El título de este mensaje pretende ser -obviamente- provocativo. Como algunos de vosotros ya sabéis, llevo poco tiempo disfrutando de este foro, y lo primero que me llamó la atención del mismo es la profusión de “vidas de santos”, ciertamente chocante en un foro mayoritariamente evangélico. Se me ocurrió entonces aprovechar la circunstancia para dar a conocer la ¿triste? historia de Dirk Willems, que vivió -en Cristo- allá por el siglo XVI. Se trata de un varón de Dios muy conocido en el ámbito de la Reforma radical, esto es, en el de sus sucesores, los menonitas y amish, pues su martirio consta en la maravillosa obra de Thieleman J. van Braght que lleva el no menos estupendo título de: “EL TEATRO SANGRIENTO O ESPEJO DE MÁRTIRES O DE CRISTIANOS INDEFENSOS Que Bautizaron Sólo Tras la Confesión de Fe, y que Sufrieron y Murieron por el Testimonio de Jesús, Su Salvador, desde el Tiempo de Cristo hasta el Año A.D. 1660”.
Se trata de un voluminoso libro infolio de cerca de 1 200 páginas, en dos columnas, obra histórica y de devoción fundamental en esas Iglesias de Creyentes y que, tras la Biblia, no debe faltar en ningún hogar piadoso amish o menonita.
De su segunda edición en inglés, traducida del holandés en 1886, me he servido para traducir literalmente, salvo en las citas bíblicas, que he procurado adecuar a nuestra RVR 1960, el siguiente pasaje, que espero sea, como dijo el autor del siglo XVII, “ejemplo instructivo para todos los cristianos piadosos de este tiempo”:
“DIRK WILLEMS, A. D. 1569
En el año 1569, un hermano piadoso, fiel y seguidor de Jesucristo, llamado Dirk Willems, fue arrestado en Asperen, en Holanda, y tuvo que padecer severa tiranía de los papistas. Pero como había fundado su fe, no en las arenas movedizas de mandamientos humanos, sino sobre la firme piedra angular, Cristo Jesús, no obstante todos los malos vientos de humana doctrina y las fuertes tormentas de tiránica y severa persecución, permaneció inamovible y firme hasta el final; por eso, cuando el Príncipe de los pastores aparezca en las nubes del cielo y junte a Sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro, oirá también por gracia las palabras: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor”. 1 P. 5:4; Mt. 24:31; 25:23.
En relación con su captura, está aseverado por personas dignas de confianza que, cuando huyó, fue perseguido de cerca por un oficial, y, como había helado algo, el referido Dirk Willems se adelantó corriendo sobre el hielo, atravesándolo con considerable peligro. El oficial que le perseguía rompió el hielo y se cayó, y Dirk Willems, percatándose de que la vida de aquél peligraba, rápidamente se dio la vuelta y le ayudó a salir, y así le salvó la vida. El oficial quiso dejarle ir, pero el burgomaestre le amonestó con gran severidad para que considerara su juramento, y así fue prendido nuevamente por el oficial, y, en el sitio citado, después de severa prisión y largos procesos judiciales de los engañosos papistas, ejecutado a fuego lento por estos lobos feroces y sedientos de sangre, soportándolo con gran determinación y confirmando la genuina fe de la verdad con su muerte y sangre, como un ejemplo instructivo para todos los cristianos piadosos de este tiempo, y para perpetuo oprobio de los tiránicos papistas.
NOTA.- En relación con esto, está relatado como verdadero por las memorias dignas de confianza de aquéllos que estuvieron presentes en la muerte de este piadoso testigo de Jesucristo, que el lugar donde su ofrenda tuvo lugar fue fuera de Asperen, al lado de Leerdam, y que, como ese día soplaba un fuerte viento del este, el fuego encendido se apartó en demasía de la parte superior de su cuerpo, mientras permanecía en la estaca; como consecuencia de ello, este hombre bueno sufrió una muerte lenta, de tal manera que en el pueblo de Leerdam, hacia el que el viento estaba soplando, se le oyó exclamar más de setenta veces: “Oh, mi Señor; mi Dios”, etc., y por este motivo el juez o alguacil, que estaba presente montado a caballo, lleno de pesar y remordimiento por los sufrimientos del hombre, hizo girar su caballo, dando la espalda al lugar de ejecución, y dijo al verdugo: “Despacha al hombre con una muerte rápida”. Pero cómo o en qué manera el verdugo trató entonces a este piadoso testigo de Jesús, no he sido capaz de averiguarlo, salvo que su vida fue consumida por el fuego, y que pasó por este trago con gran resolución, habiendo encomendado su alma a las manos de Dios.
Como ha llegado a nuestras manos la sentencia que estos gobernadores de la oscuridad impusieron a este amigo de Dios, nos ha parecido bien incluirla aquí para el beneficio de los lectores, a fin de que, leyéndola, puedan ser capaces de percibir la verdad de este asunto.
Copia. Comoquiera que Dirk Willems, nacido en Asperen, al presente prisionero, ha confesado ante el alguacil y nosotros, los jueces, sin tortura ni grillos (o de otra manera), que a la edad de quince, dieciocho o veinte años fue rebautizado en Rotterdam, en la casa de un tal Pieter Willems, y que, más aún, en Asperen, en su casa, a distintas horas, hospedó y admitió secretos conventículos y doctrinas prohibidas, y que también ha permitido a varias personas ser rebautizadas en la antedicha casa; todo lo cual es contrario a nuestra santa fe cristiana, y a los decretos de su Majestad Real, y no debe ser tolerado, sino severamente castigado, para ejemplo de otros; en consecuencia, nosotros, los antedichos jueces, habiendo examinado y considerado, con madura deliberación de consejo, todo lo que había que considerar acerca de este asunto, debemos condenar y condenamos en el nombre y representación de su Majestad Real, como Conde de Holanda, al antedicho Dirk Willems, prisionero, que persiste obstinadamente en su opinión, a que sea ejecutado con fuego, hasta que muera; y declaramos confiscada toda su propiedad, para beneficio de su Majestad Real. A 16 de mayo, en presencia de los jueces, Cornelis Goverts, Jan van Stege Jans, Adnaen Gerritts, Adnaen Jans, Lucas Rutgers, Jan Jans, y Jan Roefelofs, A. D., 1569.
Sacada de los archivos del pueblo de Asperen, y, tras su cotejo, esta copia coincide (con el original), el 15 de octubre de 1606. Doy fe, el escribano municipal de Asperen.
T' SHEERENBERGH”.
“Bendice, oh Señor, toda reunión de cristianos, y concede a los que ahora juntos aquí te lo suplicamos, probemos siempre que nos reunimos para pedirte sólo en nombre del verdadero y único Mediador y Salvador, y del grande y único sacrificio, hecho por nosotros, una sola vez, por nuestro único Sacerdote y Pontífice, Jesucristo. Concédenos, oh Dios, más y más el conocimiento posible de tu poder y de tu bondad, y que se aumente diariamente entre nosotros el número de fieles discípulos de Jesucristo, y no sólo entre nosotros sino en todos los pueblos de la tierra; y que por nuestra parte, y en todas ocasiones, seamos con nuestra vida y obras una viva y continua recomendación de tu Evangelio” (De “Dos oraciones que hacen algunos españoles antes y después de leer las Sagradas Escrituras”, 1849).
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Se trata de un voluminoso libro infolio de cerca de 1 200 páginas, en dos columnas, obra histórica y de devoción fundamental en esas Iglesias de Creyentes y que, tras la Biblia, no debe faltar en ningún hogar piadoso amish o menonita.
De su segunda edición en inglés, traducida del holandés en 1886, me he servido para traducir literalmente, salvo en las citas bíblicas, que he procurado adecuar a nuestra RVR 1960, el siguiente pasaje, que espero sea, como dijo el autor del siglo XVII, “ejemplo instructivo para todos los cristianos piadosos de este tiempo”:
“DIRK WILLEMS, A. D. 1569
En el año 1569, un hermano piadoso, fiel y seguidor de Jesucristo, llamado Dirk Willems, fue arrestado en Asperen, en Holanda, y tuvo que padecer severa tiranía de los papistas. Pero como había fundado su fe, no en las arenas movedizas de mandamientos humanos, sino sobre la firme piedra angular, Cristo Jesús, no obstante todos los malos vientos de humana doctrina y las fuertes tormentas de tiránica y severa persecución, permaneció inamovible y firme hasta el final; por eso, cuando el Príncipe de los pastores aparezca en las nubes del cielo y junte a Sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro, oirá también por gracia las palabras: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor”. 1 P. 5:4; Mt. 24:31; 25:23.
En relación con su captura, está aseverado por personas dignas de confianza que, cuando huyó, fue perseguido de cerca por un oficial, y, como había helado algo, el referido Dirk Willems se adelantó corriendo sobre el hielo, atravesándolo con considerable peligro. El oficial que le perseguía rompió el hielo y se cayó, y Dirk Willems, percatándose de que la vida de aquél peligraba, rápidamente se dio la vuelta y le ayudó a salir, y así le salvó la vida. El oficial quiso dejarle ir, pero el burgomaestre le amonestó con gran severidad para que considerara su juramento, y así fue prendido nuevamente por el oficial, y, en el sitio citado, después de severa prisión y largos procesos judiciales de los engañosos papistas, ejecutado a fuego lento por estos lobos feroces y sedientos de sangre, soportándolo con gran determinación y confirmando la genuina fe de la verdad con su muerte y sangre, como un ejemplo instructivo para todos los cristianos piadosos de este tiempo, y para perpetuo oprobio de los tiránicos papistas.
NOTA.- En relación con esto, está relatado como verdadero por las memorias dignas de confianza de aquéllos que estuvieron presentes en la muerte de este piadoso testigo de Jesucristo, que el lugar donde su ofrenda tuvo lugar fue fuera de Asperen, al lado de Leerdam, y que, como ese día soplaba un fuerte viento del este, el fuego encendido se apartó en demasía de la parte superior de su cuerpo, mientras permanecía en la estaca; como consecuencia de ello, este hombre bueno sufrió una muerte lenta, de tal manera que en el pueblo de Leerdam, hacia el que el viento estaba soplando, se le oyó exclamar más de setenta veces: “Oh, mi Señor; mi Dios”, etc., y por este motivo el juez o alguacil, que estaba presente montado a caballo, lleno de pesar y remordimiento por los sufrimientos del hombre, hizo girar su caballo, dando la espalda al lugar de ejecución, y dijo al verdugo: “Despacha al hombre con una muerte rápida”. Pero cómo o en qué manera el verdugo trató entonces a este piadoso testigo de Jesús, no he sido capaz de averiguarlo, salvo que su vida fue consumida por el fuego, y que pasó por este trago con gran resolución, habiendo encomendado su alma a las manos de Dios.
Como ha llegado a nuestras manos la sentencia que estos gobernadores de la oscuridad impusieron a este amigo de Dios, nos ha parecido bien incluirla aquí para el beneficio de los lectores, a fin de que, leyéndola, puedan ser capaces de percibir la verdad de este asunto.
Copia. Comoquiera que Dirk Willems, nacido en Asperen, al presente prisionero, ha confesado ante el alguacil y nosotros, los jueces, sin tortura ni grillos (o de otra manera), que a la edad de quince, dieciocho o veinte años fue rebautizado en Rotterdam, en la casa de un tal Pieter Willems, y que, más aún, en Asperen, en su casa, a distintas horas, hospedó y admitió secretos conventículos y doctrinas prohibidas, y que también ha permitido a varias personas ser rebautizadas en la antedicha casa; todo lo cual es contrario a nuestra santa fe cristiana, y a los decretos de su Majestad Real, y no debe ser tolerado, sino severamente castigado, para ejemplo de otros; en consecuencia, nosotros, los antedichos jueces, habiendo examinado y considerado, con madura deliberación de consejo, todo lo que había que considerar acerca de este asunto, debemos condenar y condenamos en el nombre y representación de su Majestad Real, como Conde de Holanda, al antedicho Dirk Willems, prisionero, que persiste obstinadamente en su opinión, a que sea ejecutado con fuego, hasta que muera; y declaramos confiscada toda su propiedad, para beneficio de su Majestad Real. A 16 de mayo, en presencia de los jueces, Cornelis Goverts, Jan van Stege Jans, Adnaen Gerritts, Adnaen Jans, Lucas Rutgers, Jan Jans, y Jan Roefelofs, A. D., 1569.
Sacada de los archivos del pueblo de Asperen, y, tras su cotejo, esta copia coincide (con el original), el 15 de octubre de 1606. Doy fe, el escribano municipal de Asperen.
T' SHEERENBERGH”.
“Bendice, oh Señor, toda reunión de cristianos, y concede a los que ahora juntos aquí te lo suplicamos, probemos siempre que nos reunimos para pedirte sólo en nombre del verdadero y único Mediador y Salvador, y del grande y único sacrificio, hecho por nosotros, una sola vez, por nuestro único Sacerdote y Pontífice, Jesucristo. Concédenos, oh Dios, más y más el conocimiento posible de tu poder y de tu bondad, y que se aumente diariamente entre nosotros el número de fieles discípulos de Jesucristo, y no sólo entre nosotros sino en todos los pueblos de la tierra; y que por nuestra parte, y en todas ocasiones, seamos con nuestra vida y obras una viva y continua recomendación de tu Evangelio” (De “Dos oraciones que hacen algunos españoles antes y después de leer las Sagradas Escrituras”, 1849).
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