Re: Primer encuentro de Adventistas, ExAdventistas y Adventistas Reformistas
Estimado valdense. Saludos cordiales.
Tú dices:
Repondo: Cada alma que Cristo ha rescatado está llamada a trabajar en su nombre para la salvación de los perdidos. Esta obra había sido descuidada en Israel. ¿No es descuidada hoy día por los que profesan ser los seguidores de Cristo? (Lecciones Prácticas del Gran Maestro. pág. 175.)
Hay algo que cada uno debe hacer. Toda alma que cree la verdad ha de ocupar su lugar diciendo: "Heme aquí, envíame a mí". Isa. 6: 8. (Testimonies, tomo 6, pág. 49.)
Todo cristiano tiene la oportunidad no sólo de esperar, sino de apresurar la venida de nuestro Señor Jesucristo. (Lecciones Prácticas del Gran Maestro, pág. 60.)
El que llega a ser hijo de Dios ha de considerarse como eslabón de la cadena tendida para salvar al mundo. Debe considerarse uno con Cristo en su plan de misericordia, y salir con él a buscar y salvar los perdidos. (El Ministerio de Curación, pág. 98.)
Todos pueden encontrar algo que hacer. Nadie debe figurarse que para él no hay sitio en qué trabajar por Cristo. El Salvador se identifica con cada hijo de la humanidad. (El Ministerio de Curación. pág. 97.)
Los que se unieron al Señor y prometieron servirle están obligados a participar con él en la grande y magnífica obra de salvar almas. (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 82.)
Tan vasto es el campo y tan grande la empresa, que todo corazón santificado será alistado en el servicio como instrumento del poder divino. (Joyas de los Testimonios, pág. 309.)
Los hombres son en mano de Dios instrumentos de los que él se vale para realizar sus fines de gracia y misericordia. Cada cual tiene su papel que desempeñar; a cada cual le ha sido concedida cierta medida de luz, adecuada a las necesidades de su tiempo, y suficiente para permitirle cumplir la obra que Dios le asignó. (El Conflicto de los Siglos, pág. 391.)
Largo tiempo ha esperado Dios que el espíritu de servicio se posesione de la iglesia entera, de suerte que cada miembro trabaje por él según su capacidad. (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 91.)
Cuando envió a los doce y más tarde a los setenta, a proclamar el reino de Dios, les estaba enseñando su deber de impartir a otros lo que él les había hecho conocer. En toda su obra, los estaba preparando para una labor individual, que se extendería a medida que el número de ellos creciese, y finalmente alcanzaría a las más apartadas regiones de la tierra. (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 26.)
Tampoco recae únicamente sobre el pastor ordenado la responsabilidad de salir a realizar la comisión evangélica. Todo el que ha recibido a Cristo está llamado a trabajar por la salvación de sus prójimos. (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 90.)
El verdadero carácter de la iglesia se mide, no por la alta profesión que haga, ni por los nombres asentados en sus libros, sino por lo que está haciendo realmente en beneficio del Maestro, por el número de sus obreros perseverantes y fieles. El interés personal y el esfuerzo vigilante e individual realizarán más por la causa de Cristo que lo que puede lograrse por los sermones o los credos. (Review and Herald, 6 de septiembre de 1881.)
Dondequiera se establezca una iglesia, todos los miembros deben empeñarse activamente en la obra misionera. Deben visitar a toda familia del vecindario, e imponerse de su condición espiritual. (Testimonies, tomo 6, pág. 296.)
Cuando el Señor de la casa llamó a sus siervos, dio a cada uno su obra. Toda la familia de Dios estaba incluida en la responsabilidad de utilizar los bienes del Señor. Todo individuo, desde el más humilde y el más oscuro, hasta el mayor y el más exaltado, es un instrumento moral dotado de capacidades a quien Dios tiene por responsable. (Bible Echo, 10 de junio de 1901.)
El Salvador dio su preciosa vida para establecer una iglesia capaz de asistir a los que sufren, a los tristes, y a los tentados. Una agrupación de creyentes puede ser pobre, inculta, y desconocida; sin embargo en Cristo puede realizar una obra en el hogar, en la comunidad, y aun en "tierras lejanas", cuyos resultados alcanzarán hasta la eternidad. (El Ministerio de Curación, pág. 99.)
Por débil e imperfecta que parezca, la iglesia es el objeto al cual Dios dedica en un sentido especial su suprema consideración. Es el escenario de su gracia, en el cual se deleita en revelar su poder para transformar los corazones. (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 11.)
Alguien debe cumplir la comisión de Cristo; alguien debe continuar realizando la obra que él comenzó en la tierra; y a la iglesia se le ha concedido este privilegio. Con este propósito ha sido organizada. ¿Por qué, entonces, no han aceptado los miembros de la iglesia esta responsabilidad? (Testimonies, tomo 6, pág. 295.)
Él pide que la iglesia asuma el deber que le fuera asignado, sosteniendo el estandarte de la verdadera reforma en su propio territorio, y permitiendo que obreros preparados y experimentados vayan a nuevos campos. (Testimonies, tomo 6, pág. 292.)
Los creyentes tesalonicenses eran verdaderos misioneros. . . . Los corazones eran ganados por las verdades presentadas, y almas eran añadidas al número de los creyentes. (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 208.)
Al ordenar a los doce, se dio el primer paso en la organización de la iglesia que después de la partida de Cristo habría de continuar su obra en la tierra. (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 16.)
La iglesia de Dios es el palacio de la vida santa, lleno de variados dones, y dotado de Espíritu Santo. Los miembros han de hallar su felicidad en la felicidad de aquellos a quienes ayudan y benefician. Es maravillosa la obra que el Señor determina que sea realizada por su iglesia, a fin de que su nombre sea glorificado. (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 11.)
Nuestra obra se halla claramente establecida en la Palabra de Dios. El cristiano debe unirse con el cristiano, la iglesia con la iglesia, el instrumento humano debe cooperar con el divino, y todo instrumento ha de subordinarse al Espíritu Santo, y todo debe combinarse para dar al mundo las buenas nuevas de la gracia de Dios. (General Conference Bulletin, 28 de febrero de 1893, pág. 421.)
Nuestras iglesias han de cooperar en la obra de cultivo espiritual, con la esperanza de ir cosechando a lo largo del tiempo. . . . El suelo es rebelde, pero la dura tierra ha de ser roturada, y la semilla de justicia sembrada. No os detengáis, amados maestros que trabajáis en favor de Dios, como si dudarais de si debéis continuar una labor que crecerá a medida que se realice. (Testimonies, tomo 6, pág. 420.)
La iglesia es el medio señalado por Dios para la salvación de los hombres. Fue organizada para servir, y su misión, es la de anunciar el Evangelio al mundo. Desde el principio fue el plan de Dios que su iglesia reflejase al mundo su plenitud y suficiencia. Los miembros de la iglesia, los que han sido llamados de las tinieblas a su luz admirable, han de revelar su gloria. (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 9.)
Que ninguna iglesia piense que es demasiado pequeña para ejercer una influencia y efectuar servicio en la gran obra que ha de hacerse en este tiempo.
Id a trabajar, hermanos. No son solamente los grandes congresos, asambleas y concilios los que contarán con el favor especial de Dios; el esfuerzo más humilde de amor abnegado será coronado con su bendición, y recibirá su gran recompensa. Haced lo que podáis, y Dios aumentará vuestra capacidad. (Review and Herald, 13 de marzo de 1888.)
Satanás trabaja ahora con todo su poder insinuante y engañoso, para desviar a los hombres de la obra del mensaje del tercer ángel, que ha de ser proclamado con gran poder. Cuando el enemigo vea que el Señor bendice a su pueblo, y lo prepara para discernir sus engaños, él trabajará con su poder magistral para introducir el fanatismo por una parte y el frío formalismo por la otra, a fin de que pueda recoger una cosecha de almas. Ahora es el tiempo de velar incesantemente. Vigilad el primer paso de avance que Satanás puede hacer entre nosotros. (Review and Herald, 24 de enero de 1893.)
Hay témpanos morales en nuestras iglesias. Hay abundancia de formalistas que pueden hacer una ostentación impositiva, pero no pueden brillar como luces en el mundo. (Review and Herald, 24 de marzo de 1891.)
Debe realizarse un reavivamiento y una reforma bajo la ministración del Espíritu Santo. Reavivamiento y reforma son dos cosas diferentes. El reavivamiento significa una renovación de la vida espiritual, una vivificación de los poderes de la mente y del corazón, una resurrección de la muerte espiritual. La reforma significa una reorganización, un cambio en las ideas y las teorías, en los hábitos y las prácticas. La reforma no traerá los buenos frutos de la justicia a menos que esté vinculada con el reavivamiento del espíritu. El reavivamiento y la reforma han de realizar la obra señalada, y al hacer esta obra ambas deben combinarse. (Review and Herald, 25 de febrero de 1902.)
Dios llama a los que están dispuestos a ser dirigidos por su Espíritu Santo a encabezar una obra de completa reforma. Veo una crisis delante de nosotros, y el Señor llama a sus obreros a entrar en la liza. Cada alma debe ahora asumir una posición de más profunda y verdadera consagración a Dios que en los años pasados. . . . He sido profundamente impresionada por escenas que recientemente han pasado delante de mí durante la noche. Parecía haber un gran movimiento -una obra de reavivamiento- que se desarrollaba en muchos lugares. Nuestros hermanos acudían respondiendo al llamado de Dios. (19 de mayo de 1913)
Bendiciones.
luego todo Israel será salvo.