Re: Estimados foristas, solo Ricardo responde.
Re: Estimados foristas, solo Ricardo responde.
Nunca nos hemos enterado que los cristianos sustentaran la doctrina de que “los condenados tendrán la vida eterna en el infierno”. Que esta doctrina es falsa, por supuesto que lo es; pero no vale que la inventes para poder refutarla. Jamás creímos que los condenados recibirían la inmortalidad. Que “el humo de su tormento sube para siempre jamás” (Ap 14:11) es una realidad. También lo que anuncia Isaías 33:14:
“Los pecadores se asombraron en Sión y el espanto sobrecogió a los hipócritas: "¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas?".[/SIZE]
Cordiales saludos
Desde luego que es falsa porque para recibir una recompensa eterna hay que estar vivo, así mismo, para recibir un castigo eterno hay que estar vivo y no muerto como señala la biblia.
Si no crees que los condenados recibirían la inmortalidad, entonces un día tendrán que morir, dejar de existir; lógico. El castigo con fuego consigue tal efecto.
Desde luego que ninguno de los que morirán por fuego morará o vivirá con el fuego consumidor, porque los destruye, consume. ...........Quienes si morarán con el fuego consumidor, con las llamas eternas, serán los redimidos pues a ellos no los destruye.
Y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos.
Isaías describe el destino de Edom en un lenguaje muy similar al de Apoc 14:11 diciendo: “Y sus arroyos se convertirán en brea, y su polvo en azufre, y su tierra en brea ardiente. No se apagará de noche ni de día, perpetuamente (Olam) subirá su humo” (Isaías 34:9-10). Aquí, al igual que en Apoc 14:11, tenemos azufre, un humo que sube para siempre, día y noche
¿y significó que Edom sería quemada para siempre?.
Por supuesto que no, pues el texto señala prontamente que “se adueñarán de ella (de la tierra de Edom) el pelícano y el erizo, la lechuza y el cuervo morarán en ella” (versos 11,13-15). Es decir, la tierra luego es convertida en morada para animales salvajes.
Además, en este mismo pasaje de Isaías, nos encontramos otra vez con la expresión “no se apagará”, pero resulta evidente que el término no posee un sentido de continuidad eterna.
La frase solo indica que el castigo "no se apaga" hasta que el objetivo de la sentencia es destruido. Es claro también que la expresión “perpetuamente subirá su humo” del mismo texto de Isaías tampoco tiene la idea de un proceso de tortura sin fin (
pues no vemos un humo subiendo desde donde se encontraba Edom), sino que es un símbolo para expresar el resultado de la consumación. Esto nos da razones para sostener que esta misma imagen del humo en el texto de Isaías tiene el mismo significado en el texto de Apoc 14:11,
pues ya hay un ejemplo claro de su uso que no da pie a la idea de un castigo sin fin.
Salmos 37:20 dice que “los impíos perecerán…Serán consumidos;
se disiparán como el humo”. Según este texto,
que el impío se “disipe como humo” se debe al hecho de que fue consumido previamente. Es decir, el “humo” no es un símbolo de tortura sino de algo que fue consumido. Por tanto, la frase de “el humo de su tormento subiendo para siempre” (es decir, el humo resultante del tormento que sube para siempre) es un símbolo para mostrar que los impíos fueron consumidos para siempre.
El uso que
Juan hace del fuego y el humo da aún más legitimidad a la idea que expresamos.
La ciudad es “quemada en fuego” (Apoc 18:8) y “el humo de ella sube por los siglos de los siglos” (Apoc 19:3). Obviamente que esto no significa que Babilonia sería quemada para siempre porque a través de la imagen de reyes y mercaderes se expresa la lamentación por el “tormento” que observan (Apoc 18:16-18) y se agrega que la ciudad “nunca más será hallada” (Apoc 18:21).
Evidentemente que el humo del tormento de Babilonia “que sube por los siglos de los siglos” representa la consumación total ya debidamente explicada, pues la ciudad “no se hallará más” (Apoc 14:21).
Además, la similitud del destino final de los apóstatas y el de Babilonia, donde ambos se caracterizan por ser atormentados por el fuego cuyo humo “sube por los siglos de los siglos” (Apoc 14:10-11 cf 18:8; 19:3) nos dan razones para concluir que el destino de Babilonia es también el destino de los que han participado de sus pecados.
Sería raro si lo que es echado en el fuego resultara ser indestructible, pues nosotros no poseemos esa condición. El impío debería poseer vida eterna para que continúe ardiendo para siempre, pero solo los seguidores de Cristo tendrán esta condición de vivir por la eternidad
Saludos