Tras una ausencia de este foro durante unos días, obligado por mis ocupaciones habituales (entre las que se cuenta la atención de mucho correo procedente de distintas partes del mundo de personas deseosas de abandonar las sectas), es un placer volver para desenmascarar ante los foristas los turbios manejos sectarios de ciertos personajillos que afirman pertenecer a una supuesta “iglesia” remanente. En esta ocasión, volveremos a destacar una de las obras de la secta remanente que tengo archivadas entre los libros de chistes de mi biblioteca. Hablo, naturalmente, del tomo 2 del Symposium on Revelation, publicado por el Instituto de Investigación “Bíblica” de la secta. Hoy nos entretendremos en desenmascarar los disparates más descarados del capítulo 9, obra de Jan Paulsen, hasta hace poco presidente de la Asociación General, de dicho librucho.
En su sucedáneo de exégesis de varios textos del Apocalipsis en griego, el sujeto en cuestión nos cuenta (página 283), con referencia a Apoc. 14:7, que el significado de elthen he hora tes kriseos autou (“llegó [o ha llegado] la hora del juicio de él [Dios]”) significa “que ha llegado el momento histórico en el que Dios iniciará un proceso de juicio (krisis, “tamizado”), como algo separado del cotidiano ir y venir de la vida”. Fijémonos en el aparentemente inocente uso del verbo ‘iniciar’ por parte del sectario Paulsen. En vano buscamos ese verbo en las palabras del ángel. Dirán los embusteros profesionales de la secta que eso “se sobrentiende”. Pues bien, vamos a ver qué “sobrentienden” estos pájaros en otro pasaje del Apocalipsis que, por una de esos reveses curiosos del destino, utiliza los mismos sustantivos y el mismo verbo que Apoc. 14:7. Encontramos el pasaje en Apoc. 18:10. La parte sustancial afirma: mia hora elthen he krisis sou (“en una hora llegó [o ha llegado] el juicio tuyo”). Interesante, ¿verdad? ¿Qué nos dirán Paulsen y sus abyectos cómplices? ¿Que se ha iniciado el juicio de Babilonia? Después de todo, ellos “sobrentienden” estos detalles sabrosones en su permanente “exégesis” para indocumentados, ¿no? Atendamos las “explicaciones” del pájaro en cuestión (página 285). Según él, aquí las mismas palabras que en Apoc. 14:7 significan, nada más y nada menos, que la “ejecución de la sentencia”.
¡Qué fascinante cuentecito! Supongo que será mucho pedir que la desvergonzada patulea adventista que pulula por este foro nos explique debidamente a qué se debe que su mendaz expresidente diga que, en un sitio, unas ciertas palabras significan “el inicio” de un juicio (ese que cuentan que empezó el 22 de octubre de 1844, pffffffffffffffffff), mientras que, en otro sitio, las mismas palabras significan no “el inicio” de un juicio, sino únicamente la “ejecución de la sentencia”.
Pero no se queda Paulsen en este frustrado intento de insultar la inteligencia de los cristianos. El sujeto fue bastante más allá. Aparte de las consabidas sandeces y típicos cuentecitos del adventismo (por ejemplo, la boba noción de que al lugar santísimo solo pudiese acceder el sumo sacerdote una única vez al año, el Día de la Expiación [invariablemente, estos majaderos olvidan que los levitas podían entrar allí siempre que fuese necesario, por ejemplo para desmontar el tabernáculo y transportar el arca]; o la noción extrabíblica de que el Yom Kippur fuese un “día de juicio”), el expresidente de los adventistas afirma alegremente (página 293) que “Dios, que es capaz de reunir todos los acontecimientos y todos los datos en un solo momento instantáneo de toma de decisiones, elige, por el bien de sus seres creados, espaciar en el tiempo sus datos y los factores que contribuyen a su toma de decisiones”. Buscamos en vano una justificación bíblica en apoyo de tan estúpida afirmación. Tampoco tenemos mayor suerte en nuestra búsqueda de justificación de la siguiente memez: “[Dios] invita al “tribunal a sentarse” y a observar lo que se dispone a hacer” (ibíd.). Por lo visto, el diosito impotente de los adventistas, enzarzado en ese indeciso “gran conflicto”, se ve en la necesidad incesante de “vindicarse” sin cesar ante las “inteligencias celestiales”. Al parecer, esas “inteligencias celestiales” participan de la naturaleza mongoloide que vemos aquí entre los propagandistas de la secta remanente, y tienen dudas permanentes acerca de la justicia de Dios. Tan mongólicas “inteligencias” se ven asaltadas de continuo por dudas sobre la justicia divina; según constatamos, la “inteligencia” no les llegó para captar la trascendencia de la cruz, que demostró por sí misma ante todo el universo Quién es Dios, sino que tuvieron que esperar al 22 de octubre de 1844 para que el dios adventista empezara a convencerlos de que es justo. Pero ni eso les aclarará sus permanentes dudas, pues la cosa investigadora y reivindicativa seguirá hasta mil años después del fin del “juicio investigador” ese. Según nos cuentan estos “entendidos”, la cosa parará entonces, sin duda por agotamiento y empacho de tan larguísimo ejercicio de investigación e reivindicación.
Pero sigamos constatando la “sabiduría” de la “exégesis” de Paulsen. Contaba ese pájaro (ibíd.): “Puede aceptarse fácilmente que este juicio previo al advenimiento, al que alude 11: 19, es el mismo juicio previo al advenimiento descrito en Daniel 7 . En respuesta al clamor: «¿Cuánto tiempo […]?» (Dan. 8: 13), se anuncia que al final de los 2,300 días/años Dios respondería públicamente ante su universo en un acto de investigación y de juicio. Esta profecía encontró su cumplimiento a partir de 1844”. Naturalmente, no hay prueba alguna de ello. Lo curioso es que el tal Paulsen metiese la pata al hablar de un “clamor” en Daniel 8:13. ¿Qué versión de la Biblia usa ese sujeto? La mía dice que hay dos santos que hablan, y no consta que ninguno de los dos esté gritando. Curiosos estos sectarios remanentes.
Sigamos comprobando el “nivel” de la “exégesis” adventista. Según Paulsen (páginas 293, 294), los adventistas “[d]ecimos que en esta fase del juicio [la iniciada el 22 de octubre de 1844] [Dios] justifica su derecho en el marco formal de un procedimiento judicial. La fe de los creyentes en él tiene que ser vindicada ante el universo. Es la única forma en que el universo puede aprender el himno doxológico: ‘Justo y verdadero [es] tu proceder’”. ¡Qué interesante historieta! Ni una justificación bíblica de que Dios tenga que justificar “su derecho” “en el marco formal de un procedimiento judicial”. Ni una justificación bíblica de que “la fe de los creyentes” (léase “adventistas del séptimo día”) tenga “que ser vindicada ante el universo”. Encima, va el sectario Paulsen y suelta el huevo de que ese invento del 22 de octubre de 1844 es “la única forma en que el universo puede aprender el himno doxológico: ‘Justos y verdaderos son tus caminos’”. Si esa es “la única forma” en que el universo puede reconocer la justicia y la verdad de los caminos de Dios, ¿nos pueden aclarar los propagandistas de la secta remanente si David se precipitó indebidamente cuando, sin esperar al veredicto de las mongólicas “inteligencias celestiales” esas, afirmó: “Justo es Jehová en todos sus caminos y misericordioso en todas sus obras” (Sal. 145:17)? ¡Qué digo David! Ya Moisés afirmó: “Jehová es justo” (Éxo. 9:27). ¿Quizá pecó de imprudencia Moisés? ¿Debería haberse asesorado con alguna de esas dubitativas “inteligencias celestiales” sabrosonas del adventismo?
¿Nos querrá aclarar algún secuaz de la secta remanente estos extremos tan reveladores? Algo me dice que, siguiendo su inveterada costumbre, se saldrán por la tangente, sin intentar siquiera responder con honradez a nada de lo expuesto. Es la naturaleza de los hilos que abro en este foro. Desde el mismo comienzo, el catastrófico resultado para la secta remanente está cantado. Como siempre, es un placer.
En su sucedáneo de exégesis de varios textos del Apocalipsis en griego, el sujeto en cuestión nos cuenta (página 283), con referencia a Apoc. 14:7, que el significado de elthen he hora tes kriseos autou (“llegó [o ha llegado] la hora del juicio de él [Dios]”) significa “que ha llegado el momento histórico en el que Dios iniciará un proceso de juicio (krisis, “tamizado”), como algo separado del cotidiano ir y venir de la vida”. Fijémonos en el aparentemente inocente uso del verbo ‘iniciar’ por parte del sectario Paulsen. En vano buscamos ese verbo en las palabras del ángel. Dirán los embusteros profesionales de la secta que eso “se sobrentiende”. Pues bien, vamos a ver qué “sobrentienden” estos pájaros en otro pasaje del Apocalipsis que, por una de esos reveses curiosos del destino, utiliza los mismos sustantivos y el mismo verbo que Apoc. 14:7. Encontramos el pasaje en Apoc. 18:10. La parte sustancial afirma: mia hora elthen he krisis sou (“en una hora llegó [o ha llegado] el juicio tuyo”). Interesante, ¿verdad? ¿Qué nos dirán Paulsen y sus abyectos cómplices? ¿Que se ha iniciado el juicio de Babilonia? Después de todo, ellos “sobrentienden” estos detalles sabrosones en su permanente “exégesis” para indocumentados, ¿no? Atendamos las “explicaciones” del pájaro en cuestión (página 285). Según él, aquí las mismas palabras que en Apoc. 14:7 significan, nada más y nada menos, que la “ejecución de la sentencia”.
¡Qué fascinante cuentecito! Supongo que será mucho pedir que la desvergonzada patulea adventista que pulula por este foro nos explique debidamente a qué se debe que su mendaz expresidente diga que, en un sitio, unas ciertas palabras significan “el inicio” de un juicio (ese que cuentan que empezó el 22 de octubre de 1844, pffffffffffffffffff), mientras que, en otro sitio, las mismas palabras significan no “el inicio” de un juicio, sino únicamente la “ejecución de la sentencia”.
Pero no se queda Paulsen en este frustrado intento de insultar la inteligencia de los cristianos. El sujeto fue bastante más allá. Aparte de las consabidas sandeces y típicos cuentecitos del adventismo (por ejemplo, la boba noción de que al lugar santísimo solo pudiese acceder el sumo sacerdote una única vez al año, el Día de la Expiación [invariablemente, estos majaderos olvidan que los levitas podían entrar allí siempre que fuese necesario, por ejemplo para desmontar el tabernáculo y transportar el arca]; o la noción extrabíblica de que el Yom Kippur fuese un “día de juicio”), el expresidente de los adventistas afirma alegremente (página 293) que “Dios, que es capaz de reunir todos los acontecimientos y todos los datos en un solo momento instantáneo de toma de decisiones, elige, por el bien de sus seres creados, espaciar en el tiempo sus datos y los factores que contribuyen a su toma de decisiones”. Buscamos en vano una justificación bíblica en apoyo de tan estúpida afirmación. Tampoco tenemos mayor suerte en nuestra búsqueda de justificación de la siguiente memez: “[Dios] invita al “tribunal a sentarse” y a observar lo que se dispone a hacer” (ibíd.). Por lo visto, el diosito impotente de los adventistas, enzarzado en ese indeciso “gran conflicto”, se ve en la necesidad incesante de “vindicarse” sin cesar ante las “inteligencias celestiales”. Al parecer, esas “inteligencias celestiales” participan de la naturaleza mongoloide que vemos aquí entre los propagandistas de la secta remanente, y tienen dudas permanentes acerca de la justicia de Dios. Tan mongólicas “inteligencias” se ven asaltadas de continuo por dudas sobre la justicia divina; según constatamos, la “inteligencia” no les llegó para captar la trascendencia de la cruz, que demostró por sí misma ante todo el universo Quién es Dios, sino que tuvieron que esperar al 22 de octubre de 1844 para que el dios adventista empezara a convencerlos de que es justo. Pero ni eso les aclarará sus permanentes dudas, pues la cosa investigadora y reivindicativa seguirá hasta mil años después del fin del “juicio investigador” ese. Según nos cuentan estos “entendidos”, la cosa parará entonces, sin duda por agotamiento y empacho de tan larguísimo ejercicio de investigación e reivindicación.
Pero sigamos constatando la “sabiduría” de la “exégesis” de Paulsen. Contaba ese pájaro (ibíd.): “Puede aceptarse fácilmente que este juicio previo al advenimiento, al que alude 11: 19, es el mismo juicio previo al advenimiento descrito en Daniel 7 . En respuesta al clamor: «¿Cuánto tiempo […]?» (Dan. 8: 13), se anuncia que al final de los 2,300 días/años Dios respondería públicamente ante su universo en un acto de investigación y de juicio. Esta profecía encontró su cumplimiento a partir de 1844”. Naturalmente, no hay prueba alguna de ello. Lo curioso es que el tal Paulsen metiese la pata al hablar de un “clamor” en Daniel 8:13. ¿Qué versión de la Biblia usa ese sujeto? La mía dice que hay dos santos que hablan, y no consta que ninguno de los dos esté gritando. Curiosos estos sectarios remanentes.
Sigamos comprobando el “nivel” de la “exégesis” adventista. Según Paulsen (páginas 293, 294), los adventistas “[d]ecimos que en esta fase del juicio [la iniciada el 22 de octubre de 1844] [Dios] justifica su derecho en el marco formal de un procedimiento judicial. La fe de los creyentes en él tiene que ser vindicada ante el universo. Es la única forma en que el universo puede aprender el himno doxológico: ‘Justo y verdadero [es] tu proceder’”. ¡Qué interesante historieta! Ni una justificación bíblica de que Dios tenga que justificar “su derecho” “en el marco formal de un procedimiento judicial”. Ni una justificación bíblica de que “la fe de los creyentes” (léase “adventistas del séptimo día”) tenga “que ser vindicada ante el universo”. Encima, va el sectario Paulsen y suelta el huevo de que ese invento del 22 de octubre de 1844 es “la única forma en que el universo puede aprender el himno doxológico: ‘Justos y verdaderos son tus caminos’”. Si esa es “la única forma” en que el universo puede reconocer la justicia y la verdad de los caminos de Dios, ¿nos pueden aclarar los propagandistas de la secta remanente si David se precipitó indebidamente cuando, sin esperar al veredicto de las mongólicas “inteligencias celestiales” esas, afirmó: “Justo es Jehová en todos sus caminos y misericordioso en todas sus obras” (Sal. 145:17)? ¡Qué digo David! Ya Moisés afirmó: “Jehová es justo” (Éxo. 9:27). ¿Quizá pecó de imprudencia Moisés? ¿Debería haberse asesorado con alguna de esas dubitativas “inteligencias celestiales” sabrosonas del adventismo?
¿Nos querrá aclarar algún secuaz de la secta remanente estos extremos tan reveladores? Algo me dice que, siguiendo su inveterada costumbre, se saldrán por la tangente, sin intentar siquiera responder con honradez a nada de lo expuesto. Es la naturaleza de los hilos que abro en este foro. Desde el mismo comienzo, el catastrófico resultado para la secta remanente está cantado. Como siempre, es un placer.