Esta es la conversación que acaban de sostener Moro y Romero. Las palabras de Santo Tomás Moro son las que no van en "negrita", las de San Ezequiel Romero son las "negritas".
Felices los que saben reírse de sí mismos,
porque nunca terminarán de divertirse.
Felices los CARA DURA como Ezequiel Romero que se ríe de los insultos de Juan Manuel
Felices los que saben distinguir una montaña de una piedrita,
porque evitarán muchos inconvenientes.
Felices los que saben distinguir la verdad de la mentira, como Ezequiel Romero, porque así evitará pasar la eternidad en la ausencia de Dios.
Felices los que saben descansar y dormir sin buscar excusas porque llegarán a ser sabios.
Felices los que no tiran la toalla aunque les cueste soportar las injurias dirigidas al SEÑOR JESUCRISTO.
Felices los que saben escuchar y callar,
porque aprenderán cosas nuevas.
Felices los que saben debatir sin amarguras ni tirando la piedra y escondiendo la mano, porque así ejercitarán sus mentes para reafrimar lo que dice la Palabra de Dios.
Felices los que son suficientemente inteligentes, como para no tomarse en serio,
porque serán apreciados por quienes los rodean.
Felices los que han buscado la sabiduría de Jehová, fuente de toda sabiduría, y así, convencido de la verdad que Dios les ha dado, salir adelante para combatir a Satanás y sus secuaces aunque no sean apreciados, como lo hizo JESUCRISTO.
Felices los que están atentos a las necesidades de los demás,
sin sentirse indispensables,
porque serán distribuidores de alegría.
Felices los responsables que saben que son indispennsables en el momento y lugar en los que el TODOPODEROSO los ha puesto. Pablo dijo, ¡Ay de mí, sino predico el EVANGELIO! Felices los pies de los que traen las Buenas Noticias del Unico Salvador, Jesucristo.
Felices los que saben mirar con seriedad las pequeñas cosas y tranquilidad las cosas grandes, porque irán lejos en la vida.
Felices los que son fieles al EVANGELIO DE JESUCRISTO, usando los dones que Dios les ha dado, sirven al Señor Jesucristo en todas las cosas, grandes y pequeñas sin ambicionar otra cosa que la vida eterna que Diuos da y no meramente llegar lejos en este mundo.
Felices los que saben apreciar una sonrisa
y olvidar un desprecio, porque su camino será pleno de sol.
Feliz yo, Ezequiel Romero, que he sabido apreciar una sonrisa (y aveces una risotada) las buenas palabras de los santos hijos de Dios (Jetonius, Haaz, Malcolm, Manuel, Maripaz, Elisa, Mars, etc.);
y olvidar el desprecio de los que no quieren confesar que Jesucristo es su SeÑor; y ahora tengo la seguridad de que mi camino está iluminado por la Biblia y el Espíritu Santo.
Felices los que piensan antes de actuar
y rezan antes de pensar,
porque no se turbarán por los imprevisible.
Felices los que piensan y actúan de acuerdo con la Palabra de Dios y cuyas vidas son de una permanente oración en el altar de la vida, porque así estarán seguros que Dios va adelante de ellos.
Felices ustedes si saben callar y ójala sonreir cuando se les quita la palabra,
se los contradice o cuando les pisan los pies, porque el Evangelio comienza a penetrar en su corazón.
Bueno, precisamente, esto es lo que estoy haciendo: sonriendo y callar y permitir que Dios hable a través de mí. Espero que Juan Manuel no me pise el pie, no creo que tenga piernas tan largas que atraviesen los océanos. Felices los que pueden debatir lo debatible con los entendidos, y callar con los que no han tenido la suerte de una información más amplia.
Felices ustedes si son capaces de interpretar siempre con benevolencia las actitudes de los demás aún cuando las apariencias sean contrarias.
Pasarán por ingenuos: es el precio de la caridad.
Mi ingenuidad es patente, estoy combatiendo contra enormes molinos, pero amo los molinos aunque ellos representen inexpuganables fortalezas.
Felices son los que interpretan con fidelidad la Palabra de Dios y no hallan versículos que los pueden ayudar en sus dogmas anti-cristianos.
Felices los que con benevolencia tratan a adúlteros y ladrones, pero que los saca del templo por estar blasfemando contra la Santidad de Dios.
Felices sobretodo, ustedes,
si saben reconocer al Señor en todos los que encuentran
entonces habrán hallado la paz y la verdadera sabiduría.
Gracias, Tomás Moro, por reconocerme. Yo soy ése, Tomasito, y te doy buenas noticias, "Por fin dijiste algo maravilloso". Estoy de acuerdo con lo que acabas de decir en tus últimas líneas. ¿Qué pasaría si Juan Manuel se enterara de lo que acabas de decir? ¿Te echaría fuera del Foro?
Felices los que saben reírse de sí mismos,
porque nunca terminarán de divertirse.
Felices los CARA DURA como Ezequiel Romero que se ríe de los insultos de Juan Manuel
Felices los que saben distinguir una montaña de una piedrita,
porque evitarán muchos inconvenientes.
Felices los que saben distinguir la verdad de la mentira, como Ezequiel Romero, porque así evitará pasar la eternidad en la ausencia de Dios.
Felices los que saben descansar y dormir sin buscar excusas porque llegarán a ser sabios.
Felices los que no tiran la toalla aunque les cueste soportar las injurias dirigidas al SEÑOR JESUCRISTO.
Felices los que saben escuchar y callar,
porque aprenderán cosas nuevas.
Felices los que saben debatir sin amarguras ni tirando la piedra y escondiendo la mano, porque así ejercitarán sus mentes para reafrimar lo que dice la Palabra de Dios.
Felices los que son suficientemente inteligentes, como para no tomarse en serio,
porque serán apreciados por quienes los rodean.
Felices los que han buscado la sabiduría de Jehová, fuente de toda sabiduría, y así, convencido de la verdad que Dios les ha dado, salir adelante para combatir a Satanás y sus secuaces aunque no sean apreciados, como lo hizo JESUCRISTO.
Felices los que están atentos a las necesidades de los demás,
sin sentirse indispensables,
porque serán distribuidores de alegría.
Felices los responsables que saben que son indispennsables en el momento y lugar en los que el TODOPODEROSO los ha puesto. Pablo dijo, ¡Ay de mí, sino predico el EVANGELIO! Felices los pies de los que traen las Buenas Noticias del Unico Salvador, Jesucristo.
Felices los que saben mirar con seriedad las pequeñas cosas y tranquilidad las cosas grandes, porque irán lejos en la vida.
Felices los que son fieles al EVANGELIO DE JESUCRISTO, usando los dones que Dios les ha dado, sirven al Señor Jesucristo en todas las cosas, grandes y pequeñas sin ambicionar otra cosa que la vida eterna que Diuos da y no meramente llegar lejos en este mundo.
Felices los que saben apreciar una sonrisa
y olvidar un desprecio, porque su camino será pleno de sol.
Feliz yo, Ezequiel Romero, que he sabido apreciar una sonrisa (y aveces una risotada) las buenas palabras de los santos hijos de Dios (Jetonius, Haaz, Malcolm, Manuel, Maripaz, Elisa, Mars, etc.);
y olvidar el desprecio de los que no quieren confesar que Jesucristo es su SeÑor; y ahora tengo la seguridad de que mi camino está iluminado por la Biblia y el Espíritu Santo.
Felices los que piensan antes de actuar
y rezan antes de pensar,
porque no se turbarán por los imprevisible.
Felices los que piensan y actúan de acuerdo con la Palabra de Dios y cuyas vidas son de una permanente oración en el altar de la vida, porque así estarán seguros que Dios va adelante de ellos.
Felices ustedes si saben callar y ójala sonreir cuando se les quita la palabra,
se los contradice o cuando les pisan los pies, porque el Evangelio comienza a penetrar en su corazón.
Bueno, precisamente, esto es lo que estoy haciendo: sonriendo y callar y permitir que Dios hable a través de mí. Espero que Juan Manuel no me pise el pie, no creo que tenga piernas tan largas que atraviesen los océanos. Felices los que pueden debatir lo debatible con los entendidos, y callar con los que no han tenido la suerte de una información más amplia.
Felices ustedes si son capaces de interpretar siempre con benevolencia las actitudes de los demás aún cuando las apariencias sean contrarias.
Pasarán por ingenuos: es el precio de la caridad.
Mi ingenuidad es patente, estoy combatiendo contra enormes molinos, pero amo los molinos aunque ellos representen inexpuganables fortalezas.
Felices son los que interpretan con fidelidad la Palabra de Dios y no hallan versículos que los pueden ayudar en sus dogmas anti-cristianos.
Felices los que con benevolencia tratan a adúlteros y ladrones, pero que los saca del templo por estar blasfemando contra la Santidad de Dios.
Felices sobretodo, ustedes,
si saben reconocer al Señor en todos los que encuentran
entonces habrán hallado la paz y la verdadera sabiduría.
Gracias, Tomás Moro, por reconocerme. Yo soy ése, Tomasito, y te doy buenas noticias, "Por fin dijiste algo maravilloso". Estoy de acuerdo con lo que acabas de decir en tus últimas líneas. ¿Qué pasaría si Juan Manuel se enterara de lo que acabas de decir? ¿Te echaría fuera del Foro?