Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

“Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor que El” (Luc. 7:28).
¿Ningún profeta mayor que Juan? Aparentemente, eso incluiría a Isaías, Jeremías, Amós, y hasta Moisés. No obstante, de acuerdo con Jesús, ¿Juan fue el mayor de todos ellos? Eso es fascinante, especialmente porque, a diferencia de Isaías, Jeremías, Amós y Moisés, Juan el Bautista no escribió nada en la Biblia, y sin embargo Juan fue un profeta mayor que todos aquellos que, por lo menos, fueron antes que él, pero sí escribieron.
¿Qué quiere decir esto? El don profético no estuvo limitado solamente a los profetas cuyos escritos llegaron a ser las Escrituras. No, el don profético incluía a aquellos cuya obra por el Señor involucraba otra cosa que escribir libros de la Biblia.
Todo el asunto del don profético, y de la inspiración en general, ha sido una fuente de discusión y debate a lo largo de toda la historia de la iglesia. ¿Cómo fueron inspirados los profetas? ¿De qué manera operan la inspiración y la revelación? ¿Cuánto de la cultura y de los conceptos personales de los profetas aparecen en sus escritos? Si estas
preguntas todavía generan discusiones dentro de la cristiandad, después de siglos de debate, difícilmente podremos resolverlas todas en esta Guía de Estudio de la Biblia, para adultos este trimestre. Pero podemos asegurarles que haremos lo mejor posible.
Los problemas con respecto a la naturaleza del don profético y la inspiración han sido especialmente importantes para los adventistas del séptimo día. En el libro del Apocalipsis, Dios prometió que habría una manifestación especial del don profético en el tiempo del fin (Apoc. 12:17; 19:10; 22:8, 9). Los Adventistas del Séptimo Día creen que el don de profecía se manifestó en el ministerio de la Sra. Elena G. de White (1827-1915). Durante siete décadas, ella dio mensajes de consejo y advertencia a nuestra iglesia y, aunque ella murió en 1915, sus libros, llenos de vislumbres y consejos espirituales, han sido una fuente de extraordinarias bendiciones para incontables millones de personas cuyas vidas han sido, y siguen siendo, enriquecidas teológica y espiritualmente por medio de ellos. Realmente se nos ha dado un don.
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

Edición de Adultos. Trimestre Enero-Marzo de 2009

Lección 11: La interpretación de los escritos proféticos
Para el 14 de marzo de 2009

Sábado 7 de marzo.
Lee Para el Estudio de esta Semana: Isaías 65:17; Marcos 1:15; Romanos 2:14-16; Efesios 2:8, 9; Santiago 2:14-26; 1 Juan 5:12, 13.
Para Memorizar: “Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían” (Luc. 24:27).
Pensamiento Clave: COMO ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA, creemos que Elena de White manifestó el don de profecía. Sin embargo, la siguiente pregunta es: ¿Cómo interpretamos sus escritos?
Aunque creemos que su inspiración, no su autoridad, está al mismo nivel que el de los profetas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, cuando interpretamos lo que ella escribió, debemos aplicar a sus escritos los mismos principios de interpretación que aplicamos a la Biblia. De hecho, los principios para interpretar la Biblia pueden ser usados cuando interpretamos los escritos de Elena de White, aun cuando la autoridad de la Biblia está por encima de la autoridad de esos escritos. Para usar una analogía, pensemos en las leyes nacionales: se pueden usar los mismos principios tanto para interpretar una decisión de la Corte Suprema del país como para interpretar una decisión de una corte menor; pero, al final, la decisión de la Corte Suprema es la que tiene la autoridad final.
Un Vistazo a la Semana: ¿Cuál es la diferencia entre el uso exegético y el uso homilético de un texto bíblico? ¿Por qué es tan importante el contexto? ¿Pueden salvarse las personas que nunca oyeron el evangelio? ¿Qué distingue al Reino de la gracia del Reino de la gloria?

Domingo 8 de marzo: Exégesis.
La exégesis se ocupa del significado original de un texto. Se concentra en lo que el autor quería decir y lo que el texto significaba para el lector original.
¿Cuál es el significado original, o exegético, de Romanos 2:14 al 16? Comparar con Ezequiel 3:17 al 19 y Romanos 10:12 al 17.
No hay dudas de que habrá personas en el cielo que nunca oyeron hablar del evangelio. “Entre los paganos, hay quienes adoran a Dios ignorantemente, quienes no han recibido jamás la luz por un instrumento humano, y sin embargo no perecerán. Aunque ignorantes de la ley escrita de Dios, oyeron su voz hablarles en la naturaleza e hicieron las cosas que la ley requería. Sus obras son evidencia de que el Espíritu de Dios tocó su corazón, y son reconocidos como hijos de Dios” (DTG 593).
Dios, en algunas ocasiones, aparte de los mensajeros humanos, se extiende hacia las personas que están en tierras paganas y las salva. Sin embargo, se salvan porque el Espíritu Santo ha tocado sus corazones, y ellos han respondido adecuadamente, como lo demuestran sus obras. No se salvan sencillamente porque vivieron a la altura de sus conciencias; si así fuera, entonces se salvarían por guardar la ley, y el Nuevo Testamento claramente niega esa posibilidad (Rom. 3:28; Gál. 2:16). El problema, en Romanos 2:11 al 16, es la responsabilidad de los judíos y de los gentiles, no su salvación. El hecho de que Dios no hace acepción de personas (vers. 11) se ilustra con lo que Pablo dice en Romanos 2:12: “Todos los que han pecado sin conocer la ley, también perecerán sin la ley; y todos los que han pecado conociendo la ley, por la ley serán juzgados” (NVI). Los que están “sin conocer la ley” son los gentiles que no tienen la ley escrita que fue dada a los israelitas en el monte Sinaí. Sin embargo, ellos perecerán, no porque no tuvieron la ley escrita, sino porque son pecadores que han transgredido la ley “llevan escrito en el corazón lo que la ley exige, como lo atestigua su conciencia” (vers. 15, NVI).
En el Juicio, los judíos y los gentiles serán juzgados y condenados por sus leyes respectivas: los judíos, por la ley escrita, y los gentiles por la ley “escrita en el corazón”. Entre los gentiles, la conciencia realiza la misma función que la ley escrita realiza entre los judíos. Las Escrituras dicen claramente que “no hay justo, ni aun uno” (Rom. 3:10). Esto significa que tanto judíos como gentiles son pecadores por igual, y todos son salvados de la misma manera, no por guardar alguna ley sino solo por la muerte de Jesús en la cruz.
¿Cuán confiable es la guía de tu conciencia? Seguir tu conciencia, ¿es siempre una garantía de que harás una decisión correcta? Justifica tu respuesta.

Lunes 9 de marzo: Homilética.
La homilética es el arte de predicar. En una clase de homilética, el estudiante aprende a preparar sermones y a usar las Escrituras al predicar. Algunas veces un predicador puede usar solo las palabras de un texto, sin considerar en forma especial su significado original, para presentar algún punto o hacer una apelación durante un sermón. Esto se llama uso homilético de las Escrituras.
En Marcos 1:15, ¿cuál era el reino que Jesús proclamó que estaba cerca?
El reino que Jesús estaba proclamando en ese tiempo era el Reino de la gracia, que él estableció en su primera venida. Pero el texto también puede aplicarse a nuestra situación actual. Un predicador puede decirle a su congregación el sábado de mañana: “Todas las profecías de tiempo se han cumplido, el Reino de Dios se ha acercado”. Y puede llamar a su congregación a que se arrepienta y crea en el evangelio. El reino que el predicador moderno tiene en mente, sin embargo, ya no es el Reino de gracia sino el Reino de gloria, que Cristo iniciará con su segunda venida. La primera interpretación de Marcos 1:15 es exegética, la segunda, homilética.
De acuerdo con Marcos 1:17, Jesús estaba caminando un día junto al Mar de Galilea cuando vio a Simón y a Andrés, su hermano, echando la red al mar (eran pescadores). Jesús les dijo: “Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres”, y ellos dejaron inmediatamente sus redes y lo siguieron.
Un predicador moderno, usando las palabras de Marcos 1:17, puede llamar a sus feligreses a seguir a Jesús, pues solo él puede hacernos pescadores de hombres. Exegéticamente, el texto se aplica a Simón y Andrés, pero homiléticamente puede aplicarse a cada cristiano, pues Jesús quiere que todos seamos pescadores de hombres (Mat. 28:19, 20).
Elena de White con frecuencia usó las Escrituras en forma homilética. Ella estaba saturada con el lenguaje de la Biblia, y siempre que hablaba o escribía acerca de un tema usaba lenguaje y textos bíblicos para transmitir a la iglesia el mensaje que había recibido del Señor. Por ejemplo, en el libro La educación, Elena G. de White tiene un capítulo sobre el estudio de la fisiología. Hablando de una buena postura, ella dice: “Entre las primeras cosas que se debería tratar de lograr, figura la postura correcta, tanto cuando se está sentado como de pie. Dios hizo al hombre erguido [en inglés, upright, que también significa recto], y desea que obtenga no solo beneficio físico, sino también mental y moral, como asimismo la gracia, la dignidad, el aplomo, el valor y la confianza en sí mismo que tiende a producir esa postura” (Ed 198). Que Dios “hizo al hombre erguido [upright]” es una cita de Eclesiastés 7:29; pero, cuando Salomón escribió Eclesiastés, se estaba refiriendo a la rectitud moral, no a la postura.

Martes 10 de marzo: Tiempo y Lugar.
Un principio importante de interpretación bíblica es el principio de estudiar el tiempo y las circunstancias durante las cuales un texto específico fue escrito, y quién lo escribió.
¿Qué describe el profeta en Jeremías 4:23 al 26?
Cuando la mayor parte de los adventistas leen estos textos, piensan en el milenio. Sin embargo, cuando Jeremías escribió este texto, alrededor del año 600 a. C., no estaba pensando en el milenio. El contexto de este pasaje es la destrucción de Jerusalén en 586 a.C. En el versículo 1, Dios le dijo a Israel: “Vuélvete a mí. Y si quitares de delante de mí tus abominaciones, y no anduvieres de acá para allá”. Es decir, todavía había tiempo de que se arrepintieran. Si hubiesen retornado a Dios, no habrían sido llevados a la cautividad.
Dios, por medio de Jeremías, estaba suplicando a su pueblo que se volviera de sus malos caminos, pero ellos no escuchaban. En los versículos 23 al 26, el profeta en visión vio lo que sucedería si ellos desobedecían. En lenguaje poético describe la desolación y la ruina que vendría sobre la tierra de Judá por causa de su desobediencia. El punto principal es que, cuando procuramos interpretar un texto, se necesita tomar en cuenta cuándo fue escrito ese texto y en qué circunstancias.
Lo que ocurrió con Judá y Jerusalén en el año 586 a.C. es un tipo de lo que ocurrirá con el mundo en el futuro. Jeremías 4:23 al 26 es una descripción apropiada de esta tierra durante el milenio, cuando Jesús venga y la tierra sea purificada con fuego. De este modo, exegéticamente, Jeremías 4:23 al 26 se refiere a la destrucción de Jerusalén. Sin embargo, simbólicamente también se refiere al tiempo del milenio. Elena de White, por lo tanto, cita Jeremías 4 para describir la situación de la tierra durante el milenio. (Ver CS 791).
Al leer a Elena de White, también necesitamos tener en cuenta el tiempo y las circunstancias. Por ejemplo, en 1897, la Sra. de White escribió que “habrá que dar cuenta del dinero invertido en bicicletas, vestidos y otras cosas innecesarias” (TM 398).
A fines del siglo XIX, la bicicleta no era un medio de transporte económico, sino más bien el juguete de una persona rica. La mejor de las primeras bicicletas costaba ciento cincuenta dólares, una inversión comparable al costo de un auto de lujo actual. La gente estaba hipotecando sus ingresos por adelantado durante meses para comprar lo que era un elemento costoso y de lujo. En pocos años, la bicicleta llegó a ser un medio de transporte útil y económico, y ella nunca más habló contra la bicicleta.
Su norma acerca de las bicicletas estaba basada en el principio bíblico de una buena mayordomía. Si ella viviera hoy, probablemente aplicaría este principio a otras cosas en las que la gente gasta frívolamente su dinero.
El tiempo y las circunstancias son importantes no solo en la interpretación de los escritos inspirados, sino también en todos los aspectos de la vida. ¿Cuán rápido juzgas las acciones de otros sin obtener más información del trasfondo de esos actos? ¿De qué modo puedes mejorar en este aspecto?

Miércoles 11 de marzo: El Contexto Inmediato.
Lee Isaías 65:17. ¿Qué es el nuevo cielo y la nueva tierra a los que se refiere Isaías? ¿Es la Tierra Nueva que esperan los cristianos en el futuro?
En el contexto inmediato, Isaías dice: “No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito” (vers. 20). ¿Muerte en la Tierra Nueva? Esta no puede ser la Tierra Nueva que esperamos que siga al milenio. ¿Qué es, entonces, el nuevo cielo y la nueva tierra en el versículo 17?
En este pasaje, Isaías describe una “nueva creación” que habría sucedido a Israel, después de la restauración de la cautividad babilónica, si permanecían fieles a Dios y cumplían la comisión divina de ser una luz para el mundo (Isa. 42:6). Desgraciadamente, no sucedió, y por eso esa profecía, que era condicional, no se cumplió. Estos “cielos nuevos y tierra nueva” nunca llegaron a ser una realidad. No obstante, en un sentido secundario, estos versículos apuntan hacia adelante, al cielo nuevo y la Tierra Nueva que serán introducidos al final del milenio. Pero, en esos “tierra nueva y cielo nuevo” no nacerán niños a los redimidos (Mat. 22:30), ni habrá más dolor ni muerte (Apoc. 21:4), de modo que tenemos que ser cuidadosos de cuán lejos deseamos estirar las imágenes.
En el libro Palabras de vida del gran Maestro, la Sra. de White hace la declaración de que “nunca debe enseñarse, a los que aceptan al Salvador, aunque sean sinceros en su conversión, a decir o sentir que están salvados” (p. 119). ¿Significa esto que nunca podemos estar seguros de nuestra salvación? 1 Juan 5:12, 13.
Cuando estudiamos el contexto, descubrimos que ella está hablando acerca de si una persona puede caer de la gracia después de la conversión. Muchos cristianos de sus días creían en la doctrina de “una vez salvos, siempre salvos”. Elena de White claramente estaba en contra de esta enseñanza. En el contexto, ella dice: “Nunca podemos con seguridad poner la confianza en el yo, ni tampoco, estando como nos hallamos fuera del cielo, hemos de sentir que nos encontramos seguros contra la tentación” (PVGM 119).
El contexto inmediato aclara que ella está tratando el tema de la confianza propia y las tentaciones después de la conversión. Nunca estamos seguros contra la tentación, nunca podemos decir que no podemos caer, que somos salvados y, por lo tanto, estamos seguros contra la tentación, pero esto no significa que en Jesús no podemos tener cada día la seguridad de la salvación.
Si tu esperanza de salvación descansa en lo que Jesús hizo por ti, ¿cómo puedes entonces no tener la certeza de la salvación? Por otro lado, si estás mirando a tu yo, ¿cómo puedes alguna vez tener esa certeza?

Jueves 12 de marzo: El Contexto más Amplio.
El contexto más amplio se refiere a lo que otros textos fuera del pasaje inmediato tienen que decir acerca de un tema específico. Puede referirse a otros capítulos en un libro, a todo el libro o a toda la Escritura.
¿Somos salvados por la gracia solo por medio de la fe o también necesitamos obras? (Efe. 2:8, 9; Sant. 2:14-26). ¿Está Pablo en conflicto con Santiago en el tema de la salvación? ¿Qué tienen para decir los siguientes textos sobre este tema? Rom. 3:21-28; 4:3; Gál. 3:6-12.
Cuando consideramos el contexto más amplio en las Escrituras, lo que otros pasajes tienen para decir sobre este tema, descubrimos que Santiago no está alegando en favor de las buenas obras como un medio para la salvación. Más bien, él insiste en que hay dos clases de fe, una válida y otra no válida. Pablo habla acerca de la fe válida, que es seguida por buenas obras. Santiago se refiere a la fe no válida, que se detiene en el nivel intelectual; la fe que es meramente un asentimiento mental.
Pablo usa el ejemplo de Abraham, para mostrar que somos justificados sobre la base de una fe válida o real. Santiago muestra que la fe de Abraham era real porque produjo buenas obras (obediencia). Por lo tanto, no necesitamos nada sino la fe, una fe válida, para ser salvos, y nuestra conducta mostrará si nuestra fe es válida o no.
Cuando leemos a Elena de White, también necesitamos considerar el contexto más amplio en sus escritos; es decir, todo lo que ella escribió sobre un tópico específico. No podemos sencillamente tomar una o dos declaraciones y nada más. Por ejemplo, sobre el problema de comer carne, ella tiene declaraciones que suenan absolutas, pero además tiene muchas afirmaciones atenuantes que necesitan también ser consideradas.
En el libro Consejos sobre el régimen alimenticio, por ejemplo, ella dice: “Las hortalizas, las legumbres, las frutas y los cereales deben constituir nuestro régimen alimenticio. Ni un gramo de carne debiera entrar en nuestro estómago. El consumo de carne es antinatural. Hemos de regresar al propósito original que Dios tenía en la creación del hombre” (p. 454). Cualquiera que lee solamente esta declaración tendría que llegar a la conclusión de que bajo ninguna circunstancia deberíamos comer carne. Sin embargo, unas pocas páginas más adelante, está esta declaración: “Un régimen de carne no es el más sano, y sin embargo yo no asumiría la posición de que la carne debe ser descartada por todos. Los que tienen órganos digestivos debilitados pueden a menudo usar carne cuando no pueden comer legumbres, hortalizas, frutas o gachas” (p. 472). (Ver también la sección del viernes.) Cuando consideramos todo lo que ella ha escrito sobre un tema específico, surge un cuadro equilibrado, que es muy valioso para cada cristiano que toma seriamente su religión.
Aunque no debemos hacer de la comida y la bebida nuestra religión, Dios nos ha dado consejos maravillosos acerca de la dieta, que pueden tener un impacto positivo sobre nuestra salud. ¿Cuán cuidadoso eres tú en tu dieta y en todos tus hábitos? ¿Por qué esperar hasta que la enfermedad te ataque antes de hacer los cambios que podrían ser para tu bien?

Viernes 13 de marzo.
Para Estudiar y Meditar:
Lee, en Fe y obras, los capítulos: “Cristo, nuestra justicia”, pp. 34-39; “Elena G. de White traza claramente las líneas”, pp. 40-46; y “Fe y obras”, pp. 47-50.
Pautas adicionales para la interpretación de escritos inspirados
Además de las pautas estudiadas en la lección de esta semana, necesitamos: a) pedir la conducción del Espíritu Santo en el estudio de su Palabra; b) asegurarnos de usar una o más buenas traducciones; c) buscar principios que sean universales y se apliquen a todas las personas, en todo lugar y en todo tiempo; d) estar dispuestos a obedecer las verdades que descubramos; e) estar con la mente abierta y dispuesta a renunciar a posiciones previamente mantenidas; f) cuidarse de las interpretaciones extremas; g) trabajar junto con personas de experiencia; y h) usar el sentido común.
Elena de White acerca de Una vez salvo, siempre salvo:
“No hay nada que ofenda tanto a Dios, o que sea tan peligroso para el alma humana, como el orgullo y la suficiencia propia. De todos los pecados, es el más desesperado, el más incurable. La caída de Pedro no fue instantánea, sino gradual. La confianza propia lo indujo a creer que estaba salvado, y dio paso tras paso en el camino descendente, hasta que pudo negar a su Maestro. Nunca podemos, con seguridad, poner la confianza en el yo, ni tampoco, estando, como nos hallamos, fuera del cielo, hemos de sentir que nos encontramos seguros contra la tentación. Nunca debe enseñarse a los que aceptan al Salvador, aunque sean sinceros en su conversión, a decir o sentir que están salvados. Eso es engañoso. Debe enseñarse a todos a acariciar la esperanza y la fe; pero, aun cuando nos entregamos a Cristo y sabemos que él nos acepta, no estamos fuera del alcance de la tentación” (PVGM 119, 120).
Preguntas Para Dialogar:
1. Considera todo el contexto de la cita de Elena de White que está arriba. Ahora considera la declaración acerca de no decir que somos salvos. Cuán fácil es tomar esa sola declaración, sacándola del contexto, y llegar a una conclusión totalmente diferente de la que ella quería decir. ¿Por qué debemos ser siempre cuidadosos de no sacar las declaraciones de su contexto? ¿Qué otros ejemplos puedes encontrar de personas que han hecho precisamente eso? ¿Por qué eso es una tentación?
2. ¿Cuáles son algunas otras maneras en que los escritos de Elena de White han sido mal usados? ¿Qué podemos hacer, sin embargo, para evitar la trampa de desechar todo, sencillamente porque sus escritos no ha sido usados apropiadamente?
3. Piensa en lo que se nos ha entregado con el mensaje de salud tal como aparece en los escritos de Elena de White. ¿Qué bendición grande podemos obtener de ellos si los usamos adecuadamente? ¿Qué trampas debemos evitar?
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

Edición de Adultos. Trimestre Enero-Marzo de 2009
Lección 12: Las bendiciones del don profético
Para el 21 de marzo de 2009

Sábado 14 de marzo.
Lee Para el Estudio de esta Semana: Éxodo 17:14; 34:27; Levítico 11:1-8; Deuteronomio 6:4-7; Isaías 44:8; 49:6.
Para Memorizar: “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas” (Amós 3:7).
A LO LARGO DE TODA LA HISTORIA BÍBLICA, Dios ha trabajado por medio de profetas (incluyendo los que no escribieron ningún libro de la Biblia) con el fin de animar, elevar y advertir al pueblo de Dios. Por impopular que hayan sido sus mensajes a veces, o por más que sus motivos hayan sido mal comprendidos, todas estas personas tenían una meta en mente: bendecir y beneficiar a la iglesia de Dios. Y, ciertamente, no fue diferente con Elena de White y su don profético.
Esta semana consideraremos algunas de las bendiciones que ha recibido el pueblo de Dios por medio del don profético. La Iglesia Adventista del Séptimo Día, ciertamente como la conocemos hoy, probablemente no existiría si no hubiera sido por la conducción que Dios dio a este movimiento mediante el Espíritu de Profecía.
Un Vistazo a la Semana: ¿Por qué y con qué propósito eligió Dios a Israel como su pueblo especial? ¿De qué modo eran educados los jóvenes de Israel en los tiempos del Antiguo Testamento? ¿Cuáles eran algunos de los consejos de salud que Dios dio a los israelitas? ¿Por qué los israelitas escribían la Palabra de Dios en los marcos de las puertas de sus casas? ¿De qué manera usó Dios el don de profecía para beneficiar a la iglesia?

Domingo 15 de marzo: Misión.
¿Por qué eligió Dios a Israel como su pueblo especial? Deut. 7:7, 8; Isa. 44:8; 49:6.
Dios eligió a Israel para ser su testigo. Todas las naciones de la tierra habían de compartir las bendiciones que él otorgaría a su pueblo. Israel debía mostrar la alabanza a Dios (Isa. 43:21), declarar su gloria entre las naciones (Isa. 66:19) y ser una luz para los gentiles.
¿Cuál es la misión de la iglesia cristiana, y cuán bien está llevando a cabo esta misión? Mat. 28:19, 20.
La iglesia cristiana experimentó dos grandes períodos de expansión en su historia. El primer período fue en ocasión de su establecimiento en los siglos primero y segundo; el segundo ocurrió durante el siglo XIX, también llamado el siglo de las misiones. Siguiendo los grandes reavivamientos del siglo XVIII y comienzos del XIX, la iglesia cristiana estableció muchas sociedades bíblicas y misioneras en Europa y América del Norte, y en el transcurso de 100 años aumentó del 18% de la población del mundo en el año 1800 al 34% en 1900.
En las primeras décadas de la historia adventista del séptimo día, se creyó que la iglesia estaba cumpliendo el mandato de Dios de enseñar a todas las naciones al predicar a los inmigrantes de América del Norte. Sin embargo, Elena de White escribió en 1871: “Los jóvenes deben estar adquiriendo las calificaciones para este trabajo y familiarizarse con otros idiomas, para que Dios los use como medios de comunicar su verdad salvadora a los habitantes de otras naciones” (NB 225, 226).
Luego, en 1874, tuvo un sueño impresionante en cuanto a dar el mensaje del tercer ángel al mundo. En el sueño, se le dijo: “Estáis concibiendo ideas demasiado limitadas de la obra para este tiempo. [...] El mensaje avanzará con poder a todas partes del mundo, a Oregon, a Europa, a Australia, a las islas del mar, a todas las naciones, lenguas y pueblos. [...] Vuestra fe es limitada, muy pequeña. Vuestro concepto de la obra necesita ampliarse grandemente” (NB 231).
Ese mismo año, J. N. Andrews llegó a ser el primer misionero oficial adventista del séptimo día al extranjero. Él y sus hijos fueron a Suiza y, tres años más tarde, la familia de John G. Matteson fue enviada a Escandinavia. Hoy, de los 229 países del mundo reconocidos por las Naciones Unidas, los Adventistas del Séptimo Día tienen obra establecida en más de doscientos de ellos.
¿De qué manera logramos el equilibro entre trabajar por las almas allende los mares mientras, al mismo tiempo, no descuidamos el campo misionero en nuestro propio vecindario?

Lunes 16 de marzo: Educación.
¿De qué modo eran educados los jóvenes de Israel en tiempos del Antiguo Testamento? ¿Qué principios importantes podemos obtener de estos textos con respecto al aspecto espiritual de toda educación apropiada? Gén. 18:19; Deut. 6:4-7, 20-25.
Por medio de las instrucciones del padre, los niños hebreos aprendían lo que Dios había hecho por su pueblo en el pasado, cómo debían vivir en su presencia y cuáles eran las promesas de Dios para el futuro. También se les enseñaban habilidades que necesitarían para ser miembros de éxito en su comunidad. Por consiguiente, era tanto una educación en las habilidades prácticas como una instrucción espiritual y religiosa.
En los primeros días del movimiento adventista, iniciativas privadas entre nuestros pioneros condujeron a varios intentos de establecer una escuela para los niños adventistas, pero ninguna de ellas duró mucho.
Entonces, a comienzos de 1872, Elena de White recibió una visión acerca de los principios apropiados de educación. Sobre la base de esa visión, escribió treinta páginas sobre esos principios. Entre otras cosas, escribió: “Necesitamos una escuela donde los que acaban de entrar en el ministerio puedan recibir por lo menos la enseñanza de los ramos comunes de la educación, y puedan también aprender más perfectamente las verdades de la Palabra de Dios para este tiempo” (FCE 45, 46).
En mayo de 1872, la Junta de la Asociación General acordó asumir la responsabilidad de operar localmente una escuela de iglesia en Battle Creek, Michigan, y el 3 de junio abrió la primera escuela adventista del séptimo día oficial (hubo doce alumnos). Dos años más tarde, cien alumnos se matricularon en el Colegio de Battle Creek recientemente establecido.
Hoy, más de seis mil escuelas, colegios superiores y universidades adventistas sirven a más de un millón de estudiantes alrededor del mundo.
¿Cómo debería ser una escuela adventista actual? ¿De qué modo debería ser diferente de otras escuelas? Haz una lista de características específicas, y análizalas en la clase.

Martes 17 de marzo: Salud.
Dios les dijo a los israelitas: “Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos [...] ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador” (Éxo. 15:26). ¿Cuáles son algunos consejos sobre la salud que Dios les dio? Lev. 7:22-26; 11:1-8; 13:46.
Durante siglos, la lepra y la peste negra esparcieron temor y terror entre la humanidad medieval. Solo cuando los líderes religiosos recordaron que la gente afligida con lepra en la Biblia era separada y excluida de la comunidad, y aplicó este principio a las víctimas de la lepra y de la peste bubónica, se detuvieron estas plagas.
La mayoría de los pioneros adventistas del séptimo día no fueron reformadores de salud. En la conferencia del sábado de 1848, probablemente estuvieron sentados juntos comiendo costillas de cerdo para el almuerzo. En una visión en 1848, Elena de White vio que el tabaco, el té y el café son dañinos, pero llevó varios años convencer de ello a los feligreses.
El 6 de junio de 1863, Elena de White recibió una visión en la que le fue mostrada la necesidad de una reforma en pro de la salud. “Vi que era un deber sagrado atender nuestra salud, y despertar a otros ante su deber en este sentido” (3 MS 318). Dos años más tarde, el 25 de diciembre de 1865, se le mostró que los Adventistas del Séptimo Día deberían establecer un instituto de salud. El Instituto de Reforma de la Salud del Oeste fue establecido en Battle Creek, abrió sus puertas en 1866 y fue el primero de una red de más de trescientos hospitales, clínicas y dispensarios que opera la iglesia actualmente.
¿Qué podemos decir a aquellos que pretenden que Elena de White copió el mensaje de salud de otros reformadores de salud de su tiempo?
Investigaciones recientes acerca del mensaje de salud de Elena de White han revelado que hay una gran diferencia de calidad entre los principios de salud que dio Elena de White y los que defendían los reformadores de la salud de su tiempo. “La ciencia médica moderna ha verificado un alto porcentaje de sus principios de salud [...] mientras que las fuentes de las que supuestamente copió tuvieron un bajo porcentaje de principios de salud que han sido verificados. Esta diferencia indica que la Sra. de White tenía información que no podría haber venido de ninguna fuente humana disponible en ninguna parte en el tiempo en que ella vivía”.–Leonard Brand y Don S. McMahon, The Prophet and Her Critics, pp. 87, 88.
El mensaje de salud es un don maravilloso que Dios nos dio. Como todos sus dones, puede ser abusado, y así ha sido realmente. ¿Cómo podemos evitar transformar este don en una maldición?

Miércoles 18 de marzo: Publicaciones.
De acuerdo con las Escrituras, Moisés fue el primero que escribió las palabras de Dios (Éxo. 17:14; 34:27; Deut. 31:24). Hoy, la Biblia es el libro de mayor circulación en la historia, y el más leído.
¿Dónde debían escribir los israelitas las palabras de la ley? ¿Por qué crees que se dio esta orden? Deut. 6:1-9; 11:18-20.
Inscribir dichos o declaraciones importantes en lugares bien visibles en sus casas era una costumbre ampliamente difundida en el antiguo Cercano Oriente. Esto es evidente aun hoy en los países musulmanes y aun entre las naciones occidentales. En las Islas Británicas así como en Alemania, Austria y Suiza, se pueden ver inscripciones en las casas.
En Israel, el propósito de escribir la Palabra de Dios en el marco de las puertas de sus casas era para mantener a la vista y en sus mentes constantemente las instrucciones de Dios, y con ello recordar continuamente guardar los mandamientos de Dios.
¿Qué papel desempeñaron las publicaciones en la historia temprana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día?
La obra de publicaciones de nuestra iglesia no se originó por sabiduría humana. En 1848, Elena de White tuvo una visión en el hogar de Otis Nichols, en Dorchester, Massachusetts. Cuando salió de ella, le dijo a Jaime: “Tengo un mensaje para ti. Debes imprimir un pequeño periódico y repartirlo entre la gente. Aunque al principio será pequeño, cuando la gente lo lea te enviará recursos para imprimirlo y tendrá éxito desde el principio. Se me ha mostrado que de este modesto comienzo brotarán raudales de luz que han de circuir el globo” (NB 137).
¡“Raudales de luz que han de circuir el globo”! ¿Cómo podría ser eso? Jesús estaba por venir. El número de los adventistas era pequeño. No había personas ricas o grandes eruditos entre ellos. El mundo era incrédulo. Y, sin embargo, aquí había una mujer joven que predijo que una obra de publicaciones, que debía ser comenzada por su esposo, que no tenía un centavo, crecería hasta que rodearía el globo? Pasaron más de seis meses antes de que Jaime pudiera hacer un muy pequeño comienzo, haciendo arreglos para la impresión de mil ejemplares de un periódico de ocho páginas, por pagar en cuenta corriente. Hoy, la Iglesia Adventista del Séptimo Día posee más de 50 casas editoras, y el mensaje se imprime y proclama en más de 220 idiomas.
¿Cuál ha sido el impacto de la página impresa en tu propia experiencia espiritual?

Jueves 19 de marzo: Teología.
A lo largo de toda la historia bíblica, Dios ha usado el don profético para proteger a su pueblo de errores teológicos. No fue diferente con el ministerio de Elena de White. En los primeros días de nuestra iglesia, ella tuvo que combatir el fanatismo de diversos tipos. Algunas personas pretendían ser perfectas, otras afirmaban que no se debía trabajar más y algunos seguían poniendo fechas para el regreso de Cristo. Durante la crisis provocada por el Dr. Kellogg a comienzos del siglo XX, el consejo de ella salvó a la iglesia del panteísmo. Al mismo tiempo, casi por sí sola, condujo a la iglesia de una posición semiarriana (creencia de que Jesús no era Dios) a la posición trinitaria. Cuando A. F. Ballenger trató de cambiar la enseñanza sobre el Santuario, ella tomó una posición firme contra ese cambio. Elena de White también tuvo un papel importante en guardar a la iglesia de sus días de caer profundamente en el legalismo; junto con A. T. Jones y E. J. Waggoner, fue una gran proponente de la salvación por la sola fe en Cristo, sin las obras de la Ley.
Después de su muerte, sus escritos continúan dando conducción a la iglesia. En tiempos más recientes, sus escritos proveyeron una clara dirección acerca del problema de la Creación, que se estaba atacando desde dentro de nuestras filas.
¿Qué enseña el Antiguo Testamento acerca de los orígenes de la vida humana? Gén. 1:1-3; Éxo. 20:8-11; Sal. 33:6; Isa. 42:5.
De acuerdo con el Antiguo Testamento, Dios creó la vida sobre nuestra tierra en seis días. La palabra hebrea traducida como día, en Génesis 1, es yom. Siempre que esta palabra, en los libros históricos de la Biblia, está acompañada por un número, se refiere a un período literal de 24 horas (ver p. ej., Gén. 7:11, Éxo. 16:1). Al descansar en el séptimo día de la semana de la Creación, Dios estableció el sábado como un monumento perpetuo de su obra creadora completada. En resumen, estamos sobre un terreno bíblico firme e inamovible al adherirnos a una Creación literal en seis días, a pesar de las voces, aun entre nosotros, que alegan otra cosa.
Y, aunque Elena de White murió hace casi un siglo, también aquí sus palabras nos dan una sólida afirmación de esta gran verdad bíblica: “Fui llevada atrás, a la Creación, y se me mostró que la primera semana, en la que Dios realizó la obra de creación en seis días y descansó el séptimo, fue exactamente igual a todas las demás semanas” (3 SG 90).
A pesar del claro testimonio de la Biblia, a pesar de la sólida afirmación de Elena de White, algunos entre nosotros todavía insisten en que Dios usó millones de años de evolución para crear la vida humana. ¿Qué ejemplos puedes encontrar en la Biblia de personas que se entusiasmaron tanto con las tendencias de su tiempo que perdieron de vista verdades importantes? ¿Cómo podemos protegernos de caer en esa antigua trampa?

Viernes 20 de marzo.
Para Estudiar y Meditar:
Lee, en El ministerio de curación, el capítulo “Enseñar y curar”, pp. 99-118; y, en el libro La educación, los capítulos “La fuente de la verdadera educación y su propósito”, pp. 13-19; y “La relación de la educación con la redención”, pp. 28-30.
Muchos de los principios de la vida saludable que se encuentran en los escritos de Elena de White ya los enseñaban, en una forma limitada, otros reformadores de la salud de sus días. Pero en sus enseñanzas encontramos muchos errores y extremos que Elena de White evitó por causa de las instrucciones que recibió de Dios. Por ejemplo, Sylvester Graham y James Jackson, dos destacados reformadores de la salud en los días de Elena de White, ambos enseñaban: “No coman sal”. Sin embargo, Elena de White escribió: “Yo hago uso de un poco de sal y siempre lo he hecho, porque la sal, lejos de ser nociva, es indispensable para la sangre” (3 JT 362).
Otros errores que enseñaban los reformadores de la salud en el siglo XIX y que Elena de White evitó incluían: no se corten el cabello; no beban agua, sino obtengan sus líquidos solo de las frutas; cuando coman carne, coman mayormente la grasa; las personas con sobrepeso son personas sanas; no usen jabón; etc. (Ver Leonard Brand y Don S. McMahon, The Prophet and Her Critics”, pp. 77, 78).
Preguntas Para Dialogar:
1. Como clase, repasen sus respuestas a la pregunta final de la sección del lunes.
2. Vivimos ahora en el día y la era de la ciencia, en los que, para muchas personas, la ciencia es el único camino para conocer la verdad. Cuán interesante es que, de todas las cosas que enseñamos (la segunda venida de Cristo, la salvación por la fe, el estado de los muertos, etc.), solo una puede ser verificada científicamente: nuestro mensaje de salud. Medita en las implicaciones de este pensamiento.
3. Como Adventistas del Séptimo Día insistimos, correctamente, en que todas nuestras doctrinas necesitan provenir de la Biblia, y de la Biblia sola. Al mismo tiempo, si creemos que Elena de White manifestó el don de profecía, ¿no se debería dar también autoridad y crédito a sus escritos sobre doctrinas? ¿Cómo podemos encontrar el equilibrio apropiado acerca de cómo usar sus escritos para tratar problemas teológicos?
4. Como sucede con la Biblia, hay cosas acerca de los escritos de Elena de White que no comprendemos. ¿Cómo podemos protegernos del error fatal de concentrarnos solo en los problemas o las preocupaciones, y dejar de ver el cuadro general?
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

Edición de Adultos. Trimestre Enero-Marzo de 2009
Lección 13: La confianza en el don profético
Para el 28 de marzo de 2009
Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

Sábado 21 de marzo.
Lee Para el Estudio de esta Semana: Salmo 41:9; Isaías 53:4-6; Mateo 23:28-31; Juan 5:39; Hechos 10:9-16, 44-48; 17:11.
Para Memorizar: “Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados” (2 Crón. 20:20).
ALGUNAS PERSONAS ESTABAN INTERESADAS en unirse a la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Habían llegado a aceptar las enseñanzas de la iglesia por medio de su estudio de la Biblia, pero tenían preguntas acerca de Elena de White. Después de todo, con tantos profetas y maestros falsos por allí, ellos querían ser cuidadosos. Sabiendo de sus preocupaciones, y comprendiéndolas, el pastor les dijo: “Esto es algo que tendrán que decidir por ustedes mismos, por medio de una convicción personal dada por el Espíritu Santo. Tómense el tiempo de leer sus escritos. Algunas cosas les sonarán claras de inmediato; de otras cosas, podrán tener algunas preguntas. Al fin, sus escritos son realmente el testimonio mejor y final con respecto a su origen”.
Un Vistazo a la Semana: ¿Por qué debe ser la Biblia nuestra autoridad final en asuntos de doctrina? ¿Cuán importante es el estudio de la Biblia en nuestras vidas actualmente? ¿Qué sucede cuando las personas ignoran la palabra profética? ¿Qué lugar ocupan los milagros en el establecimiento de nuestra fe? ¿Por qué las personas se rebelan contra el don profético?

Domingo 22 de marzo: Autoridad Bíblica.
¿Qué similitudes ves entre la experiencia de los discípulos después de la crucifixión y la de los primeros creyentes adventistas después del Gran Chasco en 1844? Luc. 24:13-27; Hech. 10:9-16, 44-48.
Los discípulos experimentaron su gran chasco en la crucifixión. Habían esperado que Jesús redimiría a Israel; mientras lo observaban andar en el asno entrando en Jerusalén, en cumplimiento de la profecía de Zacarías, estaban seguros de que él se establecería como su Rey, expulsaría a los romanos e iniciaría el Reino de Dios sobre la tierra. Solo después de su muerte, cuando “les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras” (Luc. 24:45), vieron por primera vez que él había venido con un propósito diferente. En otras palabras, aun con todos esos años en que Jesús estuvo en medio de ellos, aun teniendo un testimonio directo, cometieron errores, todavía no comprendían lo que las Escrituras habían enseñado. Jesús les señaló la Biblia, y en ella debían basar sus creencias.
Lee Hechos 1:6. ¿Qué indica esto acerca de cómo, aun cuando Jesús estuvo con los discípulos después de la resurrección, ellos todavía tenían ideas falsas acerca de lo que significaba su venida?
Los primeros creyentes adventistas también experimentaron un gran chasco, por causa de la idea errónea de Guillermo Miller y otros de que el Santuario de Daniel 8:14 era la tierra. Y, así como el repasar lo dicho por Jesús, y estudiar la Biblia y las intervenciones sobrenaturales de Dios ayudó a los discípulos a abandonar sus conceptos equivocados, también los primeros adventistas llegaron a una nueva comprensión de la verdad del Santuario por medio del estudio de las Escrituras y por la conducción de Dios en el ministerio profético de Elena de White.
Al fin, por útil que fuera el don profético, nuestros pioneros estaban decididos a basar sus doctrinas en la Biblia, sin usar el don profético como una autoridad en lo doctrinal.
También hoy, la fortaleza y la seguridad de lo que creemos como Adventistas del Séptimo Día deben estar basadas en la Palabra de Dios sola. Una vez que estamos seguros de nuestras doctrinas a partir de la Biblia, y trabajando desde esa base firme, podemos tener verdaderamente confianza en el don profético.
Lunes 23 de marzo: Entrar en La Palabra.
¿Por qué estudiaron los bereanos las Escrituras cada día para ver si lo que decía Pablo era verdad? ¿Por qué no confiaron en sus palabras? Hech. 17:11.
Por cuanto Pablo predicaba a Cristo a partir de las Escrituras, mostrando que él era el Mesías prometido, los que lo oían con una mente abierta fueron impulsados a estudiar las Escrituras por sí mismos, para ver si estas cosas eran realmente así. En otras palabras, aun las palabras de Pablo no eran suficientemente buenas. Tenían que ser confirmadas por la Biblia.
¿Qué nos enseñan los textos siguientes acerca de la importancia de estudiar las Escrituras? Prov. 2:1-6; Isa. 34:16; Mat. 4:4; Apoc. 1:3.
Elena de White, en forma consistente, elevó la Palabra de Dios y animó a los feligreses a estudiarla. “Recomiendo al amable lector la Palabra de Dios como regla de fe y práctica” (PE 78). En la introducción a El conflicto de los siglos, ella escribió: “En su Palabra, Dios comunicó a los hombres el conocimiento necesario para la salvación. Las Santas Escrituras deben ser aceptadas como dotadas de autoridad absoluta y como revelación infalible de su voluntad. Constituyen la regla del carácter, nos revelan doctrinas y son la piedra de toque de la experiencia religiosa” (CS 9).
¿Por qué los profetas, a lo largo de la historia, amonestaron al pueblo de Dios a leer y estudiar la Palabra de Dios? La razón es sencilla: Dios “dio su Palabra a los hombres como una revelación de sí mismo. Cada verdad que vamos descubriendo es una nueva revelación del carácter de su Autor. El estudio de las Sagradas Escrituras es el medio divinamente instituido para poner a los hombres en comunión más estrecha con su Creador y para darles a conocer más claramente su voluntad. Es el medio de comunicación entre Dios y el hombre” (CS 75).
Los escritos de Elena de White no deben ser usados nunca en lugar de la Biblia; por el contrario, ella pasó su vida tratando de lograr que los miembros de la iglesia leyeran la Biblia y la hicieran la regla de fe para sus vidas.
¿Cuáles son algunas maneras en que puedes obtener más provecho de tu propio estudio de la Biblia? ¿Cómo puedes hacer que el tiempo que pases con la Biblia sea más beneficioso de lo que es ahora?

Martes 24 de marzo: Señalan a Jesús.
Jesús dijo: “Ustedes estudian con diligencia las Escrituras porque piensan que en ellas hallan la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor” (Juan 5:39, NVI). ¿Qué nos dicen los siguientes textos del Antiguo Testamento acerca de Jesús? Sal. 16:9, 10; 41:9; Isa. 53:4-6; Miq. 5:2.
Jesús dijo: “Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día” (Juan 8:56), “Moisés [...] de mí escribió él” (Juan 5:46) y “David le [me] llama Señor” (Mat. 22:45). Él comenzó su ministerio en la sinagoga en Nazaret con las palabras de Isaías: “El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres” (Isa. 61:1, NVI). Jesús, entonces, dijo: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros” (Luc. 4:21). Jesús sabía que el Antiguo Testamento estaba repleto con referencias a él. Él era el personaje central en la esperanza de Israel.
Los autores bíblicos, desde Moisés hasta el apóstol Juan, dirigieron a sus lectores a aquel que vendría la primera vez para salvar a su pueblo de sus pecados (Mat. 1:21) y una segunda vez para librarlos de la presencia del pecado (Apoc. 21:4).
Siguiendo en los pasos de los profetas bíblicos, Elena de White, en forma consistente, señaló a la gente a su Salvador Jesucristo. “No importa cuál hay sido la experiencia del pasado ni cuán desalentadoras sean las circunstancias del presente, si acudimos a Cristo en nuestra condición actual –débil, sin fuerza, desesperados–, nuestro compasivo Salvador saldrá a recibirnos mucho antes de que lleguemos, y nos rodeará con sus brazos amantes y con la capa de su propia justicia” (DMJ 13). Y ella amonesta a los pastores a hacer de Cristo el centro de todo. “Poned a Cristo en cada sermón. Espaciaos en las excelencias, la misericordia y la gloria de Jesucristo, hasta que Cristo se forme interiormente como la esperanza de gloria” (Ev 140).
Repetidamente ella enfatizó que Jesús era muy real para ella. “Yo sé que mi Salvador me ama, y yo amo a mi Jesús. Descanso en su amor, a pesar de mis imperfecciones” (4 MR 245). Jesús era el centro de su ministerio. “El objeto de todo ministerio”, dijo ella, “es mantener oculto el yo y hacer que aparezca Cristo. La exaltación de Cristo es la gran verdad que han de revelar todos los que trabajan en palabra y doctrina” (1 MS 182).
Olvidando por un momento las doctrinas y la teología, hazte esta pregunta básica: ¿Cuán bien conozco a Jesús? ¿Qué te dice tu respuesta acerca de ti mismo y de tu vida espiritual? ¿Qué cambios podría ser necesario que hagas?

Miércoles 25 de marzo: La Sangre de los Profetas.
“Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad. ¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Construyen sepulcros para los profetas y adornan los monumentos de los justos. Y dicen: Si hubiéramos vivido nosotros en los días de nuestros antepasados, no habríamos sido cómplices de ellos para derramar la sangre de los profetas. Pero así quedan implicados ustedes al declararse descendientes de los que asesinaron a los profetas” (Mat. 23:28-31, NVI).
¿Qué dicen las palabras de Jesús acerca de la actitud que muchos tienen hacia los profetas? ¿Qué lecciones podemos obtener de estas palabras para nosotros mismos?
A pesar de toda la evidencia en favor de la integridad y la validez del ministerio de Elena de White, aun entre nosotros hay quienes, en un sentido, están derramando “la sangre de los profetas”. Entre nosotros, como en el antiguo Israel, hay quienes de diversas maneras, sutiles y a veces no tan sutiles, están trabajando para destruir la confianza en el ministerio profético de Elena de White. Ha sido así desde el principio, y también podemos estar seguros de que será así hasta el fin. Casi cada acusación contra ella y sus obras es similar a las acusaciones hechas contra los profetas de la antigüedad y contra la misma Palabra de Dios.
Las razones para estas actitudes varían (ver la sección del viernes). Algunas personas han elevado sus escritos a un nivel que es inapropiado, y así otros han reaccionado ante esto, y algunas veces van demasiado lejos. Otros tienen una comprensión falsa de cómo actúa la inspiración, y como sus escritos no se adecuan a su comprensión, se han vuelto contra ellos. Algunos hablan, tal vez, por ignorancia; otros, tal vez, desde una hostilidad maliciosa. Afortunadamente, no hemos de juzgar los motivos o los corazones. Sencillamente, debemos ser capaces, como escribió Pedro: “[de] presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Ped. 3:15). Al fin, cada uno de nosotros tendrá que hacer una elección, por sí mismo, con respecto a las voces que escuchará y a las que creerá.
¿Cuál es tu propia actitud hacia los escritos de Elena de White? ¿Por qué tienes esa actitud? Piensa en razones para tenerla. ¿Estás abierto al cambio, si fuera necesario?

Jueves 26 de marzo: El Don y los Milagros.
“Y se difundió su fama [la de Cristo] por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó” (Mat. 4:24).
Piensa en el ministerio de Cristo cuando estuvo en la carne. Una y otra vez, Jesús realizó milagro tras milagro. Ya sea volver el agua en vino (Juan 2:1-11), la alimentación de los cinco mil (Mat. 14:14-21), la curación de los enfermos (Mat. 4:24) o la resurrección de la muerte (Juan 11:1-45), Jesús marcó su ministerio con milagros, un poderoso testimonio de su poder divino.
Lee Lucas 24:13 al 27, la historia de Jesús y de los dos discípulos en camino a Emaús. ¿Qué les señaló con el fin de persuadirlos de que Jesús de Nazaret era, en realidad, el Mesías? ¿Por qué es esa respuesta muy importante para nosotros, especialmente en el contexto del don profético?
A pesar de todas las cosas milagrosas que hizo Cristo mientras estuvo aquí, él les señaló a los dos discípulos la Palabra de Dios y la Biblia sola para enseñarles la verdad acerca de su muerte y su resurrección, y lo que ellas significaban.
Este punto no debería ser pasado por alto. A través de los años, ha habido numerosos informes de las formas milagrosas en las que Dios obró por medio del ministerio de Elena de White. Algunos de esos informes son más fáciles de verificar que otros. Como quiera que sea, al fin, nuestras creencias en la manifestación de este don no debería descansar sobre milagros y cosas así. Aunque puedan tener su lugar, la prueba máxima debe ser siempre la Palabra de Dios y de qué modo el don armoniza con la Biblia. Los milagros están bien, pero difícilmente puedan ser la prueba final, y no significan nada si las enseñanzas no son bíblicas.
Así como con la inspiración de la Biblia, también permanecen algunas preguntas acerca de la manifestación del don profético en la vida de Elena de White. No obstante, el don habla por sí mismo y da el mejor testimonio con respecto a sí mismo. Hay poco más que nosotros, por causa de los milagros, podríamos o deberíamos añadir. Se ha dado evidencia más que suficiente para que cualquiera pueda hacer una decisión informada con respecto al don, sin importar las preguntas no respondidas que nosotros, que “vemos por espejo, oscuramente” (1 Cor. 13:12), pudiéramos tener todavía.

Viernes 27 de marzo.
Para Estudiar y Meditar:
Lee, en Mensajes selectos, tomo 1, “Actitudes acerca de los testimonios”, pp. 45-55.
La oposición o la indiferencia hacia los escritos de Elena de White generalmente son el resultado de: 1) no leer lo suficiente de sus escritos como para reconocer y comprender sus instrucciones generales y bien equilibradas; 2) no comprender la relación apropiada de sus escritos con las Escrituras; 3) no reconocer la verdadera naturaleza de la inspiración divina; 4) no reconocer el principio del tiempo y el lugar en relación con el consejo que ella ha dado; 5) no reconocer que sus consejos todavía son relevantes hoy; 6) no reconocer que, aunque hay evidencia suficiente para convencer a los honestos de corazón, Dios no elimina las oportunidades para dudar; 7) una falta de disposición de hacer un sacrificio personal de algún hábito o práctica acariciados que parece estar fuera de armonía con los consejos dados en los escritos de Elena de White.
La mayor parte de la oposición al espíritu de profecía desaparecería: 1) si la gente dejara de usar alguna frase o algún párrafo favorito como garrote para golpear a otra persona; 2) si todos aplicaran los consejos a sí mismos, en vez de tratar de aplicarlos a otra persona; 3) si no la citáramos sin saber dónde se encuentra la cita (hay, en existencia, demasiados dichos apócrifos); 4) si no discutiéramos algo que ella escribió sin haber estudiado todo lo que escribió sobre un tema en particular (un conocimiento parcial puede ser más peligroso que la ignorancia completa); 5) si reconociéramos que el fracaso de la gente en vivir a la altura de los consejos que dio Elena de White, o no cumplirlos, no tiene absolutamente nada que ver con la confiabilidad de sus visiones y sus instrucciones. (Basado en Dento E. Rebok, Believe His Prophet, pp. 309-312).
Preguntas Para Dialogar:
1. Como clase, hablen acerca de las bendiciones que la Iglesia Adventista ha recibido del ministerio de Elena de White. ¿Cuáles son algunas de las citas favoritas de los miembros de la clase? ¿De qué modo sus escritos han impactado personalmente en el crecimiento espiritual de cada miembro? Al mismo tiempo, ¿qué luchas ha tenido la gente, a veces, con sus escritos? ¿Cuál ha sido la causa de esos problemas, y cómo podemos ayudar a esas personas a superarlos?
2. Muchas personas nuevas que entran en la Iglesia Adventista tienen preguntas acerca de Elena de White. ¿Cuáles son algunas maneras en que podemos ayudarlas a tener una comprensión equilibrada del don profético?
3. ¿Qué has aprendido este trimestre que te ayudará a comprender mejor el papel del Espíritu de Profecía? ¿Qué posiciones has tenido que cambiar? ¿Qué nuevas vislumbres has obtenido? ¿Qué preguntas todavía quedan sin responder?
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

Lucas 6:45:"porque de la abundancia del corazón habla la boca." Ya entiendo, tienes a EGW en tu corazon!! sacala y permite que entre Cristo.

Me estoy dando cuenta que los ex-adventista pasan a ser predicadores de EGW.

2da. de Pedro

Capítulo 02

2:1 Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.
2:2 Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado,
2:3 y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.
2:4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio;
2:5 y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos;
2:6 y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente,
2:7 y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados
2:8 (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos),
2:9 sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio;
2:10 y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores,
2:11 mientras que los ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición contra ellas delante del Señor.
2:12 Pero éstos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición,
2:13 recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores.
2:14 Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición.
2:15 Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad,
2:16 y fue reprendido por su iniquidad; pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refrenó la locura del profeta.
2:17 Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre.
2:18 Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error.
2:19 Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció.
2:20 Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero.
2:21 Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado.
2:22 Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

DE LA CONTROVERSIA A LA CRISIS:
UNA EVALUACIÓN ACTUALIZADA
DEL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA


Por Kenneth R. Samples

Tomado del Christian Research Journal, Verano de 1988,
Vol. 11, Número 1, página 9
Copyright© 1994 Christian Research Institute

Tomado del Christian Research Institute Journal
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Desde sus comienzos a mediados del siglo diecinueve, el Adventismo del Séptimo Día (ASD) ha continuado siendo extremadamente polémico entre los cristianos evangélicos (definiéndose el evangelismo como un movimiento en el moderno cristianismo protestante que enfatiza la conformidad con la teología ortodoxa, el evangelismo, y, particularmente, el nuevo nacimiento). De hecho, había algo de consenso entre los eruditos evangélicos en el sentido de que el ASD era poco más que un culto no cristiano hasta la década de 1950, cuando Donald Grey Barnhouse y Walter Martin iniciaron una abarcante evaluación de la teología adventista. Después de miles de horas de investigación y extensas reuniones con oficiales adventistas, Barnhouse y Martin llegaron a la conclusión de que el ASD no era una secta anti-cristiana, sino más bien una denominación cristiana algo heterodoxa (es decir, que se apartaba de la doctrina aceptada).

Gradualmente, el clima de la opinión evangélica comenzó a cambiar a favor de la posición de Barnhouse y Martin, aunque hubo siempre muchas opiniones disidentes. Al comenzar la década de 1960, sin embargo, el ASD disfrutaba de una franqueza sin precedentes con el protestantismo evangélico. Irónicamente, esta franqueza también hizo surgir algunos puntos en disputa muy difíciles, pues ciertas enseñanzas claves del ASD tradicional fueron puestas en tela de juicio dentro de la denominación.

Para mediados de la década de 1970, habían surgido en el ASD dos tendencias claramente diferenciadas: El Adventismo Tradicional, que defendía muchas de las posiciones adventistas de antes de 1950, y el Adventismo Evangélico, que enfatizaba el modo en que la Reforma entendía la justificación por la fe. Esta controversia pronto dio lugar a una verdadera crisis interna que fragmentó severamente a la denominación. Para principios de la década de 1980, una severa disciplina denominacional contra ciertos dirigentes adventistas evangélicos dejó desilusionados a muchos adventistas.

Estos acontecimientos han llevado a cierto número de evangélicos a preguntarse si los ASD deberían continuar siendo considerados como evangélicos. El propósito de este artículo es resolver directamente esta pregunta mientras examinamos los controvertidos diálogos evangélicos/ASD de la década de 1950, así como seguir el rastro de los puntos doctrinales en disputa que han contribuído a la crisis de identidad del adventismo.

Los diálogos evangélicos/ASD de la década de 1950

Incluídos entre los evangélicos que en la década de 1950 consideraban al ASD una secta no cristiano había eruditos tan capacitados como Louis Talbot, M. R. DeHann, Anthony Hoekema, J. K. Van Baalen, John Gerstner, y Harold Lindsell. (1) Walter Martin, a la sazón director de apologética de sectas para la Zondervan Publishing Company, ha clasificado a los ASD como culto en su libro The Rise of the Cults [El Surgimiento de las Sectas]. Y Donald Grey Barnhouse, erudito bíblico y fundador y editor de la revista Eternity [Eternidad], conocido en todo el país, había escrito críticamente sobre la teología ASD. Habiéndose encontrado con algunos fanáticos ASD anteriormente en su vida, Barnhouse consideraba al evangelicalismo y al adventismo mutuamente excluyentes.

Irónicamente, el primer contacto de Barnhouse con dirigentes adventistas ocurrió cuando T. Edgar Unruh, ministro y administrador ASD, le escribió felicitándolo por varias conferencias que había presentado sobre el tema de la justificación por la fe. A Barnhouse le causó perplejidad el hecho de que un adventista, que mentalmente aceptaba la justificación por las obras, lo felicitara por predicar el evangelio de la Reforma. Aunque todavía muy suspicaz, Barnhouse sugirió que los dos hombres conversaran más en relación con la doctrina adventista.

Varios años más tarde, Barnhouse mencionó el nombre de Unruh a Walter Martin, y le encargó la tarea de investigar exhaustivamente al ASD para Eternity. Martin le habló a Unruh acerca de que éste le hiciera llegar materiales representativos de su teología, y de una oportunidad para entrevistar a ciertos dirigentes adventistas. Unruh le proporcionó a Martin la documentación que éste buscaba, e hizo arreglos para que visitara las oficinas principales de la Conferencia General, que a la sazón estaban situadas en Takoma Park, Maryland. La Conferencia General, que es el cuerpo gobernador de los ASD, recibió cálidamente a Martin y se mostró muy dispuesta a cooperar proporcionándole materiales básicos originales. Con la bendición de R. R. Figuhr, presidente de la Conferencia General, Unruh hizo arreglos para una conferencia formal entre Martin y varios dirigentes adventistas.

Martin había pedido específicamente hablar con Leroy E. Froom, el principal historiador y apologista del adventismo. Froom, autor de libros tan bien conocidos como Prophetic Faith of Our Fathers [La Fe Profética de Nuestros Padres] y Movement of Destiny [Movimiento con Destino], pidió que participaran otros dos dirigentes adventistas: W. E. Read, Secretario de Campaña de la Conferencia General, y Roy Allan Anderson, Secretario de la Asociación Ministerial de la Conferencia General y editor de la revista Ministry. A estos hombres se les unió T. E. Unruh, que actuaba como moderador. Un asociado de Walter Martin, George Cannon, profesor de griego en el Nyack Missionary College, ayudó a Martin en su investigación durante esta histórica conferencia. Cuando las reuniones se trasladaron a Pennsylvania más tarde, Barnhouse también se convirtió en participante activo.

Preguntas y respuestas

El formato de la conferencia consistió esencialmente en que los eruditos adventistas contestaban las preguntas que les hacían los evangélicos. Martin, en particular, hizo decenas de preguntas que habían surgido de su estudio de las fuentes originales adventistas. Uno de los primeros y principales puntos de contención que los evangélicos presentaron fue la tremenda cantidad de literatura adventista que claramente contradecía otras declaraciones oficiales adventistas. Por ejemplo, junto con declaraciones ortodoxas en relación con la persona, la naturaleza, y la obra de Cristo, las publicaciones adventistas también contenían otros artículos que abrazaban el arrianismo (la posición de que Cristo era un ser creado), una naturaleza pecaminosa de Cristo, una incompleta teoría de la expiación, el galacianismo (salvación mediante la observancia de la ley), y sectarismo extremo. Martin afirmó que él podía proporcionar numerosas citas que eran inequívocamente heréticas. Los eruditos adventistas se escandalizaron y se horrorizaron de algunos de los documentos presentados.

A causa del fuerte énfasis de los adventistas en una progresiva comprensión de la Biblia, han estado renuentes a adoptar un credo formal. Aún su declaración doctrinal conocida como las "27 Creencias Fundamentales" permite cambios y revisiones. Históricamente, esta falta de un credo formal, así como el énfasis en la comprensión progresiva de la Biblia, ha dado lugar a un amplio espectro de interpretación doctrinal entre los adventistas. En la década de 1950, igual que hoy día, esta tolerancia de posiciones divergentes y a veces heréticas ha perjudicado la unidad y la solidez de su denominación. Este era un punto crítico para los evangélicos, que no podían esperar representar con precisión la posición del adventismo ante el mundo evangélico si los adventistas mismos carecían de consenso en cuanto a esas posiciones.

Durante la conferencia de 1955-1956, Martin acusó a los adventistas de hablar con doblez en el peor de los casos y no controlar sus filas adecuadamente en el mejor de los casos. Los evangélicos afirmaron que, si la Conferencia General permitía que herejías como el arrianismo y el galacianismo continuaran en su filas, los adventistas merecían el título de "culto". Para crédito suyo, todos los eruditos adventistas presentes repudiaron las posiciones mencionadas más arriba, y prometieron que las enseñanzas aberrantes que difirieran con las expresas doctrinas adventistas serían investigadas por la Conferencia General. También afirmaron que la mayoría de estas doctrinas, si no todas, no representaban la teología ASD, sino que expresaban las opiniones de unos pocos que pertenecían a lo que Froom describió como "los fanáticos".

¿Ortodoxia esencial?

Al progresar la conferencia, los evangélicos quedaron más y más impresionados tanto por la sinceridad como por la ortodoxia general de los dirigentes adventistas. Ahora parecía que la estructura de la teología ASD era esencialmente ortodoxa. El adventismo afirmaba la inspiración de las Escrituras, la doctrina cristiana de la Trinidad, y la deidad, el nacimiento virginal, la expiación vicaria, la resurrección corporal, y el segundo advenimiento de Cristo. (2) Martin, que había escrito extensamente sobre el tema de los cultos en los Estados Unidos, reconoció inmediatamente que ésta no era la declaración doctrinal de un culto típico. Comenzó a creer que el Adventismo del Séptimo Día, por lo menos como estos hombres lo representaban, había sido muy mal entendido por el cristianismo evangélico.

Aunque Martin quedó impresionado con el compromiso de los adventistas con los elementos esenciales de la fe, todavía había cierto número de doctrinas adventistas distintivas que por mucho tiempo habían impedido que se les aceptara como hermanos cristianos. La mayoría de los eruditos evangélicos que habían escrito negativamente sobre los adventistas centraban sus críticas sobre estas pocas doctrinas distintivas, que ellos creían socavaban cualquier ortodoxia que el adventismo pudiera tener. Martin, que estaba decidido a entender al adventismo con exactitud, solicitó una explicación completa de estas peculiares creencias.

¿Heterodoxia o herejía?

Como estas doctrinas controvertidas expresan la singularidad de la teología adventista, y como alcanzar un entendimiento en relación con ellas era importante para la evaluación de Barnhouse y Martin, es necesario que las discutamos brevemente. Por desgracia, las limitaciones de espacio no permiten que las tratemos en profundidad, así que discutiremos tres de los distintivos que han sido uente principal de malos entendidos. (3) La Conferencia Evangélica/ASD reveló que la teología adventista difería de la corriente principal del cristianismo en los siguientes tres puntos en controversia: El sábado, la autoridad de Ellen G. White, la figura principal de la secta, y la doctrina del "juicio investigador".

Sabadismo. El adventismo enseña que la observancia del séptimo día sábado, como memorial perpetuo de la creación, es obligatoria para todos los cristianos como distintivo de una "verdadera obediencia" al Señor. Sin embargo, a diferencia de algunos adventistas extremistas, los eruditos adventistas en la conferencia afirmaron que la observancia del sábado no procuraba la salvación, y que los cristianos no adventistas que observaban el domingo de buena fe no estaban excluídos del cuerpo de Cristo.

Aunque la observancia del sábado nunca ha sido la posición oficial del cristianismo histórico, los evangélicos llegaron a la conclusión de que guardar o no guardar el sábado era permisible dentro del contexto de Romanos 14:5-6. Otras denominaciones cristianas, como los Bautistas del Séptimo Día, habían tomado esta posición también. Los evangélicos discreparon enérgicamente con la conclusión de los adventistas en relación con el sábado, pero no vieron esto como un punto en disputa que los dividiera.

Ellen G. White y el Espíritu de Profecía. El desarrollo y la existencia misma del adventismo son literalmente incomprensibles sin Ellen White y sus voluminosos escritos. Ningún dirigente o teólogo cristiano ha ejercido una influencia tan grande sobre una denominación en particular como Ellen White la ha ejercido sobre el adventismo. A lo largo de su vida, a la Sra. White se le atribuye el haber escrito más de 46 libros, totalizando aproximadamente 25 millones de palabras, que abordaban virtualmente cada una de las áreas de las creencias y prácticas adventistas.

El adventismo cree que el don de profecía que se menciona en I Corintios 12 y 14 se manifestó de manera singular en la vida y los escritos de Ellen White. Sus supuestas visiones y las palabras del Señor fueron interpretadas como una característica identificadora y calificadora de la iglesia remanente de Dios. A menudo, los escritos de Ellen White se han descrito, como ella misma dijo, como "una luz menor" que apunta a "la luz mayor" de las Escrituras. (4)

Como el ASD consideraba los escritos de Ellen White como "el consejo inspirado de Dios", los evangélicos se preocuparon por la relación entre sus escritos y la Biblia. La pregunta que se les hizo a los eruditos adventistas fue: "¿Consideran los Adventistas del Séptimo Día a los escritos de Ellen G. White en un plano de igualdad con los escritos de la Biblia?" (5) Los dirigentes adventistas dieron la siguiente respuesta:

1) Que no consideramos a los escritos de Ellen G. White como una adición al canon sagrado de las Escrituras.
2) Que no los consideramos de aplicación universal, como lo es la Biblia, sino particularmente para la iglesia Adventista del Séptimo Día.

3) Que no los consideramos en el mismo sentido que las Sagradas Escrituras, las cuales permanecen solas y únicas como el modelo por el cual han de ser juzgados todos los otros escritos. (6)

Aunque los evangélicos rechazaron abiertamente la posición adventista en cuanto a los escritos de Ellen White, llegaron a la conclusión de que, mientras sus escritos no fueran considerados 1) al mismo nivel de las Escrituras, 2) infalibles, o 3) una prueba de que se es cristiano, no era necesario que este punto fuera causa de división.

La doctrina del Santuario/Juicio Investigador. Quizás la más distintiva de todas las creencias adventistas es la del santuario. Esta doctrina resultó como una explicación del fracaso del movimiento millerista en 1844. El ministro bautista William Miller (1782-1849), usando la interpretación de día por año en relación con Daniel 8:14, predijo que Cristo Jesús regresaría literalmente a la tierra 2300 años después del comienzo de las 70 semanas de Daniel (Dan. 9:24-27), que él interpretó como el espacio de tiempo transcurrido desde el año 457 a. C. hasta el año 1843 d. C. Cuando pasó el año de 1843 sin ver el regreso del Señor, el movimiento millerista hizo un pequeño ajuste y declaró que el 22 de octubre de 1844 sería la fecha del segundo advenimiento de Cristo. Cuando esta predicción también falló, el movimiento millerista sufrió lo que se conoce históricamente como "La Gran Decepción" o "El Gran Chasco". Para muchos, esto representó el fin del movimiento millerista, pero, para unos pocos, acababa de comenzar.

Siguiendo los pasos de La Gran Decepción, otro individuo, Hiram Edson, volvió a examinar la profecía de Daniel 8:14 después de que supuestamente recibiera una iluminadora visión sobre este asunto en un maizal. Edson, quien, con la ayuda de O. R. L. Crosier, llegó a la conclusión de que el error de Miller consistía en la naturaleza del evento, más bien que en el cálculo del tiempo. Miller había interpretado "la purificación del santuario" (a la que se alude en Daniel 8:14) como una profecía de que Cristo Jesús regresaría al "santuario terrenal", esto es, a la tierra misma. A la luz de esta visión, Edson llegó a creer que Cristo, en vez de regresar a la tierra en 1844, en realidad entró por primera vez en el segundo compartimiento del santuario celestial. Edson creía que había un santuario celestial que había sido el modelo para el santuario terrenal del Antiguo Testamento, completo con los compartimientos dobles conocidos como el lugar santo y el lugar santísimo. Según Edson, 1844 marcaba el comienzo de la segunda fase de la obra expiatoria de Cristo.

La obra que Jesús habría de llevar a cabo en el lugar santísimo se desarrolló más tarde en la doctrina del juicio investigador. Los primeros adventistas entendían que la obra expiatoria de Jesús se llevaba a cabo en dos fases. Este ministerio de Cristo en dos fases podría entenderse mejor como un antitipo de la obra de los sacerdotes del Antiguo Testamento.

Bajo el antiguo pacto, argumentaban, los deberes sacerdotales diarios se limitaban a ofrecer sacrificios dentro del lugar santo (el perdón de los pecados), pero una vez al año, en el día de la expiación, el sumo sacerdote entraba al lugar santísimo y purificaba el santuario rociando sobre el propiciatorio la sangre de un macho cabrío sacrificado (borradura de los pecados). Después de la purificación del santuario, los pecados del pueblo eran puestos sobre un macho cabrío, que era abandonado en el desierto.

Según el adventismo, Jesús había estado perdonando el pecado desde su muerte vicaria en la cruz; sin embargo, el 22 de octubre de 1844, Jesús inició su obra de borrar el pecado. Desde su ascensión hasta 1844, Jesús había estado aplicando el perdón comprado en la cruz en el primer compartimiento del santuario, pero en 1844, entró al segundo compartimiento y comenzó a investigar las vidas de los que habían recibido el perdón para ver si eran dignos de recibir la vida eterna. Sólo los que salieran aprobados en este juicio podrían estar seguros de ser trasladados a la venida de Jesús. Esta doctrina dio lugar a lo que más tarde se conoció como la enseñanza de la perfección sin pecado (una perfecta observancia de los mandamientos para encontrar aceptación en el juicio). Después del juicio investigador, Cristo saldría del santuario celestial y regresaría a la tierra trayendo a cada uno su recompensa, e introduciendo el grande y terrible día del Señor. Es 1844, y los eventos descritos más arriba, lo que marca el comienzo del Adventismo del Séptimo Día. Al enterarse de esta peculiar doctrina, Barnhouse describió la doctrina del santuario como nada más que un mecanismo para salvar las apariencias, creado para disculpar el error millerista. Los evangélicos repudiaron estas dos doctrinas diciendo que no tenían apoyo bíblico. Sin embargo, para los evangélicos permanecía válida la pregunta de si estas dos doctrinas se interponían delante de una genuina membresía cristiana. La preocupación principal era si estas doctrinas minimizaban la obra expiatoria de Cristo, o la reducían a una expiación incompleta. Después de una evaluación crítica, los evangélicos llegaron a la conclusión de que esta doctrina del juicio investigador "no constituye una barrera real contra la membresía cristiana cuando se entiende en su significado simbólico, y no en el sentido literalista extremo en el cual lo establecieron algunos de los primeros escritores adventistas". (7) Subrayaron que, en el pensamiento contemporáneo de los Adventistas del Séptimo Día, esta doctrina no implicaba una expiación dual o parcialmente completada, sino más bien que la expiación una vez por todas está siendo aplicada por Cristo como nuestro gran Sumo Sacerdote en el cielo.

Por lo que concernía a los evangélicos, las tres doctrinas, el sabadismo, la autoridad de Ellen White, y el santuario/juicio investigador, aunque erróneas, no impedían la comunidad entre los dos bandos si se interpretaban correctamente.

Los evangélicos discutieron y evaluaron otras doctrinas distintivas adventistas, como la inmortalidad condicional, la aniquilación de los impíos, la reforma pro salud, y el concepto de la iglesia remanente. Su conclusión fue que, aunque estas doctrinas estaban fuera de la corriente principal evangélica, y en algunos casos sin ningún apoyo bíblico claro, la explicación dada por estos eruditos adventistas no les impediría ser genuinos seguidores de Jesús.

Después de evaluar miles de páginas de documentos, y participar en extensas sesiones de preguntas y respuestas con varios de los más competentes eruditos del adventismo, Walter Martin, hablando en nombre de los evangélicos, llegó a la conclusión de que el Adventismo del Séptimo Día "es esencialmente una denominación cristiana, pero que, en la perspectiva general, su teología debe ser considerada más heterodoxa que ortodoxa, y que en no pocos casos sus prácticas podrían correctamente denominarse divisorias". (8)

Secuela de la conferencia

La decisión de reclasificar al adventismo como una denominación heterodoxa, más bien que un culto no cristiano, fue muy controvertida. Barnhouse y Martin recibieron considerables críticas dentro de los círculos evangélicos. De hecho, después de que revelaron sus hallazgos en varias ediciones de la revista Eternity, ¡el 25 por ciento de los suscriptores retiraron sus suscripciones!

Este clima de opinión comenzó a cambiar, sin embargo, con la emisión de la publicación adventista Questions on Doctrine [Preguntas Sobre Doctrina] (de aquí en adelante QOD). (9) Este volumen resultó directamente de las sesiones de preguntas y respuestas con los evangélicos, contribuyendo ambos bandos con las palabras precisas de las preguntas. El propósito expreso de este libro era clarificar la doctrina adventista mostrando las áreas de creencias comunes y las de claras diferencias con el evangelismo. Los eruditos adventistas que redactaron QOD subrayaron el hecho de que este libro no era una nueva declaración de fe, sino más bien una explicación de los principales aspectos de las creencias adventistas.

Para garantizar que este volumen representara verdaderamente la teología adventista y no la opinión de de unos pocos miembros selectos, el manuscrito sin publicar fue enviado a 250 dirigentes adventistas para que lo revisaran. Al recibir sólo críticas de menor cuantía, el manuscrito de 720 páginas fue aceptado por el comité de la Conferencia General y publicado por la Review and Herald Publishing Association en 1957. Aunque en años recientes este volumen se ha convertido en fuente de controversia dentro del adventismo, es interesante observar que R. R. Figuhr dijo más tarde que él consideraba a QOD el logro más significativo de su presidencia. (10)

Varios años más tarde, en 1960, el libro de Martin The Truth About Seventh-day Adventism [La Verdad Acerca del Adventismo del Séptimo Día] se publicó también y recibió amplia aceptación. Muchos de los que inicialmente habían criticado la evaluación Barnhouse/Martin comenzaron a mirar a los ASD con otros ojos a causa de la extensa documentación revelada en el libro de Martin. (Aunque este libro ha estado agotado por muchos años, la evaluación de Martin de los ASD ha continuado estando disponible por medio de su libro posterior The Kingdom of the Cults [El Reino de las Sectas]. Los dirigentes adventistas también dijeron públicamente que el libro de Martin representaba con exactitud la teología adventista. Un erudito adventista actual dijo lo siguiente: "El libro de Martin es la obra de un investigador honesto y un teólogo competente. Entendió e informó con exactitud lo que los adventistas le dijeron que creían, y citó sus evidencias exhaustivamente". (11) De esta manera, según la dirigencia ASD, tanto QOD como The Truth About Seventh-day Adventism representaban con exactitud su teología a finales de la década de 1950, aunque, como veremos, la aceptación de esa teología en los ASD estaba lejos de ser universal.

Mucho ha cambiado, sin embargo, desde QOD, así que ahora dirigiremos nuestra atención a los eventos que han moldeado la actual crisis del adventismo.

EL PRINCIPIO DE LA CONTROVERSIA

Las décadas de 1960 y 1970 fueron de gran agitación y debate doctrinal dentro del adventismo, siendo el común denominador la cuestión de la singularidad del adventismo. (12) ¿Continuaría el adventismo en la misma dirección establecida en QOD bajo la administración de Figuhr, o regresaría la denominación a una comprensión más tradicional de la fe? El debate sobre esta cuestión resultaría en dos distintas facciones dentro de los ASD: El Adventismo Evangélico y el Adventismo Tradicional. (13). Examinaremos estos dos grupos y compararemos sus respectivas posiciones sobre las doctrinas que los dividieron. Esas doctrinas consistían de la justicia por la fe, la naturaleza humana de Cristo, los sucesos de 1844, la seguridad de la salvación, y la autoridad de Ellen White.

El Adventismo evangélico

Las raíces del Adventismo Evangélico ciertamente se remontan a los eruditos adventistas que dialogaron con Barnhouse y Martin. Cuando QOD repudió doctrinas tan comunes y tradicionales como la naturaleza pecaminosa de Cristo, los extremos literalistas del santuario celestial, y los escritos de Ellen White como autoridad doctrinal infalible, echaron los cimientos críticos para aquéllos que más tarde llevarían la antorcha de este movimiento de reforma. Alan Crandall, que fuera editor de Evangelica, comenta: "Las semillas de este movimiento fueron plantadas dentro de la denominación por medio del libro QOD en 1957, y el semillero fue irrigado por los ministerios públicos de hombres como R. A. Anderson, H. M. S. Richards, padre, Edward Heppenstall, Robert Brinsmead, Desmond Ford, Smuts van Rooyen, y otros". (14)

Este movimiento continuó creciendo y evolucionando en la década de 1970, siendo sus principales voceros dos eruditos adventistas australianos llamados Robert Brinsmead y Desmond Ford (anteriormente, Brinsmead había sostenido una forma de perfeccionismo, pero más tarde la repudió). Por medio de sus escritos y conferencias, Brinsmead y Ford fueron los principales catalizadores de un reavivamiento de la doctrina de la justificación por la fe, que estaba recibiendo una amplia audiencia, particularmente en la División Australasiática de la Iglesia Adventista. El movimiento era sostenido mayormente por jóvenes pastores adventistas, seminaristas, y laicos. Había también un buen número de eruditos adventistas norteamericanos que simpatizaban con la posición de Brinsmead/Ford.

Los principales puntos doctrinales en disputa que unían a los miembros de este grupo eran:

1) Justicia por la fe: Este grupo aceptaba la manera en que la reforma entendía la justicia por la fe (según la cual la justicia por la fe incluye la justificación solamente, y es un acto judicial de Dios por medio del cual Él declara justos a los pecadores en base a la propia justicia de Cristo). Nuestra posición delante de Dios descansa en la justicia imputada de Cristo, la cual recibimos sólo por medio de la fe. La santificación es el fruto acompañante, y no la raíz de la
salvación.
2) La naturaleza humana de Cristo: Jesucristo poseía una naturaleza humana sin pecado, sin ninguna inclinación ni propensión al pecado. En ese sentido, la naturaleza humana de Cristo era como la de Adán antes de la caída. Aunque Cristo ciertamente sufrió las limitaciones de un hombre verdadero, por su naturaleza era incapaz de pecar. Jesús era principalmente nuestro sustituto.

3) Los sucesos de 1844: Cristo Jesús entró en el lugar santísimo (el cielo mismo) a su ascensión; la doctrina del santuario y el juicio investigador (literalismo y perfeccionismo tradicionales) no tienen base bíblica.

4) Seguridad de la salvación: Nuestra posición y nuestra seguridad delante de Dios descansan solamente sobre la justicia imputada de Cristo; la perfección sin pecado no es posible de este lado del cielo. La confianza en Cristo le da seguridad a una persona.

5) La autoridad de Ellen G. White: Ellen White fue una genuina cristiana que poseía un don de profecía. Sin embargo, ni ella ni sus escritos son infalibles, y no deberían usarse como autoridad doctrinal.

El Adventismo tradicional

Aunque QOD se considera el origen del Adventismo Evangélico, también echó leña al fuego de los que apoyaban el Adventismo Tradicional. Después de la publicación de QOD, M. L. Andreasen, un reputado erudito adventista, lo criticó severamente, diciendo que, en su opinión, había vendido al adventismo a los evangélicos, traicionándolo. (15) Varios años más tarde, bajo la administración de Robert Pierson, dos prominentes eruditos, Kenneth Wood y Herbert Douglass, declararon que la publicación de QOD había sido un error de graves proporciones. (16)

Ciertamente, el punto crucial del Adventismo Tradicional parecía descansar de plano sobre la autoridad de Ellen G. White. Este grupo defendía vigorosamente las doctrinas que eran creencias adventistas distintivas, especialmente las que ostentaban el sello de aprobación del don profético de Ellen White (por ejemplo, la doctrina del santuario, el juicio investigador). El apoyo para este grupo provenía mayormente del clericato y los laicos de mayor edad, y mucho más importante, pareció haber ganado el favor de la mayoría de los administradores adventistas. Entonces, como ahora, los dirigentes que gobernaban la denominación no estaban bien informados teológicamente, sino que respondían al muy ruidoso segmento tradicionalista.

El Adventismo Tradicional ha adoptado las siguientes posiciones en respuesta a los debates doctrinales:

1) Justicia por fe: La justicia por fe incluye tanto la justificación como la santificación. Nuestra posición delante de Dios descansa tanto en la justicia imputada como la justicia impartida de Cristo (la obra de Dios por mí y en mí). La justificación es solamente para los pecados cometidos en el pasado.

2) La naturaleza humana de Cristo: Jesucristo poseía una naturaleza humana que, no solamente fue debilitada por el pecado, sino que tenía propensión al pecado mismo. Su naturaleza era como la de Adán después de la caída. A causa de su éxito en vencer al pecado, Jesús es principalmente nuestro ejemplo.

3) Los eventos de 1844: Jesús entró al segundo compartimiento del santuario celestial por primera vez el 22 de octubre de 1844, e inició un juicio investigador. Este juicio es el cumplimiento de la segunda fase de la obra expiatoria de Cristo.

4) La seguridad de la salvación: Nuestra posición delante de Dios descansa tanto en la justicia imputada como la justicia impartida de Cristo; la seguridad de la salvación antes del juicio es presunción. Como nos lo mostró Jesús, nuestro ejemplo, la observancia perfecta de los mandamientos es posible.

5) La autoridad de Ellen G. White: El espíritu de profecía se manifestó en el ministerio de Ellen White como señal de la iglesia remanente. Sus escritos son consejo inspirado del Señor y posee autoridad en cuestiones doctrinales.

Debe observarse que se han escrito libros enteros sobre cada una de estas doctrinas, en ambos lados. La breve descripción que se ha dado más arriba sólo desea proporcionar una sinopsis exacta de los puntos de vista de los dos grupos. Es importante darse cuenta de que, durante la década de 1970, como en la actualidad, no todos los adventistas encajaban perfectamente en uno de estos dos grupos. Ninguno de estos grupos estaba totalmente unificado en sus creencias doctrinales. Por ejemplo, no todos en el lado Tradicional se adherían a la doctrina de la naturaleza pecaminosa de Cristo, aunque la mayoría ciertamente lo hizo. Entre los Adventistas Evangélicos, había diferentes opiniones en relación con la manera de entender un juicio pre-advenimiento. También había adventistas que no sentían la necesidad de identificarse con un lado u otro.
Hay que mencionar también que, aunque pequeño, había y hay un segmento en el adventismo que podría describirse como teológicamente liberal.

DE LA CONTROVERSIA A LA CRISIS

Como ha mostrado la comparación doctrinal anterior, las diferencias entre estas dos facciones fueron realmente significativas. Esencialmente, las diferencias podrían reducirse a: 1) la cuestión de autoridad (sola scriptura vs. la Escritura más Ellen White), y 2) la cuestión de la salvación (justicia imputada vs. justicia impartida). En realidad, el adventismo debatía los mismos puntos en disputa que provocaron la Reforma del siglo dieciséis.

Al acercarse el fin de la década de 1970, esta controversia doctrinal condujo a una verdadera crisis dentro del Adventismo. Primero, salieron dos libros que desafiaban las posiciones tradicionales adventistas sobre la justificación por fe y los sucesos de 1844. The Shaking of Adventism [El Zarandeo del Adventismo], escrito por Geoffrey Paxton, un erudito anglicano, bosquejó la lucha en el Adventismo acerca de la doctrina de la justificación por fe. Paxton afirmó que, si los adventistas fueran, como afirmaban, los herederos especiales de la Reforma entonces deben aceptar la manera en que la Reforma entendía la justificación por fe. Llegar a una correcta comprensión de esta doctrina crítica había atormentado al adventismo a través de su historia. El segundo libro,1844 Reexamined [Un Reexamen de 1844], por Robert Brinsmead, repudió la manera tradicional en que los adventistas entendían a 1844 y el juicio investigador. Estos dos libros se enfocaban sobre dos de los puntos en disputa críticos de la crisis de identidad adventista.

Zarandeando los fundamentos

Sin duda, el punto en disputa más explosivo que surgió durante este período fue la revelación de la tremenda dependencia literaria de Ellen White. Todos los eruditos adventistas, como Harold Weiss, Roy Branson, William Peterson, y Ronald Numbers, revelaron los resultados de investigaciones históricas que mostraban que Ellen White había tomado prestado material de otros autores del siglo diecinueve. Sin embargo, la revelación más controvertida procedió de un pastor adventista llamado Walter Rea. Rea dijo que entre el 80 y el 90 por ciento de los escritos de White habían sido plagiados. A causa de la tremenda influencia que han tenido los escritos de White en la denominación, y porque a los adventistas se les ha enseñado que los escritos de ella fueron tomados directamente de sus visiones (una posición publicitada por la denominación), esta revelación sacudió los fundamentos mismos del Adventismo.

Inicialmente, el White Estate negó esta evidencia, pero más tarde admitió que se habían usado fuentes para sus escritos. Review and Herald, el órgano oficial de la denominación, arguyó en defensa de White que sus préstamos literarios fueron mucho menores de lo que afirmaba Rea, y que el uso por parte de ella de fuentes literarias no invalidaba la inspiración de sus escritos. Después de todo, razonaron, algunos escritores bíblicos usaron fuentes. Rea, que más tarde documentó a conciencia esta acusación en su libro The White Lie [La Mentira White] (M. & R. Publications), fue despedido de la denominación.

La cuestión de la inspiración y la autoridad de Ellen White ha sido fuente de controversia a lo largo de la historia del adventismo, pero la acusación de plagio ha arrojado dudas en cuanto a su integridad y su veracidad. Algunos hasta acusaron al White Estate de haber conocido este problema por algún tiempo y haber intentado ocultarlo. Este punto era también importante en relación con la singular identidad del adventismo. Porque muchas de sus doctrinas distintivas habían recibido confirmación por medio del don profético de Ellen White, cuestionarla era cuestionar la singularidad del adventismo mismo.

Poniendo en tela de juicio el corazón del Adventismo

Dos de las doctrinas que habían recibido confirmación por medio del don profético eran la doctrina del santuario y la del juicio investigador (es decir, los sucesos de 1844). Estas dos doctrinas distintivas estaban en el centro de una controversia que finalmente conduciría a una marcada división dentro de las filas del adventismo. Desmond Ford, que durante 16 años fue el presidente del departamento de teología de Avondale College en New South Wales, Australia, puso en tela de juicio la validez bíblica de la manera tradicional en que se entendían estas doctrinas. Argüía que la manera literalista y perfeccionista en que se entendían estas doctrinas adelantadas por el Adventismo Tradicional no tenía justificación bíblica, y que eran aceptadas principalmente a causa de las visiones de la Sra. White, que las había confirmado. Ford declaró que, aunque los escritos de Ellen White eran esenciales para el desarrollo adventista, debían entenderse como pastorales, no como canónicos. Aunque Ford argumentó que 1844 no tenía significado bíblico, sí creía que Dios había realmente suscitado a la denominación adventista para subrayar, junto con las justicia por la fe, doctrinas tales como el sabadismo, el creacionismo, la inmortalidad condicional, y el premilenismo.

A causa de la controversia sobre las creencias doctrinales de Ford, los dirigentes adventistas acordaron darle una licencia de seis meses para que preparara una defensa de sus puntos de vista. Más tarde, un comité se reuniría y evaluaría sus posiciones a la luz de las doctrinas adventistas. Ford, un erudito cuidadoso y prolífico, preparó un manuscrito de 990 páginas titulado Daniel 8:14: The Day of Atonement and the Investigative Judgment [Daniel 8:14: El Día de Expiación y el Juicio Investigador]. En agosto de 1980, 126 dirigentes adventistas se reunieron en Glacier View Ranch, Colorado, para discutir estos provocativos puntos. Después de una semana de reuniones, los dirigentes declararon que los puntos de vista de Ford estaban en desacuerdo con las expresas doctrinas adventistas. Como Ford no quiso retractarse de sus convicciones, la denominación le quitó sus credenciales de ministro.

La expulsión de Desmond Ford, a quien algunos consideran el padre del Adventismo Evangélico, enfureció a muchos, y dio lugar a un éxodo evangélico en masa de la denominación hacia iglesias adventistas independientes y evangélicas de corriente principal. Asimismo, hasta cien dirigentes e instructores bíblicos adventistas evangélicos fueron más tarde despedidos u obligados a renunciar por apoyar la teología de Ford.

No es necesario decir que la década de 1980 ha sido un tiempo de crisis para los adventistas. Y aunque parecería que el período más traumático ha pasado, todavía quedan las cicatrices de esta lucha. Aunque las decisiones de la Conferencia General parecen apoyar al Adventismo Tradicional, la denominación ha negado haber tratado sistemáticamente de eliminar toda influencia evangélica. Muchos ex-pastores y ex-instructores bíblicos se opondrían vigorosamente a esta afirmación. Parecería que todavía hay gran número de adventistas de persuasión evangélica, pero ciertamente no muy vocingleros después de Glacier View.

A causa de la controversia que ha prevalecido dentro del adventismo durante las décadas más recientes, muchos de los que están enterados de la evaluación Barnhouse/Martin en la década de 1950 se han preguntado si esta posición debería ser revisada o cambiada significativamente. Debido a la acción tomada contra Desmond Ford, Walter Rea, y muchos otros, algunos se han preguntado si el adventismo actual debería ser considerado un culto no cristiano.

Nuestra posición es la de que la evaluación de Barnhouse y Martin todavía representa el segmento del adventismo que sostiene la posición manifestada en QOD, y expresada además en el movimiento Adventista Evangélico de las recientes décadas. Aunque algunos dentro de este grupo se adhieren a doctrinas que no son parte de la corriente principal evangélica, sí afirman las doctrinas fundamentales del cristianismo histórico, en particular la manera en que Pablo y la Reforma entienden la justificación por gracia por medio de la fe solamente (Rom. 3-4). A este grupo, sin importar el número de los que todavía queden, extendemos una mano de compañerismo y estímulo. Aplaudimos su valor de permanecer firmes en favor del evangelio.

Por otra parte, el Adventismo Tradicional, que parece haber obtenido el apoyo de muchos administradores y dirigentes (por lo menos en Glacier View), parece estar desplazándose en dirección opuesta a varias posiciones adoptadas en QOD. Aunque los dirigentes adventistas han declarado que la denominación apoya a QOD, algunos de estos mismos dirigentes han desfraternizado a numerosos adventistas por haber afirmado porciones de QOD. En vez de sustentar a QOD, algunos dirigentes dentro de la denominación se han referido a ello como una "herejía condenable". (17)

Por irónico que le parezca a un grupo que vocingleramente condena al catolicismo y afirma ser el heredero especial de la Reforma, la posición adventista tradicional sobre la justificación por la fe se parece más a la del Concilio de Trento católico romano que a la de los reformadores. (18) Como esta doctrina es tan crucial para un correcto entendimiento de la ley y el evangelio, su aberrante punto de vista de igualar la justificación a la santificación conduce a varios conceptos antibíblicos (falta de seguridad, el perfeccionismo, etc.). No es de sorprenderse que Lutero pensara que todo giraba sobre una correcta comprensión de esta doctrina.

Aparte de su comprometedora posición sobre la justificación, el Adventismo Tradicional parece decidido a convertir a Ellen G. White en la infalible intérprete de las Escrituras. Aunque ésta nunca ha sido la posición oficial de la iglesia, de modo práctico muchos dirigentes dentro del Adventismo han afirmado esto. Lyndon K. McDowell hace este penetrante comentario: "En la práctica, si no en teoría, los escritos de Ellen G. White han sido elevados a la categoría de piedra de toque de la interpretación casi de inspiración verbal, lo cual ha resultado en una membresía esencialmente inculta bíblicamente". (19) Desafortunadamente, muchos adventistas consideran los escritos de Ellen White como un atajo infalible hacia la comprensión de las Escrituras. Los adventistas deben entender que, si elevan a Ellen White a la posición de intérprete infalible, entonces la dramática ironía de todos los tiempos se habrá convertido en realidad - el Adventismo tiene una Papisa.

¿Es sectario el Adventismo tradicional?

Con respecto a la acusación de que el Adventismo Tradicional es un culto no cristiano, hay que subrayar que la estructura del Adventismo es mayormente ortodoxa (acepta la Trinidad, la deidad de Cristo, el nacimiento virginal, la resurrección corporal, etc). Sin embargo, en la actualidad parecería que el Adventismo tradicional es por lo menos aberrante, confundiendo o comprometiendo la verdad bíblica (por ejemplo, su posición sobre la justificación, la naturaleza de Cristo, la apelación a una autoridad no bíblica). Hay que decir también que, si el segmento tradicional continúa apartándose de QOD y promocionando a Ellen White como la intérprete infalible de la iglesia, entonces podrían un día hacerse acreedores al título de "culto", como lo reconocen algunos adventistas.

A finales de la década de 1970, el adventismo se encontraba en la encrucijada de convertirse en bastante evangélico o regresar al tradicionalismo del pasado. La crisis de la década de 1980 deja claro que muchos en la dirigencia adventista escuchan atentamente al bullicioso segmento tradicionalista y, desafortunadamente, han conducido al adventismo en la dirección equivocada. Si los de la dirigencia adventista que aman el evangelio de la Reforma (y todavía hay muchos) no hablan y defienden sus convicciones, el adventismo tiene pocas esperanzas, porque el Adventismo Tradicional está teológicamente en bancarrota. Su pervertido evangelio les roba la seguridad a los cristianos evangélicos y les coloca en la rueda de molino de tratar de ponerse a la altura de la santa ley de Dios para ser salvos.

Nuestra crítica del adventismo no debería interpretarse como un ataque del enemigo, sino más bien como las preocupadas palabras de un amigo, que ora fervientemente para que los actuales dirigentes del Adventismo honren las Escrituras y el evangelio de la gracia por encima de sus propias y distintivas creencias denominacionales.



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NOTAS
1. Véase, por ejemplo, The Four Major Cults, de Anthony Hoekema (Grand Rapids, MI:
William B. Eerdmans Publishing Company, 1963).
2. Questions on Doctrine (Washington, D. C.: Review and Herald Publishing Assn., 1957),
21-22.
3. Para un análisis completo de las creencias distintivas adventistas, véase The Kingdom of the Cults, de Walter Martin, edición revisada (Minneapolis, MN: Bethany House Publishers,
1985).
4. Questions on Doctrine, 96.
5. Ibid., 89.
6. Ibid.
7. Walter Martin, "Adventist Theology vs. Historic Orthodoxy", Eternity, Ene. 1957, 13.
8. Walter Martin, "Seventh-day Adventism", Christianity Today, 19 Dic. 1960, 14.
9. El título exacto es Seventh-day Adventists Answer Questions on Doctrine, pero se conoce mejor como Questions on Doctrine.
10. "Currents Interview: Walter Martin", Adventist Currents, Julio 1983, 15.
11. Gary Land (ed.), Adventism in America (Grand Rapids, MI: William B. Eerdmans Publishing Company. 1986), 187.
12. Véase a Land, 215.
13. Desmond y Gillian Ford, The Adventist Crisis of Spiritual Identity. (Newcastle, CA:
Desmond Ford Publications, 1982), 20-28.
14. Alan Crandall, "Whither Evangelical Adventism", Evangelica, Mayo 1982, 23.
15. Ford, 20.
16 Ibid.
17. Geoffrey Paxton, The Shaking of Adventism (Grand Rapids, MI: Baker Book House,
1977), 153.
18. Véase a Paxton, 46-49.
19. Lyndon K. McDowell (erudito adventista), citado en "Quotable Quotes from Adventist
Scholars", Evangelica, Nov. 1981, 37.
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

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Con relación al libro El Camino a Cristo, el White Estate, nos ha admitido que la Sra. White no lo escribió, sino que los editores lo compilaron de escritos anteriores. Pero las investigaciones realizadas nos han demostrado que los asistentes lo plagiaron de escritores no inspirados. Esta era la costumbre de Fannie Bolton y Marian Davis las ayudantes de Ellen White. A partir de la evidencia descubierta, es fácil entender porqué Fannie afirmó ser la autora del Camino A Cristo.
 
Re: Don Profetico Adventista en Crisis e Historia Adventista

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La Conferencia Bíblica de 1919

Hace siete décadas, y cuatro años después de la muerte de Ellen White, la iglesia Adventista del Séptimo Día reunió a sus máximos dirigentes, teólogos, editores, y eruditos en un intento por tomar una decisión mutuamente aceptable sobre la validez del ministerio de Ellen White. Se reunieron en las oficinas centrales de la iglesia en Takoma Park, Washington D. C., durante una Conferencia Bíblica que habría de durar la mayor parte de julio y parte de agosto.

Más de cincuenta personas asistieron a esas reuniones. Esas personas incluían a: Arthur G. Daniells, Presidente de la Conferencia General; G. B. Thompson, Secretario de Campo de la Conferencia General; W. W. Prescott, Secretario de Campo de la Conferencia General; C. S. Longacre, Secretario de la Associación de Libertad Religiosa; F. M. Wilcox, Redactor de Review and Herald; M. C. Wilcox, Redactor de Libros de Pacific Press; H. C. Lacey, Profesor de Religión en el Foreign Mission Seminary; C. L. Taylor, Director del Departamento de Biblia del Canadian Junior Collage; J. N. Anderson, Profesor de Biblia del Washington Foreign Mission Seminary; y otros.

El 30 de julio y el 1 de agosto, las reuniones se enfocaron especialmente sobre Ellen White como "el Espíritu de Profecía". Según las minutas oficiales, once veces durante esos dos días se les pidió a los más importantes oficiales de la iglesia Adventista del Séptimo Día una decisión autorizada sobre la inspiración de ella -- y once veces evitaron esa decisión.

El carácter de esa discusión se percibe a través de los siguientes extractos breves:

"F. M. Wilcox: 'Creo que tenemos entre manos un asunto muy delicado, y me molestaría muchísimo que se influyera en el campo y en cualquiera de nuestras escuelas para que se descontaran los Testimonios (de Ellen White). Hay gran peligro de una reacción, y estoy realmente preocupado. He oído preguntas aquí que han dejado la impresión en mi mente de que, si se hacen las mismas preguntas en clase cuando regresemos a nuestras escuelas, vamos a tener serias dificultades. Creo que hay muchas preguntas que deberían ser retenidas y no discutidas. ... No creo necesario que contestemos cada una de las preguntas que se nos hagan. ... Creo que, si destruimos la fe en ellos (los Testimonios), vamos a destruir la fe en el fundamento mismo de nuestra obra. ... Y, a menos que estas preguntas puedan manejarse de la manera más diplomática, creo que vamos a tener serios problemas'.

"J. N. Anderson: '¿Podemos retener esas cosas y ser fieles a nosotros mismos? Además, ¿no corremos peligro al hacerlo? ¿Es correcto dejar que nuestro pueblo en general continúe siendo fiel a la inspiración verbal de los Testimonios? Cuando hacemos eso, ¿no estamos preparándonos para una crisis que será muy seria algún día?'

"M. E. Kern: 'La pregunta es, ... ¿cómo podemos pensar, y creer, y saber que hay inconsistencia aquí, -- algo que no está bien><, -- y sin embargo creer que el Espíritu de Profecía (Ellen White) es inspirado?
... La cuestión es cómo presentar estas cuestiones a la gente´".

Esas eran las preguntas con las cuales luchaban los dirigentes Adventistas del Séptimo Día en 1919, sólo cuatro años después de la muerte de Ellen White. Reconocían claramente su dilema: ¿cómo admitir que Ellen White no era inspirada verbalmente -- cómo admitir que ella no era fiable en ninguna área -- y todavía preservar la fe de laa gente en la iglesia, su organización, y sus doctrinas?. Por otro lado, como dirigentes que conocen estas cosas sobre Ellen White, ¿cómo podemos mantener nuestra propia integridad y continuar enseñando los antiguos mitos de los Adventistas del Séptimo Día?. Y si enseñamos los antiguos mitos sobre Ellen White, ¿no estamos preparando a la iglesia para una futura crisis cuando salga a luz la verdad?.

El veredicto de los dirigentes en 1919

Esos eran los puntos en disputa. ¿Cuál fue su veredicto? Se hizo muy evidente para los dirigentes Adventistas que la influencia de Ellen White sobre la membresía de la iglesia era demasiado fuerte, y las alternativas demasiado riesgosas para hacer cualquier declaración oficial repudiando el ministerio de ella.

Sin embargo, es útil mirar aquello sobre lo que los máximos dirigentes de la iglesia Adventista del Séptimo Día estuvieron de acuerdo extraoficialmente en relación con Ellen White durante la Conferencia Bíblica de 1919. Estuvieron de acuerdo sobre once puntos críticos relacionados con el ministerio de Ellen White. Veamos algunos de estos:

1. Ellen White no era inspirada verbalmente.

"A. G. Daniells: 'Yo asumo la posición de que los Testimonios no son inspirados verbalmente, y que fueron preparados por las secretarias y redactados para darles la correcta forma gramatical. ... Es inútil ponerse de pie y hablar de la inspiración verbal de los Testimonios, porque todo el que alguna vez haya visto hacer el trabajo sabe que no es así, y ¡que es mejor que lo descartemos!'.

"F. M. Wilcox: 'Por muchos años he sabido cómo se componían las obras de la Hermana White y cómo se compilaban sus libros. Nunca he creído en la inspiración verbal de los Testimonios'.

"G. B. Thompson: 'No son inspirados verbalmente, --- eso lo sabemos, --- ¿y para quu&é enseñar que lo son?'

2. Ellen White no era infalible como persona.

"A. G. Daniells: 'Ahora, acerca de la infalibilidad. ... Cuando se toma la posición de que ella no era infalible, y que sus escritos no son inspirados verbalmente, ¿no hay oportunidad para que se manifieste lo humano? ... ¿Y debemos sorprendernos?. Cuando sabemos que el instrumento era falible, y que las verdades generales, como ella dice, fueron reveladas, ¿no estamos preparados para ver errores?'

3. Ellen White no era infalible en sus interpretaciones de la Biblia.

"C. L. Taylor: 'Quisiera pedirle que discuta para nosotros el valor exegético de los Testimonios. ... ¿Podemos aceptar las explicaciones que ella da sobre las Escrituras? ¿Son confiables esas explicaciones?'

A. G. Daniells: 'Es posible que haya algunas dificultades con cuestiones muy críticas'.

4. Ellen White copió material de otros autores sin darles crédito, asegurando al mismo tiempo que era inspirada por Dios.

"A. G. Daniells: 'Ahora, ustedes saben algo sobre ese librito, (Sketches From) the Life of Paul [Bosquejos de la Vida de Pablo] (originalmente publicado en 1883). Conocen el problema en que nos metimos a causa de eso. Nunca pudimos reclamar inspiración para la totalidad del pensamiento y la preparación del libro porque fue hecho a un lado por lo mal que había sido compuesto. No se les dio crédito a las autoridades correspondientes, y algo de eso se coló en El Conflicto de los siglos (The Great Controversy). ... Supongo que todos ustedes saben acerca de eso y conocían las afirmaciones que se hacían contra ella, las acusaciones de plagio que se le hacían, hasta por los autores del libro, Conybeare y Howson, y que probablemente causarían dificultades a la denominación debido a lo mucho de su libro que había sido puesto en (Sketches From) the Life of Paulsin darles crédito y sin poner comillas. ... Yo lo encontré, y lo leí con el hermano Palmer cuando lo encontró, y conseguimos el libro de Conybeare y Howson, y History of the Reformation, de Wylie, y leímos palabra por palabra, página tras página, y no había comillas, ni créditos, y la verdad es que yo no supe la diferencia sino hasta que los comparé. ¡Supuse que era la obra de la hermana White! ... Allí vi la manifestación de lo humano en estos escritos. Por supuesto, yo podría haber dicho esto, y lo dije, que ojalá se hubiese tomado un rumbo diferente en la compilación de los libros. Si se hubiese tenido el debido cuidado, se habría evitado que mucha gente se descarriara. ... '

"W. W. Prescott: 'Yo no quiero acusar a nadie. Pero sí creo que se cometieron grandes errores de ese modo. ... Cuando hablé con W. C. White sobre esto ... me dijo con franqueza que, cuando sacaron El Conflicto de los siglos (The Great Controversy), si no encontraban nada en sus escritos sobre ciertos capítulos para hacer las conexiones históricas, tomaban otros libros, ... y usaban porciones de ellos. ...'

5. La inspiración divina de Ellen White es cuestionable.

"F. M. Wilcox: 'Me gustaría preguntarle, hermano Daniells, si podría aceptarse como una especie de regla que la hermana White podría estar errada en los detalles, pero que tenía autoridad sobre la política general y la enseñanza. ... Me parece que yo tendría que aceptar lo que ella dice de algunas de esas políticas generales o descartar toda la cuestión. O el Señor ha hablado por medio de ella, o Él no ha hablado por medio de ella; y si la cuestión es decidir en mi propia opinión si Él ha hablado o no, entonces yo considero los libros de ella de la misma manera que cualquier otro libro publicado. Creo que una cosa es que un hombre estultifique su conciencia, y otra muy distinta que estultifique su juicio. Una cosa es que yo haga a un lado mi conciencia, y otra que yo cambie mi juicio acerca de algunos puntos de vista que yo sostengo'.

A. G. Daniells: 'Nosotros no creamos ese problema. ¿O sí? Nosotros los de la Conferencia General no lo creamos, pues no hicimos la revisión. Nosotros no participamos en eso. No tuvimos nada en absoluto que ver con eso. Todo se hizo bajo la supervisión de ella. Si hay un problema aquí, lo creó ella, ¿no es así?'

6. Si los escritos de Ellen White tienen que ser corregidos, ¿cómo se puede afirmar que el resto de su obra fue inspirado?

"W. W. Prescott: 'He aquí mi problema. He examinado esto, El Conflicto de los Siglos (Great Controversy), y sugerido cambios que deberían hacerse para corregir afirmaciones. Estos cambios han sido aceptados. Mi problema personal es conservar la fe en aquellas cosas con las cuales no puedo tratar sobre esa base. ... Si corregimos aquí y allá, ¿cómo vamos a quedar en los otros lugares?'

7. Si la iglesia hubiera dicho la verdad sobre Ellen White, no tendría los problemas que tiene ahora.

"G. B. Thompson: ' Creo que estamos en este problema a causa de la errónea educación que ha tenido nuestro pueblo. Si hubiésemos enseñado la verdad siempre sobre este asunto, no tendríamos ningún problema ni disgusto en la denominación actualmente. ¡Pero tenemos el disgusto porque no hemos enseñado la verdad!'

Los borradores de la Conferencia Bíblica de 1919 bajo llave y candado!

Después de discutir cada uno de estos temas y llegar a un acuerdo extraoficial sobre ellos, el Presidente de la Conferencia General, A. G. Daniells, solicitó que los borradores oficiales de sus discusiones fueran puestos bajo llave por los siguientes cincuenta años. De esta manera, la mejor oportunidad para que los dirigentes de la iglesia comunicaran "la verdad" sobre Ellen White, había pasado.

Los registros oficiales de esa Conferencia Bíblica de 1919 fueron archivados hasta diciembre de 1974, cuando el Dr. Donald Yost los descubrió envueltos en papel en una bóveda en la Conferencia General. Los paquetes contenían aproximadamente 2.400 hojas mecanografiadas transcritas de las notas estenográficas oficiales tomadas en las reuniones.