http://www.epos.nl/ecr/
Yo, Jesús, soy la Verdad
La Verdad no es algo, sino Alguien
¡Tantas veces, en tantos lugares leí y prediqué en mi vida sacerdotal sobre las palabras de Jesucristo!:
"Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre, sino por Mí" (Jn. 14:6).
Pensaba que sabía muy bien lo que estas palabras de Jesús significaban e intentaba transmitir mi conocimiento a los que me estaban oyendo. Yo pregonaba una doctrina sobre Jesús, sobre Su evangelio, sobre lo que la Iglesia Católica enseñaba sobre Él.
Pero solamente ahora, después de tantos años, después de buscar tanto en tantos libros teológicos, escritos por los sabios católicos y protestantes, de repente entendí algo muy importante: Jesús no dijo que Él vino a traer una verdad, una doctrina, sino que dijo: "Yo soy la Verdad...". Jesús no quiso dejarnos una doctrina, una verdad de libros teológicos, una religión, una filosofía, una ley moral, sino que quiso dejarnos a Él Mismo. ¡Jesucristo es "el Camino, la Verdad y la Vida"! (Jn. 14:6) ¡Jesucristo es "la resurrección y la vida"! (Jn. 11:25). ¡La Verdad, la Vida no es algo: una doctrina, una filosofía, una predicación..., sino Alguien: la persona del eterno Hijo de Dios, el propio Jesús, nuestro Señor y Dios! (Jn. 20:28).
¡Conoce a Jesús!
Entendí que, si quiero ser un cristiano de verdad, si quiero conocer la verdad, si quiero recibir la verdad, entonces debo conocer a Jesús: Quién es Él, qué dijo e hizo, dónde está ahora, qué quiere Él de mí y de los otros etc... Nadie ni nada debe tener para mí más importancia que Jesús, mi Señor y mi Dios. Yo existo solamente por la voluntad de Él y para Él: "en Él fueron creadas todas la cosas... todo fue creado por medio de Él y para Él... y todas las cosas en Él subsisten" (Col. 1:15-17). "En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo,... y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder..." (Hebr. 1:2-3). "Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho" (Jn. 1:1:3). ¡Jesús es la Verdad! Si yo puedo ahora vivir, escribir estas palabras, mirar con esperanza el futuro, es solo posible gracias a Jesús, por causa de Jesús, por Jesús crearme, darme vida, purificarme de mis pecados en la cruz, de quererme con Él, con Jesús, en Su eternidad. Sí, en toda una eternidad, en una vida sin fin: "Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado" (Jn.17:3).
Sólo Jesús según Su Palabra
Las palabras de vida y sobre la vida eterna, antes citadas, indican que debemos conocer a Dios y a Jesús, Emanuel, Dios-con-nosotros (Mt. 1:23). ¿Cómo podemos conseguir ese conocimiento? Solamente leyendo Su Palabra, la Palabra de Dios, la Biblia.
Las personas de diferentes iglesias intentaron durante dos mil años escribir y predicar muchas cosas sobre Dios y sobre Jesús usando varias tradiciones, filosofías y sabidurías humanas. Yo mismo admiraba y predicaba esos pensamientos y sabidurías. Fue necesario mucho tiempo para entender "la verdad" sobre la Verdad, Jesús, y sobre Dios. Solamente leyendo la Palabra de Dios, orando y pidiendo al Espíritu Santo para que Él me enseñara a conocer a Jesús, la Verdad. Pues con ese propósito vino el Espíritu Santo (Jn. 16:13-15).
Yo ahora no quiero otra cosa sino vivir la vida en plenitud y en eternidad. Para eso tengo que conocer mejor y vivir mejor la Verdad, Jesús. Sólo Jesús debe ser conocido, amado, seguido, vivido y predicado, gracias al conocimiento que el Espíritu Santo nos está dando sobre Él en la Palabra escrita, la Biblia. Por lo tanto, ya no es la criatura linda y maravillosa llamada María; ni las criaturas poderosas llamados ángeles; ni son los santuarios, iglesias u otras construcciones edificadas con las manos de los hombres; ni son las devociones seculares o modernas: Sólo Jesús según Su Palabra.
Leer la Palabra, meditar la Palabra, vivir la Palabra para conocer a Dios, para vivir en la Verdad, en Jesús, para tener por medio de la fe vida eterna.
Tener hambre de la Palabra
Muchos católicos, ortodoxos e incluso protestantes no tienen costumbre de leer la Biblia. Muchos se avergüenzan de llevar la Biblia en la mano. En muchas casas no hay ni una Biblia, y muchos que la tienen, no tienen tiempo para leerla, con amor... Es la realidad, triste realidad... Hay multitud de gente participando en procesiones, siguiendo imágenes de María, de los santos, de pasos de la "Semana Santa", etc., pero esas mismas personas tienen vergüenza de caminar por los mismos caminos con la Palabra de Dios (la Biblia) en sus manos, entre sus familiares, vecinos o extraños. Esas mismas personas no tienen voluntad de conocer la Verdad, de conocer a Jesús, de tener vida eterna. Pues de lo contrario harían todo lo posible para que la Biblia no faltara en sus casas, para leerla con regularidad sin vergüenza; y para enseñar a sus hijos a tener hambre de la Palabra de Dios como tienen hambre del pan de cada día, para conocer cada vez más y más al "único verdadero Dios y a Jesucristo" (Jn. 17:3).
Aún es tiempo, aún podemos comenzar a alimentarnos con la Palabra de Dios, pues todavía no es tarde para conocer, para vivir, para seguir a Jesús, "el Camino, y la Verdad, y la Vida", de quien dan testimonio la Palabra y el Espíritu. No es cuestión de ser católico, protestante, ortodoxo o agnóstico, sino una cuestión de fe en Jesús y de vida eterna para mí, para usted, para nuestras familias, para todo el mundo. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Jn. 3:16).
Señor Dios, ayúdame a tener fuerza de voluntad para leer Tu Palabra, meditarla y vivirla todos los días de mi vida. Dame, Señor, la luz de Tu Espíritu para que yo pueda conocerte y amarte cada vez más; para que mi fe en Tu Hijo Jesús se haga cada día más fuerte e inquebrantable; para que mi vida y mi corazón sean transformados por Tu Espíritu Santo. Te lo pido en el Nombre de Jesús. Amén.
Miroslaw Kropidlowski
http://www.epos.nl/ecr/
Yo, Jesús, soy la Verdad
La Verdad no es algo, sino Alguien
¡Tantas veces, en tantos lugares leí y prediqué en mi vida sacerdotal sobre las palabras de Jesucristo!:
"Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre, sino por Mí" (Jn. 14:6).
Pensaba que sabía muy bien lo que estas palabras de Jesús significaban e intentaba transmitir mi conocimiento a los que me estaban oyendo. Yo pregonaba una doctrina sobre Jesús, sobre Su evangelio, sobre lo que la Iglesia Católica enseñaba sobre Él.
Pero solamente ahora, después de tantos años, después de buscar tanto en tantos libros teológicos, escritos por los sabios católicos y protestantes, de repente entendí algo muy importante: Jesús no dijo que Él vino a traer una verdad, una doctrina, sino que dijo: "Yo soy la Verdad...". Jesús no quiso dejarnos una doctrina, una verdad de libros teológicos, una religión, una filosofía, una ley moral, sino que quiso dejarnos a Él Mismo. ¡Jesucristo es "el Camino, la Verdad y la Vida"! (Jn. 14:6) ¡Jesucristo es "la resurrección y la vida"! (Jn. 11:25). ¡La Verdad, la Vida no es algo: una doctrina, una filosofía, una predicación..., sino Alguien: la persona del eterno Hijo de Dios, el propio Jesús, nuestro Señor y Dios! (Jn. 20:28).
¡Conoce a Jesús!
Entendí que, si quiero ser un cristiano de verdad, si quiero conocer la verdad, si quiero recibir la verdad, entonces debo conocer a Jesús: Quién es Él, qué dijo e hizo, dónde está ahora, qué quiere Él de mí y de los otros etc... Nadie ni nada debe tener para mí más importancia que Jesús, mi Señor y mi Dios. Yo existo solamente por la voluntad de Él y para Él: "en Él fueron creadas todas la cosas... todo fue creado por medio de Él y para Él... y todas las cosas en Él subsisten" (Col. 1:15-17). "En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo,... y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder..." (Hebr. 1:2-3). "Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho" (Jn. 1:1:3). ¡Jesús es la Verdad! Si yo puedo ahora vivir, escribir estas palabras, mirar con esperanza el futuro, es solo posible gracias a Jesús, por causa de Jesús, por Jesús crearme, darme vida, purificarme de mis pecados en la cruz, de quererme con Él, con Jesús, en Su eternidad. Sí, en toda una eternidad, en una vida sin fin: "Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado" (Jn.17:3).
Sólo Jesús según Su Palabra
Las palabras de vida y sobre la vida eterna, antes citadas, indican que debemos conocer a Dios y a Jesús, Emanuel, Dios-con-nosotros (Mt. 1:23). ¿Cómo podemos conseguir ese conocimiento? Solamente leyendo Su Palabra, la Palabra de Dios, la Biblia.
Las personas de diferentes iglesias intentaron durante dos mil años escribir y predicar muchas cosas sobre Dios y sobre Jesús usando varias tradiciones, filosofías y sabidurías humanas. Yo mismo admiraba y predicaba esos pensamientos y sabidurías. Fue necesario mucho tiempo para entender "la verdad" sobre la Verdad, Jesús, y sobre Dios. Solamente leyendo la Palabra de Dios, orando y pidiendo al Espíritu Santo para que Él me enseñara a conocer a Jesús, la Verdad. Pues con ese propósito vino el Espíritu Santo (Jn. 16:13-15).
Yo ahora no quiero otra cosa sino vivir la vida en plenitud y en eternidad. Para eso tengo que conocer mejor y vivir mejor la Verdad, Jesús. Sólo Jesús debe ser conocido, amado, seguido, vivido y predicado, gracias al conocimiento que el Espíritu Santo nos está dando sobre Él en la Palabra escrita, la Biblia. Por lo tanto, ya no es la criatura linda y maravillosa llamada María; ni las criaturas poderosas llamados ángeles; ni son los santuarios, iglesias u otras construcciones edificadas con las manos de los hombres; ni son las devociones seculares o modernas: Sólo Jesús según Su Palabra.
Leer la Palabra, meditar la Palabra, vivir la Palabra para conocer a Dios, para vivir en la Verdad, en Jesús, para tener por medio de la fe vida eterna.
Tener hambre de la Palabra
Muchos católicos, ortodoxos e incluso protestantes no tienen costumbre de leer la Biblia. Muchos se avergüenzan de llevar la Biblia en la mano. En muchas casas no hay ni una Biblia, y muchos que la tienen, no tienen tiempo para leerla, con amor... Es la realidad, triste realidad... Hay multitud de gente participando en procesiones, siguiendo imágenes de María, de los santos, de pasos de la "Semana Santa", etc., pero esas mismas personas tienen vergüenza de caminar por los mismos caminos con la Palabra de Dios (la Biblia) en sus manos, entre sus familiares, vecinos o extraños. Esas mismas personas no tienen voluntad de conocer la Verdad, de conocer a Jesús, de tener vida eterna. Pues de lo contrario harían todo lo posible para que la Biblia no faltara en sus casas, para leerla con regularidad sin vergüenza; y para enseñar a sus hijos a tener hambre de la Palabra de Dios como tienen hambre del pan de cada día, para conocer cada vez más y más al "único verdadero Dios y a Jesucristo" (Jn. 17:3).
Aún es tiempo, aún podemos comenzar a alimentarnos con la Palabra de Dios, pues todavía no es tarde para conocer, para vivir, para seguir a Jesús, "el Camino, y la Verdad, y la Vida", de quien dan testimonio la Palabra y el Espíritu. No es cuestión de ser católico, protestante, ortodoxo o agnóstico, sino una cuestión de fe en Jesús y de vida eterna para mí, para usted, para nuestras familias, para todo el mundo. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Jn. 3:16).
Señor Dios, ayúdame a tener fuerza de voluntad para leer Tu Palabra, meditarla y vivirla todos los días de mi vida. Dame, Señor, la luz de Tu Espíritu para que yo pueda conocerte y amarte cada vez más; para que mi fe en Tu Hijo Jesús se haga cada día más fuerte e inquebrantable; para que mi vida y mi corazón sean transformados por Tu Espíritu Santo. Te lo pido en el Nombre de Jesús. Amén.
Miroslaw Kropidlowski
http://www.epos.nl/ecr/
