Ni soy ciego, ni soy dogmático ni soy papista ni soy romano; una vez hechas de lado estos calificativos me gustaría explicarme de la siguiente manera:
Te contaré una historia de conversión verdadera. Hace tiempo en un crudo invierno en Inglaterra, un granjero que no creía que Dios se había hecho hombre observaba como morían de frío y hambre uno a uno una parvada de pájaros negros que se habían dispuesto en su cerca, decidió entonces como un gesto de generosidad abrir las puertas de su granero, pues pensó que teniendo luz, calor y abundante grano los pájaros parían sobrevivir a lo peor del inverno.
Contrario a lo esperado los pájaros permanecieron inmóviles, paralizados ro el frío, por el miedo; no podía dar crédito, su salvación estaba tan a la mano y no la aprovechaban; se dijo a si mismo “pájaros torpes ¿porqué no entienden?; como me gustaría hacerme pájaro para enseñarles el camino al granero en el que está todo dispuesto”…en ese momento se quedo pensando: Yo soy como esos pájaros, ahora comprendo; Dios vino y se tuvo que hacer hombre para rescatarnos, enseñarnos el camino para ir a casa.
Efectivamente, el hombre no podía escuchar su voz de bocina, el hombre desfallecería ante la toda potencia de la Majestad en las alturas, su santidad absoluta no es simplemente no es compatible con nuestros pecados; al profeta mismo le tuvo que poner carbón encendido el ángel para poder hablar…Juan casi desfallece ante la potencia de Dios Todopoderoso. El hombre no puede, simplemente no puede ir a Dios; pero Dios en su amor, en su bondad estuvo dispuesto a despojarse de sí mismo, con tal amor que perfiló su rostro a la cruz del Calvario para redimirnos, para rescatarnos del pecado, del temor, de la muerte, para deshacer las obras del diablo; el Señor vino en persona tal y como prometió y la escritura no puede ser quebrantada, que lo haría y lo hizo.
Pero ahora, algunos murmuran de él; ese Jesús no es Dios, no puede ser Dios, se trata tan solo de uno más de nosotros.
El enorme inconveniente para quienes eso piensan, es que ninguno de nosotros es veraz, pues somos mentirosos, y Jesús dijo ser la Verdad, en suma es Dios con nosotros ó Emanuel, otro de sus santos nombres.
Bendiciones.