¡Ay Ricardo! Parece mentira que con tanta "experiencia acumulada" al parecer desconozcas cosas básicas del género humano. Precisamente somos así de inauditamente torpes. Adán y Eva renunciaron a la amistad con Dios y teniéndolo todo quisieron más. Israel un y otra vez traicionó el pacto y la amistad que Dios les ofrecía y cuando el peligro o la calamidad pasaba, volvía a lo mismo. Igual a nivel personal. Por múltiples razones nos alejamos de la amistad divina.-Una vez rescatado Pedro por el Señor, torpeza inaudita hubiera sido resbalarse y caer al mar. El peligro experimentado nos hace ser precavidos, aunque no impecables.
-Dios no impone, pero pone su mano sobre nosotros para que nada ni nadie nos arrebate de ella (Jn 10:28, 29).
-El salvo se distingue porque persevera y el no salvo porque no persevera.
Si no somos impecables somo entonces “pecables” y con pecado nadie se salva.
Pero nosotros podemos resistirnos a esa mano.
Estás poniendo la carreta antes de los bueyes. El que persevera se salva. El que no persevera se condena.
Salu2