Pero básicamente por esto:Porque lo agarraron.
"...prisionero de Cristo Jesús POR VOSOTROS los gentiles" Efesios 3:1
Pero básicamente por esto:Porque lo agarraron.
Estoy de acuerdo.Obviamente , pero estaba preso porque era perseguido por los judíos que lo querían matar.
Como judío y también ciudadano romano apeló a las leyes de César.
y gracias a eso, desde la cárcel escribió algunas epístolas que hoy son de bendición.
La definición del Misterio que Pablo predicaba en su evangelio a los gentiles:
1. Ese misterio lo recibió por revelación y de ello ha escrito brevemente, dice Efesios 3:3
2. Tenía un conocimiento de ese misterio, Efesios 3:4
3. Un misterio que antes no se dio a conocer, pero ahora revelado a los apóstoles y profetas, Efesios 3:5
4. La definición de ese misterio se resume en este verso:
"que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio" Efesios 3:6
Somos miembros del mismo cuerpo de Cristo que resurgió con 120 en el aposento alto (todos ellos judíos) ¿Qué cuerpo? Su Iglesia. De la que luego se añadirían 3000 Hechos 2:41 y continuaba la cuenta diciendo: y el Señor añadía a la Iglesia los que habían de ser salvos Hechos 2:47
Hechos 10:45
Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.
Porque Dios no tiene un club de judíos y un club de gentiles con destinos y promesas separadas, no, tiene un sólo pueblo, un solo cuerpo, Su Iglesia.
El misterio de los gentiles en medio de su pueblo ha sido parte del evangelio de Jesús, y te comparto esta advertencia: que tu fe equivocada no te elimine de esa bendición, pues Jesús dijo:
Mateo 8:11
Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos
¿Se fijaron en el contexto? Un centurión romano, un gentil con más fe que los hijos del reino en riesgo de terminar en las tinieblas de afuera, en el lloro y crujir de dientes. Mt. 8: 8-12