ALIMENTO DIARIO
Leer con oración: Ez.36:26; Ro.11:1; Fil.3:5-6; Hec.7:59,60; 22:20
"Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados e invocando su nombre" (Heh.22:16)
UN CORAZON BLANDO POR EL INVOCAR
El Señor dice que nos daría un corazón nuevo, un corazón de carne (Ez 36: 26). El corazón de carne es un corazón blando. dónde la conciencia tiene el dominio. Ese es el corazón del apóstol Pablo. Antes de creer, él tenía un corazón de piedra pero después de su conversión recibió un corazón nuevo.
Pablo era judío, de la tribu de Benjamín, de la secta de los fariseos desde su juventud (Ro 11:1; FiI.3:5-6; Hch.26:4-5). Aún joven, antes de su conversión, cuando Esteban fue apedreado, Pablo cuidaba las ropas de los que lo mataban (Heh.22:20). Con eso podemos ver cuán duro era su corazón Hechos 7:59 nos muestra que Esteban, al ser apedreado invocaba al Señor. Él no pedía para no morir, sino que decía “Señor Jesús, recibe mi espíritu”. En el versículo 60 leemos: “Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió”. Tal era el corazón de Esteban.
Dormir aquí significa morir. Los santos que ya murieron son como Esteban; sólo duermen. Cuando creyeron en el Señor Jesús y en Su obra redentora en la cruz, ellos también fueron incluidos, por la fe, en la muerte de Cristo y, por eso no morirán jamás, antes bien vivirán por siempre. Esteban fue apedreado hasta la muerte, no obstante, la Biblia no dice que él murió, sino que durmió y un día despertará. Estas palabras tienen mucha relación con 1 Tesalonicenses 4, que estudiaremos más adelante. Pablo dice a los nuevos creyentes en Tesalónica que, cuando suene la última trompeta, los santos que durmieron resucitarán primero. Por eso también, en el caso de Esteban, cuando fue apedreado hasta la muerte, la Palabra no dice que él murió, sino que durmió.
Hoy nuestro enfoque está en lo que la Palabra dice seguidamente: “Y Saulo consentía en su muerte” (Hch 8:1). Y también: “Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel” (v.3). El corazón de Saulo era muy duro. Gracias al Señor, cuando él se arrepintió y creyó en el Señor, le fue dado un corazón nuevo, un corazón de carne. Cuando fue llamado, después de su conversión, el Señor lo envió a la iglesia en Damasco, donde fue bautizado invocando el nombre del Señor (22:16), y tuvo un espíritu nuevo, pues el Espíritu Santo entró en él. Eso engendró en él un corazón nuevo, un corazón blando de carne.
Para predicar el evangelio, tenemos que ser alguien con un corazón de carne; nuestro corazón tiene que estar lleno de amor. Sino tuviésemos amor, al salir a predicar el evangelio, podemos hacerlo por obligación y la eficacia de nuestra predicación disminuirá. Por eso, el Señor colocó en nosotros un espíritu nuevo que produjo en nosotros un corazón nuevo. Por tanto, tenemos un corazón de amor. Cuando predicamos el evangelio, en la vida de la iglesia, a pesar de ser mucho el trabajo, es un trabajo de amor, que nos deja llenos de gozo.
Palabra clave: Amar a pesar de ser perseguido
Pregunta: ¿Cómo el corazón de Saulo llegó a ser nuevo y de carne?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a:
Editora “Arvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!
..
Leer con oración: Ez.36:26; Ro.11:1; Fil.3:5-6; Hec.7:59,60; 22:20
"Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados e invocando su nombre" (Heh.22:16)
UN CORAZON BLANDO POR EL INVOCAR
El Señor dice que nos daría un corazón nuevo, un corazón de carne (Ez 36: 26). El corazón de carne es un corazón blando. dónde la conciencia tiene el dominio. Ese es el corazón del apóstol Pablo. Antes de creer, él tenía un corazón de piedra pero después de su conversión recibió un corazón nuevo.
Pablo era judío, de la tribu de Benjamín, de la secta de los fariseos desde su juventud (Ro 11:1; FiI.3:5-6; Hch.26:4-5). Aún joven, antes de su conversión, cuando Esteban fue apedreado, Pablo cuidaba las ropas de los que lo mataban (Heh.22:20). Con eso podemos ver cuán duro era su corazón Hechos 7:59 nos muestra que Esteban, al ser apedreado invocaba al Señor. Él no pedía para no morir, sino que decía “Señor Jesús, recibe mi espíritu”. En el versículo 60 leemos: “Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió”. Tal era el corazón de Esteban.
Dormir aquí significa morir. Los santos que ya murieron son como Esteban; sólo duermen. Cuando creyeron en el Señor Jesús y en Su obra redentora en la cruz, ellos también fueron incluidos, por la fe, en la muerte de Cristo y, por eso no morirán jamás, antes bien vivirán por siempre. Esteban fue apedreado hasta la muerte, no obstante, la Biblia no dice que él murió, sino que durmió y un día despertará. Estas palabras tienen mucha relación con 1 Tesalonicenses 4, que estudiaremos más adelante. Pablo dice a los nuevos creyentes en Tesalónica que, cuando suene la última trompeta, los santos que durmieron resucitarán primero. Por eso también, en el caso de Esteban, cuando fue apedreado hasta la muerte, la Palabra no dice que él murió, sino que durmió.
Hoy nuestro enfoque está en lo que la Palabra dice seguidamente: “Y Saulo consentía en su muerte” (Hch 8:1). Y también: “Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel” (v.3). El corazón de Saulo era muy duro. Gracias al Señor, cuando él se arrepintió y creyó en el Señor, le fue dado un corazón nuevo, un corazón de carne. Cuando fue llamado, después de su conversión, el Señor lo envió a la iglesia en Damasco, donde fue bautizado invocando el nombre del Señor (22:16), y tuvo un espíritu nuevo, pues el Espíritu Santo entró en él. Eso engendró en él un corazón nuevo, un corazón blando de carne.
Para predicar el evangelio, tenemos que ser alguien con un corazón de carne; nuestro corazón tiene que estar lleno de amor. Sino tuviésemos amor, al salir a predicar el evangelio, podemos hacerlo por obligación y la eficacia de nuestra predicación disminuirá. Por eso, el Señor colocó en nosotros un espíritu nuevo que produjo en nosotros un corazón nuevo. Por tanto, tenemos un corazón de amor. Cuando predicamos el evangelio, en la vida de la iglesia, a pesar de ser mucho el trabajo, es un trabajo de amor, que nos deja llenos de gozo.
Palabra clave: Amar a pesar de ser perseguido
Pregunta: ¿Cómo el corazón de Saulo llegó a ser nuevo y de carne?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a:
Editora “Arvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!
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