Re: Sospechas sobre anti-Adventistas.
Estimado revelador. Saludos cordiales.
Tú dices:
No, no creo eso, ambos también escribieron libros, y tenian una forma de vivir acomodadamente, no, no creo eso.
Respondo: Que ambos escribieran libros, no quita que hayan sido envidiosos. Jaime White animó al joven Kellogg para que prosiguiera una carrera de medicina en la Universidad de Michigan.
Pronto los grandes éxitos en su trabajo, cambiaron al Dr. John Harvey Kellogg quien atendió personajes como:
Henry Ford; James Buick; Harvey Firestone; John D. Rockefeller, Jr; Alfred Du Pont; Joseph H. Peterson, fundador de la Compañía Nacional de Cajas Registradoras; Joseph Cannon, fabricante de Toallas; Edgar Welch, fabricante y productor de vino de uvas; A. E. McKinstry, presidente de la International Harvester; E. H. Little, presidente de la Compañía Colgate-Palmolive y el General David Sarnoff, presidente de la Radio-Corporación de América, Tomás Alva Edison, Iván Pavlov, ruso, ganador del premio Nobel de ciencia por sus trabajos en Psicología; Sir Frederick Grant Banting, ganador del Premio Nobel por haber descubierto la insulina; los doctores Carlos y Guillermo Mayo, de la mundialmente famosa Clínica Mayo en Minnesota; el doctor William M. Scholl, fabricante de remedios y el cuidado para los pies, y muchos más.
Si es cierto, lo que dices del Señor Kellog en este respecto
Respondo: Los esposos White, viéndolo tan sobresaliente y dedicado, lo llevaron a su casa y le ayudaron para que adquiriera una preparación superior. Quiso estudiar medicina y los esposos White le ayudaron para que ingresara a la mejor escuela de medicina en los EE.UU. que había en aquellos días, el Hospital Bellevue de Nueva York. En tres años terminó sus estudios de medicina, debido a que por las noches recibía clases especiales de sus maestros. Pero mientras estudiaba medicina servía como redactor asociado de la revista adventista Health Reformer. Al terminar sus estudios regresó a B. Creek. Los dirigentes le insinuaron que él debería ser el director médico, pues era joven y graduado. Kellogg declinó el nombramiento. Pero como la presión era grande, y él solo contaba con 21 años tuvo miedo y se fue a Delaware y se puso a escribir. Pronto los White fueron por él y lo trajeron. Casi lo obligaron a aceptar ser el director médico de la naciente institución. Aceptó, pero con la condición de que el Dr. W. Russell saliera del personal, pues él no podría dirigir teniendo al antiguo director en el personal.
como tambien es cierto que la Señora de White lo inculpó por algo que él no había hecho, y se dejó llevar por chismes a lo cual ella decía que eran visiones, cuando se la pilló en su mentira Kellog y su hermano comenzarón a sospechar de sus supuestas visiones... ¿Oh no es eso cierto Gabrielín?, sino te presento las evidencias.
Respondo: Como líder era humanitario con los desvalidos, pero con los que disentían de sus puntos de vista era implacable.
De joven fue ambicioso y de convicciones; ya como adulto y siendo médico fue testarudo y terco, además de rudo. También se volvió celoso con sus rivales en potencia dentro de la medicina. Fue escritor prolijo. Escribió mas de 50 libros, además era orador interesantísimo. En 1905 fue invitado para dar una conferencia sobre salud por el presidente Wilford Woodruff de la Iglesia Mormona en el famoso Tabernáculo en Salt Lake City. Era además vegetariano estricto.
Pronto comenzó a tener problemas con los ministros de la iglesia, debido a que él consideraba a los ministros como de escasa educación comparada con la que él había adquirido. Comenzó a criticarlos en cuanto a su dieta. Decía que no observaban el vegetarianismo estricto. Sintió una humillación al hecho de que los ministros dirigieran las juntas del hospital. Textualmente escribió:
" Parece incomprensible que los hombres lleguen a exaltarse en su propia estima, de tal manera, que lleguen a creer que un pastor es mucho mejor que un doctor o que un doctor es inferior a un ministro, y que un grupo de médicos cristianos no sean capaces de administrar su propio trabajo y obra."
" Los médicos que han sido entrenados en su oficio por años no son capaces de hacerlo, mientras que un predicador que no tiene experiencia en esta obra, llega a creer que por virtud de su credencial ministerial está capacitado para dirigir a los médicos y a las enfermeras."
Siempre hacía comparaciones entre médico y pastor. Esta actitud creó un mecanismo de defensa entre los pastores, los cuales comenzaron a criticar a los médicos y al hospital. Levantaron la voz acusando que en el hospital no se guardaba bien el sábado; que había inmoralidad entre médicos y enfermeras. Así comenzó una terrible lucha y resentimientos que no es fácil de erradicar hasta hoy. Satanás conoce y sabe bien qué poderoso es el mensaje de salvación cuando se combinan los dos ministerios en un mismo fin, por eso ha creado división entre el médico y el pastor.
Naturalmente, Elena White comenzó a escribir cartas de consejo al doctor, debido a la actitud mostrada. El no recibió de buen grado los testimonios. Pronto se vio que la tensión aumentaba. Fue más evidente, cuando el pastor A. G. Daniells fue nombrado presidente de la Asociación General en 1901. El pastor Irwing fue más consecuente con el doctor. Pero ahora un australiano de carácter estaba al frente de la dirección de la iglesia. En 1901, el doctor, debido a su influencia, logró que prácticamente no hubiera presidente en la Asociación General, pues el pastor Daniells estaba nombrado pero era de membrete.
Así, fue necesario que él tomara las riendas de la dirección y actuara sin titubeos. Pronto el doctor y el presidente Daniells entraron en conflicto directo. En 1890 se presentaba la oportunidad al doctor para hacer una nueva acta constitutiva del hospital. Nuevos accionistas entraron. Convenció a la sesión de que se estableciera en la nueva acta constitutiva una cláusula que dijera que el hospital no era una institución sectaria, que estaba abierto a todas las religiones; que nadie debería ser molestado ni importunado en su fe mientras estuviera encamado en la institución. Argumentando que si lograba que el Estado de Michigan reconociese al hospital como una institución no lucrativa eso pondría las bases para solicitar al Estado que también le condonaran impuestos. Se logró, y la condición de no gravarla con impuestos fue que las ganancias se reinvirtieran en la misma institución, o en otras afiliadas, pero que en ninguna manera deberían desviarse las ganancias para otro fin. Kellogg tuvo éxito. Con esta nueva constitución poco a poco el hospital se iría alejando del control de la iglesia. Los médicos y enfermeras le apoyaban. Otros dirigentes como A. T. Jones lo mismo. Elena White le escribió testimonios que el no aceptó. Comenzó a manifestar falta de fe en los Testimonios, y dijo que a Elena White la manipulaba su hijo Guillermo. En un viaje hecho a Europa con el presidente Daniells, Kellogg lo quiso obligar a abrir un hospital en Inglaterra. Daniells le dijo que no estaba lista la iglesia para asumir un compromiso tal. En ese mismo viaje le sugirió al pastor Daniells dudas respecto a las visiones de Elena G. de White.
Pronto comenzó a dejar sentir en sus predicaciones ideas esotéricas, tales como: Dios está en todo. El es un efluvio universal que llena todo. Está en el árbol, en la flor, en el ave, en el rayo, está en nosotros. Esto se conoce como panteísmo.
Escribió estas ideas en un libro al cual le puso por título: "El Templo Viviente." Algunos leyeron el manuscrito y descubrieron en él ideas raras y extrañas al mensaje del Tercer Angel. Cada vez el hospital y su personal se alejaban más y más del ideal de Dios. Era una lucha sin cuartel, el doctor se había metido en su torre de marfil y era difícil sacarlo. Sólo Dios podía hacer lo que ningún hombre podría hacer. Fue necesario que actuara por fuego. Así el 18 de febrero de 1902 nuestro gran sanatorio se incendió misteriosamente. De los 400 pacientes encamados ninguno pereció, pero todo se quemó hasta los mismos fundamentos. El doctor no estaba en Battle Creek: estaba en Chicago. Cuando se enteró de la noticia por el periódico, cogió el tren, y en pleno viaje comenzó a hacer los planos para un gigantesco hospital que tuviese 1300 camas, contrario al consejo dado por la mensajera del Señor. Se le vino la idea de publicar su libro El Templo Viviente y pedir a la Review que se lo publicara y que se autorizara a los colportores estudiantes que lo vendieran; que las ganancias fueran para construir el nuevo hospital. Se pidió a una comisión de cinco para que revisaran el manuscrito. La comisión estudio el libro. Tres votaron que sí se publicara, y dos que no. Contrario a los reglamentos, la iglesia optó por no publicar el libro. Cuando se le comunicó esto al doctor, apeló al procedimiento, sin embargo los dirigentes se mantuvieron firmes en la decisión. Como la Review aceptaba publicar libros de autores no cristianos y algunos de esos libros no eran los mejores, él, sabiendo que eso se hacía, cogió el manuscrito y lo llevó a los dirigentes de la casa publicadora. No pudiendo aquellos decirle no, aceptaron el manuscrito como el de un cliente particular. Se hicieron las galeras, y cuando estaba listo el libro ya vaciado en planchas de plomo, el día 30 de Diciembre de 1902 el edificio de la Review se quemó hasta los cimientos y con él el libro El Templo Viviente. El doctor, sin embargo, se había quedado con una copia del manuscrito. Lo publicó en otra editorial. Ya no atendía consejos de nadie. Estaba decidido a luchar contra la iglesia viniese lo que viniese y pasara lo que pasara.
De Canright, bueno no creo que él haya apostatado, más bien se dió cuenta de la verdad mejor que cualquiera de nosotros que está en estos foros...
Elena de White vio en un sueño la suerte del doctor. Dios se lo presentó como un témpano de hielo que se oponía a la embarcación donde ella y muchos otros viajeros iban. Cuando el vigía dio la voz de alarma diciendo: fIceberg a la vista! Todos temblaron pensando que naufragarían. Ella oyó que alguien con autoridad grito: fNo tengan miedo! fArrementan contra el Iceberg! El maquinista aceleró la máquina al máximo de su capacidad; el timonel enfiló el barco hacia el témpano y arremetieron contra él. La nave chocó con fuerza de tal manera que muchos trastabillaron y cayeron. Hubo algunas averías en la nave, pero no naufragó. Cuando despertó ella supo que el témpano de hielo era el doctor Kellogg. Rápidamente le escribió al presidente Daniells. No le tenga miedo al doctor. "Arremeta contra él. Nada le pasará a esta embarcación."
El incendio del hospital y de la Review hizo que muchos atendieran a la voz del profeta que desde mucho había estado amonestando: "Salgan de Battle Creek. No agrada al Señor el hecho de que su pueblo se junte en un solo lugar. Hay que esparcirse e ir a otros lugares. Les parece que una vez en Battle Creek ya llegaron al Cielo o muy cerca del Cielo, y que en Battle Creek no van a tener tentaciones.... No se dan cuenta que en Battle Creek el enemigo trabaja más arduamente. Un gran número de adventistas en un sólo lugar, aumenta las tentaciones al orgullo, a la complacencia propia, al andar charlando y criticando. Este congestionamiento priva a otras localidades del testimonio que los hermanos necesitan dar a sus vecinos." Review and Herald, Abril 14, 1903. Los hermanos comenzaron a emigrar de Battle Creek, la Asoc. General y el sanatorio se fueron a Washington. El colegio a Berrien Spring, Mich. Los hermanos comenzaron a vender sus propiedades y poco a poco Battle Creek comenzó a quedar con pocos adventistas. Por fin el 10 de Noviembre de 1907 la iglesia de Battle Creek quitó el nombre de John H. Kellogg como miembro de la iglesia. Se le invitó a estar presente, pero no quiso asistir. Dijo que la iglesia adventista colapsaría en unas pocas décadas. Hasta hoy su profecía no se ha cumplido. Al ser desfraternizado, comenzó una lucha de carácter legal por las instituciones médicas que estaban bajo la Asociación Internacional de Benevolencia de la cual él era el presidente supremo. La iglesia perdió en la lucha legal contra el Dr. Kellogg. Perdimos el Hospital, perdimos otras instituciones como el hospital de Guadalajara, México. El doctor siguió con su plan de construir el Mamut (hospital gigantesco). Se endeudó a fin de lograr sus objetivos. Vino la depresión de los años de 1929-1931, y no pudo sostener tan gigantesco proyecto. Agobiado por la deuda, lo remató, pero nadie podía comprarlo ni quería comprarlo. Solamente el gobierno pudo financiar la adquisición. Hoy es un edificio controlado por la Defensa Nacional de los EE.UU.
El Dr. Kellogg vivió hasta 1945, cuando murió, nunca se unió a otra iglesia, pero ya no fue el mismo. Su sol se apagó. No dudamos que se haya arrepentido, y quizá Dios tenga misericordia de él en el día del juicio. Pero de él se podría decir: ICHABOD.
Estuvo de primera mano con Elena de modo que se dió cuenta de los embustes plagistas de ella. Tanto que de todos los que dejaron el adventismo fue al único que le rogó que no contara nada, y le suplicó la tal Elenita... Pero sobre todo le dijo a Canright que si renunciaba al adventismo su vida seria de "miseria" y aunque vivió no sé si es verdad sin una pierna, si vivió cómodamente... Pues es mejor perder un miembro del cuerpo y no que todo su ser se vaya al infierno así dice nuestro Señor.
Respondo. Canright el hombre prominente escribió:
"Los Adventistas dicen a veces que yo los abandoné cuatro o cinco veces. Yo me retiré de esa iglesia sólo una vez, nada más, y fue definitivamente. Sus libros de iglesia en Battle Creek y Otsego lo demostrarán. Por años, me preocuparon las dudas acerca de algunas de sus doctrinas, y tres veces dejé de predicar por cierto tiempo, pero continué siendo miembro de buena reputación.
Durante una gran reunión al aire libre, se me persuadió para que me tragara mis dudas, reanudara el trabajo, confesara que había estado en la oscuridad, y continuara otra vez. Permití que mi buen juicio cediera su lugar a los ruegos de mis hermanos y al amor que les tenía a antiguos asociados, y dije lo que pronto lamenté haber dicho. Descubrí que era una terrible lucha romper con lo que me había tenido cautivo tanto tiempo.
(Dudley Canright, Mi posición actual, en Mi renuncia al adventismo del séptimo día,
http://www.geocities.com/alfil2_1999/canright-renunciaposi.html).
Obsérvese lo que realmente le interesa a Canright: la reputación. Es decir, lo que los demás pensaban de él. ¿Por qué habría de dejar de predicar un ministro? ¿No le insta la palabra de Dios, por el contrario, a enseñar ?a tiempo y fuera de tiempo?? (2 Tim. 4:2). Pero a Canright lo vemos abandonar su misión de predicar en tres momentos diferentes, y no durante algunos días, sino durante meses completos, y una cuarta vez lo vemos abandonando su fe por completo.
Pero obsérvese, además, cuánta diferencia hay entre este relato de los hechos, y el relato que hizo Canright de los mismos hechos en 1881. En aquel entonces él dijo:
Viendo que no hallaba tranquilidad para mi mente en ninguna parte, vine a Battle Creek en enero [de 1881] y les hablé libremente de mis dificultades y pruebas al pastor Butler, al hermano y la hermana White, y a otros. Ellos hicieron lo que pudieron, y todo lo que les pedí, para ayudarme? veo que mis dificultades han desaparecido, y se han reavivado mi anterior interés y confianza en el mensaje, hasta ahora me siento claro y firme en la obra nuevamente. Desde luego que ahora lamento haber dado paso al desaliento y a las dudas; pero creo haber aprendido una lección que no tendré que aprender otra vez mientras viva (Dudley M. Canright, El peligro de dar paso al desaliento y a las dudas, Review & Herald, vol. 58, Nº 12, Battle Creek, martes 13 de septiembre de 1881, p. 185,
http://www.adventistarchives.org/doc_info.asp?DocID=10268).
Y en 1884, teniendo otra de sus conocidas recaídas, relató:
La luz llegó a mi mente, y por primera vez en años pude decir verdaderamente que creía en los testimonios. Todos mis malos sentimientos acerca de la hna. White se desvanecieron en un instante, y sentí un tierno amor hacia ella. Todas las cosas se veían diferentes. Entonces sentí todo lo equivocado, todo lo pecaminoso y todas las tinieblas en que había estado en toda mi vida. Como Job, clamé, «Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza» (Dudley M. Canright, To my brethren, the S. D. Adventists, Review & Herald, Battle Creek, vol. 61, Nº 40, 7 de octubre de 1884, p. 633,
http://www.adventistarchives.org/doc_info.asp?DocID=10046).
Y también:
El viernes 26 de septiembre, mientras estaba en un campamento en Jackson, Michigan, sentí en mi corazón el cambio más extraordinario que jamás había experimentado en toda mi vida. Fue un completo retroceso de todos mis sentimientos. La luz y la fe vinieron a mi alma, y sentí que Dios me había dado otro corazón. Nunca sentí tal cambio antes, ni siquiera cuando me convertí, ni cuando abracé el mensaje, ni en ningún otro momento. Creo que fue directamente del Cielo, la obra del Espíritu Santo de Dios. Ahora creo en el mensaje tan firmemente y más claramente que nunca antes; y quiero decirles a todos mis amigos de todas partes, que no sólo acepto, sino que creo que los testimonios son de Dios? (Dudley M. Canright, ?To my brethren, the S. D. Adventists?, Review & Herald, Battle Creek, vol. 61, Nº 40, 7 de octubre de 1884, p. 634,
http://www.adventistarchives.org/doc_info.asp?DocID=10046).
Pero ahora dice que le hicieron tragarse sus dudas. ¿Qué fue lo que realmente ocurrió? Es evidente que Canright miente en una u otra manera, pues si fue reconfortado en conformidad con la palabra de Dios, como aseguró varias veces en la R&H, entonces no puede decirse que fue persuadido a que se tragara sus dudas; y si realmente fue persuadido a que se tragara sus dudas, como asegura en su libro, entonces no puede ser que haya sido fortalecido de esa manera, pues nadie que se trague sus dudas puede afirmar, como afirmó él en a Review, que sintió el cambio más extraordinario que jamás había experimentado en toda su vida, superando incluso su experiencia de conversión. ¿Cómo se pueden hacer conciliar estas dos versiones divergentes y contradictorias, relatadas por su mismo protagonista?
¿Mintió o no mintió Canright? Que haya mentido a los adventistas o a los bautistas es asunto que poco importa: lo que realmente interesa aquí es que mintió, y su proceder deja mucho que desear de él como cristiano que se dice llamar. (
Aporte de Giovanni Cabrera)
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.