Vamos a explicar como es el sistema o estrategia correcto de expulsión de demonios o espíritus malos que aplicarías tu con tus discipulos?

Nos queda claro que ignoras las Escrituras y el poder de Dios como buena catolica por eso estas Herrada con h


Mr 12:24 Entonces respondiendo Jesús, les dijo:

¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios?
El juego de palabras no fue feliz..

Esfuerzate,, el proximo sera mejor..
 
Soy la unica catolica que he respondido en este tema asi que lo apropiado es que te dirijas a mi "para recordarmelo"
Y de paso te informo que la existencia del demonio no es dogma de fe, sino doctrina de la iglesia, que no es lo mismo.



Hablar del demonio o Satanas o diablo, es referirnos al misterio del mal , que como decia Benedicto XVI, es un misterio de oscuridad.
Cosa distinta es la existencia de un demonio ( que es la personificacion del misterio del mal) poseyendo a una persona y haciendola hablar con voz ronca, retorciendose, gimiendo, etc en fin , todo lo que vimos en el cine ( hace un par de años vi la peli "El rito" con Anthony Hopkins... muy buena.. te la recomiendo ).


FE CRISTIANA Y DEMONOLOGÍA*

La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe ha encargado a un experto la preparación del presente estudio, que recomienda encarecidamente como base segura para reafirmar la doctrina del Magisterio acerca del tema «Fe cristiana y demonología».


 

A continuación cito un fragmento del documento publicado en mi mensaje anterior, al cual pueden acceder de forma completa haciendo click sobre el texto del mismo. En mi mensaje (#19) norah02 cito unas palabras de tu mensaje (#17) que no atribuyo a tu persona ya que tu misma no lo haces, pero es una realidad, el Padre Loring (QEPD) miraba con preocupación como actualmente algunos sacerdotes afirman que no hay demonio ni infierno, palabras del Padre Loring, personalmente nunca he escuchado tales afirmaciones de un sacerdote, pero cierto clima en éste sentido se respira en un sector de la Iglesia Católica, y bueno, si no hay demonio, ni infierno, ni condenación, pues ¡¿quién dijo miedo?! ¡a darle! ¡que pal' cielo vamos! (palabras del testimonio de la Dra. Polo). De éste asunto se desprende un tema muy importante que es la atrición.



Conclusión


En una palabra, la actitud de la Iglesia en todo lo referente a la demonología es clara y firme. Es verdad que a lo largo de los siglos la existencia de Satanás y de los demonios nunca ha sido hecha objeto de una afirmación explícita de su magisterio. La razón está en que la cuestión no se planteó jamás en estos términos: tanto los herejes como los fieles, fundándose en la Sagrada Escritura, estaban de acuerdo en reconocer su existencia y sus principales perversidades. Por eso hoy, cuando se pone en duda la realidad demoníaca, es necesario hacer referencia —como hemos recordado hace poco— a la fe constante y universal de la Iglesia y a su fuente más grande: la enseñanza de Cristo. En efecto, la existencia del mundo demoniaco se revela como un dato dogmático en la doctrina del Evangelio y en el corazón de la fe vivida. El malestar contemporáneo que hemos denunciado al principio no pone, pues, en discusión un elemento secundario del pensamiento cristiano, sino que compromete la fe constante de la Iglesia, su modo de concebir la Redención y, en el punto de partida, la conciencia misma de Jesús. Por eso Su Santidad Pablo VI, hablando recientemente de esta terrible realidad misteriosa y tremenda del Mal, podía afirmar con autoridad: «Se sale del cuadro de la enseñanza bíblica y eclesiástica quien se niega a reconocer su existencia; o bien quien hace de ella un principio que existe por sí y que no tiene, como cualquier otra creatura, su origen en Dios; o bien la explica como una pseudo-realidad, una personificación conceptual y fantástica de las causas desconocidas de nuestras desgracias»[121]. Ni los exegetas ni los teólogos deberían olvidar esta advertencia.

Por eso repetimos que, al subrayar también hoy la existencia de la realidad demoníaca, la Iglesia no se propone ni retroceder a las especulaciones dualistas y maniqueas de otros tiempos, ni proponer un sustituto aceptable para la razón. Sólo quiere seguir siendo fiel al Evangelio y a sus exigencia. Está claro que jamás ha permitido al hombre descargarse de su responsabilidad atribuyendo las propias culpas a los demonios. La Iglesia no dudaba en lanzarse contra una escapatoria semejante cuando se manifestaba, diciendo con San Juan Crisóstomo: «No es el diablo, sino la incuria propia de los hombres la que causa todas sus caídas y todos los males de los que se lamentan»[122].


 
Soy la unica catolica que he respondido en este tema asi que lo apropiado es que te dirijas a mi "para recordarmelo"
Y de paso te informo que la existencia del demonio no es dogma de fe, sino doctrina de la iglesia, que no es lo mismo.



Hablar del demonio o Satanas o diablo, es referirnos al misterio del mal , que como decia Benedicto XVI, es un misterio de oscuridad.
Cosa distinta es la existencia de un demonio ( que es la personificacion del misterio del mal) poseyendo a una persona y haciendola hablar con voz ronca, retorciendose, gimiendo, etc en fin , todo lo que vimos en el cine ( hace un par de años vi la peli "El rito" con Anthony Hopkins... muy buena.. te la recomiendo ).
¿Niegas las existencia del diablo?
 
¿Hasta este instante, cuántas intervenciones tiene el autor del tema?
 
Pero tu dices no ser cristiano
Dos cosas:
1. El que alguien no sea cristiano, ¿es impedimento para señalar el comportamiento de un cristiano?

2. ¿Está equivocado al decir que un cristiano debe sanar y no dañar?
 
Dos cosas:
1. El que alguien no sea cristiano, ¿es impedimento para señalar el comportamiento de un cristiano?

Primera cosa : Un no cristiano aunque no sepa nada sabe como debe comportarse un cristiano
Me explico : Si amaneces borracho y tirado en la calle ...pues no pasa nada , pero si un Hijo de Dios le pasa lo mismo todos se escandalizan pues es una LUZ
En el caso de Alissa el es un ateo bíblico y mi opinión es que mete su cuchara contra Cristo Dios y muchos le siguen el juego .-




2. ¿Está equivocado al decir que un cristiano debe sanar y no dañar?
Estamos hablando que no cree en la expulsaion de demonios y que los endemoniados supuestos son enfermos mentales y que los cristianos debemos de llevarlo a un ateo psiquiatra
 
¿Niegas las existencia del diablo?

Existe el mal desde los inicios de la humanidad, a esta tendencia hacia el mal ( Satan o el adversario) esta dentro de nosotros, siempre.
Ya lo decia San Juan Crisóstomo: «No es el diablo, sino la incuria propia de los hombres la que causa todas sus caídas y todos los males de los que se lamentan»(De diabolo tentatore», homil. II)

"....cuando se habla de una posible intervención diabólica, la Iglesia deja siempre espacio, igual que con el milagro, a la exigencia crítica. En dicha materia exige reserva y prudencia. En efecto, es fácil caer víctimas de la imaginación, dejarse desviar por narraciones inexactas, torpemente transmitidas o abusivamente interpretadas. En estos, como en otros casos, es necesario ejercitar el discernimiento y dejar espacio a la investigación ya sus resultados. " Texto de la La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe
 

A continuación cito un fragmento del documento publicado en mi mensaje anterior, al cual pueden acceder de forma completa haciendo click sobre el texto del mismo. En mi mensaje (#19) norah02 cito unas palabras de tu mensaje (#17) que no atribuyo a tu persona ya que tu misma no lo haces, pero es una realidad, el Padre Loring (QEPD) miraba con preocupación como actualmente algunos sacerdotes afirman que no hay demonio ni infierno, palabras del Padre Loring, personalmente nunca he escuchado tales afirmaciones de un sacerdote, pero cierto clima en éste sentido se respira en un sector de la Iglesia Católica, y bueno, si no hay demonio, ni infierno, ni condenación, pues ¡¿quién dijo miedo?! ¡a darle! ¡que pal' cielo vamos! (palabras del testimonio de la Dra. Polo). De éste asunto se desprende un tema muy importante que es la atrición.

Bueno.. como veras, hay sectores de la iglesia que cuestionan la existencia del diablo en su acepcion mas clasica.
Respecto del comentario que traes de la Dra. Polo... si coincides con ella ( imagino que si porque lo has volcado aqui), acaso tu conducta ante la vida se alimenta del miedo al castigo infernal y eterno?

Te copio unas palabras del Papa Francisco , son para ti..

"Nos hará bien preguntarnos si aún vivimos en la época en que necesitamos la Ley, o si en cambio somos conscientes de haber recibido la gracia de habernos convertido en hijos de Dios para vivir en el amor. ¿Cómo vivo yo? ¿En el miedo de que si no hago esto iré al infierno? ¿O vivo también con esa esperanza, con esa alegría de la gratuidad de la salvación en Jesucristo? Es una bonita pregunta. "

Catequesis en audiencia general, miércoles 18 de agosto, 2021



Conclusión


En una palabra, la actitud de la Iglesia en todo lo referente a la demonología es clara y firme. Es verdad que a lo largo de los siglos la existencia de Satanás y de los demonios nunca ha sido hecha objeto de una afirmación explícita de su magisterio. La razón está en que la cuestión no se planteó jamás en estos términos: tanto los herejes como los fieles, fundándose en la Sagrada Escritura, estaban de acuerdo en reconocer su existencia y sus principales perversidades. Por eso hoy, cuando se pone en duda la realidad demoníaca, es necesario hacer referencia —como hemos recordado hace poco— a la fe constante y universal de la Iglesia y a su fuente más grande: la enseñanza de Cristo. En efecto, la existencia del mundo demoniaco se revela como un dato dogmático en la doctrina del Evangelio y en el corazón de la fe vivida. El malestar contemporáneo que hemos denunciado al principio no pone, pues, en discusión un elemento secundario del pensamiento cristiano, sino que compromete la fe constante de la Iglesia, su modo de concebir la Redención y, en el punto de partida, la conciencia misma de Jesús. Por eso Su Santidad Pablo VI, hablando recientemente de esta terrible realidad misteriosa y tremenda del Mal, podía afirmar con autoridad: «Se sale del cuadro de la enseñanza bíblica y eclesiástica quien se niega a reconocer su existencia; o bien quien hace de ella un principio que existe por sí y que no tiene, como cualquier otra creatura, su origen en Dios; o bien la explica como una pseudo-realidad, una personificación conceptual y fantástica de las causas desconocidas de nuestras desgracias»[121]. Ni los exegetas ni los teólogos deberían olvidar esta advertencia.

Por eso repetimos que, al subrayar también hoy la existencia de la realidad demoníaca, la Iglesia no se propone ni retroceder a las especulaciones dualistas y maniqueas de otros tiempos, ni proponer un sustituto aceptable para la razón. Sólo quiere seguir siendo fiel al Evangelio y a sus exigencia. Está claro que jamás ha permitido al hombre descargarse de su responsabilidad atribuyendo las propias culpas a los demonios. La Iglesia no dudaba en lanzarse contra una escapatoria semejante cuando se manifestaba, diciendo con San Juan Crisóstomo: «No es el diablo, sino la incuria propia de los hombres la que causa todas sus caídas y todos los males de los que se lamentan»[122].


gracias, lo lei completo y es muy interesante.
 
Existe el mal desde los inicios de la humanidad, a esta tendencia hacia el mal ( Satan o el adversario) esta dentro de nosotros, siempre.
Ya lo decia San Juan Crisóstomo: «No es el diablo, sino la incuria propia de los hombres la que causa todas sus caídas y todos los males de los que se lamentan»(De diabolo tentatore», homil. II)

"....cuando se habla de una posible intervención diabólica, la Iglesia deja siempre espacio, igual que con el milagro, a la exigencia crítica. En dicha materia exige reserva y prudencia. En efecto, es fácil caer víctimas de la imaginación, dejarse desviar por narraciones inexactas, torpemente transmitidas o abusivamente interpretadas. En estos, como en otros casos, es necesario ejercitar el discernimiento y dejar espacio a la investigación ya sus resultados. " Texto de la La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe
No crees. Estas tomando la cita que te conviene de la doctrina oficial.

Si no existe el diablo, tampoco existen los demonios,
¿Existe el infierno acaso?

Sin poner nunca a Satanás en el centro de su Evangelio, Jesús habló de él sólo en momentos evidentemente cruciales, y con declaraciones importantes. En primer lugar inició su ministerio público aceptando ser tentado por el diablo en el desierto: la narración de Marcos, precisamente a causa de su sobriedad, es tan decisiva como la de Mateo y la de Lucas[6]. Puso en guardia a los suyos en el sermón de la montaña y en la oración que les enseñó, el Padrenuestro, como admiten hoy muchos exegetas [7], apoyándose en el testimonio de diversas liturgias [8].

En las parábolas, Jesús atribuyó a Satanás los obstáculos que encontraba su predicación[9], como en el caso de la cizaña sembrada en el campo del padre de familia [10]. A Simón Pedro anunció que «las puertas del infierno» intentarían prevalecer sobre la Iglesia[11], que Satanás trataría de pasarlo por la criba como a los demás apóstoles[12]. En el momento de dejar el Cenáculo, Cristo declaró como inminente la venida del «príncipe de este mundo»[13]. En el Getsemaní, cuando fue arrestado por los soldados, afirmó que había llegado la hora del «poder de las tinieblas»[14]; sin embargo Él sabía y lo había declarado en el Cenáculo, que «el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado»[15].

Estos hechos y estas declaraciones —bien encuadrados, repetidos y concordantes— no son casuales ni pueden ser tratados como datos fabulosos que hay que desmitificar. En caso contrario habría que admitir que en aquellas horas críticas la conciencia de Jesús, cuya lucidez y dominio de sí mismo aparecen evidentes ante los jueces, era presa de fantasmas ilusorios y que su palabra carecía de toda firmeza; lo cual estaría en contraste con la impresión de los primeros que la escucharon y de los lectores de los evangelios. Se impone, por tanto, una conclusión: Satanás, a quien Jesús había afrontado con sus exorcismos, que había encontrado en el desierto y en la pasión, no puede ser el simple producto de la capacidad humana de inventar fábulas o de personificar las ideas, ni tampoco un vestigio aberrante del lenguaje cultural primitivo.
...

Por otra parte, Pablo no identifica el pecado con Satanás. En efecto, en el pecado él ve, ante todo, lo que este último es esencialmente: un acto personal de los hombres, y también el estado de culpabilidad y de ceguera en el que Satanás trata efectivamente de meterlos y mantenerlos[16]. De esta manera, Pablo distingue bien a Satanás del pecado. El Apóstol, que frente a la «ley del pecado que siente en sus miembros» confiesa su impotencia sin la ayuda de la gracia[17], es el mismo que, con gran decisión, invita a resistir a Satanás[18], a no dejarse dominar por él, a no darle entrada[19], a aplastarlo bajo los pies[20]. Porque Satanás es para él una entidad personal, «el dios de este mundo»[21], un adversario astuto, distinto tanto de nosotros como del pecado al que él lleva.

Como en el Evangelio, el Apóstol ve a Satanás activo en la historia del mundo, o sea, en lo que él llama «el misterio de la iniquidad»[22]; en la incredulidad que rechaza reconocer la gloria de Cristo[23], en la aberración de la idolatría [24], en la seducción que amenaza la fidelidad de la Iglesia a Cristo su Esposo [25] y, finalmente, en la prevaricación escatológica que conduce al culto del hombre, colocándole en lugar de Dios[26]. Ciertamente, Satanás induce al pecado, pero se distingue del mal que hace cometer.
....

El Concilio Lateranense IV (1215) y su contenido demonológico

Lo esencial de esta exposición es sobrio. Sobre el diablo y los demonios el Concilio se limita a afirmar que, siendo criaturas del único Dios, ellos no son sustancialmente malos, sino que se convirtieron en tales siguiendo su libre albedrío.

.....

las formulaciones positivas y negativas (siglos IV-V)

De hecho, ya en el siglo IV la Iglesia había tomado posición contra la tesis maniquea de dos principios igualmente eternos y opuestos[64]; tanto en Oriente como en Occidente, enseñaba firmemente que Satanás y los demonios han sido creados y hechos naturalmente buenos. «Debes creer, decía San Gregorio Nacianceno al neófito, que no existe una esencia del mal, ni un reino (del mal), sin principio o subsistente por sí mismo o creado por Dios»[65].

El diablo era considerado creatura de Dios, buena y luminosa en un principio, que por desgracia no se mantuvo en la verdad, en que había sido hecho (Jn 8, 44), sino que se había revelado contra el Señor[66]. El mal, por consiguiente, no estaba en su naturaleza, sino en un acto libre y contingente de su voluntad[67]. Afirmaciones de este tipo —que se pueden leer equivalentemente en San Basilio[68], San Gregorio Nacianceno[69], San Juan Crisóstomo[70], Dídimo de Alejandría[71]en Oriente; y en Tertuliano[72], Eusebio de Vercelli[73], San Ambrosio[74], San Agustín[75], en Occidente— podían asumir eventualmente una firme formulación dogmática.

etc etc
 
No crees. Estas tomando la cita que te conviene de la doctrina oficial.

Lo mismo que tu..
Si no existe el diablo, tampoco existen los demonios,
¿Existe el infierno acaso?
Diablos, demonios, Satan.. diferentes nombres para la misma realidad.. el espiritu del mal.. o el Maligno.
Por supuesto que el infierno existe , pero no esta en la profundidades de la tierra, en una masa envuelta en fuego.. el infierno es la separacion eterna de Dios.
El infierno indica más que un lugar, la situación en la que llega a encontrarse quien libremente y definitivamente se aleja de Dios, fuente de vida y de alegría".( San Juan Pablo II)
 
Bueno.. como veras, hay sectores de la iglesia que cuestionan la existencia del diablo en su acepcion mas clasica.
Respecto del comentario que traes de la Dra. Polo... si coincides con ella ( imagino que si porque lo has volcado aqui), acaso tu conducta ante la vida se alimenta del miedo al castigo infernal y eterno?

Te copio unas palabras del Papa Francisco , son para ti..

"Nos hará bien preguntarnos si aún vivimos en la época en que necesitamos la Ley, o si en cambio somos conscientes de haber recibido la gracia de habernos convertido en hijos de Dios para vivir en el amor. ¿Cómo vivo yo? ¿En el miedo de que si no hago esto iré al infierno? ¿O vivo también con esa esperanza, con esa alegría de la gratuidad de la salvación en Jesucristo? Es una bonita pregunta. "

Catequesis en audiencia general, miércoles 18 de agosto, 2021


Por ello señalaba el tema de la atrición:



La atrición es también llamada "contrición imperfecta"


Santo Tomás recogió y armonizó en una doctrina coherente las opiniones doctrinales de su época sobre la atrición: Se trata de un don que nos hace ver la fealdad del pecado y nos mueve a temer el infierno. Mueve hacia la conversión y dispone a la confesión, pero por si misma esta contrición imperfecta no alcanza el perdón de pecados graves. Necesita culminar en la Confesión.


La misma doctrina fue enseñada por el Concilio de Trento (Ses. XIV, iv). y el nuevo Catecismo de la Iglesia Católica promulgado después del Concilio Vaticano II.


Condiciones: Para que la atrición alcance el perdón de los pecados debe ser interior, sobrenatural, universal y soberana.


Interior: en cuanto a que es de corazón y excluye la voluntad de pecar.

Sobrenatural: en cuanto a que es una gracia de Dios y no meramente algo natural.

Universal: en cuanto a que se extiende a todos los pecados del penitente.

Soberana: en cuanto a que hace al penitente detestar el pecado mas que a todos los otros males.



Los Reformadores Protestantes consideraron que la atrición era una hipocresía que hace del hombre mas pecador. (Bula de León X, Exurge Domine, prop. VI; Concilio de Trento, Ses. XIV, can. iv.). Baius y Jansenio eran de esta opinión. Éste último enseñaba que el temor sin caridad es malo porque procede no del amor de Dios sino del amor propio. (condenado por Alejandro VIII, 7 diciembre, 1690; y por Clemente X, "Unigenitus", 8 Septiembre, 1717. También la Bula de Pío VI "Auctorem Fidei", prop. 25).


El Concilio de Trento (Ses. XIV, iv). enseñó que
no sólo no es la atrición una hipocresía ni hace al hombre mas pecador sino que es un don de Dios, un impulso del Espíritu Santo, el cual aunque todavía no habita en el penitente, lo dispone para recibir la gracia en la confesión. El concilio utilizó el ejemplo de los Ninivitas que, llenos de temor por sus pecados después de la predicación de Jonás, hicieron penitencia y obtuvieron la misericordia de Dios.


 
Última edición:

La contrición llamada "imperfecta" (o "atrición") es también un don de Dios, un impulso del Espíritu Santo. Nace de la consideración de la fealdad del pecado o del temor de la condenación eterna y de las demás penas con que es amenazado el pecador. Tal conmoción de la conciencia puede ser el comienzo de una evolución interior que culmina, bajo la acción de la gracia, en la absolución sacramental. Sin embargo, por sí misma la contrición imperfecta no alcanza el perdón de los pecados graves, pero dispone a obtenerlo en el sacramento de la Penitencia (cf Concilio de Trento: DS 1678, 1705). (#1453 Catecismo de la Iglesia Católica)



Si piensas en las palabras de Proverbios 1,7: El temor del Señor es el comienzo de la sabiduría, creo yo no requieren mayor exégesis. La Paz de Cristo nora02.

 
Lo mismo que tu..

Diablos, demonios, Satan.. diferentes nombres para la misma realidad.. el espiritu del mal.. o el Maligno.
Por supuesto que el infierno existe , pero no esta en la profundidades de la tierra, en una masa envuelta en fuego.. el infierno es la separacion eterna de Dios.
El infierno indica más que un lugar, la situación en la que llega a encontrarse quien libremente y definitivamente se aleja de Dios, fuente de vida y de alegría".( San Juan Pablo II)
Que el infierno sea un estado del alma no significa que sea una alegoria.

Esto lo dijo Juan Pablo II:

«Morir en pecado mortal sin estar arrepentidos ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de él para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra infierno» (n. 1033).


Por eso, la «condenación» no se ha de atribuir a la iniciativa de Dios, dado que en su amor misericordioso él no puede querer sino la salvación de los seres que ha creado. En realidad, es la criatura la que se cierra a su amor. La «condenación» consiste precisamente en que el hombre se aleja definitivamente de Dios, por elección libre y confirmada con la muerte, que sella para siempre esa opción. La sentencia de Dios ratifica ese estado.


4. La fe cristiana enseña que, en el riesgo del «sí» y del «no» que caracteriza la libertad de las criaturas, alguien ha dicho ya «no». Se trata de las criaturas espirituales que se rebelaron contra el amor de Dios y a las que se llama demonios (cf. concilio IV de Letrán: DS 800-801). Para nosotros, los seres humanos, esa historia resuena como una advertencia: nos exhorta continuamente a evitar la tragedia en la que desemboca el pecado y a vivir nuestra vida según el modelo de Jesús, que siempre dijo «sí» a Dios.


La condenación sigue siendo una posibilidad real, pero no nos es dado conocer, sin especial revelación divina, cuáles seres humanos han quedado implicados efectivamente en ella. El pensamiento del infierno ―y mucho menos la utilización impropia de las imágenes bíblicas― no debe crear psicosis o angustia; pero representa una exhortación necesaria y saludable a la libertad, dentro del anuncio de que Jesús resucitado ha vencido a Satanás, dándonos el Espíritu de Dios, que nos hace invocar «Abbá, Padre» (Rm 8, 15; Ga 4, 6).


Exorcista: padre Domenico Mondrone - Entrevista con el diablo

“En el nombre de María, dime de dónde vienes"

"Tu pregunta es estúpida”

“¿Por qué estúpida?”

"Porque yo no estoy en ningún sitio, no soy un cuerpo, una carroña como tú; soy espíritu”.

“¿Y el Infierno?”

“El infierno no es un lugar, no es un campo de concentración o un estanque de fuego, como vosotros pretenciosos lo vais describiendo. El infierno soy yo. Somos cada uno de nosotros. Es un estado".

“¿Pero entre vosotros, espíritus condenados, os conocéis?”

“¿Por qué no? Nos conocemos, nos odiamos, como os odiamos a vosotros marmotas, como odiamos a Él, vivimos encerrados cada uno en una soledad eterna, pero estamos de acuerdo en trabajar para daño vuestro."

“No vivís nada más que para esto”

“Nuestra esencia es el mal, es el rechazo de Él, es odiar todo y a todos”.

“¡La única miserable satisfacción que os queda!”

“¡No es ninguna satisfacción!“

"¡No comprendo, explícate!"

“Vosotros imagináis que odiar para nosotros, hacer el mal, destruir las obras de El, sea una satisfacción, una especie de consuelo, una alegría. También esto nos lo ha negado nuestro enemigo. Nosotros hacemos el mal por el mal. Atravesar el diseño de Él, arrancarle almas, especialmente aquellas que son más queridas para Él, no nos procura ninguna satisfacción, incluso Él nos lo hace pesar como si fuera un castigo; pero ejercitar nuestro odio, nuestra naturaleza maligna es una necesidad, aunque obremos a su despecho, para hacer el mal a sus criaturas”.

 
Si el diablo no existe entonces tampoco se le puede hacer confianza a la Escritura ni al mismo cristianismo. Sería todo como los cuentos de caperuzita roja y el lobo.

El problema del racionalismo moderno es que niega poco a poco la fe.
 
Que el infierno sea un estado del alma no significa que sea una alegoria.
Nunca dije que lo fuera
Esto lo dijo Juan Pablo II:




Las citas de San Juan Pablo II no difieren de las mias en su concepto.
Exorcista: padre Domenico Mondrone - Entrevista con el diablo

“En el nombre de María, dime de dónde vienes"

"Tu pregunta es estúpida”

“¿Por qué estúpida?”

"Porque yo no estoy en ningún sitio, no soy un cuerpo, una carroña como tú; soy espíritu”.

“¿Y el Infierno?”

“El infierno no es un lugar, no es un campo de concentración o un estanque de fuego, como vosotros pretenciosos lo vais describiendo. El infierno soy yo. Somos cada uno de nosotros. Es un estado".

“¿Pero entre vosotros, espíritus condenados, os conocéis?”

“¿Por qué no? Nos conocemos, nos odiamos, como os odiamos a vosotros marmotas, como odiamos a Él, vivimos encerrados cada uno en una soledad eterna, pero estamos de acuerdo en trabajar para daño vuestro."

“No vivís nada más que para esto”

“Nuestra esencia es el mal, es el rechazo de Él, es odiar todo y a todos”.

“¡La única miserable satisfacción que os queda!”

“¡No es ninguna satisfacción!“

"¡No comprendo, explícate!"

“Vosotros imagináis que odiar para nosotros, hacer el mal, destruir las obras de El, sea una satisfacción, una especie de consuelo, una alegría. También esto nos lo ha negado nuestro enemigo. Nosotros hacemos el mal por el mal. Atravesar el diseño de Él, arrancarle almas, especialmente aquellas que son más queridas para Él, no nos procura ninguna satisfacción, incluso Él nos lo hace pesar como si fuera un castigo; pero ejercitar nuestro odio, nuestra naturaleza maligna es una necesidad, aunque obremos a su despecho, para hacer el mal a sus criaturas”.

Este relao es una ficcion, pertenece a este libro https://mercaba.org/FICHAS/Satan/Mondrone/entrevista_diablo_00.htm

O acaso creiste que fue real???:unsure:
ustedes los carismaticos, viendo demonios en todas partes..
 
Pues una oración es inocua y una expulsión de demonios también lo es , si es enfermedad mental pues en nada afecta

Claro pero en tu cabeza atea ,,, yo si oro por los enfermos y echo fuera espíritus malos
Ron Damon, mi abuelita también echa fuera los demonios, cuando quieras hazle la visita, verás como toda la legión sale de ti. 😜
 

Adjuntos

  • SmartSelect_20211228-231240_Chrome.jpg
    SmartSelect_20211228-231240_Chrome.jpg
    135,6 KB · Visitas: 0