Como usted dice es su sentir, pero no necesariamente la palabra de Dios tiene que sujetarse a nuestro sentir, sino a nuestro deber con respecto a ella.
Dios es amor, pero además es fuego consumidor. Dios al que ama disciplina y algunos no quieren ser disciplinados o nunca han permitido disciplina alguna.
Usted dice que Cristo no necesita doctores en la palabra, pero el mismo dijo lo siguiente:
"El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió." Juan 14.
Además esto:
"Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. " Juan 15
Los que permanecemos en él y él en nosotros, no podemos evitar hablar con la palabra de Dios, pues está continuamente en nuestra boca pues abunda en nuestro corazón.
El que no recibe la palabra de Dios, no recibe a Dios:
"Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste." Juan 17.
Recuerda siempre que el mundo conocerá de Cristo por las palabras nuestras, esas palabras deben ser las palabras de Dios y no nuestra propia palabra, por mas adornada de amor y piedad que sea:
"Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos," Juan 17.
Nuestras palabras piadosas, amorosas, no conseguirán nada, pues la única palabra que hace nacer la fe en los hombres es la palabra de Dios, por eso la predicamos y por eso les molesta a muchos.
Dios le bendice!
Greivin.