Hola hermanos, aquí estoy otra vez para dar mi testimonio de como el Señor me llamó a Su servicio.
Después que conocí al Señor y dado el caso que no conocía a nadie ni a ninguna iglesia, mi oración constante al Señor era que alguien me enseñara las cosas relacionadas con Él y Su Palabra. Tenía una sed espiritual muy grande. Y fue así que el Señor me fue poniendo personas creyentes en mi camino, y a los 7 meses de haberle aceptado como mi Salvador, pude conocer la Iglesia de Arroyito en mi ciudad de Rosario. Cuando estuve allí en mi primer visita, me dije a mí misma "Ahora he encontrado mi sitio" El gozo era enorme. Fui conociendo a las hermanas de allí y me pude integrar a una reunión de señoras donde además de ser muy bien recibida, pude crecer junto a estas hermanas que todas y cada una fueron un poco mis mamás espirituales. Sobre todo "Chiquita". Pasados 5 años de mi conversión, fue creciendo en mi corazón el deseo de servir al Señor, pero yo lo veía como algo inalcanzable, como que no era para mí. Mi esposo inconverso, tenía mucha oposición a asistir a la iglesia, pero con la ayuda de la esposa de uno de los pastores y la oración de mis hermanas en Cristo, pude hacerle comprender a mi esposo, que él podría encerrarme o encadenarme si fuera el caso, pero lo que nunca podría hacer es apartarme del Señor. Ante esta realidad comprendió que no podría con eso, y fui saliendo adelante. Con sabiduría que me daba el Señor iba o no iba a la iglesia para tener a mi esposo contento.
En el año 1988, durante una reunión de Domingo de Resurrección, se hizo en la iglesia un llamado a la consagración. Todos los allí presentes se pusieron de pie. Yo también lo hice, y mi oración fue: "Tú sabes Señor mi situación con mi esposo y mis hijos, y también conoces mi corazón, si tu quieres que yo te sirva solo ve marcando el camino y haré lo que tú me digas" A la semana siguiente, estaba haciendo mi devocional y mis oraciones. Le pedía al Señor que me permitiera volver a mi patria, lo único que me quedaba de mi familia paterna era un hermano y su familia. Cuando acabé de orar, fui a mi devocional y el versículo que encabezaba el artículo del día era "Vuélvete a tu tierra y a tu parentela y yo te haré bien" Génesis 32:9. Fue leerlo y mi corazón saltó dentro de mí. Lloré dándole gracias al Señor por la respuesta. Pero luego pensé que podían ser mis sentimientos. Y le pedí al Señor que me fuera confirmando si esa era Su Voluntad.
Lo primero sería convencer a mi esposo de viajar a España. Con el correr de los días, el Señor fue obrando en mis hijos primero. Por aquel entonces mis hijos tenían, (de mayor a menor, 17 años, 12 años y 7 años). Ellos fueron el instrumento del Señor para convencer a mi esposo de viajar a España. Una vez superada esta etapa, venía lo demás, trámites, preparativos. Todo resultó ser muy difícil, y en cada contratiempo mas se afirmaba mi fe, y me decía, "Debe ser muy importante lo que el Señor quiere de mí, para que el enemigo se tome tantas molestias para que no podamos irnos a España." Hasta que después de 14 meses larguísimos, lo logramos.
Luego tampoco fue fácil una vez en España. El enemigo estaba rabioso. Pero el Señor es mas Poderoso y nos iba marcando el camino. Enseguida encontré los hermanos, sin saber de ellos, ya que las direcciones que me había dado mi pastor eran todas de la propia ciudad de Barcelona y no conseguí encontrar a nadie, ni por teléfono, de las personas que me había recomendado. Había estado muchos años fuera del país y no conocía como moverme por Barcelona. Pero el Señor estaba por encima de todo y Él tenía todo preparado. Nosotros vinimos a una pequeña ciudad de la provincia de Barcelona ya que mi familia vivía allí. Y aquí estaba un pequeño grupo de creyentes que se reunían en un departamento adecuado como Centro Bíblico.
Por razones de administración, los dos primeros años tuve que trabajar porque delante de las autoridades yo era la responsable de mi familia por ser española, y mi esposo y mi hijo menor aún no tenían la nacionalidad, sí mis otros dos hijos.
Resumiendo, cuando pude dejar de trabajar en tal situación, fue que el Señor puso en mi corazón que ya era tiempo de empezar a "moverme". Yo no sabía en qué quería el Señor que yo le sirviera, así que estuve en oración por 5 meses hasta que puso la ocasión y los medios. Yo tenía claro que fuera lo que fuera que tuviera que hacer tenía que prepararme. Y pronto se propuso en la iglesia que se harían unos cursos de formación para maestros de niños. Yo pensé "Niños, no" Y el Señor dijo "Niños, Sí" A medida que iba realizando el curso el Señor me iba hablando y mostrando que ese debía ser mi cometido. En las prácticas los instructores de APEEN vieron en mí cualidades para estar entre los niños. Y en mi corazón surgió la propuesta de que se abriera un Club Bíblico en mi casa. Mi idea era que yo ofrecía mi casa, yo solo colaboraría en recibir a los niños y cuidar el orden. Pero el Señor tenía otros planes. Resulté ser la responsable directa del grupo. Durante 8 años tuvimos el Club en mi hogar. Muchos niños pasaron por él. También en muchas ocasiones salimos a la plaza del barrio a predicar el evangelio a los niños que no venían a las clases. Pero en España, como creo que pasa en muchos lugares del planeta, la resistencia en muy fuerte para todo lo que se refiere a escuchar hablar de Dios y de la salvación en Jesucristo. Los niños cada vez eran menos en la plaza. Las madres, abuelas y otros familiares se los llevaban después de los juegos y las canciones. Cuando escuchaban la palabra "pecado" o el nombre de Jesús, se levantaban y se los llevaban. Los 2 últimos años mi compañera de equipo y yo comprendimos que debíamos tomar una decisión. No cerrar el Club, sino tomar vacaciones. La puerta aún sigue abierta para cuando el Señor así lo disponga, pero ahora ambas, estamos en la escuela dominical de nuestra iglesia local. Y a pesar de todos los sinsabores, digo "Amén Señor Jesús. Hágase tu Voluntad." No ha sido nada fácil pero aquí estamos, aún en la lucha. Fruto del Club Bíblico tenemos algunos niños que se convirtieron, Joel, Jenni, Ana, Paqui, Fernando, Samuel, Y muchas decenas de niños que escucharon el evangelio.
Solo me queda por decir que el Señor es el mismo Ayer, y Hoy y por los Siglos.
Antes de terminar con este testimonio quiero agregar que de mi familia, durante estos 16 años que llevamos en España, ya se han convertido al Señor, mi sobrina, su esposo, mi esposo, mi cuñada, y mi hijo el menor (aunque ahora está un poco alejado) Queda mucho aún por recorrer, pero el Señor nos guía paso a paso. Día a día.
"Gracias Señor por tu misericordia y tu Amor. Por tantas y tantas cosas que nos das mas abundantemente de lo que pedimos o entendemos. Amén."
"Jesús dijo: Yo soy el camino, y la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí." Juan 14:6
Después que conocí al Señor y dado el caso que no conocía a nadie ni a ninguna iglesia, mi oración constante al Señor era que alguien me enseñara las cosas relacionadas con Él y Su Palabra. Tenía una sed espiritual muy grande. Y fue así que el Señor me fue poniendo personas creyentes en mi camino, y a los 7 meses de haberle aceptado como mi Salvador, pude conocer la Iglesia de Arroyito en mi ciudad de Rosario. Cuando estuve allí en mi primer visita, me dije a mí misma "Ahora he encontrado mi sitio" El gozo era enorme. Fui conociendo a las hermanas de allí y me pude integrar a una reunión de señoras donde además de ser muy bien recibida, pude crecer junto a estas hermanas que todas y cada una fueron un poco mis mamás espirituales. Sobre todo "Chiquita". Pasados 5 años de mi conversión, fue creciendo en mi corazón el deseo de servir al Señor, pero yo lo veía como algo inalcanzable, como que no era para mí. Mi esposo inconverso, tenía mucha oposición a asistir a la iglesia, pero con la ayuda de la esposa de uno de los pastores y la oración de mis hermanas en Cristo, pude hacerle comprender a mi esposo, que él podría encerrarme o encadenarme si fuera el caso, pero lo que nunca podría hacer es apartarme del Señor. Ante esta realidad comprendió que no podría con eso, y fui saliendo adelante. Con sabiduría que me daba el Señor iba o no iba a la iglesia para tener a mi esposo contento.
En el año 1988, durante una reunión de Domingo de Resurrección, se hizo en la iglesia un llamado a la consagración. Todos los allí presentes se pusieron de pie. Yo también lo hice, y mi oración fue: "Tú sabes Señor mi situación con mi esposo y mis hijos, y también conoces mi corazón, si tu quieres que yo te sirva solo ve marcando el camino y haré lo que tú me digas" A la semana siguiente, estaba haciendo mi devocional y mis oraciones. Le pedía al Señor que me permitiera volver a mi patria, lo único que me quedaba de mi familia paterna era un hermano y su familia. Cuando acabé de orar, fui a mi devocional y el versículo que encabezaba el artículo del día era "Vuélvete a tu tierra y a tu parentela y yo te haré bien" Génesis 32:9. Fue leerlo y mi corazón saltó dentro de mí. Lloré dándole gracias al Señor por la respuesta. Pero luego pensé que podían ser mis sentimientos. Y le pedí al Señor que me fuera confirmando si esa era Su Voluntad.
Lo primero sería convencer a mi esposo de viajar a España. Con el correr de los días, el Señor fue obrando en mis hijos primero. Por aquel entonces mis hijos tenían, (de mayor a menor, 17 años, 12 años y 7 años). Ellos fueron el instrumento del Señor para convencer a mi esposo de viajar a España. Una vez superada esta etapa, venía lo demás, trámites, preparativos. Todo resultó ser muy difícil, y en cada contratiempo mas se afirmaba mi fe, y me decía, "Debe ser muy importante lo que el Señor quiere de mí, para que el enemigo se tome tantas molestias para que no podamos irnos a España." Hasta que después de 14 meses larguísimos, lo logramos.
Luego tampoco fue fácil una vez en España. El enemigo estaba rabioso. Pero el Señor es mas Poderoso y nos iba marcando el camino. Enseguida encontré los hermanos, sin saber de ellos, ya que las direcciones que me había dado mi pastor eran todas de la propia ciudad de Barcelona y no conseguí encontrar a nadie, ni por teléfono, de las personas que me había recomendado. Había estado muchos años fuera del país y no conocía como moverme por Barcelona. Pero el Señor estaba por encima de todo y Él tenía todo preparado. Nosotros vinimos a una pequeña ciudad de la provincia de Barcelona ya que mi familia vivía allí. Y aquí estaba un pequeño grupo de creyentes que se reunían en un departamento adecuado como Centro Bíblico.
Por razones de administración, los dos primeros años tuve que trabajar porque delante de las autoridades yo era la responsable de mi familia por ser española, y mi esposo y mi hijo menor aún no tenían la nacionalidad, sí mis otros dos hijos.
Resumiendo, cuando pude dejar de trabajar en tal situación, fue que el Señor puso en mi corazón que ya era tiempo de empezar a "moverme". Yo no sabía en qué quería el Señor que yo le sirviera, así que estuve en oración por 5 meses hasta que puso la ocasión y los medios. Yo tenía claro que fuera lo que fuera que tuviera que hacer tenía que prepararme. Y pronto se propuso en la iglesia que se harían unos cursos de formación para maestros de niños. Yo pensé "Niños, no" Y el Señor dijo "Niños, Sí" A medida que iba realizando el curso el Señor me iba hablando y mostrando que ese debía ser mi cometido. En las prácticas los instructores de APEEN vieron en mí cualidades para estar entre los niños. Y en mi corazón surgió la propuesta de que se abriera un Club Bíblico en mi casa. Mi idea era que yo ofrecía mi casa, yo solo colaboraría en recibir a los niños y cuidar el orden. Pero el Señor tenía otros planes. Resulté ser la responsable directa del grupo. Durante 8 años tuvimos el Club en mi hogar. Muchos niños pasaron por él. También en muchas ocasiones salimos a la plaza del barrio a predicar el evangelio a los niños que no venían a las clases. Pero en España, como creo que pasa en muchos lugares del planeta, la resistencia en muy fuerte para todo lo que se refiere a escuchar hablar de Dios y de la salvación en Jesucristo. Los niños cada vez eran menos en la plaza. Las madres, abuelas y otros familiares se los llevaban después de los juegos y las canciones. Cuando escuchaban la palabra "pecado" o el nombre de Jesús, se levantaban y se los llevaban. Los 2 últimos años mi compañera de equipo y yo comprendimos que debíamos tomar una decisión. No cerrar el Club, sino tomar vacaciones. La puerta aún sigue abierta para cuando el Señor así lo disponga, pero ahora ambas, estamos en la escuela dominical de nuestra iglesia local. Y a pesar de todos los sinsabores, digo "Amén Señor Jesús. Hágase tu Voluntad." No ha sido nada fácil pero aquí estamos, aún en la lucha. Fruto del Club Bíblico tenemos algunos niños que se convirtieron, Joel, Jenni, Ana, Paqui, Fernando, Samuel, Y muchas decenas de niños que escucharon el evangelio.
Solo me queda por decir que el Señor es el mismo Ayer, y Hoy y por los Siglos.
Antes de terminar con este testimonio quiero agregar que de mi familia, durante estos 16 años que llevamos en España, ya se han convertido al Señor, mi sobrina, su esposo, mi esposo, mi cuñada, y mi hijo el menor (aunque ahora está un poco alejado) Queda mucho aún por recorrer, pero el Señor nos guía paso a paso. Día a día.
"Gracias Señor por tu misericordia y tu Amor. Por tantas y tantas cosas que nos das mas abundantemente de lo que pedimos o entendemos. Amén."
"Jesús dijo: Yo soy el camino, y la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí." Juan 14:6