Re: Unas preguntas que tal vez no respondan
Son muchas las preguntas planteadas y cada una de ellas necesitaría muchísima discusión y conocimientos. Pero voy a explicar someramente como entiendo yo un par de las que han llamado más la atención.</SPAN></SPAN>
Por una parte está lo de los animales, lo de los sacrificios de animales. ¿Para qué puede querer Dios esos sacrificios? Dios puede tener todos los animales que quiera sin necesidad que se los sacrifiquen; parece claro que no le sirven para gran cosa. Ocurre lo mismo con muchos otros ritos humanos. ¿De qué le sirven a Dios los cánticos en las iglesias, o la quema de incienso? A Dios todas esas cosas no le sirven para nada. Todos los ritos, incluidos los sacrificios de animales, los cánticos, y todos los que se pueda imaginar en las distintas confesiones cristianas, le sirven al hombre más que a Dios. El hombre es el que necesita esos ritos para sentirse a bien con Dios; porque el hombre emplea los ritos en todas sus relaciones. Y Dios en su grandísima bondad los admite.</SPAN></SPAN>
Ahora bien, lo que sí le vale a Dios son los sentimientos y la buena disposición del corazón humano. Es como la mujer que derramó un perfume muy caro sobre la cabeza de Jesús. Jesús hubiera podido tener muchísimos más perfumes y más caros que aquel; incluso perfumes que el hombre no sería capaz de fabricar. Pero lo que Jesús valoraba sin duda, eran los sentimientos de aquella mujer al derramar el perfume.</SPAN></SPAN>
En cuanto al rostro de Dios, en el Antiguo Testamento se habla de él. Pero es evidente que esto lo hay que entender como un símbolo, ya que Dios no es un ser material que tenga rostro. En el Éxodo Dios permite que Moisés le vea de espaldas, pero no que le vea la cara. ¿Y qué es lo que ve Moisés? Ve la gloria de Dios, ve la misericordia de Dios que se extiende por mil generaciones, ve el amor extremado de Dios que llega hasta los celos; y también ve su justicia que no deja impune al culpable.</SPAN></SPAN>
Esto es Dios de espaldas, pero ¿cómo es Dios de frente? Es natural que no lo podamos saber todo de Dios; al fin y al cabo Dios es muy grande y nosotros muy pequeños. No parece desacertada la posición de la Biblia al decir que no lo podemos ver todo de Dios.</SPAN></SPAN>
Sin embargo, yo interpreto que Jesucristo vino a mostrarnos el rostro de Dios; por eso dice que ha venido a revelar misterios que se han mantenido ocultos desde la creación del mundo. ¿Y cuál es el rostro de Dios? A mi modo de ver el sufrimiento. Y es que efectivamente las cosas son así: primero se sufre para conseguirlas, y después viene la gloria, porque se han conseguido.</SPAN></SPAN>
Son muchas las preguntas planteadas y cada una de ellas necesitaría muchísima discusión y conocimientos. Pero voy a explicar someramente como entiendo yo un par de las que han llamado más la atención.</SPAN></SPAN>
Por una parte está lo de los animales, lo de los sacrificios de animales. ¿Para qué puede querer Dios esos sacrificios? Dios puede tener todos los animales que quiera sin necesidad que se los sacrifiquen; parece claro que no le sirven para gran cosa. Ocurre lo mismo con muchos otros ritos humanos. ¿De qué le sirven a Dios los cánticos en las iglesias, o la quema de incienso? A Dios todas esas cosas no le sirven para nada. Todos los ritos, incluidos los sacrificios de animales, los cánticos, y todos los que se pueda imaginar en las distintas confesiones cristianas, le sirven al hombre más que a Dios. El hombre es el que necesita esos ritos para sentirse a bien con Dios; porque el hombre emplea los ritos en todas sus relaciones. Y Dios en su grandísima bondad los admite.</SPAN></SPAN>
Ahora bien, lo que sí le vale a Dios son los sentimientos y la buena disposición del corazón humano. Es como la mujer que derramó un perfume muy caro sobre la cabeza de Jesús. Jesús hubiera podido tener muchísimos más perfumes y más caros que aquel; incluso perfumes que el hombre no sería capaz de fabricar. Pero lo que Jesús valoraba sin duda, eran los sentimientos de aquella mujer al derramar el perfume.</SPAN></SPAN>
En cuanto al rostro de Dios, en el Antiguo Testamento se habla de él. Pero es evidente que esto lo hay que entender como un símbolo, ya que Dios no es un ser material que tenga rostro. En el Éxodo Dios permite que Moisés le vea de espaldas, pero no que le vea la cara. ¿Y qué es lo que ve Moisés? Ve la gloria de Dios, ve la misericordia de Dios que se extiende por mil generaciones, ve el amor extremado de Dios que llega hasta los celos; y también ve su justicia que no deja impune al culpable.</SPAN></SPAN>
Esto es Dios de espaldas, pero ¿cómo es Dios de frente? Es natural que no lo podamos saber todo de Dios; al fin y al cabo Dios es muy grande y nosotros muy pequeños. No parece desacertada la posición de la Biblia al decir que no lo podemos ver todo de Dios.</SPAN></SPAN>
Sin embargo, yo interpreto que Jesucristo vino a mostrarnos el rostro de Dios; por eso dice que ha venido a revelar misterios que se han mantenido ocultos desde la creación del mundo. ¿Y cuál es el rostro de Dios? A mi modo de ver el sufrimiento. Y es que efectivamente las cosas son así: primero se sufre para conseguirlas, y después viene la gloria, porque se han conseguido.</SPAN></SPAN>