Es urgente que los católicos se den cuenta que sus orígenes no son los que se les ha enseñado. “La Iglesia Católica Romana sostiene que su origen se encuentra en la muerte, resurrección y ascensión de Jesucristo aproximadamente en el año 33 de nuestra era. La iglesia Católica se proclama a sí misma como la Iglesia por la que murió Jesucristo, la Iglesia que fue establecida y construida por los apóstoles. ¡Nada más lejos de esa realidad!.
Sí, predicamos el evangelio a los católico-romanos, porque les amamos con el amor del Señor. Nuestro pleito no es con el pueblo católico, sino con el sistema que le mantiene sujeto a una liturgia y a unos sacramentos que nunca pueden salvar a nadie. Y en medio de tanta religión de invento propio que practican, mantienen al pueblo ignorante de grandes verdades bíblicas que, sabidas, le libraría de su esclavitud espiritual. "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8:32)
Los católicos necesitan escuchar esta maravillosa verdad, meditar en ella, y creerla de modo que abandonen el sistema de mediadores e intercesores que el Catolicismo Romano pone entre ellos y Dios.