Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

Elena G. de White
"La moda recarga las cabezas de las mujeres con trenzas y almohadillas artificiales... que calientan y excitan los centros nerviosos de la médula espinal en el cerebro... La acción de la sangre sobre los órganos inferiores o animales del cerebro causa una actividad antinatural y una tendencia hacia la temeridad en la moral, y la mente y el corazón están en peligro de corromperse. Al excitarse y fortalecerse los órganos animales, la moral se debilita. Los poderes morales e intelectuales de la mente se convierten en siervos del animal... Muchos han perdido la razón y se han vuelto locos sin remedio después por seguir esta moda deformadora." "Words to Christian Mothers, No. 2," Health Reformer 6 (Oct. 1871):12 1.
 
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¿Prestamos literarios?
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

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El don de profecía es una señal distintiva de la iglesia remanente. Los adventistas del séptimo día, Movimiento de Reforma creen que este don se manifestó por medio de Elena de White. Sus escritos son una fuente autorizada y continua de verdad, que proporciona consuelo, conducción, instrucción y corrección para la iglesia. Ella testifica que la Biblia es la norma con la cual deben compararse todas las experiencias y enseñanzas.
¿Elena de White la luz menor para alumbrar la luz mayor?
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Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

Estimado javierandrés. Saludos cordiales.

Tú dices:

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¿Elena de White la luz menor para alumbrar la luz mayor?
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Respondo: Al igual que Juan el Bautista, Ellen White cumple la misión de mensajera del Señor. No es que la luz menos alumbre a la luz mayor, pero sí sirve para guiar al pueblo hacia la Biblia, cuando uno lee el Conflicto de los Siglos, el Deseado de todas las Gentes, el Camino a Cristo u otro de estos interesantes libros, deseará estudiar más a fondo la Biblia y amar más al Autor de las palabras de vida.

¿Sabiás que Juan era una antorcha que alumbraba?

A diferencia del llamado de Moisés, Juan el Bautista no fue llamado a asumir una posición de liderazgo. La misión que Dios le encomendó fue preparar el camino para Aquel que vendría después de él. Juan se mostró contento con su papel secundario y dispuso su vida cumplir esta misión.

«¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están. Pero, ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta... Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el bautista» (Mt. 11:7-11). A él le fue encomendada una de las tareas más importantes de todos los tiempos: la de presentar al Mesías al mundo. En Juan estaban combinadas todas las importantes cualidades del verdadero profeta.

No se ha levantado otro mayor.
Ver com. Luc. 1: 15. En carácter, en convicción y en fidelidad, ningún otro profeta había sobrepasado a Juan el Bautista. Además, ningún profeta había tenido mayor privilegio que el de ser el heraldo personal del Mesías en su primera venida (DTG 74-75). Con toda probabilidad, cualquiera de los profetas del AT habría sacrificado alegremente todos sus privilegios a cambio del supremo privilegio de presentar a Cristo al mundo. Al igual que Abrahán, todos habían esperado el día cuando Cristo habría de venir, y se alegraban aun de verlo por fe (ver com. Juan 8: 56).

Cristo acaba de proclamar a Juan como el mayor de todos los profetas (ver com. vers. 11). Era el mayor en el sentido de que tuvo el privilegio de anunciar la venida de Aquel de quien todos los profetas habían dado testimonio (Luc. 24: 27; Juan 5: 39, 46).

Cristo confirma el hecho de que Juan el Bautista era aquél de quien profetizaron Malaquías (cap. 3: 1; 4: 5-6) y también Isaías (cap. 40: 3-5).

Es aquel Elías.
Juan no era Elías traído del cielo (Juan 1: 21), pero vino, más bien, "con el espíritu y el poder de Elías" (ver com. Luc. 1: 17), con una tarea similar a la de Elías: la de llamar a los seres humanos al arrepentimiento (ver com. Mat. 3: 2).

A diferencia de Moisés, Juan el Bautista no recibió de Dios poder para hacer señales milagrosas para aumentar su popularidad o para acreditar su ministerio.

El hombre enviado de Dios
«Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. Juan no era la luz sino para que diese testimonio de la luz» (Jn. 1:6-8). El hombre a quien Dios utiliza, en primer lugar es un hombre que vive consciente, veinticuatro horas al día, de su irresistible vocación divina. «Fue un hombre enviado de Dios.»

En Juan 5:55, leemos: «Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él dio testimonio de la verdad».

Refiriéndose a Juan, Jesús dijo: “Él era antorcha que ardía y alumbraba y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz” (Juan 5:35).
Dijo el Señor: «Y vosotros quisisteis regocijaros por un poco de tiempo en su luz».
El evangelio de Juan habla de Juan el Bautista como una antorcha que alumbraba a muchos que buscaban su luz.

El libro de Santiago dice: "mira cuán grande incendio puede originar una pequeña llama...", algunas versiones dicen un pequeño fósforo.

Su ministerio fuertemente cargado de una palabra que despertaba convicción de pecado. Irónicamente lo que en él alumbraba. Era La Palabra, y por lo que leemos en el relato de Juan, sus palabras estaban respaldadas por su vida. Un hombre consciente de su llamado, “Yo soy solo una voz que clama en el desierto [...]El que viene detrás de mi, del cual no soy digno de desatar la correa de su calzado, el os bautizara en el Espíritu Santo y fuego” y al encontrar al que era el motivo de su prédica dijo: “Es necesario que El crezca y que yo mengüe” Podríamos decir que el principio de la Antorcha nace en nuestro interior. Cuando el Señor dijo: “Mira que la luz que hay en ti no sean tinieblas.

Juan 3:26 al 33 «Y vinieron a Juan y le dijeron: Maestro, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a él. Juan dijo: Mira, el hombre no puede recibir nada, si no le fuere dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él. El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye se goza grandemente a la voz del esposo; así pues este mi gozo está cumplido». Lean cómo termina el discurso del precursor: «Es necesario que él [Jesucristo] crezca, pero que yo [Juan] mengüe». Es un hombre que en verdad deja de ser para que Jesucristo sea, es un hombre que muere, para que Jesucristo viva.

«¿Quién eres?» Cuando vieron que Juan estaba en la cúspide de su misión, dijeron los enviados: «¿Eres tú el Cristo, eres tú Elías, eres tú el profeta?» No, no, no, dijo el precursor a tales interrogantes. «Pues entonces ¿quién eres? Dinos para que demos testimonio de ti a los que nos han enviado». Dijo él: «Yo soy una voz». Esto es, yo soy tan sólo un sonido que pasa, una expresión que va a desaparecer, eso soy yo.
Eran muchos los que lo seguían, pero su misión no era llamar a hombres para que fuesen detrás de él. Él era heraldo del Rey de reyes y del Señor de señores; él era el precursor que iba delante de su faz, el que iba preparando el camino para que en él transitase el Señor Jesucristo.

Viene tras mí el que es más poderoso que yo”, predicaba Juan, “a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado” (Marcos 1:7).

Aun sin que podamos ver ninguna obra portentosa hecha por él. No hay sanidades, ni milagros, solo una voz que clamaba en el desierto. Pero, claro, ¡Qué voz! La que anunciaba el camino de la venida del Mesías…

Y cuando Jesucristo apareció, apuesto y hermoso, señalado entre diez mil en las márgenes del río Jordán, el bautizador lo contempló y dijo: «He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo». De inmediato se fue tras el telón, desapareció.
“Este mi gozo está cumplido. Es necesario que él crezca, pero que yo mengue” (Juan 3:29,30).

Cuando Jesucristo comenzó a crecer, Juan empezó a menguar; cuando Jesucristo comenzó a ser, él empezó a dejar de ser.
Dios utiliza en la tarea evangelística y misionera a los hombres y a las mujeres que dejan de ser para que Cristo sea, que le dan toda la gloria, el honor, y el imperio al Señor Jesucristo.

«Y se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde primero había estado bautizando Juan; y ahí se quedó. Y muchos venían a Él y le daban este testimonio: Juan [el precursor, el bautizador, el heraldo del Rey], Juan a la verdad ninguna señal hizo; pero todo, [absolutamente todo] lo que dijo respeto de éste [Jesús], era verdad» (Jn. 10:40-42).

La pasión que Juan sentía por el Señor le consumía y, al arder por Cristo, su vida alumbraba y calentaba a los que le rodeaban. Una vida cristiana apasionada y llena del Espíritu es muy atractiva y aún contagiosa. ¿Y usted qué? ¿Será que los que le conocen usarían la palabra “apasionada” para describir su vida cristiana? ¿Será que su manera de vivir y de hablar enciende el amor por Cristo en los corazones de otros? Aquellos hombres privilegiados que caminaron con Jesús hasta Emaús exclamaron “¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? (Lucas 24:32). Sólo una verdadera comunión personal con Cristo pone a arder nuestro corazón. Que Cristo sea la pasión de nuestra vida.

Él "hace a sus ministros llamas de fuego" Sal.104:4

El cristiano debe reflejar la luz de Cristo: «Entre los cuales resplandecéis como luminares en el mundo», afirma el de Tarso. «Alumbre vuestra luz delante de los hombres», dijo el Señor.

Normalmente los humanos le damos mucho valor a lo temporal. Apreciamos los aplausos y elogios de nuestros semejantes. Pero la aprobación de los hombres sólo vale algo si estos hombres valen algo. ¿Y qué valor pueden tener estos hombres? “Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece” (Santiago 4:14). La Palabra de Dios es clara: “Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón” (1 Samuel 16:7).

Es posible que los hermanos con quienes nos congregamos nos describan como “doctrinalmente profundos y muy espirituales”.
Pero… ¿qué piensa el Señor Jesucristo de nosotros? Lo que somos ante los ojos de Dios eso es lo que somos en realidad. ¡Nada más
Juan el Bautista sirvió de puente entre el AT y el NT (DTG 191-192). El AT termina con la profecía de que él vendría (ver com. Mal. 3: 1; 4: 5-6), y el NT comienza con el registro del cumplimiento de esa profecía (Mat. 3: 1-3; Mar. 1: 1-3). Los mensajes proféticos del AT se centralizan en la venida del Mesías y en la preparación de un pueblo listo para recibirlo (Mat. 11: 13-14).

En Juan, lo antiguo llegó a su apogeo y dio lugar a lo nuevo. La misma generación que escuchó a Juan también fue testigo de la venida del Mesías y del establecimiento de su reino. Además, fue esta misma generación la que finalmente vio cumplirse plenamente todo lo que los profetas del AT habían predicho acerca de Jerusalén y de la nación judía (ver com. cap. 23: 36; 24: 15-20, 34).

Bendiciones.

Luego todo Israel será salvo.
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

Elena de White hizo sólo la sencilla declaración en Primeros Escritos, p.16, que "durante siete días fuimos ascendiendo al mar de vidrio" Elena de White no hace mención de una parada sabática en el camino.
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

El cuarto y último volumen de El Espíritu de Profecía lleva también el título de El Gran Conflicto. En la historia del mundo, este es el período de la "Era Cristiana", desde el final del registro bíblico hasta la tierra nueva. Elena de White sentía una carga muy pesada por la responsabilidad de presentar este importante tema sobre el cual escribió en una carta enviada al pastor , febrero 19 de 1884
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

Libro Complementario: "La autorida de los Profetas" Capítulo 8
martes 17 de febrero de 2009En 1902 el Dr. Daniel Kress llegó a ser el primer médico director del recientemente construido Hospital Adventista de Sidney. El era un reformador de la salud muy cuidadoso que tomaba muy en serio los consejos de Elena de White. Cuando leemos en los Testimonios que Elena de White escribió a una familia: "Los huevos no deberían ser puestos sobre su mesa" (T 1:400)*, él eliminó los huevos de su dieta. Al abandonar no solo los huevos sino también la leche, la manteca (mantequilla) y el queso, trajo sobre sí mismo un caso muy serio de anemia. Sus perspectivas de vida llegaron a ser muy inciertas.
La Sra. White, que estaba en California, recibió una visión que revelaba la condición del Dr. Kress. También se le mostró que debería volver al uso de productos lácteos y que debía usar huevos crudos con jugo de uva cada día, porque eso le salvaría su vida (MR 12:169). El Dr. Kress, quien aceptaba la autoridad profética de Elena de White, siguió el consejo de ella. Se volvió de su interpretación extrema de la reforma pro salud y sirvió a la causa de Dios durante casi cincuenta años después de eso.
¿Qué autoridad deberían tener los escritos de Elena de White en nuestras vidas?
Autoridad profética
La Biblia revela claramente que Dios es la verdadera fuente y centro de la autoridad (ver Gen. 17:1; Sal. 83:18) Como Creador y Señor de toda la naturaleza y la historia, él tiene el derecho de ejercer autoridad sobre la humanidad (ver Sal. 96:2-6; Isa. 45:22,23).
En los tiempos del Antiguo Testamento, Dios designó a ciertas personas que sirvieran como profetas (ver 1 Sam. 3:20; 9:9; 2 Sam. 7:2). Él se comunicaba con ellos mediante visiones y sueños (ver Núm. 12:6). Ellos eran portavoces de Dios dotados de autoridad para su pueblo, así como Aarón fue el portavoz autorizado para Moisés (ver Jer. 13:12; Eze. 24:21; Éxo. 4:16). En los tiempos del Nuevo Testamento, Jesús autorizó a sus discípulos y a los profetas del Nuevo Testamento a proclamar su mensaje. Por eso Pablo pudo decir: "Cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios" (1 Tes. 2:13).
La palabra profética tiene autoridad porque Dios le da su autoridad. Moisés sabía que él estaba autorizado para hablar en lugar de Dios. Isaías lo sabía. Pablo y Pedro lo sabían (ver, por ejemplo, 2 Cor. 10:8). Y el pueblo de Dios los aceptaba como mensajeros de Dios.
En la Biblia encontramos profetas canónicos tales como Moisés y Jeremías, profetas cuyos escritos llegaron a ser parte del canon bíblico, los libros que componen la Biblia. Las Escrituras también nos hablan de profetas tales como Natán (ver 1 Crón. 29:29), Ahías e Iddo (ver 2 Crón. 9:29), profetas cuyos libros, aunque inspirados, no llegaron a ser parte del canon bíblico. (Ellos son llamados "profetas no canónicos".) No sabemos por qué Dios seleccionó algunos libros escritos por profetas inspirados para estar en la Biblia y dejó afuera a otros que profetas igualmente inspirados habían escrito. Obviamente, él sabía qué necesitaría la humanidad para comprender el plan de salvación.
Lo que dijeron y escribieron los profetas no canónicos tenía la misma autoridad para el pueblo de su tiempo como los libros de Moisés y de Isaías. Por ejemplo, después del pecado de David con Betsabé, el profeta Natán le llevó un mensaje de Dios. Ahora, la Biblia del tiempo de David era la Tora, los primeros cinco libros del Antiguo Testamento. Natán no había escrito nada que estuviera en la Biblia. Pero ni por un momento David dudó de la autoridad de Natán. El sabía que Natán era un profeta y que la palabra de Natán tenía autoridad para él (ver 2 Sam. 12:7-14). La autoridad de un profeta está basada en su inspiración; y la autoridad de los escritos del profeta están basados sobre su inspiración, no sobre su lugar en el canon.
Desde los tiempos de Juan el revelador, el canon bíblico ha sido cerrado^ ningún otro libro inspirado puede añadirse a él. Si los arqueólogos encontraran hoy el libro de Natán, no sería añadido al canon sino que permanecería como un libro inspirado fuera del canon. Y las declaraciones teológicas que contuviera seguirían siendo declaraciones inspiradas y dotadas de autoridad, aunque están fuera del canon. El canon es sencillamente la colección de libros que se reunieron bajo la conducción de Dios como la regla de fe y práctica para el pueblo de Dios. El canon es la norma por la cual todo lo demás debe medirse. Contiene todo lo que una persona necesita saber para ser salvo.
El apóstol Pablo escribió varias cartas inspiradas que se perdieron: por ejemplo, su carta a los laodicenses (ver Col. 4:16) y la carta que él escribió a los corintios antes de escribir lo que conocemos como 1 Corintios (ver 1 Cor. 5:9). Si alguien encontrara estas cartas hoy, no llegarían a ser parte de la Biblia, sino permanecerían como cartas inspiradas fuera del canon.
Los escritos de Elena de White
Las Escrituras son el mensaje de Dios para todos los tiempos y todas las personas. Es la vara de medir, la regla con la cual se ha de medir todo lo demás, la guía suprema para todo cristiano. Los escritos de Elena de White, por otro lado, son mensajes de Dios para un pueblo específico: su iglesia remanente, en un tiempo específico de la historia: el tiempo del fin. Sus escritos no son una norma nueva o adicional de doctrina, sino una ayuda para la iglesia en el tiempo del fin. De aquí que sus escritos tienen un propósito diferente del de las Escrituras. Ellas son "una luz menor para guiar a los hombres y las mujeres a la luz mayor" (CE 130).
En 1982, la revista Ministry [El Ministerio Adventista] publicó la siguiente declaración de afirmaciones y negaciones producida por el Eiblical Research Institute [Instituto de investigación bíblica] con respecto a los escritos de Elena de White.1 Aunque nunca llegó a ser una declaración oficial votada por la iglesia, es un buen resumen de la relación entre los escritos de Elena de White con la Biblia.
Afirmaciones
1. Creemos que las Escrituras son la Palabra de Dios divinamente revelada y son inspiradas por el Espíritu Santo.
2. Creemos que el canon de las Escrituras está compuesto solo por sesenta y seis libros del Antiguo y del Nuevo Testamentos.
3. Creemos que la Escritura es el fundamento de la fe y la autoridad final en todos los asuntos de doctrina y práctica.
4. Creemos que la Escritura es la Palabra de Dios en lenguaje humano.
5. Creemos que la Escritura enseña que el don de profecía se manifestará en la iglesia cristiana después de los tiempos del Nuevo Testamento.
6. Creemos que el ministerio y los escritos de Elena de White fueron una manifestación del don de profecía.
7. Creemos que Elena de White fue inspirada por el Espíritu Santo y que sus escritos son el producto de esa inspiración, y son específicamente aplicables y dotados de autoridad especialmente para los Adventistas del Séptimo Día.
8. Creemos que el propósito de los escritos de Elena de White incluyen dirección para comprender las enseñanzas de las Escrituras y la aplicación de esas enseñanzas, con urgencia profética, a la vida moral y espiritual.
9. Creemos que la aceptación del don profetice de Elena de White, aunque no es un requisito para continuar en la feligresía de la iglesia, es importante para el nutrimento y la unidad de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
10. Creemos que el uso que hizo la Sra. Elena de White de fuentes literarias y de asistentes, encuentra un paralelo en algunos de los escritos de la Biblia.
Negaciones
1. No creemos que la calidad o el grado de inspiración en los escritos de Elena de White sea diferente de la inspiración de las Escrituras.
2. No creemos que los escritos de Elena de White tengan el mismo propósito que las Escrituras, que son el único fundamento y la autoridad final de la fe cristiana.
3. No creemos que los escritos de Elena de White son una adición al canon de la Sagrada Escritura.
4. No creemos que los escritos de Elena de White puedan ser usados como base de doctrinas.
5. No creemos que el estudio de los escritos de Elena de White pueda ser usado para remplazar el estudio de las Escrituras.
6. No creemos que las Escrituras puedan solo ser comprendidas por medio de los escritos de Elena de White.
7. No creemos que los escritos de Elena de White agotan el significado de la Escritura.
8. No creemos que los escritos de Elena de White son esenciales para la proclamación de las verdades de la Escritura para la sociedad en general.
9. No creemos que los escritos inspirados de Elena de White son meramente el producto de la piedad cristiana.
10. No creemos que el uso que dio Elena de White a las fuentes literarias y a los asistentes niega la inspiración de sus escritos.
Estas afirmaciones y negaciones indican claramente que la Iglesia Adventista del Séptimo Día afirma que la calidad o el grado de inspiración en los escritos de Elena de White no es diferente del de la inspiración de las Escrituras; para citar la negación: "No creemos que los escritos de Elena de White son una adición al canon de la Sagrada Escritura". Por lo tanto, la conclusión es que "una comprensión correcta de la inspiración y la autoridad de los escritos de Elena de White evitará dos extremos: 1) leer esos escritos como actuando en un nivel canónico igual al de la Escritura, o 2) considerarlos como literatura cristiana común".2
La autoridad de los escritos de Elena de White
Los adventistas del séptimo día rechazan la idea de que hay gra-
dos de inspiración. Creen que Elena de White fiíe una mensajera de Dios y que fue inspirada como los profetas del Antiguo y del Nuevo Testamentos. Entonces, la pregunta es: Si Elena de White fue tan inspirada como los profetas del Antiguo y del Nuevo Testamentos, ¿qué autoridad tienen sus escritos?
Siendo que los escritos de Elena de White no son una adición a la Biblia, sus libros caen en la misma categoría que los escritos de los profetas no canónicos. Por lo tanto, sus escritos tienen la misma autoridad que los escritos de los profetas no canónicos tuvieron en su tiempo.
Elena de White no dejó dudas a sus lectores acerca de la fuente de sus escritos. Hay solo dos posibilidades: "O está Dios enseñando a su iglesia, reprendiendo sus errores, fortaleciendo su fe, o no lo está haciendo. La obra es de Dios, o no lo es. Dios no hace nada en sociedad con Satanás. Mi obra lleva la estampa de Dios, o la del enemigo. No hay medias conclusiones en el asunto. Los Testimonios son del Espíritu de Dios, o del diablo." (JT 2:286). En una carta a la iglesia de Battle Creek, ella escribió: "No escribo un solo artículo en la revista que exprese meramente mis propias ideas. Son lo que Dios ha desplegado ante mí en visión: los preciosos rayos de luz que brillan del trono" (MS 1:31).
Siendo que la fuente de lo que escribió era divina, sus palabras tienen autoridad. A los que rehusan aceptar sus escritos como teniendo autoridad divina, ella dijo: "Cuando os envío un testimonio de amonestación y reproche, muchos declaráis que es meramente la opinión de la Hna. White. Así habéis insultado al Espíritu de Dios. Sabéis cómo el Señor se ha manifestado mediante el espíritu de profecía [una expresión metonímica por los escritos de Elena de White]" (MS 1:30).
Al mismo tiempo, ella enfatizó su sumisión a la Biblia, que ella llamaba la "luz mayor" (CE 130). "Debemos recibir la palabra de Dios como la autoridad suprema" (T 6:402), escribió ella, y "las Santas Escrituras deben ser aceptadas como dotadas de autoridad absoluta y como revelación infalible de su voluntad. Constituyen la regla del carácter; nos revelan doctrinas, y son la piedra de toque de la experiencia religiosa" (CS 9). Por lo tanto, dijo ella, "los testimonios de la Hna. White no deben ser presentados en primera línea. La Palabra de Dios es la norma infalible [...] Prueben todos su posición por medio de las Escrituras, y prueben por la Palabra revelada de Dios todo punto que sostienen como verdad" (Ev 190). En una reunión mantenida en la biblioteca del Colegio de Battle Creek en vísperas de la sesión de 1901 de la Asociación General, ella les dijo a los dirigentes: "Pongan a un lado a la Hna. White... Nunca citen mis palabras otra vez mientras ustedes vivan, hasta que obedezcan a la Biblia" (SpM 167).
No obstante, ella no consideró que estas amonestaciones negaran la manifestación del don profetice en su ministerio. "La circunstancia de que Dios ha revelado su voluntad a los hombres por su Palabra, no anuló la necesidad que tienen ellos de la continua presencia y dirección del Espíritu Santo. Por el contrario, el Salvador prometió que el Espíritu facilitaría a sus siervos la inteligencia de la Palabra; que iluminaría y daría aplicación a sus enseñanzas" (CS 9).
Algunos adventistas creen que la autoridad de ella era solo pastoral: fortalecer la fe pero no edificar la fe. En otras palabras, creen que ella no tiene autoridad educativa o dogmática. Esta diferenciación entre la autoridad pastoral y la de enseñanza de un profeta, sin embargo, no es bíblica. La Biblia no hace distinción entre las funciones pastorales o las educativas de un profeta. Los profetas son los voceros de Dios para todo el contenido de sus mensajes. "Cualquier pretensión de que los escritos de Elena de White no tienen ninguna autoridad educativa debe ir en contra de sus propias declaraciones. Como hemos visto, ella afirma inequívocamente: 'Mi comisión abarca la de un profeta, pero no termina allí'. O ella dijo la verdad, o no la dijo. Si no lo hizo, ¿qué confianza podemos tener en ella aun si era honesta pero equivocadamente pensaba eso?"3
Por sobre todo, no deberíamos olvidar cuál fue el tema principal de todos sus escritos. La primera oración de su libro Patriarcas y profetas dice: "'Dios es amor'", y la última oración de su libro El conflicto de los siglos también dice "Dios es amor". Y entre esta primera página, y la última, de toda la serie del Gran Conflicto ella reveló el amor de Dios por la humanidad. Su tema principal era siempre Jesús. Constantemente ella señalaba a la gente las Escrituras y a Jesucristo. Su vida entera estuvo dedicada a hacer de Jesús el centro de nuestra fe.
En 1980 se realizó una encuesta entre los adventistas del séptimo día. De aquellos que leen regularmente los escritos de Elena de White, el 85 por ciento afirmó que tenían una estrecha relación personal con Cristo. Sólo el 59 por ciento de los que no la leían regularmente decían lo mismo. Los que decían que leían con regularidad sus libros también afirmaron que estudiaban las Escrituras cada día. De los que no leían sus obras, solo el 47 por ciento dijeron que leían las Escrituras con regularidad.4 Además, en la mayoría de las iglesias, es frecuente que los ávidos lectores de sus libros son las personas con una mentalidad misionera. Si la lectura de los libros de la Sra. White hace que la gente lea más las Escrituras y les dé una mentalidad más misionera, ¿no debiéramos estimular a todos los Adventistas del Séptimo Día a leer sus libros?
Elena de White como teóloga
Aunque Elena de White no había hecho estudios formales de teología, por medio de la inspiración divina recibió percepciones teológicas que no solo salvaron al Movimiento Adventista de muchas herejías en sus primeros años, sino que han resistido la prueba del tiempo.
Sobre la base de las revelaciones divinas a través de su ministerio, Elena de White pudo guiar a la iglesia no solo de una manera pastoral sino, de tiempo en tiempo, también en asuntos de teología. En 1898, por ejemplo, ella habló en forma vigorosa en contra del pensamiento de Uriah Smith y otros de que Jesús no había existido siempre como un ser personal, sino que tuvo un comienzo (ver DTG 490). En 1901, ella puso fin a la enseñanza de la "carne santificada" en Indiana (ella la llamó "enseñanza errónea del enemigo" [MS 2:36]). Y desde 1903 en adelante, ella trazó la línea en relación con el panteísmo del Dr. Kellogg, que ella llamó "el alfa de herejías mortíferas" (MS 1:233).
Al mismo tiempo debemos recordar que cuando ella no tenía luz sobre un tema específico, ella guardaba silencio. Cuando algunos líderes de la denominación la presionaban para que resolviera el tema del "continuo", ella les dijo: "No he recibido instrucción sobre este punto en discusión" (MS 1:193). En forma similar, guardó silencio con respecto a asuntos tales como la "cuestión oriental" o quiénes constituirían los 144.000 porque ella no tenía luz de Dios sobre estos problemas.
Aunque Elena de White estaba abierta a nueva luz y nuevas interpretaciones de las Escrituras (OP 35), ella insistía en que toda nueva luz tenía que armonizar con las verdades distintivas de la iglesia que se habían establecido bajo la conducción divina. "No hemos de recibir las palabras de los que vienen con un mensaje que contradice los puntos especiales de nuestra fe" (MS 1:189).
¿Es todavía válida hoy su teología? ¡Sí! Sin embargo, necesitamos recordar que en la interpretación de las Escrituras, sus escritos son generalmente de naturaleza homilética o evangelizadora y no exe-gética. De este modo, sus escritos no deberían usarse para resolver problemas de interpretación textual hasta que se haya establecido cómo usó ella un texto bíblico (ver el capítulo 11).
Los pioneros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día reconocieron el tremendo valor y la autoridad de los escritos de Elena de White. Mientras sostenían las Escrituras como "la única regla de fe y práctica", ellos aceptaron el don profetice de Elena de White como dado por Dios. En 1847, Jaime White escribió con respecto a la relación entre las Escrituras y las visiones de Elena de White: "La Biblia es una revelación perfecta y completa. Es nuestra única regla de fe y práctica. Pero esa no es razón por la que Dios no pueda mostrar el cumplimiento pasado, presente y futuro de su palabra, en estos últimos días, por medio de sueños y visiones, de acuerdo con el testimonio de Pedro. Se dan visiones verdaderas para conducirnos a Dios, y su palabra escrita; pero los que se dan para [establecer] una nueva regla de fe y práctica, separada de la Biblia, no pueden ser de Dios, y deben ser rechazadas".5
En 1855, el liderazgo del movimiento adventista afirmó públicamente que consideraban los escritos de Elena de White como provenientes de Dios. Por lo tanto, "debemos reconocer que estamos bajo la obligación de vivir por sus enseñanzas, y ser corregidos por sus amonestaciones".6 Desde entonces, la Asociación General en sesión ha producido, de tiempo en tiempo, declaraciones expresando confianza en los escritos de Elena de White "como la enseñanza del Espíritu de Dios",7 aunque subordinada a la Biblia, que es la vara de medir de Dios, o su norma, para todos los tiempos y toda la gente.
La Creencia Fundamental número 18 (número 17, antes de 2007) afirma claramente que los "escritos [de Elena de White] proveen una fuente de verdad perdurable y autoritativa, que provee para la iglesia consuelo, conducción, instrucción y corrección".8 Aunque ha transcurrido casi un siglo desde que Elena de White depuso su pluma, sus escritos inspirados y por tanto autoritativos, continúan siendo un factor directivo y unificador en la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
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1 Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, "The Inspiration and Authority of the Ellen G.White Writings",Mi«¿í/ry,55:n0 8 (agosto de 1982), 21. 2Utí.
3 J. J. Robertson, The White Truth (Mountain View, Calif: Pacific Press®, 1981), 60.
4 Roger L. Dudley y Des Cummings Jr., "Who Reads Ellen White?" Ministry 55, n° 10 (octubre de 1982), 10.
5 James White, en A Word to the "Líale Flock" (Brunswick, Maine: James White, 1847), 13.
6 R&H4 de diciembre de 1855,79.
7 R&H 14 de febrero de 1871,68.
8 Creencias de los Adventistas del Séptimo Día (Buenos Aires: Asoc. Casa Editora Sudamericana, 1988),

* Algunos han hecho una aplicación general a la amonestación que hay en el testimonio personal dirigido al hermano y la hermana E de que "los huevos no deberían ser puestos sobre su mesa". Que esto no tenía la intención de ser una enseñanza general para las familias en circunstancias normales resulta claro no sólo por el contexto de la declaración sino también por no menos de tres expresiones específicas publicadas por Elena de White que corregirían cualquier mala aplicación de este testimonio personal. Estas se encuentran enjoyas de los testimonios, t. 3, p. 138 (1902); El ministerio de curación, pp. 246, 247 (1905); y Joyas de los testimonios, t. 3, p. 362 (1909).
Publicado por Y ván Balabarca Cárdenas en 5:12
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

JAVIER:

Cada vez que leo lo que esa señora escribio, me da algo por dentro. Se ve que eso no es de Dios.

Nada supera la biblia. No se como los adventistas pueden leer esos libros que dan una sensación de engaño brutal. Realmente Satanas ciega el entendimiento de estas personas para que crean a la mentira, tal y como lo dice la santa Palabra de Dios.

Ellos estan bebiendo las aguas amargas de Elena g. de White con sus plagios. NOSOTROS BEBEMOS EL AGUA DULCE DE LA PALABRA VIVA DE JESUCRISTO, EL VERDADERO PROFETA DE DIOS, LA ULTIMA VOZ PROFETICA DE DIOS TALY COMO DICE HEBREOS 1:1.

www.cog7.org
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

JAVIER:

Cada vez que leo lo que esa señora escribio, me da algo por dentro. Se ve que eso no es de Dios.

Nada supera la biblia. No se como los adventistas pueden leer esos libros que dan una sensación de engaño brutal. Realmente Satanas ciega el entendimiento de estas personas para que crean a la mentira, tal y como lo dice la santa Palabra de Dios.

Ellos estan bebiendo las aguas amargas de Elena g. de White con sus plagios. NOSOTROS BEBEMOS EL AGUA DULCE DE LA PALABRA VIVA DE JESUCRISTO, EL VERDADERO PROFETA DE DIOS, LA ULTIMA VOZ PROFETICA DE DIOS TALY COMO DICE HEBREOS 1:1.

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tienes toda la razón.
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

¿QUÉ ES EL ESPÍRITU DE PROFECÍA?

En el primer tomo del Comentario Bíblico Adventista, pp. 1152 y 1154, se da esta explicación:

"Los dones del Espíritu de Dios aparecerían en la última iglesia, y 'el testimonio de Cristo (VM) sería 'confirmado en' ella (véase I Cor. 1:4-8). ¿Y cuál es este testimonio de Cristo'? La voz del ángel le declaró a Juan que 'el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía' (Apoc. 19:10), o sea el don de profecía". "Puesto que una de las características específicas de la iglesia remanente, de acuerdo con Apocalipsis 12:17, es que ella tiene 'el testimonio de Jesús', es claro que esa iglesia debe tener en su medio 'el espíritu de profecía' y, por lo tanto, un profeta o profetas por medio de los cuales Jesús presente su testimonio (Léase cuidadosamente Apoc. 12:17; 19:10; 22:9)".
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

Leyendo los textos empleados en estas citas vemos que:
En ese texto de I Corintios se dice: "... el testimonio de Cristo ha sido confirmado en vosotros". Por consiguiente, en ese Comentario Bíblico se ha tergiversado este texto, pues se ha cambiado el tiempo del verbo (ha sido) por (sería), y el pronombre (vosotros) por (ella). Mediante ese manejo, se pretende que la experiencia de la iglesia local de Corinto se refiera a la Iglesia Adventista que apareció 18 siglos después. Mejor sería que los dirigentes adventistas tuvieran en cuenta 2 Corintios 4:2, que dice:
"Antes bien, renunciemos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucias, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios".
Más adelante, mediante un "o sea" sacado de la manga, se transforma "el espíritu de la profecía" en "el don de profecía". Por si ese abuso fuera poco, se da un paso más y se llega a decir: "el espíritu de profecía", escamoteando el artículo "la"; así aparece esa frase que se aplica a la Señora White; pero esa frase no está en ese texto de Apocalipsis 19:10; por eso, han mutilado ese texto para inventarla suprimiendo una palabra (el artículo); puede consultarse el original griego. Eso es no creer en la Biblia. (Apocalipsis 22:19).
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

¿Qué es "el testimonio de Jesús"? Y ¿qué es el espíritu de la profecía? (Apoc. 19:10).

Jesús dio testimonio de la verdad (Juan 18:37). Ese testimonio que dio Jesús personalmente, por medio de su enseñanza y de sus obras, ha quedado registrado en el Evangelio: por eso, el Evangelio es el testimonio de Jesús, y no debemos avergonzarnos de ese testimonio, sino predicarlo (2 Tim. 1:8; Rom. 1:16); porque ése es el testimonio que Jesús mandó que dieran sus discípulos (Mateo 24:14; Juan 15:26, 27; 21:24; Hechos 4:33; 22:18; 2 Tes. 1:10); y ese testimonio de Jesús es el testimonio que tenían (y daban) los apóstoles (Apoc. 12:17; Hechos 20:24). el Apocalipsis también es el testimonio de Jesús (Apoc. 22:16, 20).

Pero ese testimonio de Jesús (el Evangelio) había sido dado por los profetas (Hechos 10:42, 43; Juan 5:39); de ahí que "el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía" (Apoc. 19:10), lo dicho por los profetas, pues éstos y el evangelio enseñan, entre otras cosas, que sólo debe adorarse a Dios (Deut. 6:13; Mat. 4:10); por eso, se hace esa declaración de Apoc. 19:10; porque el mismo Espíritu ha testificado el Evangelio de Jesús por medio de los profetas (1 Ped. 1:10-12) y ha ayudado, a los apóstoles, a dar el mismo testimonio (Juan 15:26, 27; Hechos 5:32), de palabra (Hechos 2:4) y por escrito (Juan 21:24).

El Antiguo Testamento es la Palabra de Dios (Rom. 3:1, 2) que da testimonio de Jesús (Juan 5:39). Por predicar, el apóstol Juan, ese testimonio y el testimonio de Jesús (el Evangelio), fue desterrado (Apoc. 1;2, 9), y muchos cristianos fueron muertos por la misma causa (Apoc. 20: 4).
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

CONCLUSIÓN:
1. El espíritu de la profecía es una frase que está en Apocalipsis 19:10; pero "el espíritu de profecía" es una frase falsa, inventada para dar una base bíblica a la Señora White y a sus escritos; pero esa base bíblica no existe, a no ser en alguna traducción errónea de Apocalipsis 19:10.

2. Por eso, en la pregunta número ocho del voto bautismal (del manual de la iglesia), se mezcla esa falsa frase con la doctrina de los dones espirituales, para que, al responder a todo junto, se trague uno el anzuelo.

3. ¿Podría alguien demostrar que "el testimonio de Jesús", en Apoc. 1:2, 9; 20:4, se refiere al don de profecía?
"Si alguno habla, hable conforme a la palabra de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenece la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén". (I Pedro 4:11).
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

Estimado javierandrés. Saludos cordiales.

Es bueno conocer la otra cara de la moneda:

Los detractores presntan esta crítica (en rojo):

1. Al enfriarse las extremidades, la sangre se acumula en los pulmones o en la cabeza

“Cuando las piernas y los brazos se enfrían, la sangre se aleja de ellos y se acumula en los pulmones y la cabeza. La circulación queda entorpecida y la delicada maquina de la naturaleza no funciona adecuadamente” Mensajes selectos, Tomo II, página 533.

¿Qué tan confiable es la fuente sobrenatural de Elena G. de White que no supo que los humanos tenemos circulación cerrada? Toda nuestra sangre permanece siempre circulando en los vasos sanguíneos!

Contrariamente a lo que asegura este cítico anti adventista, la circulación sanguínea es afectada directamente por la temperatura. “El frío provoca una rápida vasoconstricción de la piel. Evita que la sangre caliente entre en la piel” (Jarmo Ahonen, y otros, Kinesiología y anatomía aplicada a la actividad física, Edit. Paidotribo, 2001, p. 108, Libros Google).

Por su parte, la National Ag Safety Database reconoce que:
“La exposición al frío puede relacionarse a enfermedades serias, así que es importante estar alerta de la temperatura y como protegerse contra ésta. La exposición al frío puede ocurrir en tiempo que no es congelante. El viento y la humedad remueven temperatura del cuerpo, lo cual eventualmente conlleva a la hipotermia. El frío primero afecta las extremidades del cuerpo. Las manos y los pies estan un poco lejos de la parte principal del cuerpo y tienen menos flujo de sangre” (NASD; Exposición al frío, http://www.cdc.gov/nasd/docs/d001601-d001700/d001677/d001677-s.html), que es decir con otras palabras lo mismo que dice White.

Nótese cómo se explica el problema de la exposición al frío: comienza en las extremidades expuestas, y de allí afecta al resto del cuerpo. Esto es exactamente lo que dice la Sra. White.

Bendiciones.

Luego todo Israel será salvo.
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

Estimado javierandrés. Saludos cordiales.

Es bueno conocer la otra cara de la moneda:

Los detractores presntan esta crítica (en rojo):

1. Al enfriarse las extremidades, la sangre se acumula en los pulmones o en la cabeza

“Cuando las piernas y los brazos se enfrían, la sangre se aleja de ellos y se acumula en los pulmones y la cabeza. La circulación queda entorpecida y la delicada maquina de la naturaleza no funciona adecuadamente” Mensajes selectos, Tomo II, página 533.

¿Qué tan confiable es la fuente sobrenatural de Elena G. de White que no supo que los humanos tenemos circulación cerrada? Toda nuestra sangre permanece siempre circulando en los vasos sanguíneos!

Contrariamente a lo que asegura este cítico anti adventista, la circulación sanguínea es afectada directamente por la temperatura. “El frío provoca una rápida vasoconstricción de la piel. Evita que la sangre caliente entre en la piel” (Jarmo Ahonen, y otros, Kinesiología y anatomía aplicada a la actividad física, Edit. Paidotribo, 2001, p. 108, Libros Google).

Por su parte, la National Ag Safety Database reconoce que:
“La exposición al frío puede relacionarse a enfermedades serias, así que es importante estar alerta de la temperatura y como protegerse contra ésta. La exposición al frío puede ocurrir en tiempo que no es congelante. El viento y la humedad remueven temperatura del cuerpo, lo cual eventualmente conlleva a la hipotermia. El frío primero afecta las extremidades del cuerpo. Las manos y los pies estan un poco lejos de la parte principal del cuerpo y tienen menos flujo de sangre” (NASD; Exposición al frío, http://www.cdc.gov/nasd/docs/d001601-d001700/d001677/d001677-s.html), que es decir con otras palabras lo mismo que dice White.

Nótese cómo se explica el problema de la exposición al frío: comienza en las extremidades expuestas, y de allí afecta al resto del cuerpo. Esto es exactamente lo que dice la Sra. White.

Bendiciones.

Luego todo Israel será salvo.
¿Lo del uso de las pelucas que causa locura Elena g. de White?
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Éxodo 20:1-17; Levítico 16; Mateo 24:24-31; Romanos 3:21-28; Hebreos 8:1, 2; 9:23.
EL MARCO DOCTRINAL DE LA IGLESIA ADVENTISTA del Séptimo Día fue creado mayormente por un grupo pequeño y dedicado de pioneros adventistas. Sus reuniones se caracterizaron por un estudio serio de la Biblia y ferviente oración. Más de medio siglo después de los even¬tos, Elena de White escribió: “Con frecuencia permanecíamos juntos has¬ta tarde en la noche, y a veces pasábamos toda la noche orando en procu¬ra de luz y estudiando la Palabra” (1 MS 241). A veces, cuando no podían avanzar más, Elena de White suministraba respuestas que le habían sido dadas en visión, aunque ella nunca inició la formulación doctrinal. Las visiones no fueron dadas para tomar el lugar de la fe, de la iniciativa, del trabajo duro o del estudio de la Biblia. Es importante recordar que las doctrinas de nuestra iglesia están basadas exclusivamente en la Biblia. No dependen de los escritos de Elena de White, por útil que ella haya sido para clarificar algunas de aquellas enseñanzas.
UN VISTAZO A LA SEMANA: ¿Por qué necesitamos guardar los mandamientos cuando somos salvados por la gracia? ¿Qué es la purificación del Santuario celestial? ¿De qué modo el mandamiento del sábado difiere de los otros Mandamientos? ¿Qué ocurre al morir, y por qué el conocimiento del estado de los muertos es importante? ¿Qué nos ense¬ña la Biblia acerca de la forma de la segunda venida de Cristo?
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

Lección 10 Para el 7 de marzo de 2009
El mensajedelos profetas
Sábado 28 de febrero
PARAMEMORIZAR:
“Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren” (1 Tim. 4:16).
68

LAJUSTIFICACIÓN POR FE
¿Cuál es la suerte común a todos los seres humanos, y por qué? ¿Cuál es la única solución para la situación en que nos encontramos? 1 Rey. 8:46; Rom. 3:21-28; 5:12.
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El pecado es el mayor problema que afrontamos. Los egipcios pen¬saban que la muerte era el mayor problema de la humanidad, y por ello desarrollaron el arte de la momificación y construyeron enormes pirámi¬des para preservar las momias. Los filósofos griegos pensaban que la ig¬norancia era el principal enemigo de la verdadera felicidad, de modo que enfatizaron la educación. Pero el principal problema de la humanidad es el pecado. El pecado destruye la felicidad y la paz mental. El pecado mata, y ninguna medicina moderna lo cura. Desde el momento en que nacemos, comenzamos a morir. La única cura es Jesucristo y la Cruz. “No hay un punto que precisa ser considerado con más fervor, repetido con más frecuencia o establecido con más firmeza en la mente de todos, que la imposibilidad de que el hombre caído haga mérito alguno por sus propias obras, por buenas que estas sean. La salvación es solamente por fe en Cristo Jesús” (FO 16).
De acuerdo con el poeta griego Homero, los barcos que pasaban por el estrecho de Mesina corrían el peligro de chocar con la roca Escila de un lado, o el remolino de Caribdis por el otro. Los cristianos siempre están en peligro de caer ya sea en el legalismo o en la gracia barata. Los que temen que hablar de la seguridad de la salvación en Cristo los llevará a la gracia barata y a la tolerancia de la conducta pecaminosa enfatizan la importancia de la obediencia. Los que temen que hablar de la obediencia y la vida cristiana victoriosa aparta la atención de Cristo, y conduce al legalismo, enfatizan la parte de Dios en la salvación.
El cristiano equilibrado tendrá la seguridad de la salvación en Jesús y tendrá una vida victoriosa en Cristo al mismo tiempo. Las dos van juntas, como los dos lados de una moneda. A quienquiera que Dios justifica, él también lo santifica. No podemos tener lo uno sin lo otro. Somos sal¬vados por la fe sola, pero la fe que salva no está sola; siguen las buenas obras, aun cuando estas buenas obras sean hechas bajo la dirección del Espíritu Santo.
Domingo 1º de marzo
69

ELSANTUARIO
¿Cuáles eran las ceremonias del Tabernáculo del Antiguo Testa¬mento y cómo ilustraban el plan de salvación? Heb. 9:1-8.
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Con las ceremonias del Santuario, Dios proveyó una demostración visual que capacitó a los pecadores para comprender el gran plan de sal¬vación. La confesión, el sacrificio, el perdón, la fe, la reconciliación, la santidad, todo fue gráficamente demostrado en las ceremonias diarias y las anuales del Santuario terrenal.
De acuerdo con Hebreos 8:1 y 2, Jesús ministra en el Santuario celestial. ¿En qué consiste este ministerio y por qué Hebreos 9:23 dice que el Santuario celestial necesita purificación?
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En el Antiguo Testamento, el pecador recibía el perdón por medio de la fe en la sangre expiatoria de la simiente prometida (Gén. 3:15), la que fue prefigurada en el sacrificio animal de las ceremonias del Santua-rio. Y, así como en los ritos terrenales había un Día de Expiación, un día de Juicio, al final del año, durante el cual el Santuario era purificado, en los ritos del Santuario celestial hay un día de Juicio antes de la segunda venida de Cristo.
El Juicio previo al Advenimiento revela al universo que, con respec¬to a los que han profesado a Cristo y que son realmente sus seguidores, Dios, por decirlo así, abre los libros del cielo a fin de que todo el universo vea que, en cada caso, su decisión fue justa y equilibrada. En ese sentido, este juicio vindica la justicia de Dios al salvar a los que creen en Jesús (Rom. 3:4).
En Levítico 16, el elemento clave que aparece una y otra vez es la sangre. Y eso tiene sentido, porque ese es el Día de la Expiación, y solo la sangre puede hacer la expiación. Y ¿qué es la expiación, sino la obra de Dios que nos salva? Por eso, el juicio es una buena noticia; es la obra de Dios que nos salva porque no podemos salvarnos a no¬sotros mismos. El punto más importante es que, así como el sumo sacerdote nunca entraba en el Lugar Santísimo sin sangre, tampoco nosotros podemos hacerlo, porque entrar en el sin sangre significa la muerte, no la expiación. Medita en estas ideas. ¿Qué esperanza y ánimo deberían darnos, siendo que vivimos en el gran Día antitípico de la Expiación?
Lunes 2 de marzo
70

ELSÁBADO
El sábado y el matrimonio son las únicas instituciones terrenales que nos vienen del tiempo de antes que el pecado entrara en el mundo. Por esto, a veces se las llama los hermanos gemelos del Paraíso. Cuando mira-mos nuestro mundo hoy, es obvio que Satanás ha trabajado mucho para desfigurarlos y corromperlos.
Lee Éxodo 20:1 al 17. ¿Qué hay en el mandamiento del sábado que lo destaca de los demás Mandamientos?
______________________________________________________________
En un sentido, el cuarto Mandamiento es un mandamiento proba¬torio. Prueba la espiritualidad de la humanidad, por cuanto trata con el tiempo, que es invisible, más bien que con objetos tangibles, y es bien adecuado para medir la actitud de la humanidad hacia Dios. Cómo nos sentimos hacia el sábado es un indicador de cómo nos sentimos hacia Dios. Es el único Mandamiento que una persona puede quebrantar y, sin embargo, ser plenamente aceptada como una buena persona en cualquier sociedad cristiana conservadora.
En cierto sentido, el sábado es arbitrario. ¿Por qué el séptimo día y no algún otro? Es porque Dios lo dijo. Hay mucho de obvio y de lógica aparente en no robar, no matar, no codiciar, etc. No hace falta ser cristia¬no para seguir esos preceptos; muchos no cristianos los cumplen.
Pero, obedecer el sábado del séptimo día, que no está basado en nin¬gún fenómeno natural, es revelar una disposición de obedecer sencillamen¬te porque Dios nos dice que lo hagamos. El guardar el sábado es un acto de fe; guardamos el sábado no porque es socialmente aceptable, no porque es popular, no porque es parte de algún ciclo natural. No, guardamos el sábado porque Dios nos lo manda, y como cristianos del Nuevo Testamen¬to, salvados por gracia, revelamos nuestra fe mediante la obediencia a los mandamientos de Dios (Sant. 2:10, 11; 1 Juan 5:2, 3; Apoc. 14:12).
De hecho, al descansar en sábado, estamos revelando al mundo que toda esa conversación de descansar en Cristo no es solo hablar. Como guardadores del sábado, realmente descansamos en la obra de salvación de Cristo en nuestro favor, no solo diariamente, sino también, de una manera especial cada semana, revelamos la plenitud de nuestra seguridad en Cristo al descansar en sábado (ver Heb. 4:1-11). La observancia del sábado es una expresión externa de nuestro descanso en Cristo.
Aunque en un sentido el sábado es arbitrario, ¿cuáles son los beneficios prácticos y tangibles que obtenemos por guardar como santo el sábado, como Dios ordenó? ¿Qué puedes hacer mejor para gozar de los beneficios de la observancia del sábado?
Martes 3 de marzo
71

ELESTADO DE LOSMUERTOS
¿Qué nos enseñen los siguientes textos acerca de la condición de la humanidad en la muerte? Sal. 146:4; Ecl. 9:5, 6; Juan 11:11-14; Hech. 2:34.
______________________________________________________________
La inspiración nos enseña que solo Dios es inmortal (1 Tim. 6:16) y que los seres humanos, separados de Dios, están sujetos a la muerte. Jesús enseñó que la muerte es un sueño que termina en una de las dos resu-rrecciones: una resurrección para vida o una resurrección de condenación (Juan 5:28, 29). William Temple, arzobispo de Canterbury, reconoció es¬to cuando escribió: “El hombre no es inmortal por naturaleza o por de-recho; pero es capaz de ser inmortal, y se le ha ofrecido la resurrección de los muertos y la vida eterna, si la recibe de Dios y en los términos de Dios”–Nature, Man and God, p. 472.
¿De qué modo debemos entender textos como el de Mateo 25:46 y Apocalipsis 14:9 al 11? ¿Enseñan estos el tormento eterno en el infierno?
______________________________________________________________
La idea de la inmortalidad humana se encuentra en todas las reli¬giones primitivas, animistas y politeístas. También era un concepto im¬portante en la filosofía griega, que concebía el Hades (el mundo de los muertos) como un mundo subterráneo, de fantasmas, en el cual el alma vivía una existencia crepuscular. Los griegos consideraban a los seres hu¬manos como consistentes de materia y alma. A la muerte, ellos creían que la materia y el alma se separan, liberando el alma de la prisión de la materia, hacia una existencia independiente.
En Mateo 25 y Apocalipsis 14, las palabras traducidas como “eterno” y “para siempre” no significan necesariamente algo que no tiene fin. Las palabras griegas aión y aiónios expresan duración tan larga como lo permite el sujeto. Por ejemplo, en Judas 7 se nos dice que las ciudades de Sodoma y Gomorra estaban sufriendo el castigo del fuego eterno (aiónios). No obs¬tante, en 2 Pedro 2:6 dice que se transformaron en cenizas. Cuando el suje¬to de las palabras “eterno” o “para siempre” es la vida de los redimidos que han recibido la inmortalidad, la palabra significa un tiempo sin fin. Cuando se refiere al castigo de los malvados, que no reciben la inmortalidad, la pa¬labra tiene el significado de un período limitado de tiempo.
Tanto los predicadores populares como las películas populares, el mundo, están inundados con el espiritismo (bajado en la idea de que los muertos viven ahora en otra existencia). ¿De qué modo nuestra comprensión del estado de los muertos nos da una protección pode¬rosa contra este terrible engaño?
Miércoles 4 de marzo
72

SEGUNDAVENIDA
Desde comienzos de la década de 1970, Hal Lindsey, autor del libro The Late Great Planet Earth [El fallecido gran planeta Tierra], ha vendido más de quince millones de ejemplares. En los años más recientes, la serie Left Behind [Dejados atrás], por Tim LaHaye y Jerry B. Jenkins, también ha vendido millones de ejemplares. Estos hechos indican que hay una percepción general, entre muchos cristianos, de que estamos viviendo en el tiempo del fin.
La palabra Adventista, que se encuentra en el nombre de nuestra iglesia, significa que creemos en la segunda venida de Cristo con tanta intensidad que es parte de nuestra identidad. No obstante, nuestra com¬prensión de la Segunda Venida es muy diferente de la defendida en la serie Dejados atrás o en el libro de Hal Lindsey Dejado atrás.
¿Qué enseña la Biblia acerca de la forma en que volverá Cristo, y por qué es de vital importancia saber esto? ¿Acerca de qué engaños nos advirtió Jesús con respecto a la forma en que volverá? Mat. 24:5, 24-31; Apoc. 1:7.
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El concepto de que la venida de Cristo consistirá de dos etapas fue introducido por primera vez por John N. Darby en el siglo XIX, y ha capturado el pensamiento de muchos protestantes actuales. La supuesta primera etapa involucra un rapto secreto, en el que todos los verdaderos cristianos serán raptados o levantados por Cristo, y la segunda se concen¬tra en la aparición de Cristo siete años más tarde, para gobernar la tierra durante mil años.
Los Adventistas del Séptimo Día no pueden encontrar apoyo bíblico para dividir la segunda venida de Cristo en un rapto y una aparición. De acuerdo con el Nuevo Testamento, el regreso de Jesús será un evento in-divisible, único, literal, audible y visible (1 Tes. 4:16, 17; Apoc. 19:11-21). Igualmente importante es que Jesús nos advirtió contra falsas interpreta¬ciones acerca de la manera de su venida. Jesús, evidentemente, sabía que el engaño sería feroz (Mat. 24:24), y por eso la Palabra de Dios es tan clara acerca de la manera en que retornará.
Aunque el transcurso de cada día nos lleva un día más cerca del regreso de Cristo, el paso de cada día también hace que su regreso parezca más y más demorado. ¿De qué modo podemos establecer un equilibrio entre vivir con la expectativa del regreso de Cristo y, no obstante, seguir con la rutina diaria de la vida?
Jueves 5 de marzo
73

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee, en El conflicto de los siglos, los ca¬pítulos “¿Pueden hablarnos nuestros muertos?” (pp. 607-618) y “La libe¬ración del pueblo de Dios” (pp. 693-710).
Durante los primeros años del movimiento adventista, muchos de nuestros pioneros llegaron a estar desequilibrados en su predicación de la Ley. Por eso, en 1890 Elena de White escribió: “Como pueblo, hemos predicado la Ley hasta que estamos tan secos como los montes de Gil¬boa, que no tenían lluvia ni rocío. Debemos predicar a Cristo en la Ley” (R&H, 11 de marzo de 1890). En la sesión de la Asociación General reunida en Minneapolis en 1888, E. J. Waggoner y A. T. Jones hicieron precisamente esto. El énfasis de su mensaje era “afirmar la verdad de que la única manera en que se puede obtener la justicia es por una fe viva en el Cordero de Dios, cuya sangre fue derramada en la cruz del Calvario como propiciación por los pecados del mundo. Ninguno puede entrar en el Reino de Dios sin estar vestido con el manto inmaculado de la justicia de Cristo. Este manto no puede ser comprado con plata u oro, ni ganado con buenas obras. Este mensaje fue un llamado de clarín para hacer de Cristo y su justicia el centro de toda nuestra vida y predicación. Puso én-fasis especial en la justificación por la fe como una experiencia personal real en vez de una mera teoría” (A. V. Olson, Through Crisis to Victory, p. 35). Waggoner también enseñó que la obediencia de la humanidad nunca puede satisfacer la Ley de Dios, que sólo la justicia de Cristo im¬putada es la base de nuestra aceptación por Dios, y que constantemente necesitamos estar cubiertos con la justicia de Cristo, no solo por nuestros pecados pasados. Elena de White apoyó sólidamente a Waggoner. Ella calificó sus presentaciones como “un preciosísimo mensaje” (TM 91).
PREGUNTASPARADIALOGAR:
1. ¿Hay alguna enseñanza de la Iglesia Adventista del Séptimo Día que se basa en cualquier otra cosa que no sea nuestra comprensión de la Biblia? Es decir, ¿hay alguna doctrina que proviene de Elena de White en vez de provenir de la Biblia? Aunque creemos en el don de profecía, ¿por qué debemos asegurarnos de saber que todas nuestras enseñanzas proceden de la Biblia, y de la Biblia sola? ¿Qué problemas surgirían si nos apoyáramos en Elena de White para crear nuestras doctrinas? Al mis¬mo tiempo, ¿por qué sus escritos son tan útiles para nosotros al querer clarificar y comprender enseñanzas que hemos obtenido de la Biblia?
2. Medita en la idea de que la observancia del sábado es una ex¬presión del reposo que tenemos en Cristo, de que nuestra salvación está basada en las obras de Cristo para nosotros, no en las nuestras. ¿De qué modo esto ayuda a responder a la acusación falsa de que guardando el sábado estamos negando el evangelio de la gracia de Dios?
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

PREGUNTAS PARADIALOGAR:
1. ¿Hay alguna enseñanza de la Iglesia Adventista del Séptimo Día que se basa en cualquier otra cosa que no sea nuestra comprensión de la Biblia?
Si el juicio investigador, el apaso del lugar santo al santisimo en 1844, la doctrina de la amalgama de Elena de White, etc.
Es decir, ¿hay alguna doctrina que proviene de Elena de White en vez de provenir de la Biblia?
un ejemplo la amalgama entre hombres y bestias.
fotoamalgamawhite.jpg

Aunque creemos en el don de profecía, ¿por qué debemos asegurarnos de saber que todas nuestras enseñanzas proceden de la Biblia, y de la Biblia sola?
Para seguir unicamenta la sana doctrina que se expone en las escrituras.

¿Qué problemas surgirían si nos apoyáramos en Elena de White para crear nuestras doctrinas?

Al mismo tiempo, ¿por qué sus escritos son tan útiles para nosotros al querer clarificar y comprender enseñanzas que hemos obtenido de la Biblia?
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

Elena de White

Según la enseñanza oficial de los Adventistas del Séptimo Día que se publica en la revista oficial The Adventist Review, Elena de White ES LA CLAVE para el entendimiento correcto de la Biblia:

Hoy la gente dice: solamente la Biblia, pero esto engaña. La Biblia tiene que ser interpretada por el profeta de Dios Elena de White (The Adventist Review, 24 junio 1982, pág. 15 bajo el título All Things Through Christ -Todas las Cosas por Medio de Cristo-).

Elena de White es la intérprete infalible de la Biblia y la corte final de apelación para la gente de Dios (The Adventist Review, 3 junio 1971, pp. 4-6, en el artículo titulado: Source of Final Appeal (La Fuente de Apelación Final). Vea también el libro: The Mark of the Beast, La Marca de la Bestia por G. A. Irwin, 1926, p. 1).

Elena de White hizo unas profecías que se han cumplido y otras que están esperando su cumplimiento (Seventh-Day Adventist, a Biblical Exposition of 27 Fundamental Doctrines por la Conferencia General de los Adventistas, Asociación Ministerial Washington, D.C.). 'El Señor le dio consejos sobre la salud, la educación, la vida familiar, la dieta, la medicina, y la evangelización...' (p. 226). Su papel principal era guiar el entendimiento de la Biblia y confirmar las conclusiones que se derivan del estudio bíblico (p. 227).

La Asociación (Conferencia) General, sede mundial de los adventistas en Washington, D.C., dice que: debemos examinar y comprobar todas sus palabras para verificar si era o no profetisa de Dios (p. 228).

El libro de Elena de White,Consejos sobre mayordomía cristiana: Es un amplio conjunto de instrucciones... procedentes del espíritu de profecía...(Consejos, p. 5).

Los editores, bajo la dirección oficial, hablan de los cinco tomos mencionados: Dicen del tomo IV que es un libro inspirado (White, IV, 6). Sobre el primer tomo dicen que la obra arroja luz. En el tomo V ellos llaman a Elena de White una profeta. Por lo menos que sepa este autor, el adventismo no ha ido en contra de alguna enseñanza de Elena.

Por definición, un profeta habla las palabras de Dios, a menos que sea un profeta falso.