Estimado sisepuede. Saluds cordiales.
Si tu dices que el alma no puede morir, entonces estás pasando a llevar la Palabra de Dios que dice: "He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá." Ezequiel 18:4
Las almas se pueden destruir:
"Sus príncipes en medio de ella son como lobos que arrebatan presa, derramando sangre, para destruir las almas, para obtener ganancias injustas." Ezequiel 22:27.
El alma se puede corromper:
"Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento;
Corrompe su alma el que tal hace." Prov. 6:32.
"Porque todo el que quiera salvar su vida [psique], la perderá, y todo el que pierda su vida [alma] por causa de mí... la salvará" (Mr. 8:35). Esto es prueba suficiente de que el alma no se refiere a ningún elemento espiritual en el interior del hombre; aquí, ‘alma’ (griego, ‘psique’) sólo significa la vida física de uno, que es el modo en que aquí se traduce. Debemos entregar nuestras vidas/almas del mismo modo que el Señor en la cruz, quien "derramó su vida hasta la muerte" (Is. 53:12).
Cuando, al momento de nuestro fallecimiento, Dios retira de nosotros su espíritu, no sólo muere nuestro cuerpo sino que cesa nuestra consciencia completamente. El conocimiento de esto llevó a David a confiar más bien en Dios que en criaturas tan débiles como son los seres humanos. Salmos 146:3-5 es un duro rechazo a las pretensiones del humanismo: "No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación. Pues sale su aliento [espíritu], y vuelve a la tierra [el polvo del cual estamos hechos]; en ese mismo día perecen sus pensamientos. Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob".
Al morir, "el polvo volverá a la tierra, como era, y el espíritu volverá a Dios que lo dio" (Ec. 12:7). Dios es OMNIPRESENTE es decir, está presente en todas partes por medio de su espíritu. En este sentido, "Dios es Espíritu" (Jn. 4:24). Cuando morimos "damos el último suspiro" en el sentido de que el espíritu de Dios, que está dentro de nosotros, nos deja. Ese espíritu es absorbido por el espíritu de Dios que se halla a nuestro alrededor; de este modo, al morir, "el espíritu volverá a Dios".
una persona muerta está totalmente inconsciente. Aunque Dios recordará las acciones de aquellos que son responsables ante Él (Mal. 3:16; Ap. 20:12; He. 6:10), no hay nada en la Biblia que sugiera que tenemos alguna conciencia durante el estado de muerte. Es difícil disentir de esto en vista de declaraciones tan precisas como las siguientes:
- "Sale su aliento [del hombre], y vuelve a la tierra; en ese mismo día [momento] perecen sus pensamientos" (Sal. 146:4).
- "Los muertos nada saben... su amor y su odio y su envidia fenecieron ya" (Ec. 9:5:6). "En el Seol... no hay... sabiduría" (Ec. 9:10) – no hay pensamientos y por lo tanto no hay consciencia.
- Job dice que en la muerte él sería "como si nunca hubiera existido" (Job 10:8); consideró la muerte como el olvido, inconsciencia y la absoluta inexistencia que teníamos antes de que naciéramos.
- El hombre muere tal como mueren los animales (Ec. 3:18); si el hombre sobrevive conscientemente después de la muerte en algún lugar, así también debe ocurrir con ellos, no obstante tanto la Escritura como la ciencia no afirman nada de esto.
- Dios "se acuerda de que somos polvo. El hombre, como la hierba son sus días; florece como la flor del campo... y pereció, y su lugar no la conocerá más" (Sal. 103: 14-16).
"Que la muerte es verdaderamente inconsciencia, incluso para los justos, queda demostrado por las repetidas súplicas de los siervos de Dios para que permitiera que se alargaran sus vidas, porque sabían que después de la muerte no podrían alabar ni glorificar a Dios debido a que la muerte es un estado de inconsciencia. Ezequías (Is. 38:17-19) y David (Sal. 6:4,5; 30:9; 39:13; 115:17) son buenos ejemplos de esto. A la muerte se le menciona repetidamente como un sueño o descanso, tanto para los justos como para los inicuos (Job: 3:11,13,17; Dn. 12:13)."
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.