El texto griego de Juan 1:1, lejos de invalidar la eternidad del Hijo, la afirma con fuerza. El Logos:
Existía antes del tiempo ("en el principio"), esto se confirma en Is.9:6 donde la expresión:
-"Dios Fuerte, Padre Eterno"-
Asociada al Hijo que no es dado, no nacido, porque el bebé es Jesús en su encarnación, indica claramente un contexto eterno donde la magnitud tiempo no existe, tampoco la materia, es decir, antes de la creación, como la voz del Padre, su Palabra, el Logos Divino.
Estaba en relación con Dios Padre de manera simultánea, increado.
2Tim.1:9 nos presenta al Padre extendiendo los planos de la creación, y dentro de ellos, la obra de la Redención por la gracia de Cristo con el poder del Espíritu Santo.