Re: ¿ES CORRECTO LA PENA DE MUERTE?
El Creyente y la Pena de Muerte
Agosto 13, 2009
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por Eduardo
<!--end meta--> <script type="text/javascript" src="http://s0.wp.com/wp-content/plugins/adverts/adsense.js?m=1253160243g&1"></script>Hace unos días recbí un correo de un hermano que me pedía la posibilidad de escribir acerca de la pena de muerte, es por ello que el día de hoy voy a tratar este tema, quizás un poco superficialmente, pero brindando argumentos bíblicos.
Lo primero que tengo que decir es que mi posición como creyente es que la pena de muerte debe ser aplicada en las diferentes sociedades humanas. Recuerdo que cuando volví de Francia y me empecé a congregar en la Iglesia de Los Lagos le pregunté a mi pastor, Steve Henning, sobre su posición al respecto. Yo tenía claro que la Biblia asumía que la pena capital debería ser aplicada, pero al ser el pastor Henning una persona a quien yo respeto tanto por su sabiduría, quise que me diera su opinion. Sentados en una mesa me respondió lo siguiente: “
Por supuesto que creo en la pena de muerte. Yo soy bíblico!” Me hizo sonreír y sentir un gran alivio al saber que mi posición era bíblicamente correcta.
Pero, qué es lo que enseña la Biblia acerca de la pena de muerte?
El Antiguo Testamento
Cuando empezamos a leer la Biblia notamos algo muy peculiar, esto es, que Dios requería la muerte de hombres que cometía ciertos crímenes. Esta pena era en algunos casos administrada directamente por Dios, como en el caso del diluvo (Génesis 6), pero en la mayoría de los casos vemos a Dios dándole la potestad a hombres a ejercer este castigo.
La pena de muerte continuo siendo un requisito dentro de las ordenanzas de Dios para Su pueblo. Esto queda claro en que era requerido inclusive durante el período mosaica. El mandato venía de lo que Dos había dicho en Génesis 9: 6,
El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.”
Lo que vemos en la Ley mosaica es que Dios establece la pena de muerte para dieciséis tipos diferentes de crímenes. Cuando estudiamos apologética, es claro que estos crímenes se podían dividir en civiles, religiosos y sexuales.
Crímenes Civiles
- Homicidio: Dios exigió la pena capital para aquellos hombres que con premeditación asesinaran a otro hombre. Es más, debía castigarse a un hombre que durante una pelea matara a un tercero (Exodo 21: 12-14; Levítico 24: 17 y Números 35: 16-21). Debe quedar claro que Dios no exigía este mismo castigo para el homicidio accidental.
- Herir o maldecir a sus padres: Esto era considerado un crímen merecedor de la pena de muerte (Exodo 21: 15-17; Levítico 20: 9). Es más, el mismo Jesús validó esta ley (Mateo 15: 4; Marcos 7: 10).
- La rebeldía incorregible: Cuando los padres tenían un hijo que se había rebelado y que era incapaz de someterse a la autoridad dada por Dios a sus padres, estos lo debían entregar a las autoridades, y éste debía ser apedreado (Deuteronomio 17: 12; 21: 18-21).
- Secuestro: Si un hombre secuestraba a otra persona debía morir por su maldad (Exodo 21: 16; Deuteronomio 24: 7).
Crimenes Religiosos
- Sacrificio a dioses falsos (Exodo 22: 20) era un crímen que merecía la pena de muerte.
- No guardar el día de reposo (Exodo 35: 2; Números 15: 32-36).
- Blasfemar el nombre de Dios (Levítico 24: 10-16,23).
- Falsos profetas: Estos debían ser castigados con la pena de muerte (Deuteronomio 13: 1-11).
- Sacrificios humanos (Levítico 20: 2)
- Adivinación, brujería, etc (Exodo 22: 18; Levítico 19: 26,31; Deuteronomio 18: 9-14).
Crímenes Sexuales
- Adulterio (Levítico 20: 10-21; Deuteronomio 22: 22).
- Bestialismo (Exodo 22: 19; Levítico 20: 15-16).
- Incesto (Levítico 18: 6-7; 20: 11-12, 14).
- Homosexualidad (Levítico 18: 22; 20: 13).
- Sexo Prematrimonial (Levítico 21: 9; Deuteronomio 22: 20-21).
- Violación (Deuteronomio 22: 25-27).
El Nuevo Testamento
Muchos quizás pensarían que la pena de muerte queda abolida en el Nuevo Testamento, pero se equivocan. Dado que la Biblia es en su totalidad la obra de una sola mente, es decir, la de Dios, no esperaríamos encontrar contradicciones ni cambios relevantes a lo que Él considera debe ser el castigo para aquel que viola sus leyes. Por lo tanto, lo que encontramos en el Nuevo Testamento es lo mismo que fue ordenado por Dios en el Antiguo Testamento.
Queda claro que en el Nuevo Testamento Dios mantiene y ordena la pena de muerte como un mecanismo utilizado por los gobiernos de los pueblos para mantener el orden y la justicia en las diferentes sociedades. Veamos un pasaje interesante en Romanos,
“<sup>1</sup> Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.<sup> 2</sup> De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.<sup> 3</sup> Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella;<sup> 4</sup> porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo.” Romanos 13: 1-4
Lo que Pablo está enseñando aquí es que todas las autoridades han sido puestas por Dios. É les quien ha puesto al actual presidente en Costa Rica, en Estados Unidos, en Irán, en Israel, etc. Y Dios ha puesto estas autoridades para que hagan justicia en los pueblos que Él les ha dado a gobernar. Ellos deben mantener el orden.
Notemos que parte de la administración de esa justicia es a través de la pena de muerte. Es decir, Dios ha puesto a los gobernantes a administrar justicia y orden a través del castigo a aquellos que hacen el mal. Parte de ese castigo es la pena de muerte. Noten que en el versículo 4 la palabra utilizada por Pablo es
machaira, término utilizado para describir a una espada o cuchillo utilizado para matar.
Pablo, entonces, déjà claro que parte del castigo que deben ejercer los gobernantes a los malos es la pena de muerte. No fue Pablo quien entendió este deber de los gobernantes? En Hechos 25: 11, estando Pablo ante Festo le dice, “Porque si al;gún agravio, o una cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehúso morir.” Pablo sabía perfectamente que si había hecho algo que era merecedor de la pena de muerte, no se opondría, pues hacerlo significaba desobedecer a Dios, quien era la causa primaria de ese castigo.
Lo mismo hizo nuestro Señor Jesús, quien en sus enseñanzas dejó claro que la pena de muerte era algo ordenado por Dios y que debía ser aplicado a los malhechores. En Lucas 19 vemos que Jesús claramente déjà claro que la pena de muerte era algo que debía ser aplicado a los rebeldes (Lucas 19: 27).
Principales Objeciones
Casi que la primera objeción que surge ante este tipo de enseñanzas bíblicas es el de aquellos que dicen que la pena de muerte no debe ser aplicada en la actualidad debido a que Dios ordenó, “No matarás” (Exodo 20:13).
Es importante hacer notar que los críticos se equivocan al aplicar este mandamiento de esta manera. Porqué? Porque la palabra hebrea utilizada por Moisés es
ratsach que implica asesinar. El mandato podría traducirse de la siguiente manera: “No cometerás asesinato.” Lo que Dios deseaba con el mandamiento era que los hombres no tomaran la ley en sus manos y se vengaran sin tomar en cuenta la ley. Dios prohibía el homicidio, no la pena de muerte.
Segundo, muchos argumentan que la pena de muerte no es válida debido a las enseñanzas de Jesús. Él, dicen algunos, enseñó que debemos volver la otra mejilla (Mateo 5: 39). Igualmente, entendiendo el contexto en el que Jesús habla estas palabras, vemos que quería enseñarles a los judíos que la venganza personal no era legal. Es lo mismo que enseña Pablo en Romanos 12: 14-21. La venganza es de Dios, y por lo tanto el creyente no debe tomar la ley en sus manos.
Tercero, muchos critican la pena capital y la defensa de ésta debido a que argumentan que Jesús perdonó el adulterio, y no ejecutó lo que la Ley exigía, que era la muerte del adúltero (Juan 8). Pero, de Nuevo, esto es un error. Veamos lo que ocurre en Juan 8: si la mujer había sido sorprendida en adulterio, debían existir dos o más testigos para que la pena de muerte pudiera llevarse a cabo (Deuteronomio 19: 15). Nada se nos dice en el texto de que hubiera testigos presenciales del acto pecaminosos de la mujer. Además, no solo debía ser muerta la mujer, sino que también el hombre (Levítico 20: 10; Deuteronomio 22: 22). Porqué los judíos no habían traído al hombre? Ellos conocían la Ley a la perfección. Lo más probable es que ellos estaban inventando el crímen. La ley, dadas estas circunstancias exigía que la mujer fuera dejada en libertad.
Otro argumento es que Jesús sabía que estos judíos eran culpables del mismo pecado de la mujer. Es por ello que les dice, “El que de vosotros esté libre sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” (Juan 8: 7). La ley dejaba claro que los testigos del crimen debían tomar piedras y matar a los criminales (Deuteronomio 17: 7). Jesús les muestra a estos judíos que ellos no eran idóneos para ejecutar la sentencia. Y por ultimo, la pena debía ser promulgada por una corte. Lo que estaban haciendo estos hombres era algo totalmente illegal.
Tercero, otra objeción es el argumento que el que ejecuta la pena de muerte es culpable de asesinato. Esto no es cierto. Dios claramente dice que aquellos que son condenados a la pena de muerte por sus crimenes, “su sangre sera sobre su cabeza” (Levítico 20: 9, 13, 27; Deuteronomio 19: 10; Ezequiel 18: 13; 33: 5; Josué 2: 19; 2 Samuel 1: 16; Hechos 18: 6).
Aquellos que ejecutan la sentencia no son responsables de romper la ley de Dios, pues la responsabilidad de la muerte recae sobre el delincuente. Él simplemente es el administrador de la justicia.
Una última objeción es el argumento de que han muerto muchos inocentes. Odría ser cierto, pero esto no está en que se apliqué o no la pena de muerte, sino en las fallas de aquellos que administrant la justicia de no seguir los pasos adecuados para administrar justicia. Por ejemplo, muchas autoridades no hace buenas investigaciones, no confirman la veracidad de los testigos, etc, lo cual responsabiliza a las fallas en las autoridades, no en el castigo dispuesto por Dios.
Como vemos, la pena de muerte es un castigo decretado por Dios para castigar a los malos. Los creyentes debemos velar porque aquellos que administrant la justicia lo hagan adecuadamente, orando por ellos como el mismo Pablo nos pide en sus epístolas.
Bueno , para mis hermanos y hermanas en CRISTO , miren esta informacion , y casi todas las que hay son iguales. puede que no las entendamos ni comprendamos pero es cierta , Miniyo no esta diciendo sino la verdad . Yo desde luego no lo entiendo , Pero pido Al SEÑOR entendimiento para cosas que no logro entender.