¡A veces tratamos mejor a los extraños!
Hoy choqué con un extraño cuando caminaba. "Disculpe usted", le dije. Él me
dijo: "No, disculpe, usted, no miré cuando venía". Ambos fuimos muy
amables. Continuamos nuestro camino y nos dijimos adiós.
Pero al llegar a casa otra historia se desarrolló. Esa misma tarde mientras
yo cocinaba, mi hija se paró muy firme por un lado, sin que yo me diera
cuenta. Cuando me di la vuelta, casi la tumbo. "¡¡Quítate de aquí porque me
estorbas!!" le grité. Ella se fue con su corazoncito destrozado. No me di
cuenta de lo fuerte que le grité.
Por la noche, cuando me acosté, una voz muy baja escuché que me decía:
"Cuando hablaste con un extraño, fuiste cortés, pero con la criatura que
amas, te portaste grosera. Mira en el piso de la cocina y encontrarás unas
flores cerca de la puerta. Esas flores, tu hija las escogió especialmente
para tí; Se acercó a tí silenciosamente, para no arruinar la sorpresa. Pero
tú ni te diste cuenta de las lágrimas en sus ojos".
En este momento me sentí el ser más insignificante, y las lágrimas
comenzaron a salir de mis ojos . Lentamente fui al cuarto de mi hija, y me
arrodillé al borde de su cama. "Despierta, cariño, despierta chiquita", le
dije. Estas flores.... ¿las escogiste para mí, mi amor?" Ella se sonrió y
dijo: "Las encontré cerca de un árbol y las recogí. Sabía que te gustarían,
especialmente la azul". Le contesté: "Hija, discúlpame por la forma en que
te traté en la tarde, no debí gritarte de esa forma" Ella me contestó:
"Mamá, no te preocupes, te quiero de cualquier manera" "Y yo a tí, corazón,
y me encantaron tus flores, especialmente la azul", le contesté.
Tengamos en cuenta cómo tratamos a nuestros seres queridos, sin importar
sus edades.....
Te diste cuenta que..... Si nos morimos el día de mañana, en la empresa
donde trabajamos nos pueden reemplazar fácilmente en un par de días. Pero
la familia que dejemos, siempre sentirán la partida de ese ser querido por
el resto de sus vidas, y jamás podrán reemplazarlo, y si lo pensamos un
poco, invertimos más tiempo en nuestro trabajo que en nuestros familiares.
Una inversión no muy atinada por cierto. También recordemos que nuestros
hijos, a pesar de ser niños o jóvenes, merecen respeto y lo menos que
pueden esperar de sus padres, es AMOR y protección.
Pasa este mensaje a la gente que aprecias.
Tomado de la Revista "Triunfantes en Cristo"
Hoy choqué con un extraño cuando caminaba. "Disculpe usted", le dije. Él me
dijo: "No, disculpe, usted, no miré cuando venía". Ambos fuimos muy
amables. Continuamos nuestro camino y nos dijimos adiós.
Pero al llegar a casa otra historia se desarrolló. Esa misma tarde mientras
yo cocinaba, mi hija se paró muy firme por un lado, sin que yo me diera
cuenta. Cuando me di la vuelta, casi la tumbo. "¡¡Quítate de aquí porque me
estorbas!!" le grité. Ella se fue con su corazoncito destrozado. No me di
cuenta de lo fuerte que le grité.
Por la noche, cuando me acosté, una voz muy baja escuché que me decía:
"Cuando hablaste con un extraño, fuiste cortés, pero con la criatura que
amas, te portaste grosera. Mira en el piso de la cocina y encontrarás unas
flores cerca de la puerta. Esas flores, tu hija las escogió especialmente
para tí; Se acercó a tí silenciosamente, para no arruinar la sorpresa. Pero
tú ni te diste cuenta de las lágrimas en sus ojos".
En este momento me sentí el ser más insignificante, y las lágrimas
comenzaron a salir de mis ojos . Lentamente fui al cuarto de mi hija, y me
arrodillé al borde de su cama. "Despierta, cariño, despierta chiquita", le
dije. Estas flores.... ¿las escogiste para mí, mi amor?" Ella se sonrió y
dijo: "Las encontré cerca de un árbol y las recogí. Sabía que te gustarían,
especialmente la azul". Le contesté: "Hija, discúlpame por la forma en que
te traté en la tarde, no debí gritarte de esa forma" Ella me contestó:
"Mamá, no te preocupes, te quiero de cualquier manera" "Y yo a tí, corazón,
y me encantaron tus flores, especialmente la azul", le contesté.
Tengamos en cuenta cómo tratamos a nuestros seres queridos, sin importar
sus edades.....
Te diste cuenta que..... Si nos morimos el día de mañana, en la empresa
donde trabajamos nos pueden reemplazar fácilmente en un par de días. Pero
la familia que dejemos, siempre sentirán la partida de ese ser querido por
el resto de sus vidas, y jamás podrán reemplazarlo, y si lo pensamos un
poco, invertimos más tiempo en nuestro trabajo que en nuestros familiares.
Una inversión no muy atinada por cierto. También recordemos que nuestros
hijos, a pesar de ser niños o jóvenes, merecen respeto y lo menos que
pueden esperar de sus padres, es AMOR y protección.
Pasa este mensaje a la gente que aprecias.
Tomado de la Revista "Triunfantes en Cristo"