Una Ardiente Curiosidad: La Decepción ¿?

13 Junio 2002
358
0
79
Saludo a todos los hnos. y amigos del foro con la paz del Señor. Hace unos días me tocó vivir una situación muy difícil, pues asistí a un pleito entre dos hnos. los que se acusaban mutuamente de hipocresía e infidelidad. Por supuesto, este cuadro se veía con mayor tristeza al saber que hasta entonces habían sido, además de hnos. en la fe, muy buenos amigos. Bueno, dejando de lado este caso particular, y meditando en todo lo que hace que dos hnos. se enfrenten como enemigos, y ésto no de ahora, la Biblia nos hace conocer gran cantidad de casos como este. Digo que hoy parece crecer día a día el número de personas afectadas por EL RESENTIMIENTO en el seno de la Iglesia Cristiana, y este mal está alcanzando por igual a pastores, ministros laicos, como a cualquier creyente en cualquier iglesia de cualquier lugar del mundo. Muchos de nosotros hemos dejado atrás un pasado con experiencias muy tristes; hemos sido heridos, robados y abandonados a la vera del camino; muchos pasaron a nuestro lado, apenas si miraron nuestro dolor y nuestra soledad, pero ninguno de ellos movió un solo dedo para ayudarnos. Hasta que un día, alguien se acercó, alguien tuvo compasión al vernos en el estado en que estábamos; caídos, heridos, abandonados. Alguien dejó lo suyo propio y puso todo su interés en nosotros; ese alguien fue Jesús de Nazareth. Ciertamente, Él sanó nuestras heridas y se ocupó de cada una de nuestras necesidades. Sin embargo, casi sin darnos cuenta, fuimos creciendo y confiando en el Camino del Señor. Hasta que ¡Pum! Súbitamente, sin previo aviso, recibimos la estocada del primer desengaño. Alguien al que estimábamos y creíamos una hna. o un hno. fiel y sincero, al que le habíamos brindado nuestra sincera amistad, nos decepciona. De pronto descubrimos su hipocresía y sentimos profundamente ese dolor agudo que causa el impacto de la decepción. Ahora, bien, cada decepción es única, así como aquel que la sufre es único. El factor común es el dolor, el sufrimiento que le sigue con mayor o menor intensidad. Si bien todo esto sucede, casi siempre, de golpe, y sabemos que la Palabra de Dios abunda en respuestas claras y precisas, esas heridas dejan en muchos cristianos una libertad "condicionada" después de sufrir repetidas decepciones. Creo que podríamos considerar este asunto, para edificarnos y fortalecernos mutuamente; ver si es posible desarrollar una filosofía cristiana contra el rencor y la amargura y, así, poder atender las diversas situaciones decepcionantes que repentinamente se presenten, sin dejarnos arrastrar a las trampas del resentimiento por el orgullo y el temor. Digo que sería muy positivo, teniendo en cuenta la gran cantidad de hnos. que operan en el foro y de cuya sabiduría y discernimiento me gozo en el Señor. Sé por mi propia experiencia que no es nada fácil ni sencillo emprenderla contra este tipo de espíritu, que se manifiesta en nuestra carne cuando somos heridos. Nos manipula con el orgullo, con nuestros derechos pisoteados, con la dignidad y la honra por el suelo; en fin, maneja todo tipo de ló(gi)ca con astucia infernal, concediéndonos un papel protagónico en el 'drama' que el mismo enemigo creó para sorprendernos y hacernos caer en sus trampas. Aclaro que también nosotros decepcionamos muchas veces. Sabemos que aquel que hiere y decepciona es porque ha sufrido la herida de la decepción y no ha sido sanado. Aunque el tema es muy amplio, sería bueno saber qué es más conveniente hacer en forma práctica, que conducta adoptar para escapar de la metodología negativa y pesimista de pensar y esperar siempre lo peor para no sufrir más a causa de las decepciones, pues aunque conocemos la maravillosa relación con Cristo, y deseamos profundizarla más y más cada día, así deseamos tener también una sincera y fructífera comunión con todos nuestros hnos. en Cristo, sin que ninguna raíz de amargura la estorbe. Muchas gracias por sus aportes, los que serán muy valiosos y apreciados. El Señor los bendiga. Nito Avellaneda. :confused:
 
Nito, los conflictos sueles surgir cuando hay quien antes de alumno pretende ser maestro.
Son aquellos que usan como argumento su propia ignoráncia.
Pero no debes preocuparte en demasía. Normalmente estos personajes acaban cayendo en sus propias trampas.
Busca a aquellos que tanto su fe como sus conocimientos han sido probados.
Bendiciones en Cristo
 
SIN DECEPCIONARNOS

SIN DECEPCIONARNOS

Hola Tobi
Agradezco sinceramente tus palabras.
Dos veces he redactado la respuesta y el consiguiente aporte, pero...
cuando lo envié ... se borró.
Como bien dices; ciertamente el carácter probado de un creyente, sin importar el lugar que ocupe en la Iglesia del Señor, es mucho más importante en el Cuerpo de Cristo, que la personalidad, la capacidad, los títulos, etc..
Un gran saludo en Cristo.
Ruego que éste, ahora, no se borre, y si sí,insistiré.
Lo haré otra vez; (sin decepcionarme :cuadrado:).
Nito Avellaneda
 
Entiendo como te sientes.

Entiendo como te sientes.

:angel: Hola Dios te bendiga, entiendo muy bien lo que dices ya que tambien me ha tocado vivir estas cosas que creo que todos estamos expuestos, yo tengo casi 5 años de conocer del Señor al poco tiempo que me converti me di cuenta que no todo era color de rosa como lo esperaba, me di cuenta que algunos hermanos no eran lo que esperaba y que habia muchas rencillas y enviadas entre ellos eso me desilusiono mucho y hasta tenia pensado abandonar la congregacion pero un hermano que hablo conmigo y me ayudo a superar esto y sobre todo a no acudir a las reuniones por alguien en especial sino que siempre mi vista estubiera puesta en Dios. esto fue muy bueno para mi ya que hace poco volvi a recibir una gran desilusion que me dolio como no esperaba de alguien que decia amar a Dios y conocer su palabra pero con el tiempo me fui dando cuenta de quien era realmente, en esto el estar cerca de Dios me ha fortalecido, ademas esto me hace andar con mas cautela con la gente que conosco y primero ver su caminar en Dios, como dice la palabra "por sus frutos los conocereis", ese es uno de los consejos que he recibido antes de confiar plenamente en alguien, conocer como es su caminar en el Señor y asi no volver a fallar.
Que Dios te bendiga en abundancia.:corazon:
 
BENDITOS LOS "ANIMADORES" DEL CUERPO DE CRISTO!!!

BENDITOS LOS "ANIMADORES" DEL CUERPO DE CRISTO!!!

Hola Cony_28 El Señor te bendiga
Es muy cierto, Dios pone siempre personas que nos alientan a no dejar el Camino y a fortalecernos en Él; así como también hay otras que son instrumentos del enemigo y desalientan hieren y matan la fe y apocan el corazón de los hnos.. Demos siempre gracias a Dios por los "animadores" del Cuerpo de Cristo; aquellos que Dios pone a nuestro lado cuando más los necesitamos.
Muchas bendiciones.
Nito Avellaneda:angel:
 
Hermano NITOAVELLANEDA:

Hermano NITOAVELLANEDA:

Hermano NITOAVELLANEDA:

Dices:

“Aunque el tema es muy amplio, sería bueno saber qué es más conveniente hacer en forma práctica, que conducta adoptar para escapar de la metodología negativa y pesimista de pensar y esperar siempre lo peor para no sufrir más a causa de las decepciones...”

También entiendo como tú que el tema es amplio, y que conviene abordarlo por dos razones principales:
Una, que seamos cuidadosos de no decepcionar a otros.
Otra, que no tan fácilmente nos decepcionemos de otros.

En cuanto a buscar una forma práctica o antídoto contra estas decepciones y su larga secuela de sufrimiento, al menos se me ocurre algo que es lo que estoy practicando, y que si bien no corta de raíz el problema, al menos previene el riesgo.

Tanto en uno como en otro caso, el peligro siempre estará latente de alimentar una exagerada admiración de la persona, ya sea la nuestra o la de otro. Si permitimos –porque quizás nos gusta- recibir los halagos, reconocimientos y la pública gratitud de alguien, he ahí un candidato a decepcionarse en cualquier momento de nosotros, pues tan proclive es a sobredimensionarnos como a que el mundo se le venga abajo no bien le fallemos o disgustemos en algún aspecto. Si estamos en el ministerio, conviene que nos ofrezcamos a la crítica, mostrándonos vulnerables y necesitados del auxilio de los demás hermanos. Para animarles a ello, podemos referir anécdotas de fracasos personales en los que fuimos ayudados por otras personas, hermanos sencillos, inclusive. Al tiempo que debemos ser ejemplos de integridad, consagración y vida cristiana, debemos convencer a todos que somos lo que somos por gracia de Dios, por sus oraciones, y por la comunión que nos brindan; y que si aflojamos en algún aspecto quedaremos expuestos al fracaso tanto como cualquiera de ellos.

Puede ocurrirnos también, que la sentida necesidad de hallar colaboradores idóneos, permita que nos deslumbremos por un creyente que acabamos de conocer –o un reciente convertido-, como pudo quizá haberle sucedido a Pablo respecto a Juan Marcos. Muchas veces pasa
que los pastores se desviven en atenciones por los nuevos que acaban de bautizar o de recibir en la iglesia, provocando que otros buenos
colaboradores sientan que se les está dejando de lado. Al poco tiempo, aquellos nuevos quedaron muy lejos de alcanzar la expectativa
puesta en ellos, y cuando el pastor vuelve sus ojos buscando nuevamente a sus fieles y viejos colaboradores, ya no los halla con la misma entusiasta disposición que les conocía. Así que se perdió a dos puntas.

Conviene entonces ser discretos y moderados al ponderar a los demás, y no permitir actitudes alabanciosas hacia nuestra persona o gestión.
Si no subimos a nadie a los altares tampoco caerá de ellos; y si nosotros no nos encaramamos desmedidamente en la consideración de
alguien, más difícilmente tengan de qué decepcionarse de nosotros.

Resumiendo, creo que el mejor antídoto contra la decepción está en un mejor conocimiento de Dios (el que jamás nos falla) y aceptar la
realidad de nuestra humana fragilidad expuesta siempre al fracaso no bien nuestros ojos se desvían de contemplar Su rostro.
Quiera el Señor en su gracia usar estas reflexiones para bien de todos.
Ricardo.
 
SÓLO LA VERDAD NOS HACE LIBRES DE DECEPCIONAR Y SER DECEPCIONADOS!!!!

SÓLO LA VERDAD NOS HACE LIBRES DE DECEPCIONAR Y SER DECEPCIONADOS!!!!

Originalmente enviado por: Ricardo
Hermano NITOAVELLANEDA:

Dices:

“Aunque el tema es muy amplio, sería bueno saber qué es más conveniente hacer en forma práctica, que conducta adoptar para escapar de la metodología negativa y pesimista de pensar y esperar siempre lo peor para no sufrir más a causa de las decepciones...”

También entiendo como tú que el tema es amplio, y que conviene abordarlo por dos razones principales:
Una, que seamos cuidadosos de no decepcionar a otros.
Otra, que no tan fácilmente nos decepcionemos de otros.

En cuanto a buscar una forma práctica o antídoto contra estas decepciones y su larga secuela de sufrimiento, al menos se me ocurre algo que es lo que estoy practicando, y que si bien no corta de raíz el problema, al menos previene el riesgo.

Si estamos en el ministerio, conviene que nos ofrezcamos a la crítica, mostrándonos vulnerables y necesitados del auxilio de los demás hermanos. Para animarles a ello, podemos referir anécdotas de fracasos personales en los que fuimos ayudados por otras personas, hermanos sencillos, inclusive. Al tiempo que debemos ser ejemplos de integridad, consagración y vida cristiana, debemos convencer a todos que somos lo que somos por gracia de Dios, por sus oraciones, y por la comunión que nos brindan; y que si aflojamos en algún aspecto quedaremos expuestos al fracaso tanto como cualquiera de ellos.

Si nosotros no nos encaramamos desmedidamente en la consideración de
alguien, más difícilmente tengan de qué decepcionarse de nosotros.

Resumiendo, creo que el mejor antídoto contra la decepción está en un mejor conocimiento de Dios (el que jamás nos falla) y aceptar la
realidad de nuestra humana fragilidad expuesta siempre al fracaso no bien nuestros ojos se desvían de contemplar Su rostro.
Quiera el Señor en su gracia usar estas reflexiones para bien de todos.
Ricardo.

Hermano Ricardo
Tal como lo expresas, pareciera que Dios te ha dado suficientes
experiencias sobre este particular. Por supuesto que estas reflexiones
nos enriquecen y ponen luz en esta área de nuestra vida cristiana, la
que muchas veces adolece de tal oscuridad que no sabemos bien por qué
tropezamos con tanta frecuencia en la misma piedra. Debemos aprender a
mostrarnos tal como somos y la Gracia de Dios hará el resto.
Ser auténticos e íntegros de corazón no significa ser perfectos o sin
fallas. Que Dios nos ayude para que nadie se decepcione por una falsa
imagen que nosotros mismos hemos fabricado y que no podrá extenderse
ni sostenerse mucho más allá de nuestra propia miopía espiritual.
Nada podemos contra la verdad, sino por la verdad.
Un abrazo en Cristo
Nito Avellaneda :angel: