Dios no endurece a nadie sin que ya antes muestre cierta inclinación a rechazar a Dios u oponerse a él.
Es cierto que Dios tiene la facultad de endurecer el corazón del hombre, ... pero no es menos cierto que Dios no lo hace sin existir motivo alguno.
Faraón tenía desde mucho antes de que Dios entrara en el trato con él, una mala disposición hacia los hebreos y hacia el Dios de ellos; esto permitió que en determinado momento Dios endureciera su corazón que ya mostraba cierta retisencia o endurecimiento hacia Dios y su enviado.
Antes de que comenzarán las plagas sobre Egipto, Faraón había sido ya advertido por Dios a través de Moisés y Aarón. Pero Faraón, frente a las muchas ocasiones en que fue advertido y avisado por Moisés y su hermano, asi fue también endureciéndose hacia Dios y sus mensajeros. Su soberbia e insenzates y rechazo hacia Dios se hizo cada vez más evidente.
Las mismas veces que Dios envió a Moisés y Aarón donde Faraón, fueron también oportunidades de que aquel hombre recapacitara y atendiera a la voz de Dios, con lo que su vida hubiera sido absolutamente diferente de lo que llegó a ser.
Recien después de varias plagas, y ante la fuerte evidencia de que Faraón no cambiaría de postura; Dios dictó sentencia sobre Faraón y definitivamente endureció su corazón.
En ningún caso Dios forzó a Faraón a rechazarle ni puso en su corazón el endurecerse, sino que, como a todo hombre, le dió oportunidades de arrepentimiento; así también, Dios no endurece arbitrariamente a nadie, sin que exista realmente un motivo para hacerlo, y aún, sin que antes Dios intente una y otra vez, que la persona cambie de actitud;... como hizo con faraón.
Aún cuando el hombre se endurece contra Dios, siempre está la gracia de Dios a su disposición para su beneficio, antes de que Dios, pudiera endurecer aún más su ya endurecido corazón.
Sin embargo, aún cuando "Dios endurece a quien quiere endurecer", no es ésta una regla invariable de Dios, pues Dios a muchos duros de cervíz y de corazón, les ha dejado en su camino: "el sucio, ensúciese más todavía, y el justo justifiquese más todavía"....
Dios no ataja al que quiere voluntariamente ensuciarse en éste mundo, o endurecer su corazón, ... como tampoco impide que el que quiere santificar su vida, la santifique aún más.
Bendiciones