En vez de plantear el hecho del sexo de la otra persona, el verdadero problema en las relaciones es dejarse llevar por los sentimientos.
Los sentimientos y deseos no pueden ser la fuerza impulsora para emparejarse y casarse (porque el objetivo cristiano de emparejarse es casarse, formar una familia y tener hijos). Un creyente no debe buscar casarse con un no creyente, porque así lo indica la Palabra de Dios. El sentimiento no es excusa. Si la otra persona no es creyente, no debes emparejarte con esa persona ni dar pie a sentimientos de pareja con ella. Un creyente tampoco debe buscar casarse basándose en los sentimientos o el romanticismo, lo que no quiere decir que no puedan estar presentes en algún momento. La fuerza impulsora de todas nuestras acciones en la vida, y emparejarse y casarse son de las más importantes (si no las que más), es agradar a Dios. Por lo tanto, antes de iniciar cualquier paso para una relación, sea de amistad o pareja para casarse, lo primero es ver si estás agradando a Dios y no si te agrada a ti. Si tienes sentimientos o deseos pero sabes que no agradan a Dios o que están prohibidos por Él en su Palabra (y las relaciones y "matrimonios" homosexuales están prohibidos en su Palabra), debes alejarte o vas a caer en la tentación y dejarte llevar por los deseos de la carne y de los ojos.
"Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo." (1 Juan 2:16 RVR60)
Cuando se es tentado y se cae, la consecuencia es el pecado. Y si eres hijo/a de Dios, entonces tu pecado va a traer disciplina muy probablemente en algún momento de tu vida. Puedes pretender ignorarlo, pero Dios va a actuar cuando Él lo crea oportuno.
"Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte." (Santiago 1:13-15 RVR60)
Por lo tanto, respondiendo a la primera persona que inició este hilo, es buena señal que tengas miedo porque esos sentimientos están queriendo provocar una situación que no agrada a Dios. Si no lo consumas y resistes a la tentación, entonces no habrás pecado y tendrás recompensa porque agradarás a Dios, pero si insistes en pensar en ello y dar pie a encuentros, acercamientos, etc, entonces estarás facilitando la tentación de Satanás. De lo que debes alejarte no es "de todo" sino de esa persona y de esos pensamientos y "sentimientos". Si de verdad quieres seguir a Cristo debes negarte a ti misma y tomar tu cruz. Una relación homosexual no agrada a Dios. Como tampoco agrada a Dios una relación heterosexual que no tenga como objetivo casarse y formar una familia.
Quien enseña falsas doctrinas animando al pecado está actuando en colaboración con el diablo.
"¡Ay del mundo por los tropiezos!, porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno. Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego." (Mateo 18:7-9 RVR60)
Y si se peca de forma deliberada, se está haciendo una afrenta al Espíritu Santo.
"Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!" (Hebreos 10:26-31 RVR60)
No digo estas cosas porque yo esté exento de pecado ni porque esté juzgando. Todos los creyentes somos sometidos constantemente a la tentación de los sentimientos. A veces caemos y a veces vencemos. Pero nuestro deber es advertir a otros hermanos de las consecuencias y no animarles a pecar como si tuvieran libertad para hacerlo por el hecho de que Cristo vino a redimirnos.
"Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios." (1 Pedro 2:16 RVR60)