Si no hay líder no hay como pueda ser fiel
Si no hay líder no hay como pueda ser fiel
# 19 – Rer: El punto aquí es que para convenir con lo que tú dices (que no suena mal) hay que partir de la base que en la iglesia hay líderes; pero para ello no hay más remedio que aceptar una mala práctica y errada doctrina de los hombres: la del liderazgo. Lo más parecido a todo eso –a más del ejemplo de Diótrefes en 3Jn 9,10-, lo tenemos en las obras y la doctrina de los nicolaítas; pero ambas cosas el Señor aborreció en la iglesia en Éfeso y Pérgamo, respectivamente (Ap 2:6, 15).
No es posible seguir a Cristo fielmente y al mismo tiempo regodearse en recibir un tratamiento diferencial de los demás hermanos, cosa que expresamente el Señor prohibió.
Esto hace acordar a la pregunta del Señor a los judíos:
“¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros y no buscáis la gloria que viene del Dios único?”.
De otro modo, podríamos arrogarnos los cristianos otros atributos o funciones de Cristo y presentarnos ante la iglesia y el mundo como “salvadores”, pues que somos portadores de un mensaje de salvación. Y ahí entonces empezaríamos a discriminar -como se hace con los líderes-, distinguiendo a los “salvadores fieles” que logran convertidos con su predicación, y “salvadores carnales y mundanos” que no convierten a nadie por más que prediquen. Es más complicado dejarse guiar por nuestras pautas que seguir las de Cristo.
Ricardo.
Si no hay líder no hay como pueda ser fiel
# 19 – Rer: El punto aquí es que para convenir con lo que tú dices (que no suena mal) hay que partir de la base que en la iglesia hay líderes; pero para ello no hay más remedio que aceptar una mala práctica y errada doctrina de los hombres: la del liderazgo. Lo más parecido a todo eso –a más del ejemplo de Diótrefes en 3Jn 9,10-, lo tenemos en las obras y la doctrina de los nicolaítas; pero ambas cosas el Señor aborreció en la iglesia en Éfeso y Pérgamo, respectivamente (Ap 2:6, 15).
No es posible seguir a Cristo fielmente y al mismo tiempo regodearse en recibir un tratamiento diferencial de los demás hermanos, cosa que expresamente el Señor prohibió.
Esto hace acordar a la pregunta del Señor a los judíos:
“¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros y no buscáis la gloria que viene del Dios único?”.
De otro modo, podríamos arrogarnos los cristianos otros atributos o funciones de Cristo y presentarnos ante la iglesia y el mundo como “salvadores”, pues que somos portadores de un mensaje de salvación. Y ahí entonces empezaríamos a discriminar -como se hace con los líderes-, distinguiendo a los “salvadores fieles” que logran convertidos con su predicación, y “salvadores carnales y mundanos” que no convierten a nadie por más que prediquen. Es más complicado dejarse guiar por nuestras pautas que seguir las de Cristo.
Ricardo.