Mateo 8:26
“¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?”
Cristo no se dirigió a la tormenta primero… se dirigió a sus discípulos.
La verdadera crisis no era la furia del mar, sino el
temor en los corazones de quienes estaban con Él.
Y esta misma pregunta sigue golpeando fuerte a la Iglesia de hoy:
¿Por qué tienes miedo si Cristo está contigo en la barca?
Reflexión contundente para tiempos reales:
Muchos quieren subir a la barca de Jesús, pero solo si hay cielo azul.
Quieren a Cristo como Salvador, pero no como Capitán en medio del caos.

Queremos promesas, pero sin pruebas.

Queremos milagros, pero sin movimiento de fe.
Pero subir con Cristo significa estar dispuesto a enfrentar la tormenta, sabiendo que Él tiene el poder de calmarla… o de sostenerte en medio de ella.
Versículos que confrontan nuestra fe:
Juan 16:33 –
“En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.”
Isaías 43:2 –
“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán…”
2 Corintios 4:8-9 –
“Atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, mas no desesperados…”
Salmo 46:2 –
“Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida…”
Preguntas desafiantes para el cuerpo de Cristo hoy:

¿Por qué decimos que confiamos en Dios, pero vivimos paralizados por el miedo cuando las cosas se salen de control?

¿Estamos siguiendo a Cristo solo mientras nos conviene, o también cuando su voluntad nos lleva al ojo de la tormenta?

¿Es nuestra fe tan frágil que solo puede existir en tiempos de calma?
Mensaje final:
La fe no se prueba en la orilla. Se prueba cuando el viento ruge, el agua entra en la barca… y tú eliges no saltar.
No huyas del proceso. No confundas tormenta con abandono. Si Cristo está contigo, tu barca no se hunde.
La tormenta no es para destruirte, es para despertar tu fe dormida.