Re: JEHOVÁ , EL NOMBRE ESPURIO , FALSO y FRAUDELENTO DE DIOS
...Poco a poco te das a conocer. Es cuestión de tiempo para que sigas el mismo destino de tu compinche eli_yahu. ¿Recuerdas? Al llamrnos "demonios enfurecidos" se le retiró del foro por fanfarrón.
Repito, es cuestión de tiiempo...
Cumplo con lo prometido...
Es sabido que la palabra Jehová que muchos usan a fin de pronunciar el tetragrama (YHWH), entre ellos los Testigos de Jehová, es incorrecta y que la palabra más correcta sería Javé.
Para explicar las razones del por qué la palabra Jehová es incorrecta y Javé sería la correcta, creo que basta con decir por ahora, que los mismísimos Testigos de Jehová reconocen que realmente no se sabe cómo se pronuncia el tetragrama y más aún declaran, que algunos eruditos piensan que “Yahveh” o “Yahvé” es la pronunciación correcta, pero que usan el término “Jehová” o “Jehovah” porque ha estado en uso por muchos siglos y es más extensamente conocido.
Para comprobar lo anterior, puedes ver las páginas 43 y 44 del capítulo 4 titulado “”Dios… ¿quién es Él? del libro publicado por ellos mismos, titulado “Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra“.
Como se dice, a confesión de parte relevo de pruebas o en otras palabras por la boca muere el pez…
Sin embargo, no sólo los Testigos de Jehová han usado durante mucho tiempo dicho nombre de Dios, probadamente incorrecto, con el pretexto de que según la Biblia y según ellos, es preferible designarle un nombre aunque esté incorrectamente escrito y pronunciado, a no hacerlo) sino que también los protestantes, y desde muchísimo tiempo antes que los Testigos de Jehová, es cosa de leer el antiguo testamento, en la Biblia Reina Valera, donde aparece profusamente dicho nombre incorrecto. Y después acusan a la Iglesia Católica de cambiar la Palabra de Dios, cuando ellos mismos lo han hecho nada menos que con Su principal nombre ¡¡donde la vieron!!
Sin perjuicio de lo anterior, hay que decir algo que resulta muy relevante en este tema para la Iglesia Católica y es que, en la cultura judía, el nombre no es una designación arbitraria, tal como lo es para nosotros, sino que revela la naturaleza, esencia, capacidades e historia de la persona que es designada con un determinado nombre.
Entonces, cuando en las Escrituras se habla de santificar y no profanar Su nombre (hay que hacer presente que en la Biblia se mencionan varios nombres de Dios y no unicamente el tetragrama) se está refiriendo a no dañar la reputación de Dios en cuanto a Su naturaleza, esencia, atributos e historia pero no significa de manera alguna, que Su nombre deba pronunciarse como lo hacían los judíos a fin de no dañarlo, máxime si, por motivos que no son del caso analizar, su pronunciación se perdió con en el tiempo.
Para prueba de lo que acabo de afirmar, señalo a continuación dos pasajes reveladores de las Escrituras.
1) Cuando Moisés le preguntó el nombre, Él dijo, “YO SOY EL QUE SOY…. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos” (Ex. 3.13-15), lo que ciertamente no es un nombre, tal como nosotros los conocemos, sino que más bien la explicación de Su naturaleza (eterna).
2) Jesucristo efectivamente, enseñó a santificar Su nombre (Mt. 6.9) además, declaró habérselo manifestado a los hombres (Jn. 17.6) y habérselo dado a conocer al mundo (Jn. 17.26) sin embargo, Él nunca, en ninguna parte de la Biblia, pronunció el tetragrama y cuando, por ejemplo, enseñó a orar, más bien santificó Su nombre llamándolo padre (Mt. 6.9). Padre es un atributo y ciertamente no un nombre tal como nosotros los conocemos….
La Iglesia Católica sigue el ejemplo de Jesucristo y santifica el tetragrama, respetando Su naturaleza, esencia, atributos e historia pero no podría hacerlo con su pronunciación, ya que, como se ha dicho, con el tiempo se perdió definitivamente, en lo que hay consenso entre los eruditos, a tal punto que ni siquiera los mismos judíos han podido recuperarla.
Por tales motivos, la Iglesia Católica no usa la palabra Jehová para el tetragrama y muy poco Javé, sino que Señor y Dios, guardándose de este modo, de santificar Su nombre en cuanto a Su naturaleza, esencia, historia y atributos.