Vamos a ver con claridad este pasaje:
Apo 12:1 Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.
Este pasaje hay que leerlo en el contexto de la Escritura, vamos primeramente con Génesis 3:15-16, los padres de la Iglesia vieron un primer protoevangelio "primera buena noticia" en este pasaje: Gén 3:15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. En Apocalipsis 12 se nos relata esta antagonía entre la mujer y el dragón.
Para entender qué representa la mujer es necesario también leer Isaías 54, donde se figura a Israel en la mujer, 60 y 66:7 (Antes que estuviese de parto, dio a luz; antes que le viniesen dolores, dio a luz hijo) donde se figura a la mujer como Israel. También en Miqueas 4:9-10 (Ahora, ¿por qué gritas tanto? ¿No hay rey en ti? ¿Pereció tu consejero, que te ha tomado dolor como de mujer de parto? Duélete y gime, hija de Sion, como mujer que está de parto; porque ahora saldrás de la ciudad y morarás en el campo, y llegarás hasta Babilonia; allí serás librada, allí te redimirá Jehová de la mano de tus enemigos.)
Las estrellas de su cabeza representan las tribus de israel claramente, el sol y la luna está presentes en Isais 60:19-20 (El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que Jehová te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria. No se pondrá jamás tu sol, ni menguará tu luna; porque Jehová te será por luz perpetua, y los días de tu luto serán acabados)
También refiriéndose a Israel.
En el cristianismo Israel es el Pueblo de Dios, que desde Cristo son los que en el permanecen, es decir, la Iglesia.
Por otro lado, obviamente hay un paralalelismo también con María, quien representaba con José a Israel, de quien Cristo se encarna y de quien nace para librarnos del yugo de la serpiente, es Cristo quien destruye a la serpiente, por ello en la traducción griega del génesis de los LXX, en Gen 3:15 se dice que será "él" y no "ésta" la que pisará la serpiente.