PRACTICANDO EL LIBRO DE LOS HECHOS
Semana 5 --- Nuestra actitud para con las riquezas materiales
Jueves --- Leer con oración: Hch 5:1-11
"Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas" (Hch 5:11)
SOMETERSE A LA DIRECCIÓN Y CONDUCCIÓN DEL ESPÍRITU
En Hechos 5:1-11 tenemos el relato de un hecho aparentemente negativo que ocurrió en los primeros días en la iglesia en Jerusalén. En los versículos 1 y 2 leemos:“Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safíra su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles”. Como ya vimos, vender los bienes y depositar el precio de lo vendido a los pies de los apóstoles no era una enseñanza del Señor ni de los apóstoles. Ananías y Safíra no fueron obligados a hacerlo, y dejar de hacerlo no era pecado ni iba en contra de la enseñanza del Nuevo Testamento. Sin embargo, ellos quisieron tener la apariencia de piedad y tramaron ese plan.
En los versículos 3 y 4 leemos:“Y dijo Pedro: Ananías,¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola,¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder?¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios”. Nadie puede mentir a Dios o engañar al Espíritu Santo. Cuando Ananías oyó esas palabras, cayó y expiró, y los hermanos lo sepultaron (vs. 5-6).
Este acontecimiento es algo especial, una circunstancia especial. En 5:4 tenemos una palabra dicha por Pedro:“Reteniéndola,¿no se te quedaba a ti? y vendida,¿no estaba en tu poder?¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios”. Esto demuestra que esa práctica no era una enseñanza de los apóstoles. Había millares y millares de nuevos convertidos al Señor que, por el entusiasmo que sintieron en su alma, comenzaron esa práctica. Primeramente comenzaron a tener mucha comunión, después pasaron a tener todo en común, más tarde, inclusive, vendieron bienes y propiedades para vivir en común. Esto comenzó con algunos, pero otros, habiendo visto esto, también querían hacer lo mismo. Tal vez pensaron:“Si yo no hago esto, me criticarán; por eso voy a hacerlo”. Ananías y su mujer vendieron la propiedad, pero a la hora de entregar el dinero temieron dar todo, tal vez pensaron:“Dios no necesita tanto. Los demás hermanos ya vendieron sus casas y eso ya es suficiente. Daremos sólo una parte; vamos conservar lo restante”. Al hacer esto cometieron algo muy grave, mintieron al Espíritu Santo.
Pasadas cerca de tres horas que Ananías había sido sepultado, Safira, la esposa, también vino,“no sabiendo lo que había acontecido. Entonces Pedro le dijo: Dime,¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto” (Hch 5:7-8). Pedro incluso intentó tocar su conciencia, pero ella no sintió nada. En los versículos 9 y 10 leemos:“Y Pedro le dijo:¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti. Al instante ella cayó a los pies de, él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido”. Puesto que ella fue una con su marido en cometer este pecado al intentar mentir a Dios, el Señor la trató de la misma manera.
La práctica de vender todo y ofrendar no es nuestra enseñanza y tampoco es un modelo para nosotros. En aquella época, los santos eran muy fervientes y Bernabé también hizo lo mismo porque era muy ferviente. Pero en cuanto a nosotros,¿qué haremos?¿Vamos a imitarlos?¿Vamos a vender nuestros bienes y propiedades y depositar el precio de lo vendido a los pies de los apóstoles? Esto no es una enseñanza. Si usted tiene la dirección y conducción del Espíritu para hacer eso, hágalo. Muchos hermanos ya hicieron esto, pero si usted no la tiene, no haga de esa práctica una ordenanza.
Pregunta: ¿Si vender todo y depositar el precio de lo vendido a los apóstoles no es una enseñanza, entonces qué es?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Árvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!
Semana 5 --- Nuestra actitud para con las riquezas materiales
Jueves --- Leer con oración: Hch 5:1-11
"Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas" (Hch 5:11)
SOMETERSE A LA DIRECCIÓN Y CONDUCCIÓN DEL ESPÍRITU
En Hechos 5:1-11 tenemos el relato de un hecho aparentemente negativo que ocurrió en los primeros días en la iglesia en Jerusalén. En los versículos 1 y 2 leemos:“Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safíra su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles”. Como ya vimos, vender los bienes y depositar el precio de lo vendido a los pies de los apóstoles no era una enseñanza del Señor ni de los apóstoles. Ananías y Safíra no fueron obligados a hacerlo, y dejar de hacerlo no era pecado ni iba en contra de la enseñanza del Nuevo Testamento. Sin embargo, ellos quisieron tener la apariencia de piedad y tramaron ese plan.
En los versículos 3 y 4 leemos:“Y dijo Pedro: Ananías,¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola,¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder?¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios”. Nadie puede mentir a Dios o engañar al Espíritu Santo. Cuando Ananías oyó esas palabras, cayó y expiró, y los hermanos lo sepultaron (vs. 5-6).
Este acontecimiento es algo especial, una circunstancia especial. En 5:4 tenemos una palabra dicha por Pedro:“Reteniéndola,¿no se te quedaba a ti? y vendida,¿no estaba en tu poder?¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios”. Esto demuestra que esa práctica no era una enseñanza de los apóstoles. Había millares y millares de nuevos convertidos al Señor que, por el entusiasmo que sintieron en su alma, comenzaron esa práctica. Primeramente comenzaron a tener mucha comunión, después pasaron a tener todo en común, más tarde, inclusive, vendieron bienes y propiedades para vivir en común. Esto comenzó con algunos, pero otros, habiendo visto esto, también querían hacer lo mismo. Tal vez pensaron:“Si yo no hago esto, me criticarán; por eso voy a hacerlo”. Ananías y su mujer vendieron la propiedad, pero a la hora de entregar el dinero temieron dar todo, tal vez pensaron:“Dios no necesita tanto. Los demás hermanos ya vendieron sus casas y eso ya es suficiente. Daremos sólo una parte; vamos conservar lo restante”. Al hacer esto cometieron algo muy grave, mintieron al Espíritu Santo.
Pasadas cerca de tres horas que Ananías había sido sepultado, Safira, la esposa, también vino,“no sabiendo lo que había acontecido. Entonces Pedro le dijo: Dime,¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto” (Hch 5:7-8). Pedro incluso intentó tocar su conciencia, pero ella no sintió nada. En los versículos 9 y 10 leemos:“Y Pedro le dijo:¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti. Al instante ella cayó a los pies de, él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido”. Puesto que ella fue una con su marido en cometer este pecado al intentar mentir a Dios, el Señor la trató de la misma manera.
La práctica de vender todo y ofrendar no es nuestra enseñanza y tampoco es un modelo para nosotros. En aquella época, los santos eran muy fervientes y Bernabé también hizo lo mismo porque era muy ferviente. Pero en cuanto a nosotros,¿qué haremos?¿Vamos a imitarlos?¿Vamos a vender nuestros bienes y propiedades y depositar el precio de lo vendido a los pies de los apóstoles? Esto no es una enseñanza. Si usted tiene la dirección y conducción del Espíritu para hacer eso, hágalo. Muchos hermanos ya hicieron esto, pero si usted no la tiene, no haga de esa práctica una ordenanza.
Pregunta: ¿Si vender todo y depositar el precio de lo vendido a los apóstoles no es una enseñanza, entonces qué es?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Árvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!