Un jesuita lleva cinco años confinado en un monasterio por criticar a Setién

2 Febrero 2001
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Publicado hoy en www.larazon.es

Un jesuita lleva cinco años confinado en un monasterio por criticar a Setién

Miguel María Sagües permanece «desterrado» en Loyola desde 1996
por haberse atrevido a publicar una carta contra el entonces
obispo de San Sebastián, al que acusó de no condenar a Eta.


El jesuita guipuzcoano rompe su silencio con unas duras declaraciones a LA RAZÓN en las que afirma que «los culpables son los que matan, pero también los que vitorean a los que matan y los obispos que callan».
El religioso dice que «el pacto antiterrorista es bueno»
y que «Arzallus es un bocazas
sin autoridad moral».

M. R. Iglesias - Santuario de Loyola (Guipúzcoa) .-

Sagües, profesor jubilado del Colegio San Ignacio de la capital donostiarra, está viviendo su «destierro» en la soledad de Loyola envuelto en una gran desazón interior al ver cómo ahora «estamos peor que nunca». Para el padre Sagües gran parte de la responsabilidad de la virulencia con que ataca el terrorismo está en la postura que han mantenido los obispos vascos. «Hay que decir en todas partes que tan malo es el que mata como el que vitorea “Eta mátalo”», añadió.

El religioso calificó el pacto antiterrorista que la Iglesia se ha negado a firmar, como de bueno y criticó que los obispos se nieguen a apoyarlo: «El pacto es bueno, algunos no quieren firmarlo, lo ven como malo, entre ellos los obispos. Los obispos lo que tienen que hacer es predicar lo que Cristo nos enseñó, y mucho antes que Cristo en el Sinaí ya se nos dijo que el quinto mandamiento es no matarás. Predicar que no hay que matar es una obligación que tenemos todos, y no se puede entender que los obispos no digan “miren señores, que ésto es una panda cuando menos de locos, y no debemos admitir de ninguna forma que haya muertos por ninguna idea”. La Iglesia tiene que ser mucho más tajante».

Pero el jesuita no centra sus críticas sólo en la falta de claridad de los obispos vascos a la hora de rechazar la violencia etarra, sino también en que obvien a HB en sus condenas, ya que para él son igual de responsables por pasarse «el día» gritando consignas a favor de Eta. «Ellos dicen “yo no mato”, pero hay que decir: tú eres de Herri Batasuna y de los que van y dicen “Eta mátalo”, y a todas horas pintadas, coches destrozados, autobuses quemados, insultos, carteles amenazantes, es todo un mundo, un montón de años de salvajismo, y los obispos no hablan nada contra ello, y si lo hacen es tan disimuladamente, tan casualmente, que es para decirles: “Y no sabes tú que están gritando Eta mátalos?”», aseveró Miguel María Sagües.

Para este jesuita, gran parte de responsabilidad por haber llegado a la situación de hoy día la tienen los obispos por haberse callado. «Son una serie de ataduras a las que nos ha llevado esta situación, ¿y a qué se debe? ¿Sólo al silencio de los obispos?, desde luego que no, pero los obispos no han hecho lo que tenían que hacer», matiza Miguel María Sagües. A su juicio, «ha habido cartas de los obispos que al final dices: ¿pero que han dicho?, por ejemplo una misiva de Navidad. Lees la carta pastoral y ves que ni siquiera dejan claro quién la escribe. Sólo al final firman ellos, los obispos, pero tenían que empezar diciendo: somos los obispos, estamos preocupados y queremos haceros ver la situación en este momento». Para Sagües, el contenido de cualquier carta pastoral debe ser claro: «Tienen que decir la situación es esta y los culpables son estos y estos, el que mata y el que dispara y todos los que les ayudan».

La postura de los dirigentes de la Iglesia vasca ante la violencia etarra debía ser, según este religioso, mucho menos beligerante: «Los obispos deben decir claramente “tratar de alejaros, sabed que no es legítimo ni limpio estar al lado de los que matan”, hay que decir las cosas claras. La mayoría de las veces sólo al final de las cartas pastorales nos enteramos que son los obispos. Ellos dicen orad a Dios en último lugar, pero tenían que haber dicho orad a Dios, en las parroquias que se pida todos los días por la paz, y que se pida por los mandamientos. Y así dale que te pego y dale que te pego, y todos los días en las parroquias condenando a los que manejan el miedo y el terror, sin parar. Esta debía haber sido su actuación, y no el silencio».

La esperanza para los vascos se ha abierto, según ha dice este jesuita, con la convocatoria de elecciones. Para el jesuita, sólo un gobierno de Partido Popular y Partido Socialista que sea capaz de apartar al PNV del poder puede acabar con la situación de terror que se vive en el País Vasco. Sus palabras hacia el PNV, y especialmente hacia Arzallus, también están llenas de críticas. Del dirigente nacionalista asegura que lo menos que se le puede llamar es «bocazas», y cuestiona la autoridad con que hace la mayor parte de sus declaraciones. «Lo más caritativo es nombrarle ese “bocazas” de Arzallus, qué autoridad moral tiene él para lanzar los improperios que lanza, está nervioso, eso es lo que me consuela, que va a perder el apoyo, y cuando en las elecciones baje el PNV y se establezca un gobierno de coalición de PP con PSOE, gracias a la figura de Mayor Oreja, ahí sí es donde veo yo que vamos a vivir en una autonomía limpia, clara, con todos los que quieran venir».

Entre las esperanzas de este religioso que soporta ya cinco años de destierro por haber hablado claro, está que el País Vasco se convierta en receptor de emigrantes, esta vez extranjeros, y que se destierre de una vez por todas la idea de «invasores», porque a su juicio «todos somos hijos de Dios, y podemos ir a cualquier parte como hijos de Dios, eso es lo que espero, que llegue la paz y ésto sea tierra de acogida para todos los que quieran trabajar aquí, por ejemplo esos miles de ecuatorianos que están deseando volver a nuestro país, sin tener en cuenta ni su color ni si su Rh es negativo o positivo», matizó.

Sobre el PNV, mantiene que están asustados por lo que pueda pasar el 13 de mayo: «Mi impresión es que están asustados, sin rumbo sin saber qué va a pasar, puede haber un cambio en las elecciones y creo que ellos lo ven bastante lógico, pueden subir tanto el PP como el PSOE. ¿llegará a desaparecer como fuerza dominante el PNV?, dados los orígenes tan artificiales y tan mezclados con leyendas, falsedades o veleidades les veo preocupados», reflexiona Miguel María Sagües.

Para finalizar, añade que no se puede consentir que la gente, como los vecinos del propio Santuario que son euskaldunes hasta la médula, afirmen «aquí todos tenemos miedo». A su juicio hay que acabar con todos los sistemas de adoctrinamiento.