Originalmente enviado por: Kephas Magno
Bueno bueno.. a lo que vine.
Desde los tiempos de la Reforma, el protestantismo enarboló una serie de lemas que podríamos considerar como los dogmas de fe de la cristiandad protestante. Analicemos la teoría de uno de esos lemas, y veamos en qué se convierte en la práctica:
Solus Christus (Solo Cristo)
En principio nada habría que oponer a esa doctrina esencial de la fe cristiana por la cual sabemos que la persona y figura de Cristo es, por sí sola, el centro de nuestra creencia y de nuestra vida. Sin duda, sin Cristo no hay cristianismo. Ahora bien, resulta que en la Biblia, aparece con claridad meridiana una realidad: una vez que Cristo se ha encarnado y ha fundado su Iglesia, no se puede separar la realidad de Cristo de la realidad de su Iglesia. La Palabra de Dios es clara. La Iglesia es el CUERPO DE CRISTO (Col 1,18). Pero aún dice más. La Iglesia es SU PLENITUD (Ef 1,23). Perseguir a la Iglesia es perseguir a Cristo (Hch 9,1-6) Y por si la cosa no quedara suficientemente nítida, vemos que la relación entre Cristo y la Iglesia es un misterio al que San Pablo compara con el misterio de la unión entre el hombre y la mujer (Ef 5,31-32).
Por tanto, decimos la verdad si enseñamos que no se puede creer en el "Solo Cristo" si no se acepta que con Cristo va su Iglesia, ya indisolublemente unida a Él por la eternidad. Por eso el Credo Nicenoconstantinopolitano afirma en uno de sus puntos: "Creemos en la Iglesia santa, católica y apostólica". Es decir, desde muy antiguo queda demostrado que la fe o creencia en la Iglesia era parte de la fe cristiana.Y si Cristo mismo dijo del matrimonio aquello de que "lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre", cuanto más habremos de creer que la unión de Cristo con su Iglesia está sellada eternamente por la voluntad divina.
Una vez esto claro, cabe hacerse una pregunta: ¿atentar contra la unidad de la Iglesia no es exactamente lo mismo que atentar contra Cristo? ¿Es cristiano el dividir el Cuerpo de Cristo en mil pedazos? ¿o por el contrario la división de la Iglesia es el arma más poderosa que Satanás ha manejado durante los 20 siglos de existencia del cristianismo?
Cuando era protestante, el asunto de la unidad de la Iglesia lo veía como algo secundario y, sobre todo, perfectamente sacrificable al "dios" de la pureza doctrinal. Es decir, la verdadera doctrina expresada "sólo en la Biblia" era un tesoro de mucho más valor que la unidad visible de la Iglesia de Cristo. Pero no sólo eso. Como la inmensa mayoría de los protestantes, yo tenía un concepto sobre la Iglesia que no sólo no aparece por ningún lado en la Escritura, sino que, por el contrario, se da de tortas con el mensaje bíblico. Es lo que yo llamo el concepto docetista de la Iglesia, por el cual se rechaza la idea de que pueda existir una Iglesia visible, organizada y jerarquizada y se acepta la existencia de una Iglesia invisible, pseudo-etérea, sin una unidad orgánica real.
Sin embargo, cuando analizamos lo que la Biblia nos dice acerca de la Iglesia, vemos lo siguiente:
- Cristo dejó muy claro que la unidad de los cristianos debería ser semejante a la unidad de Él con el Padre y que, del logro de esa unidad dependería el que el mundo creyese.
- La Iglesia tenía una jerarquía muy bien definida: los apóstoles, entre ellos Pedro el primero, y luego los obispos y los ancianos (presbíteros).
- La Iglesia adoptaba un sistema de solucionar los problemas doctrinales que podemos llamar conciliar, tal y como se ve en Hechos 15, con la particularidad de que Pedro fue el que zanjó las discusiones que se estaban llevando a cabo en aquel primer concilio. Además, las disposiciones de Hechos 15 eran de OBLIGADO cumplimiento para toda la Iglesia.
- Los apóstoles eran tajantes contra aquellos que causaban división. Empezando por Pablo, que tuvo que enfrentarse por primera vez con los "denominacionalismos" en Corinto (1 Cor 1,10-13). Y además le dio a Tito una orden bien clara sobre lo que había que hacer con los que causaban divisones. Había que amonestarlos primero y echarlos fuera de la Iglesia después, porque se habían pervertido (Tit 3,10-11). En Judas 19 se pone al mismo nivel a los que causan divisiones que a los sensuales, y de ambos se dice que no tienen el Espíritu. Y, digámoslo alto y claro, el apóstol Juan muestra en 1 Jn 2,18-19 que los que salen de la Iglesia son anticristos, aunque algunos quieren interpretar ese texto de una forma más suave.
Ahora bien, alguno se preguntará, ¿y qué tiene todo esto que ver con el protestantismo y el Solo Cristo?: Tiene TODO que ver. Es más, el protestante que entiende esta realidad, si es honesto, necesariamente tiene que dejar de ser protestante, a menos que quiera pecar gravemente delante de Dios.
Es evidente que un sistema religioso que dice aceptar a Cristo pero que en su misma esencia lleva el virus mortal de la división del Cuerpo de Cristo sólo puede ser definido como anticristiano. No hay justificación alguna al hecho de que el protestantismo haya sido absolutamente incapaz de mantener una unidad eclesial interna mínimamente decorosa.
El protestantismo es la negación de Cristo desde el momento en que en la práctica niega la existencia de una sola Iglesia de Cristo, con una sola fe, un solo credo y un solo bautismo. Y si se niega la existencia de la Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo, se está negando al propio Cristo.
Si el protestantismo hubiera sido capaz de organizarse a sí mismo en una sola Iglesia o denominación, podríamos haber contemplado la Reforma desde un prisma diferente. Pero la Reforma no fue lo que supuestamente pretendía ser, sino que se convirtió en el mayor intento de aniquilación de la Iglesia con la excusa de una verdadera necesidad de cambio. Aprovecharon que la Iglesia estaba medio muerta para intentar aniquilarla del todo, pero, gracias a Dios, fue entonces cuando la Iglesia vio las orejas al lobo y se despertó con nuevos bríos, aunque bien que le costó recuperar el tono vital que había perdido entre tanta corrupción interna y tanto desbarajuste doctrinal y eclesial externo.
Ahora bien ¿tuvo Jesus fundar una Iglesia sobre san Pedro?
Si Jesucristo nunca hubiera dicho “Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” el acto de elegir doce enviados, luego setenta y luego enviar a quinientos a predicar al mundo las buenas nuevas probaría a cualquier persona con sentido común que su intención no era fundar una filosofía personal de vida solamente. La Iglesia Catolica no puede negar que Jesús la fundó porque sería negar hechos históricos y teológicos establecidos y documentados ampliamente. Tenemos menos documentos sobre la conquista de las Galias por Julio César pero nadie cuestiona el que César quisiera conquistar las Galias porque simplemente se cae de maduro, eso es todo.
MariPaz y demas gente protestante hacen un revisionismo histórico modernista que es una plaga del siglo XIX que se extendió hasta el XX y parece estar disminuyendo hoy dia por falta de resultados concretos. Este tipo de revisionismo silvestre produjo una cantidad de teorías de interpretación bíblica y textual a lo largo de los años y no menos nuevas “religiones”. Si los modernistas y sus seguidores han sido perseguidos por “haber puesto en tela de juicio que Jesús hubiese querido fundar una Iglesia” los cristianos de los primeros siglos sufrieron realmente mucho más que los modernistas, ninguno de los cuales fue arrojado a las fieras, quemado vivo o descuartizado por sus supuestos perseguidores.
Quisiera dejar en claro que el revisionismo bien entendido que se apoya en un amplio consenso en la comunidad exegética y que utiliza una hermenéutica científicamente establecida sobre bases investigativas firmes es muy distinto del revisionismo que se hace aquí.
Ahora bien si vamos a creer que existe una conspiración mundial para silenciar a estos aventureros que pretenden saber del apóstol Pablo o de Cristo más de lo que supieron los que vivieron y hablaron con ellos... entonces podemos creer cualquier cosa y nos merecemos las consecuencias.
La proposición de estos estudiosos es simple: ¿Cómo puede ser que veinte siglos después el modernista pueda entender mejor la tradición cristiana y las Escrituras que los que estuvieron dispuestos a morir por la causa en el primer siglo?
Este simple razonamiento debiera ser causa suficiente para echar a un lado todo este escrito, pero vamos a darle a la señora MariPaz y al señor Jetonius y a sus expertos una refutación completa, porque netamente yo ya me canse.
Muchos de los protestantes consideran a Pablo es el maximo exponente del cristianismo pero San Pablo dejó registrada la realidad de la fundación de la Iglesia en Cristo y su resurrección, si eso no fuera cierto, nos dice el apóstol, “de todos los hombres soy el más digno de lástima”. La mente se resiste a aceptar que Pablo, un hombre ya maduro y establecido en su sociedad, un verdadero pilar de su comunidad judeo-romana pueda abandonarlo todo y terminar siendo ejecutado en Roma para fundar un nuevo movimiento religioso que él mismo sabe falso a sus propias raíces. Una fe de veinte siglos de duración no se funda sobre ilusiones o caprichos bien intencionados. Si vamos a poner en tela de juicio las motivaciones de Jesús, Pablo y de los primeros cristianos es mejor que tengamos argumentos sólidos para hacerlo porque estamos enfrentando a hombres y mujeres que han hecho durar una idea por tal cantidad de tiempo como no tiene igual en Occidente y con muy pocos paralelos aún en el Oriente. Para que la Iglesia tenga sentido en nuestro mundo tenemos que aliarla con Jesucristo, tenemos de creer que Cristo es el Hijo de Dios y que éste envió a sus seguidores a la historia para cumplir una misión que amplía y completa la misión del Judaísmo y que no se separa de éste por mera escisión.
Para los judaizantes como Yitzik el problema es otro: es saber si Jesús, en algún momento, tuvo la idea de fundar una religión nueva, diferente de la que él había practicado y vivido en su familia, y si quiso fundar una Iglesia organizada como lo es hoy la Iglesia Católica.
Aquí hay algo que no entiendo muy bien y eso es el papel de Cristo en todo este asunto. Si Cristo pasa por Galilea dando buenos consejos y estableciendo un modo de vida, una filosofía meramente conceptual entonces lo podemos comparar con Buda o Confucio, por ejemplo. Pero hay algo que Buda y Confucio no declararon nunca: el ser Hijo de Dios.
Esta peculiaridad de Jesús; el declararse, no meramente uno de los hijos de Dios sino su Primogénito, Predilecto y en plena intimidad y conexión de voluntades con Dios su Padre; es un verdadero impedimento para verlo como simplemente un gurú o un gran maestro. Porque la gente de va por ahí diciendo “mi papá es Dios” son por lo general gente afectada mentalmente y es raro esperar de ellos el elevado sentido moral, el agudo conocimiento del alma humana y la penetrante perspicacia que Jesús destila en los Evangelios. Debemos concluir entonces que sólo tenemos tres opciones con Jesús: o es el Hijo de Dios, o es un loco de remate o es el mismo Demonio que nos ha engañado con una jugarreta perfecta y ha venido a traicionar a su propia religión (el Judaísmo) con una trampa tan elaborada y perfecta que es imposible no caer en ella. Esto último desafía al sentido común pero es una de las posibilidades absurdas que vienen a la mente al elaborar.
De ahí que la Iglesia no puede imaginar a un Jesús meramente maestro a la manera de los grandes hombres de la humanidad. Para la Iglesia Jesús es el Hijo de Dios, la revelación más perfecta de lo inconcebiblemente divino o es un impostor y un loco. Si lo segundo fuera cierto, el cristianismo entonces está de acuerdo con Pablo que, de todas las filosofías humanas, sería la más digna de lástima.
Ustedes dicen, la Iglesia en el Vaticano, el estilo del papado, copiado básicamente de los emperadores romanos, y la misma estructura de la Iglesia como monarquía absoluta.
Para contestar esto puedo decir que la promesa de Jesus se cumplio “estoy con vosotros hasta el fin de la era” esto es creido por los miembros de la Iglesia Catolica. Si uno no cree en su presencia constante poco puede creer en un eventual regreso de Cristo. De nuevo, esta es una de las más básicas creencias cristianas. Que Jesús resucitó y que, sentado a la diestra de Dios, espera manifestarse al mundo sorpresivamente pero que se manifiesta a sus fieles en diferentes misterios. Uno de ellos es el misterio de haber conquistado al mundo romano en menos de 400 años, el protestantismo no ha conquistado nada, solo ha sembrado, la discordia, el surgimiento del relativismo y por ultimo un ateismo por la confusion.
Miren hagamos un ejemplo, imaginemos que Nikita Krushev vuelve a la vida en Moscú a mediados del año 2001. El sorprendido mandatario comunista encontraría que hay restaurantes McDonald’s en Moscú, que se vende Coca-Cola, cigarrillos Marlboro y que la bandera roja con la hoz y el martillo ya no ondea sobre el Kremlin. Este hombre no necesitaría mayor confirmación de quién ganó la Guerra Fría.
Teniendo lo previo en mente hagamos un recuento de la situación con los ojos de un patricio romano del siglo II. La colina de los vaticinios (el Mons Vaticanum), los templos de Minerva y de la Bona Dea son ahora ocupados por templos cristianos. Las águilas imperiales han sido reemplazadas por cruces. Roma ya no es más la ciudad imperial. Cuando la gente dice Roma, así en general, se refiere a la cristiana Iglesia Católica. Romanos ya no son los ciudadanos del imperio. El término apenas refleja a alguien nacido en Roma o a un católico si es que se está hablando de religión. Ahí no termina el asunto. El obispo de Roma es ahora llamado Pontifex (pontífice) como era llamado el antiguo emperador, Pontifex Maximus Sol Invictus. El ‘Sol’ romano, ha sido reemplazado por Cristo y su iglesia romana lleva ya veinte siglos sin que la puedan acabar. Enterrados están Nerón y Domiciano, el Imperio perseguidor ya no existe, Napoleón, Stalin y Hitler, el comunismo y el fascismo se han dormido en la muerte y la Iglesia de Roma sigue ahí, imperturbarble. Su pontífice lleva ahora la capa púrpura del emperador, una sutil venganza pues al burlarse de Cristo los soldados que lo vistieron de púrpura y simularon una coronación imperial burlona con el condenado, sin quererlo inspiraron a los seguidores de Cristo a tomar un manto púrpura para simbólicamente representar los sufrimientos de Cristo y su Coronación en el mismo acto. A un general romano del siglo II no le cabría duda quién ganó la guerra entre Yavé-Cristo y el Divus Cesar.
Tiene riquezas gritan a los 4 vientos los protestantes, la riqueza temporal de la Iglesia es necesario reconocer que son muchos menos los miembros de la Iglesia que supuestamente disfrutan de tales lujos que los que no lo hacen. La gran mayoria de los miembros militantes de la Iglesia no participan ni tan lejanamente de lujo alguno. A mi no me molesta la basílica de San Pedro ni el supuesto oro de los altares y candelabros que haya allí (tal oro no existe, el que no me crea vaya y búsquelo). Por otro lado, cualquier institución que dura veinte siglos acumula tesoros casi sin pretenderlo. Si uno mira los museos y palacios reales del mundo la cosa no es mejor ni peor. Y si Jesús viene y no lo aprueba, pues es cosa de El juzgar los privilegios y las riquezas y a aquellos que las disfrutan. El ya predijo que la Iglesia crecería: “cosas mayores que estas haréis” ¿Quién tiene autoridad para escandalizarse porque los cristianos catolicos construyan templos? ¿O es que no somos libres de hacerlo porque cierta persona interpreta que porque Jesús no construyó templos ahora hay que oficiar al aire libre? ¿Qué forma de razonar es esa?
Que hay sacerdotes corruptos, pedofilicos, homosexuales, promiscuos, dicen los protestantes. Que habría rapacidad y avaricia entre algunos pastores que, a tiempo, serían para el rebaño como lobos. Claro que El no predijo que todos los pastores serían así. Tampoco nos instruyó a poner etiquetas en los pastores. Solo nos dijo que fuéramos “cautos como serpientes e inocentes como palomas” y creo yo con muy buena razón. Como Santa Rita, San Francisco de Asís y otros muchos han predicado con el ejemplo, la vida sin posesiones y el amor a los pobres. Si Cristo llega y su Iglesia no le complace ya nos enteraremos, pero no tenemos mandato de El de sabotearla porque no estamos de acuerdo con sus contables o si nos disgustan sus tesoros. Hay un solo ejemplo de crítica contable en los Evangelios y no debiera sorprendernos que el criticón sea Judas ni que la respuesta de Jesús a su crítica haya sido: “a los pobres siempre tendréis con vosotros”.
Ustedes dicen, es que aceptaron ser llenados del poder que Constantino les dio, y Jesus no mando eso, los catolicos no son cristinos sino traidores a Jesus por eso dicen ustedes, pues bien ¿que querian que pasara? Quizás los cristianos debieran haberle dicho al emperador Constantino que preferían seguir en las catacumbas y ser asesinados y torturados públicamente ¿Es eso lo que usted haría luego de doscientos años de persecución despiadada? ¿O acaso daría gracias a Dios por que las persecuciones se terminaron y una nueva era se inaugura en la historia de Europa con el Cristianismo como protagonista central que dia tras dia, lentamente reemplaza al imperio? El cristianismo catolico no es una traición de la figura de Jesús sino el fuego que El mismo vino a encender en el mundo y que ya nadie puede detener o transformar en una inocente colección de candelas separadas. La Iglesia es cristocéntrica y eso no es una traición. Lo que sí es una traición es derivar el centro de la adoración al “conocimiento especial” o “gnosis” requerida para crear una versión deformada y ocultista del cristianismo. Esas versiones refutadas por los padres desde la primera hora de la iglesia reaparecen de vez en cuando, aprovechando la mala memoria de la gente.
Segun ustedes, Jesus no fundo religion, el vino a predicar una religión del corazón sin templos ni catedrales. Quisiera saber cuándo Jesús criticó “algunos aspectos de la religión judaica de su tiempo”. Jesús, por todo lo que sabemos, vino a cumplir la ley mosaica. Las críticas que Jesús hace las hace, no de los procedimientos e instituciones religiosas establecidas por Moisés y los Profetas hebreos. Sino todo lo contrario, afirma y reaviva el espíritu de esa ley y lo que critica es la hipocresía del fundamentalismo judío que transforma la ley mosaica en un instrumento de opresión para la gente y que eventualmente aleja a la gente de Dios y del amor al prójimo. La crítica que hace Jesús es, por ejemplo, del Corbán porque esa tradición torcida limita y contraría los mandamientos dados a través de Moisés. Jesús asiste al templo y a la sinagoga. Cumple con sus obligaciones mosaicas y cuando modifica, a veces endureciendo (caso del divorcio) a veces ablandando la interpretación de la ley (caso del descanso sabático o del apedreamiento de la adúltera). Aun en aquellas veces en que la interpretación de Jesús parece modificar la ley de Moisés hay siempre una revelación de una nueva dimensión espiritual del mandamiento que se explica. Doy por ejemplo “el Hijo del Hombre Señor del Sábado es” y “el que esté libre de culpa que arroje la primera piedra”. En la primera Jesús revela su majestad y autoridad sobre el Sábado, el día de Dios. En revelar su señorío sobre el Día del Señor apunta a los judíos la inminencia de la nueva creación y la propia autoridad de Jesús para iniciarla. En el caso segundo, lejos de justificar el apedreamiento (ilegal, ya que una muchedumbre no tenía derecho de apedrear a nadie, según la ley), Jesús usa esa oportunidad para revelar la existencia del pecado inherente en todo ser humano y la importancia de la misericordia de Dios para solucionar el problema del pecado humano.
Otra cosa hubiera sido que Jesús dijera cosas como “¿Quiso Moisés fundar una religión?” o tal vez “La Ley de Moisés es una ley del corazón y no hace falta ir al templo” o cualquier otra objeción a la autoridad de la ley o su integridad histórica con el objeto de minar su importancia o veracidad. Es el colmo de la caradurez que estos “teólogos progresistas” se comparen con Jesús.
A tiempo Jesús completó su misión en la tierra: revelar a Dios en un ser humano y dar muestra de que el servicio de Dios es el servicio del prójimo en el acto sublime de la caridad y no de la rebelión. Como dijimos antes, Jesús venció a Roma y eventualmente vencerá sobre todo señorío o reino de la tierra porque su soberanía es imparable y su reino es tan inevitable como la llegada de la mañana después de una noche oscura.
Leanlo detenidamente, y despues de diganme lo que quieran, yo siempre estare aqui para resolver sus dudas e inquietudes.
AD MAIOREM DEI GLORIAM