Con rtespecto a las parábolas
Con rtespecto a las parábolas
Estimado Pablo
Alfredo ha tardado varios días en sacarse una interpretación de la manga, para dar validez a sus palabras e ideas y se ha saltado alegremente todo tipo de reglas de interpretación, y la opinión amplia y profunda de los eruditos con respecto a las parábolas. Por lo menos ha sido sincero cuando ha afirmado:
Personalmente creo que esta parabola es simbolica y no literal
Pero no puede avalarlo con la opinión de entendidos y estudiosos de las Escrituras.
He aquí una síntesis que aparece en el Nuevo Diccionario de la Biblia de ed. Caribe:
PARÁBOLA (en griego, comparación). Traducción en la LXX del término hebreo mashal, que comprende desde los dichos cortos, sentenciosos y enigmáticos, llamados ® Proverbios o máximas (1 S 10.12; 24.13; Mc 7.14–17; Lc 4.23) hasta la ® Alegoría elaborada (Jue 9.7–15; Mt 13.3–9; Jn 15.1–9), el símil (Mt 23.27; Mc 4.30–32) y el cuento corto o largo (2 S 12.1–4; 14.6; 1 R 20.39; Is 5.1–6; Mt 13.33; 21.33–41). En muchos de los dichos de Jesús es obvio que se asoma una parábola (por ejemplo, Mt 11.27). La parábola, pues, es un símil elaborado donde el relato, aunque ficticio, es verosímil, en contraste con la fábula.
Su Uso
La parábola es un método llamativo de enseñanza indirecta que provoca el pensamiento; es de fácil asimilación y las aplicaciones que el oyente hace resultan inolvidables. La discusión entre Jesús y los discípulos en Mt 13.10ss revela el propósito del método. El fin de Jesús no es esconder sino revelar (Mc 4.33s), pero los misterios solo pueden percibirse cuando la mente está abierta hacia Dios (Mt 11.25s). David comprendió su falta cuando Natán le contó un mashal (2 S 12.1–13). Siempre en la parábola hay un elemento sorpresivo y novedoso que llama a la reflexión e inspira la decisión. Muchas parábolas se proponen entablar la discusión.
LAS PARÁBOLAS DE JESÚS:
Parábolas que solamente aparecen en el Evangelio de Mateo
El trigo y la cizaña (13.24–30)
El tesoro escondido (13.44)
La perla de gran precio (13.45–46)
La red (13.47–50)
El siervo inmisericorde (18.21–35)
Los obreros en la viña (20.1–16)
Los dos hijos (21.28–32)
Las bodas (22.1–14)
Las vírgenes prudentes y las insensatas (25.1–13)
Los talentos (25.14–30)
Parábolas que solamente aparecen en el Evangelio de Marcos
La semilla que crece (4.26–29)
El portero vigilante (13.32–37)
Parábolas que solamente aparecen en el Evangelio de Lucas
Los deudores y el acreedor (7.40–47)
El buen samaritano (10.25–37)
El amigo que vino a medianoche (11.5–8)
El rico necio (12.13–21)
El siervo fiel y el siervo malvado (12.35–48)
La higuera estéril (13.6–9)
La torre incompleta (14.25–34)
La moneda perdida (15.8–10)
El hijo perdido (15.11–32)
El mayordomo injusto (16.1–13)
El amo condescendiente (17.7–10)
La viuda persistente (18.1–8)
El fariseo y el publicano (18.9–14)
Las minas (19.11–27)
Parábolas que aparecen en Mateo y Lucas
Los dos constructores (Mt 7.24–27; Lc 6.47–49)
La levadura (Mt 13.33; Lc 13.20–21)
La oveja perdida (Mt 18.10–14; Lc 15.1–7)
Parábolas que aparecen en Mateo, Marcos y Lucas
La lámpara y el almud (Mt 5.15–16; Mc 4.21; Lc 8.16)
Remiendo nuevo en vestidos viejos (Mt 9.16; Mc 2.21; Lc 5.36)
Vino nuevo en odres viejos (Mt 9.17; Mc 2.22; Lc 5.37–39)
Una casa dividida contra sí misma (Mt 12.25–29; Mc 3.23–27; Lc 11.17–22)
El sembrador (Mt 13.1–23; Mc 4.1–20; Lc 8.4–15)
La semilla de mostaza (Mt 13.31–32; Mc 4.30–32; Lc 13.18–19)
Los labradores malvados (Mt 21.33–41; Mc 12.1–12; Lc 20.9–18)
La higuera (Mt 24.32–35; Mc 13.28–31; Lc 21.29–33)
Parábolas que aparecen solamente en el Evangelio de Juan
El pan de vida (Jn 6.32–58)
El pastor y las ovejas (Jn 10.1–18)
La vid y las ramas (Jn 15.1–8)
Su Interpretación
Cada parábola contiene un mensaje central, que se toma de la vida cotidiana y se replantea de tal manera que nos permite entender una experiencia humana básica más allá de la comprensión intelectual. Por ejemplo, ¡cuánta alegría nos causa encontrar algo valioso que se nos ha perdido! Volver a ver a una persona amada después de una ausencia nos mueve a celebrar, en especial si esa persona estuvo durante tal ausencia en peligro de muerte o enferma. Esto es lo que pasa cuando Lucas 15.1ss nos cuenta tres parábolas en donde, en un orden que va cambiando la cantidad en cualidad, pasa de la perdida de una oveja (1 de 100), a la de una moneda (1 de 10), y al fin, a la de un hijo (1 de 2).
Esta experiencia de encontrar lo perdido cobra valor teológico en Lucas 15. Según la narración de Lucas, Dios es como un padre que celebra la vida de sus hijos, pero que sufre y se angustia cuando estos se alejan para andar quizás en malos pasos. Cuando el hijo regresa, el padre se alegra, como se alegra Dios por cada pecador que regresa a su familia.
Si vamos a ver, Lucas no tiene que explicarnos lo que se siente cuando perdemos algo que consideramos importante. Eso lo sabemos, tenemos la experiencia acumulada de años de pérdidas y encuentros. Tampoco nos tiene que explicar cuánta alegría nos da encontrar lo que perdimos, pues lo hemos vivido muchas veces. Lo que Lucas nos dice, y que probablemente no sabíamos o nunca lo hubiésemos pensado así, es que los mismos sentimientos cruzan el corazón de Dios.
No debemos caer en la trampa de alegorizar (® Alegoría) las parábolas, es decir, tratar de encontrar un mensaje oculto detrás de cada palabra del relato. Al estudiarlas, debemos buscar el punto central y comprender a partir de allí la totalidad del relato.
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Foto de Gustav Jeeninga
Ovejas en la ladera de una colina. Muchas veces Jesús usó tales escenas de la vida diaria para ilustrar verdades espirituales, como en su parábola de la oveja perdida (Mt 18.10–14).
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Su Mensaje
Como parte integral de la proclamación de Jesús, las parábolas enfocan en general el ® Reino de Dios, con cierto énfasis en el aspecto escatológico (Mc 1.15). Hay por lo menos tres aspectos en el desarrollo de este tema:
1. La inminencia del Reino provoca una crisis en la vida del pueblo de Dios: el destino eterno de los hombres va a decidirse y Jesús, conocedor de lo ineludible del inminente juicio, previene sobre el momento crucial que vive su nación (Lc 12.16–20; 12.57–59; 14.16–24; 16.1–8; 16.19–31, etc.).
2. Sin minimizar la suerte de los que rehúsan ser participantes del Reino, Jesús subraya el gozo escatológico que la venida del Reino trae para los tristes y oprimidos (por ejemplo Lc 15.1–32). Claramente explica que la misericordia de Dios en favor de los hombres no descansa en las buenas acciones de estos (Lc 17.7–10), sino en la gracia (Mt 20.1–16).
3. La inminencia del Reino demanda que los hombres se arrepientan para entrar en él (Lc 15.17ss; 18.9–14) y manifiesten fe (Mt 7.9–11), amor y obediencia (Mt 21.28–30; Lc 19.12–27). La sinceridad de estas actitudes se expresa en actos concretos (Mt 7.15–20) que muestran una devoción indivisible (Mt 6.24) y una debida disposición con el prójimo (Mt 5.38–42; 18.23–35; Lc 10.30–37).
Las parábolas de Jesús no solo muestran su extraordinaria creatividad en la enseñanza, sino que constituyen un permanente desafío a los deberes éticos y cristianos para los hombres de todos los tiempos.
Bibliografía:
J. Jeremías, Interpretación de las parábolas. Estella Navarra, Editorial Verbo Divino, España, 1971. L. Cerfaux, Mensaje de las parábolas, Madrid, Fax, 1969. J.A. Mackay, Mas yo os digo, México, Casa Unida, 1964. T.W. Manson, O ensino de Jesús, Aste, São Paulo, 1965. R.C. McQuilkin. Explícanos... Editorial Caribe, San José, 1964.
Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1998.