Este es un mensaje de los que puse y que por el error técnico desapareció; os lo vuelvo a transcribir de mi disco duro:
VOY A GANAR ESTE DEBATE
Con esas palabras, o similares, jactándose de sus propios conocimientos muchos entran en estos foros, o comentan en otros lugares, como en sus fuerzas están invictos y nadie ha podido, y por lo tanto, nadie podrá vencerles jamás.
Este tipo de afirmaciones y falsos conceptos me ha hecho reflexionar, sobre el corazón humano, ya que en nombre de Dios se han hecho muchas guerras, que han tenido como resultado millones de muertes. Hoy, lamentablemente, sigue ocurriendo lo mismo; mientras miles mueren sin conocer del amor de Dios, otros miles ven como nos destruimos verbalmente unos a otros, y como pretendemos llevar siempre la razón, basándonos en nuestras conclusiones personales, o en las conclusiones de otros, a los que Dios EN NINGUN MOMENTO, ha concedido la infalibilidad. Maldito el hombre que confía en el hombre.(Jer 17:5)
El Espíritu Santo, de boca del apóstol Pablo, nos dice muy claro: Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. (Fil 2:3-4) .
La “autoridad espiritual” no nos la da el ganar un debate, sino que los demás la reconocen cuando nuestras palabras y nuestros hechos son coherentes, cuando el tener el mismo sentir que Jesús, que se despojó a si mismo, se apodera de nosotros y damos a Dios la oportunidad de usarnos, mediante nuestra obediencia a Él.
No procede de un corazón humilde afirmar que somos invictos y que nadie nos ha ganado jamás en un debate, ese tipo de afirmaciones corresponde a un corazón que se jacta de si mismo, y la jactancia es pecado, pues es poner al yo en el centro de nuestra vida, y dejar al hombre carnal dominar sobre el espiritual.
¿Cuándo aprenderemos a obrar como Jesús? . Me maravilla su conversación con Pilatos; Dios mismo, hablando con un ser humano, y contestando con humildad: “Mi Reino no es de este mundo”. Esta conversación debería producir en nosotros un inmenso sentimiento de pequeñez, ante la reacción del Rey de reyes y Señor de señores.¿ Su motivación ? : Acabar la obra que el Padre le encomendó y Su inmenso Amor: el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor. (1 Cor 13:4-5).
La obra de Dios NO ES NUESTRA, es Suya, y Él no permitirá que nada ni nadie estropee Sus planes.
Confía en Jehová, y haz el bien;
Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad.
Deléitate asimismo en Jehová,
Y él te concederá las peticiones de tu corazón.
Encomienda a Jehová tu camino,
Y confía en él; y él hará.
Exhibirá tu justicia como la luz,
Y tu derecho como el mediodía.
Guarda silencio ante Jehová, y espera en él.
No te alteres con motivo del que prospera en su camino,
Por el hombre que hace maldades.
Deja la ira, y desecha el enojo;
No te excites en manera alguna a hacer lo malo. (Salmo 37:3-8)
VOY A GANAR ESTE DEBATE
Con esas palabras, o similares, jactándose de sus propios conocimientos muchos entran en estos foros, o comentan en otros lugares, como en sus fuerzas están invictos y nadie ha podido, y por lo tanto, nadie podrá vencerles jamás.
Este tipo de afirmaciones y falsos conceptos me ha hecho reflexionar, sobre el corazón humano, ya que en nombre de Dios se han hecho muchas guerras, que han tenido como resultado millones de muertes. Hoy, lamentablemente, sigue ocurriendo lo mismo; mientras miles mueren sin conocer del amor de Dios, otros miles ven como nos destruimos verbalmente unos a otros, y como pretendemos llevar siempre la razón, basándonos en nuestras conclusiones personales, o en las conclusiones de otros, a los que Dios EN NINGUN MOMENTO, ha concedido la infalibilidad. Maldito el hombre que confía en el hombre.(Jer 17:5)
El Espíritu Santo, de boca del apóstol Pablo, nos dice muy claro: Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. (Fil 2:3-4) .
La “autoridad espiritual” no nos la da el ganar un debate, sino que los demás la reconocen cuando nuestras palabras y nuestros hechos son coherentes, cuando el tener el mismo sentir que Jesús, que se despojó a si mismo, se apodera de nosotros y damos a Dios la oportunidad de usarnos, mediante nuestra obediencia a Él.
No procede de un corazón humilde afirmar que somos invictos y que nadie nos ha ganado jamás en un debate, ese tipo de afirmaciones corresponde a un corazón que se jacta de si mismo, y la jactancia es pecado, pues es poner al yo en el centro de nuestra vida, y dejar al hombre carnal dominar sobre el espiritual.
¿Cuándo aprenderemos a obrar como Jesús? . Me maravilla su conversación con Pilatos; Dios mismo, hablando con un ser humano, y contestando con humildad: “Mi Reino no es de este mundo”. Esta conversación debería producir en nosotros un inmenso sentimiento de pequeñez, ante la reacción del Rey de reyes y Señor de señores.¿ Su motivación ? : Acabar la obra que el Padre le encomendó y Su inmenso Amor: el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor. (1 Cor 13:4-5).
La obra de Dios NO ES NUESTRA, es Suya, y Él no permitirá que nada ni nadie estropee Sus planes.
Confía en Jehová, y haz el bien;
Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad.
Deléitate asimismo en Jehová,
Y él te concederá las peticiones de tu corazón.
Encomienda a Jehová tu camino,
Y confía en él; y él hará.
Exhibirá tu justicia como la luz,
Y tu derecho como el mediodía.
Guarda silencio ante Jehová, y espera en él.
No te alteres con motivo del que prospera en su camino,
Por el hombre que hace maldades.
Deja la ira, y desecha el enojo;
No te excites en manera alguna a hacer lo malo. (Salmo 37:3-8)