La Biblia dice:
Rom.5:12 Por eso, así como por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado... 13 Porque hasta la Ley había pecado en el mundo, pero a nadie se imputa pecado cuando no hay ley. 14 No obstante, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado a la semejanza de la transgresión de Adán, el cual tiene un parecido con el que había de venir.
Este pasaje establece una conexión indisoluble entre el pecado ... y la muerte.
El pecado de Adán trajo la muerte, y como molde de la humanidad entera, todos salimos con el defecto de nuestro padre.
La conducta humana no es muchas veces consciente, pues el hombre ha dejado de tener el control de todas sus decisiones. Eso sucedió cuando el hombre se puso en manos de Satanás, obedeciéndole a él en vez de a Dios, y al hacerlo, pensando que estaba decidiendo por sí mismo (según las palabras de quien lo alentó a desobedecer), solo le estaba dando el poder de controlarlo a sus emociones e instintos.
Las emociones e instintos humanos podían ser manipuladas desde el exterior, no solo desde el interior del hombre, y así el hombre perdió el control total de sus actos, y le trasmitió lo mismo a sus descendientes. Satanás se convirtió automáticamente en el poder que dominaría sobre el hombre, pues el padre de la humanidad le había dado permiso para esto.
Los seres humanos nacemos creyendo que actuamos por nosotros mismos, pero hay muchas fuerzas externas que rigen nuestra conducta. La única manera de morir a este sistema que heredamos de Adán, es haciéndonos esclavos de Cristo y dejarnos influir por el espíritu santo.
Rom.6:18 Sí, habiendo sido libertados del pecado, vinieron a ser esclavos de la justicia. 19 Estoy hablando en términos humanos a causa de la debilidad de su carne: porque así como presentaron sus miembros como esclavos a la inmundicia y al desafuero con el desafuero en mira, así ahora presenten sus miembros como esclavos a la justicia con la santidad en mira. 20 Porque cuando eran esclavos del pecado, eran libres en cuanto a la justicia.
21 Entonces, ¿cuál era el fruto que tenían en aquel tiempo? Cosas de las cuales ahora se avergüenzan. Porque el fin de aquellas cosas es la muerte. 22 Sin embargo, ahora, porque han sido libertados del pecado, pero han llegado a ser esclavos de Dios, tienen su fruto en forma de santidad, y el resultado final vida eterna. 23 Porque el salario que el pecado paga es muerte, pero el don que Dios da es vida eterna por Cristo Jesús nuestro Señor.
La ley que fue dada estableció cuáles son las conductas que Dios desaprueba, y por ende, las conductas que llevan a la muerte de forma natural. Sin embargo, los niños sin conocimiento de ley, los minusválidos dependientes, los ancianos que no saben lo que hacen, los enfermos mentales, etc, junto con el resto de la humanidad, nacemos en pecado aun si no estamos conscientes de lo que es la ley, porque tenemos por naturaleza una inclinación a seguir nuestros impulsos naturales, y estos rigen sobre nuestros actos sin poder tener el control completo de ellos. El simple hecho de no tener este control, ya indica de por sí que somos pecadores potenciales desde que nacemos.
La base del juicio está dada en el testimonio de Jesús y sus discípulos:
Rom.2:12 Por ejemplo, todos los que hayan pecado sin ley, también perecerán sin ley; pero todos los que hayan pecado bajo ley serán juzgados por ley. 13 Porque los oidores de ley no son los justos ante Dios, sino que a los hacedores de ley se declarará justos. 14 Porque siempre que los de las naciones que no tienen ley hacen por naturaleza las cosas de la ley, estos, aunque no tienen ley, son una ley para sí mismos. 15 Son los mismísimos que demuestran que la sustancia de la ley está escrita en sus corazones, mientras su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados. 16 Esto será en el día que Dios, mediante Cristo Jesús, juzgue las cosas secretas de la humanidad, conforme a las buenas nuevas que yo declaro.
Independientemente de que ya no podemos controlar del todo nuestros instintos, el conocimiento de la verdad permite una liberación de ese estado mortífero que heredamos:
Juan 17:3 Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.
Es para librarnos de esto que Jesús pagó un precio muy valioso: su sangre, y la parte que nos toca es mostrarnos agradecidos y aprender más de los propósitos de Dios, y cómo podemos dejarnos guiar por él, de modo que ya el espíritu del mundo no sea el que nos controle:
Efe.2:1 Además, a ustedes [Dios los vivificó] aunque estaban muertos en sus ofensas y pecados, 2 en los cuales en un tiempo anduvieron conforme al sistema de cosas de este mundo, conforme al gobernante de la autoridad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de la desobediencia. 3 Sí, entre ellos todos nosotros en un tiempo nos comportamos en armonía con los deseos de nuestra carne, y hacíamos las cosas que eran la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos naturalmente hijos de la ira así como los demás. 4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5 nos vivificó junto con el Cristo, aun cuando estábamos muertos en ofensas —por bondad inmerecida han sido salvados ustedes— [...]
Rom.5:12 Por eso, así como por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado... 13 Porque hasta la Ley había pecado en el mundo, pero a nadie se imputa pecado cuando no hay ley. 14 No obstante, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado a la semejanza de la transgresión de Adán, el cual tiene un parecido con el que había de venir.
Este pasaje establece una conexión indisoluble entre el pecado ... y la muerte.
El pecado de Adán trajo la muerte, y como molde de la humanidad entera, todos salimos con el defecto de nuestro padre.
La conducta humana no es muchas veces consciente, pues el hombre ha dejado de tener el control de todas sus decisiones. Eso sucedió cuando el hombre se puso en manos de Satanás, obedeciéndole a él en vez de a Dios, y al hacerlo, pensando que estaba decidiendo por sí mismo (según las palabras de quien lo alentó a desobedecer), solo le estaba dando el poder de controlarlo a sus emociones e instintos.
Las emociones e instintos humanos podían ser manipuladas desde el exterior, no solo desde el interior del hombre, y así el hombre perdió el control total de sus actos, y le trasmitió lo mismo a sus descendientes. Satanás se convirtió automáticamente en el poder que dominaría sobre el hombre, pues el padre de la humanidad le había dado permiso para esto.
Los seres humanos nacemos creyendo que actuamos por nosotros mismos, pero hay muchas fuerzas externas que rigen nuestra conducta. La única manera de morir a este sistema que heredamos de Adán, es haciéndonos esclavos de Cristo y dejarnos influir por el espíritu santo.
Rom.6:18 Sí, habiendo sido libertados del pecado, vinieron a ser esclavos de la justicia. 19 Estoy hablando en términos humanos a causa de la debilidad de su carne: porque así como presentaron sus miembros como esclavos a la inmundicia y al desafuero con el desafuero en mira, así ahora presenten sus miembros como esclavos a la justicia con la santidad en mira. 20 Porque cuando eran esclavos del pecado, eran libres en cuanto a la justicia.
21 Entonces, ¿cuál era el fruto que tenían en aquel tiempo? Cosas de las cuales ahora se avergüenzan. Porque el fin de aquellas cosas es la muerte. 22 Sin embargo, ahora, porque han sido libertados del pecado, pero han llegado a ser esclavos de Dios, tienen su fruto en forma de santidad, y el resultado final vida eterna. 23 Porque el salario que el pecado paga es muerte, pero el don que Dios da es vida eterna por Cristo Jesús nuestro Señor.
La ley que fue dada estableció cuáles son las conductas que Dios desaprueba, y por ende, las conductas que llevan a la muerte de forma natural. Sin embargo, los niños sin conocimiento de ley, los minusválidos dependientes, los ancianos que no saben lo que hacen, los enfermos mentales, etc, junto con el resto de la humanidad, nacemos en pecado aun si no estamos conscientes de lo que es la ley, porque tenemos por naturaleza una inclinación a seguir nuestros impulsos naturales, y estos rigen sobre nuestros actos sin poder tener el control completo de ellos. El simple hecho de no tener este control, ya indica de por sí que somos pecadores potenciales desde que nacemos.
La base del juicio está dada en el testimonio de Jesús y sus discípulos:
Rom.2:12 Por ejemplo, todos los que hayan pecado sin ley, también perecerán sin ley; pero todos los que hayan pecado bajo ley serán juzgados por ley. 13 Porque los oidores de ley no son los justos ante Dios, sino que a los hacedores de ley se declarará justos. 14 Porque siempre que los de las naciones que no tienen ley hacen por naturaleza las cosas de la ley, estos, aunque no tienen ley, son una ley para sí mismos. 15 Son los mismísimos que demuestran que la sustancia de la ley está escrita en sus corazones, mientras su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados. 16 Esto será en el día que Dios, mediante Cristo Jesús, juzgue las cosas secretas de la humanidad, conforme a las buenas nuevas que yo declaro.
Independientemente de que ya no podemos controlar del todo nuestros instintos, el conocimiento de la verdad permite una liberación de ese estado mortífero que heredamos:
Juan 17:3 Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.
Es para librarnos de esto que Jesús pagó un precio muy valioso: su sangre, y la parte que nos toca es mostrarnos agradecidos y aprender más de los propósitos de Dios, y cómo podemos dejarnos guiar por él, de modo que ya el espíritu del mundo no sea el que nos controle:
Efe.2:1 Además, a ustedes [Dios los vivificó] aunque estaban muertos en sus ofensas y pecados, 2 en los cuales en un tiempo anduvieron conforme al sistema de cosas de este mundo, conforme al gobernante de la autoridad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de la desobediencia. 3 Sí, entre ellos todos nosotros en un tiempo nos comportamos en armonía con los deseos de nuestra carne, y hacíamos las cosas que eran la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos naturalmente hijos de la ira así como los demás. 4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5 nos vivificó junto con el Cristo, aun cuando estábamos muertos en ofensas —por bondad inmerecida han sido salvados ustedes— [...]