7 de octubre de 2012
Deber IGLESIA hablar de política
Como parte de su doctrina social, la Iglesia debe intervenir en los temas políticos para orientar o denunciar, sin endosar a candidato alguno
Líderes del PNP hicieron fuertes expresiones contra la Iglesia católica, al trascender de una reunión en la iglesia Stella Maris con la candidata popular Carmen Yulín Cruz. (Archivo)
.
Por Mildred Rivera Marrero / [email protected]
Los políticos que quieren censurar las expresiones que hacen líderes religiosos sobre política desconocen que la misión que tiene la Iglesia con la sociedad no se limita a los discursos en los púlpitos.
Esa histórica institución tiene el deber de orientar a los creyentes en el aspecto espiritual y en todos aquellos que les afectan; tiene que denunciar prácticas injustas, discriminatorias o contrarias a los fundamentos de su fe; y tiene el deber de divulgar sus valores morales en el diálogo público. Por ello, tiene el derecho de hablar sobre los asuntos políticos, en el sentido más amplio de la palabra, que es muy distinto a la política partidista. Lo que no debe hacer es endosar o repudiar candidatos.
Así lo afirman cuatro expertos en filosofía y teología consultados con motivo de las expresiones realizadas por miembros del Partido Nuevo Progresista (PNP) recientemente. Las legisladoras Albita Rivera y Melinda Romero exhortaron a los feligreses a no darle dinero a la Iglesia católica, y el exgobernador Carlos Romero Barceló dijo que los ciudadanos deberían salirse de esa institución religiosa. Los líderes -cuyo partido en el pasado ha recibido el endoso expreso de religiosos para sus candidatos a la gobernación- hicieron las fuertes manifestaciones luego de que un grupo de feligreses de la parroquia Stella Maris, en el Condado, solicitara un espacio para hacer una reunión con la candidata del Partido Popular Democrático a la alcaldía de San Juan, Carmen Yulín Cruz.
El permiso fue revocado por el párroco de la iglesia ante el reclamo de varios feligreses, y el arzobispo Roberto González Nieves recordó una directriz que emitió en el 2008 en la que estableció que ningún miembro del clero de la Iglesia católica en la arquidiócesis de San Juan está autorizado para auspiciar reuniones con candidatos a puestos electivos en instalaciones católicas.
La Iglesia católica sí ha hecho expresiones generales sobre política mediante cartas publicadas en el periódico El Visitante, que se reparte y se ha leído en los templos. Uno de esos documentos es el Mensaje de la Conferencia Episcopal para las Elecciones del 2012, en el cual los obispos señalan que las elecciones son un proceso de discernimiento y que los cristianos deben votar como parte de la democracia. Además, rechazan la violencia y el derroche de dinero en las campañas.
“El tiempo previo a los comicios debe ser un periodo de discernimiento para que todos podamos elegir con sabiduría a los hombres y mujeres que tengan por norte el bien común de nuestro pueblo. Líderes que sepan establecer un diálogo sincero, promover acuerdos y tomar decisiones que encaminen a nuestra sociedad a un futuro de bienestar”, señala el mensaje. “Ningún ciudadano está obligado a votar exclusivamente bajo la insignia de un partido en particular. Ni a elegir un candidato o candidata que contradiga las enseñanzas del Evangelio”.
El padre jesuita y director del Instituto de Bioética Eugenio María de Hostos, del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, Jorge Ferrer, afirma que el concepto de separación de Iglesia y Estado “no significa que los grupos religiosos no puedan hablar. Esos grupos tienen el mismo derecho de hablar que tenemos todos los ciudadanos, y no solo tienen el derecho, tienen el deber de expresar sus puntos de vista, no solo sobre materias estrictamente de doctrina religiosa, sino sobre los valores éticos que deben animar la convivencia social”.
¿Por qué dice que deben expresarse?
“Deben porque las grandes religiones tienen enseñanzas morales y, en un Estado precisamente plural, nos enriquecemos escuchando las convicciones o los puntos de vista morales de los demás. Las comunidades morales -sean religiosas o no lo sean-, los grupos agnósticos, los ateos, las escuelas filosóficas, tienen el derecho y el deber de contribuir al diálogo”, sostiene.
Ferrer expone que la Iglesia tiene una tradición de doctrina social que se puede encontrar en el Viejo y el Nuevo Testamento, en la encíclica Rerum Novarum de León XIII en el siglo XIX y en los tratados de justicia y derecho de los teólogos de los siglos XVI XVII.
“Hay quien dice que los teólogos del siglo XVI, la Escuela de Salamanca, concretamente Francisco de Vitoria, es el padre del derecho internacional porque es el que comienza a preguntarse por la justicia de la conquista. Es decir, hay toda una tradición de reflexión teológica con los asuntos sociales y políticos”, agrega Ferrer.
Más modernamente, el Vaticano se ha expresado sobre el deber de la Iglesia católica de inmiscuirse en la discusión sobre temas políticos. Para ilustrar sobre esto, el presidente de la Universidad Católica de Ponce, Jorge Iván Vélez Arocho, cita la Constitución Pastoral Gaudium Et Spes, firmada en 1965 por el papa Pablo VI como parte del Concilio Vaticano II.
“Es de justicia que pueda la Iglesia en todo momento y en todas partes predicar la fe con auténtica libertad, enseñar su doctrina social, ejercer su misión entre los hombres sin traba alguna y dar su juicio moral, incluso sobre materias referentes al orden político, cuando lo exijan los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las almas”, reza el documento.
“Decir que Jesús no habló de política y que nosotros no podemos hablar de política es hasta un error, porque cuando Jesús vivió era una teocracia”, agrega, por su parte, el decano de la Facultad Teológica de la Universidad Central de Bayamón, fray Yamil Samalot.
Vélez Arocho recalca que “la misión pastoral de la Iglesia no es solamente celebrar actos de culto. La misión es anunciar a Jesucristo y su Evangelio, que habla del amor a Dios, del amor fraterno, del respeto a la vida, del derecho de los seres humanos. Así que la misión de la Iglesia es mucho más amplia y busca promover una mejor convivencia social dentro de un marco de justicia”.
Con las expresiones de los entrevistados coincidió la profesora de Teología en el Seminario Evangélico, Agustina Luvis.
“Entiendo que la Iglesia no le debe decir a la gente por quién votar, pero sí cómo votar. El voto de la persona cristiana tiene que ser coherente con lo que confiesa desde la fe. Si los partidos políticos y sus líderes manifiestan valores contrarios a los valores del reino de Dios, la Iglesia tiene la función, como parte de su testimonio público, de utilizar los medios que nos provee el Estado para denunciarlo. Apoyar a un líder político que vaya en contra de estos valores es ir en contra de lo que se profesa desde la fe. Exhortar esto es parte de la responsabilidad de la Iglesia”.
Deber IGLESIA hablar de política
Como parte de su doctrina social, la Iglesia debe intervenir en los temas políticos para orientar o denunciar, sin endosar a candidato alguno
Líderes del PNP hicieron fuertes expresiones contra la Iglesia católica, al trascender de una reunión en la iglesia Stella Maris con la candidata popular Carmen Yulín Cruz. (Archivo)
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Por Mildred Rivera Marrero / [email protected]
Los políticos que quieren censurar las expresiones que hacen líderes religiosos sobre política desconocen que la misión que tiene la Iglesia con la sociedad no se limita a los discursos en los púlpitos.
Esa histórica institución tiene el deber de orientar a los creyentes en el aspecto espiritual y en todos aquellos que les afectan; tiene que denunciar prácticas injustas, discriminatorias o contrarias a los fundamentos de su fe; y tiene el deber de divulgar sus valores morales en el diálogo público. Por ello, tiene el derecho de hablar sobre los asuntos políticos, en el sentido más amplio de la palabra, que es muy distinto a la política partidista. Lo que no debe hacer es endosar o repudiar candidatos.
Así lo afirman cuatro expertos en filosofía y teología consultados con motivo de las expresiones realizadas por miembros del Partido Nuevo Progresista (PNP) recientemente. Las legisladoras Albita Rivera y Melinda Romero exhortaron a los feligreses a no darle dinero a la Iglesia católica, y el exgobernador Carlos Romero Barceló dijo que los ciudadanos deberían salirse de esa institución religiosa. Los líderes -cuyo partido en el pasado ha recibido el endoso expreso de religiosos para sus candidatos a la gobernación- hicieron las fuertes manifestaciones luego de que un grupo de feligreses de la parroquia Stella Maris, en el Condado, solicitara un espacio para hacer una reunión con la candidata del Partido Popular Democrático a la alcaldía de San Juan, Carmen Yulín Cruz.
El permiso fue revocado por el párroco de la iglesia ante el reclamo de varios feligreses, y el arzobispo Roberto González Nieves recordó una directriz que emitió en el 2008 en la que estableció que ningún miembro del clero de la Iglesia católica en la arquidiócesis de San Juan está autorizado para auspiciar reuniones con candidatos a puestos electivos en instalaciones católicas.
La Iglesia católica sí ha hecho expresiones generales sobre política mediante cartas publicadas en el periódico El Visitante, que se reparte y se ha leído en los templos. Uno de esos documentos es el Mensaje de la Conferencia Episcopal para las Elecciones del 2012, en el cual los obispos señalan que las elecciones son un proceso de discernimiento y que los cristianos deben votar como parte de la democracia. Además, rechazan la violencia y el derroche de dinero en las campañas.
“El tiempo previo a los comicios debe ser un periodo de discernimiento para que todos podamos elegir con sabiduría a los hombres y mujeres que tengan por norte el bien común de nuestro pueblo. Líderes que sepan establecer un diálogo sincero, promover acuerdos y tomar decisiones que encaminen a nuestra sociedad a un futuro de bienestar”, señala el mensaje. “Ningún ciudadano está obligado a votar exclusivamente bajo la insignia de un partido en particular. Ni a elegir un candidato o candidata que contradiga las enseñanzas del Evangelio”.
El padre jesuita y director del Instituto de Bioética Eugenio María de Hostos, del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, Jorge Ferrer, afirma que el concepto de separación de Iglesia y Estado “no significa que los grupos religiosos no puedan hablar. Esos grupos tienen el mismo derecho de hablar que tenemos todos los ciudadanos, y no solo tienen el derecho, tienen el deber de expresar sus puntos de vista, no solo sobre materias estrictamente de doctrina religiosa, sino sobre los valores éticos que deben animar la convivencia social”.
¿Por qué dice que deben expresarse?
“Deben porque las grandes religiones tienen enseñanzas morales y, en un Estado precisamente plural, nos enriquecemos escuchando las convicciones o los puntos de vista morales de los demás. Las comunidades morales -sean religiosas o no lo sean-, los grupos agnósticos, los ateos, las escuelas filosóficas, tienen el derecho y el deber de contribuir al diálogo”, sostiene.
Ferrer expone que la Iglesia tiene una tradición de doctrina social que se puede encontrar en el Viejo y el Nuevo Testamento, en la encíclica Rerum Novarum de León XIII en el siglo XIX y en los tratados de justicia y derecho de los teólogos de los siglos XVI XVII.
“Hay quien dice que los teólogos del siglo XVI, la Escuela de Salamanca, concretamente Francisco de Vitoria, es el padre del derecho internacional porque es el que comienza a preguntarse por la justicia de la conquista. Es decir, hay toda una tradición de reflexión teológica con los asuntos sociales y políticos”, agrega Ferrer.
Más modernamente, el Vaticano se ha expresado sobre el deber de la Iglesia católica de inmiscuirse en la discusión sobre temas políticos. Para ilustrar sobre esto, el presidente de la Universidad Católica de Ponce, Jorge Iván Vélez Arocho, cita la Constitución Pastoral Gaudium Et Spes, firmada en 1965 por el papa Pablo VI como parte del Concilio Vaticano II.
“Es de justicia que pueda la Iglesia en todo momento y en todas partes predicar la fe con auténtica libertad, enseñar su doctrina social, ejercer su misión entre los hombres sin traba alguna y dar su juicio moral, incluso sobre materias referentes al orden político, cuando lo exijan los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las almas”, reza el documento.
“Decir que Jesús no habló de política y que nosotros no podemos hablar de política es hasta un error, porque cuando Jesús vivió era una teocracia”, agrega, por su parte, el decano de la Facultad Teológica de la Universidad Central de Bayamón, fray Yamil Samalot.
Vélez Arocho recalca que “la misión pastoral de la Iglesia no es solamente celebrar actos de culto. La misión es anunciar a Jesucristo y su Evangelio, que habla del amor a Dios, del amor fraterno, del respeto a la vida, del derecho de los seres humanos. Así que la misión de la Iglesia es mucho más amplia y busca promover una mejor convivencia social dentro de un marco de justicia”.
Con las expresiones de los entrevistados coincidió la profesora de Teología en el Seminario Evangélico, Agustina Luvis.
“Entiendo que la Iglesia no le debe decir a la gente por quién votar, pero sí cómo votar. El voto de la persona cristiana tiene que ser coherente con lo que confiesa desde la fe. Si los partidos políticos y sus líderes manifiestan valores contrarios a los valores del reino de Dios, la Iglesia tiene la función, como parte de su testimonio público, de utilizar los medios que nos provee el Estado para denunciarlo. Apoyar a un líder político que vaya en contra de estos valores es ir en contra de lo que se profesa desde la fe. Exhortar esto es parte de la responsabilidad de la Iglesia”.