“Yo, a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento, pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; Él os bautizará en el Espíritu Santo y fuego.”
— Mateo 3:11
"Yo… a la verdad…"
Todos tenemos un límite.
Ese punto donde nuestras fuerzas ya no alcanzan, donde nuestras buenas intenciones se desgastan y donde nuestras obras, por nobles que sean, no son suficientes.
“Yo a la verdad…” es la confesión de quien ha hecho todo lo posible, pero se encuentra con su propia insuficiencia.
"Pero Él…"
Allí es donde
Jesucristo entra.
Cuando se ha agotado todo recurso humano,
Él comienza a obrar con poder, fuego y purificación.
Porque
el bautismo en el Espíritu Santo no es para los que se sienten poderosos, sino para los que reconocen que
ni siquiera son dignos de llevar sus sandalias.

El verdadero arrepentimiento
no es solo sentir remordimiento… es descubrirse indigno, quebrantado, y sin mérito alguno.
Es entender que
Él lo hace todo, porque
yo ya no puedo más.
VERDADES PODEROSAS CON RESPALDO BÍBLICO
“Si desprecias tu proceso, desprecias tu llamado.”
Cada paso, cada caída, cada límite... son parte de la ruta hacia ese
"pero Él" que cambia tu historia.
Salmos 34:1 –
“Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca.”

Aun en tu límite, adórale. Porque ahí
Él se manifiesta.
Salmos 56:3 –
“En el día que temo, yo en ti confío.”

Tu temor no descalifica tu fe. Solo confirma que necesitas
más de Él y menos de ti.
Jeremías 29:11 –
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.”

Aunque no entiendas tu proceso,
Él tiene un plan. Y no es el tuyo, es mejor.
ES EL MEJOR LUGAR
Si hoy estás en el punto del
"yo a la verdad...", no te desesperes.
Ese es el mejor lugar donde puedes estar…

Porque allí es donde comienza el
"pero Él…"

Deja que
Él te bautice con fuego, que queme lo que estorba y alumbre lo que aún no has visto.

No te conformes con una experiencia emocional, anhela una transformación eterna.
PREGUNTAS DESAFIANTES PARA LA IGLESIA HOY

¿Hemos glorificado más la
autoayuda espiritual que la
dependencia total del Espíritu Santo?

¿Predicamos un evangelio que exalta demasiado el “yo” y apenas menciona el “pero Él”?

¿Estamos formando discípulos que celebren el proceso o creyentes que lo desprecian en nombre de la inmediatez?