a la religión, "la muerte del arte" le llamaba Hegel, y con mucha razón, y la filosofía "mainstream" por llamarle de algún modo se ha alejado tanto del cristianismo que solo los escolásticos universitarios, españoles y latinoamericanos casi todos ellos, parecen permanecer con el tomismo de antaño de la iglesia católica. Es cierto lo que decía el inglés, es la muerte de osiris y el nacimiento de horus, es la decadencia del cristianismo.
Tómenlo de quien viene, un no cristiano que no cree en las profecías de la Biblia, pero el ecumenismo es el último intento por salvar un credo de dos mil años para que no sufra el destino que sufrieron los egipcios, o Mitra, o los maniqueos, o los cultos mistéricos griegos, nada detiene al devenir.